Partida Rol por web

Todo eso es facil de encontrar, en el mostrador de la tienda hay en abundancia de los 3. Tambien es posible tomarlo de una seccion dedicada a "libreria", donde entre tomos de distintas procedencias (reconoces titulos famosos como el "Mentiras" de Bayushi Tangen,o "Liderazgo" de Akodo Horu, junto a otros sin autor como "Historias de la casa de la Estrella", "Falencias y debilidades de la escuela Kakita", "La sombra del Dragon", "historias de una adicta al opio" etc) hay tambien esos materiales a la venta.

Aparte de la puerta que custodias, hay una escalerita al fondo que sube hacia el segundo piso. No parece haber mas accesos, ni siquiera una pequeña ventilación para el hornillo. El hombre se sienta al otro lado de la salita, junto a dicha escalera, dejando a tu protegida y la escorpion de tu lado o en el medio, a su derecha. Lamentablemente la pequeñez de la salita no te permitira alcanzarlo si hace algo, tus compañeras son estorbo en el paso

-Mi fallecida esposa solia ayudarme, pero hoy en dia lo hago todo solo. No tan pesado realmente cuando uno es conocido, sama... Los clientes vienen a buscar aquí lo que desean y se lo llevan ellos mismos. Para pedidos grandes, tengo varios amigos con negocios de carros en la zona, ellos se encargan por una pequeña cuota. Todos ganamos si nos ayudamos mutuamente. +contesta en tono benevolente.+ Ahora bien, respecto a lo que ustedes buscaban...¿que seria exactamente?

Tomé nota mental de lo que decía Susurro. Recordé algo que nos había dicho la sirvienta: había varios hombres que traían las mercancías a la casa. Tal vez estas eran las personas a la que el comerciante le pedía ayuda. Pero algo me inquietaba. La eta había dicho que había una persona específica, seguramente joven ya que usó el termino "muchacho" que iba cuando se trataba de esta tienda.

Cuando el dueño del lugar preguntó qué era lo que buscabamos, miré a la Kitsuki de reojo, ya que ella era la que sabía de estos temas.

Mantuve mi expresión serena y continué con el tono casual que había empleado antes. Las palabras de Susurro contradecían las de la sirvienta y aunque la palabra de un eta valía menos que la de un heinin, cualquiera de los dos podía estar mintiendo. Personalmente me inclinaba a pensar que Susurro nos ocultaba cosas. 

- Ah, entonces no es habitual que se entreguen pedidos. ¿O tienen muchos pedidos grandes? ¿Sus amigos con carros también sirven a los unicornio? Supuse que algunas personas lo requerirían por... discreción. 

La insinuación del final iba destinada a tranquilizar a Susurro. Mientras pensase que eramos clientes potenciales, hablaría con más sinceridad que si tenía la certeza de que era un interrogatorio. Dicho esto, dirigí mi mirada por un segundo hacia Bayushi Hitomi. Todo el mundo sabía que los escorpión valoraban los secretos y no resultaba tan raro que una de ellos no aclarase nada hasta que no le hubieran ofrecido "garantías". Volví a mirar a Susurro, esperando con calma su respuesta. Esbocé una ligera sonrisa tranquilizadora. 

kasumi, por el momento, solo para los bushi, ademas las otras te dan la espalda asi que no ven que haces

chumoku, no, la verdad ni idea. yo los saco de los distintos manuales y aventuras de todas las versiones que he leido, aunque algunos los invento. 

La mirada de Susurro al ver como evaden la cuestion que supuestamente las traia es cada vez mas suspicaz y desconfiada, pero todavia sonrie levemente al responder.

-Oh, algunos sirven a los Unicornio claro... las mejores monturas se obtienen con ellos. Y un comerciante exitoso sabe conseguir los mejores patronazgos. En cuanto al volumen y tipo de los pedidos, basta con decir que todas las necesidades son cubiertas adecuadamente, al gusto del cliente. Lo mismo que tal vez podria organizar con el vuestro, si fuerais tan amable de indicarme de que se trata...

Al ver que la Kitsuki insistía en interrogar al heimin decidí intervenir. -Creo que ya es suficiente, no deberiamos ahogar con preguntas a nuestro anfitrión.- Luego me dirigí a Susurro. -Lo lamento, pero ya sabe como son los dragón, ¿no? No pueden con su curiosidad nata.- Acto seguido, di una pequeña risa, como si hubiese hecho un chiste que él entendería.

-Vamos. Dile lo que necesitamos.- Apremié a la Kitsuki. No entendía por qué de repente estaba tan rara. Hacer preguntas no iba con lo que un comprador normal haría en una tienda, y me sorprendía de ella que actue de manera tal que pueda hacer caer nuestra actuación. Aunque, en realidad, solo la conocía desde hacía medio día, así que tampoco podía decir que supiese mucho sobre ella...

Nada, no había títulos que me sirviesen para expresar mi mensaje, solo me quedaba tomar una hoja en blanco y escribir el pedido, comenzando el plan que había comenzado a urdir en mi cabeza.
Comienzo a acercarme a los estantes donde estaban las plumas y pinceles, inclinándome levemente para tomarlo, pero me detengo apenas se mueven mis dedos *Espera un momento ¿De que sirve un mensaje si puedo pedir sus servicios a su actual empleador? de por si esto se compartirá con el resto mas temprano que tarde. Además... No hay garantías de que acepten
El último pensamiento me había bajado la moral, no tenía verdadero control de la situación y eso se había hecho notar, debía comenzar a actuar prudentemente, pero sin caer en la cobardía como antes.

Kasumi dudaba de qué hacer, estaba en una situación extraña y no sabía si interferir o no hacerlo. También se intrigó por la pequeña subida que había. No estaría mal saber qué hay arriba, pero no podemos ir así como así. Su mente intentaba comprender la situación, pero no alcanzaba a comprender qué buscaba Aiko, aunque se notaba que Susurro empezaba a dudar de las intenciones del grupo. Sería conveniente estar alerta.

Miró al otro lado y allí se encontró a los otros bushis, allí vio también al Bayushi haciendo algo que no alcanzaba a comprender parecía dudar también. Me pregunto si saldremos bien de aquí, demasiadas dudas. inclinó la cabeza hacia la puerta cuando sus miradas se encontraron, esperó que comprendieran qué es lo que estaba pidiendo. Luego alivió su apoyo del marco y miró a la mesa que hacía de recepción. Sería interesante curiosear un poco. Miró al otro lado de la puerta, los cuerpos de la magistrada y de Aiko la cubrían, por suerte para ella la puerta era pequeña y el cuarto no más grande, decidió echar un vistazo en la parte de atrás del mueble, quizás hubiese algo interesante.

Miré por un segundo a la Bayushi. Por lo que parecía, la comodidad del heimin debía resultarle más importante que las relaciones entre clanes o, tal vez, era otra manera más de provocar e insultar. Y por si fuera poco, se permitía ordenarme. No dije nada, no era el momento, pero no iba a olvidar esto. En lugar de eso me tomé mi tiempo para alisar una arruga inexistente en mi kimono y luego, con toda la calma del mundo respondí. 

- Discreción, las cuestiones relativas a... tratamientos - la miré significativamente - requieren discreción y no tengo claro que... las personas con las que se relaciona vuestro amigo Susurro - el uso de la palabra amigo era una forma de recordarle la elección que acababa de hacer, el heimin por delante de una samurai. No tenía porqué disculparme por ninguna de mis preguntas. De hecho, el nerviosismo del heimin indicaba que escondía cosas y la reacción de la Bayushi, sólo le pondría más nervioso - sean de confianza. Si deseáis que todos los transportistas unicornio sepan lo que se esta tratando aquí... A muchos se les suelta la lengua con la bebida, después de todo. Mirad el que llevaba encargos para mi compañero de clan... 

Por supuesto, implicar que la Bayushi era quién recibía el tratamiento y preguntar por los colaboradores, era una forma de intentar averiguar quién había sido el correo. Claro que tampoco me habría sorprendido si hubiese sido el propio Susurro. Volví a alisar la tela de mi kimono. 

- Si vuestro... amigo Susurro no se siente cómodo con las preguntas, sólo tiene que decirlo. - esbocé una sonrisa dulce - Sería comprensible, no puedo decir que se me esté haciendo sentir cómoda en estos momentos. - Esto último lo dije mirando directamente a la Bayushi, aunque dudaba que le importase o que fuera a disculparse. 

Los minutos pasaban inexorables uno tras otro poniendo a prueba mi paciencia, pero aún así había permanecido sentado y paciente la aparición de los otros magistrados junto a los Dragón. Al menos, hasta que, poco a poco, el volumen de comidas servidas comenzó a disminuir hasta practicamente desaparecer.

Suficiente.

Me decidí por fín, bastante cansado por la infructuosa espera. Saldé mi deuda y acto seguido me dirigí al lugar dónde deberían haberse perdido. Los muelles.

Alza ligeramente una ceja, cruzando los brazos sobre el pecho.

-¿Incomodo, sama? En absoluto. Triste en todo caso, dado que al parecer mis garantias de discrecion no os bastan. Me atrevo a sugerir entonces, que  tal vez seria preferible regresaran mas tarde y hablaran directamente con mi patrona, Yasuki Nobuko-sama. Puede que, de samurai a samurai, os sintais mas comoda ... +poniendo enfasis en la palabra+ para dialogar sobre vuestras necesidades.

Bajo el mostrador no hay mucho mas que material de libreria, pergaminos cerrados, tinta, cordel, y material de embalaje. Si esperabas una caja de dinero, no la hay. Susurro evidentemente no es tan descuidado...