Partida Rol por web

Hago una ligera inclinación con la cabeza hacia el ronin, a modo de agradecimiento. No es que sea precisamente alguien a quien profese mucho respeto, pero ya ofrece más ayuda que todos nuestros encuentros anteriores.

En silencio agradezco las palabras de Jin que han conseguido romper las divagaciones de nuestro interlocutor. Tantos rodeos siempre para todo... cómo odiaba los métodos del escorpión.

Me dispuse a salir de la tienda. No aguantaba más allí dentro. Aquella atmósfera opresiva del lugar lleno de objetos, todos colocados sin más orden ni preocupación que el que fuesen accesibles para los posibles compradores.

-El olor de tu madre- dije clavando los pies en el suelo para luego hacer fuerza a fin de arrojarlo sobre uno de sus compañeros.

-Hai, así será, y vuestra colaboración será compensada debidamente. 

Okita depositó nuevamente su taza con aquel fuerte licor sobre la mesita y agradeció su hospitalidad con un deje de reverencia. El amargor de la bebida resecaba le resecaba ligeramente la garganta y le había despertado el hambre.

- Sea un ronin o no, estoy seguro que entiende mejor como funcionan las cosas que otros.

Tras haber salido de la estancia y de la tienda, el aire de los callejones resultaba un golpe fresco. 

- Tienen alguna sugerencia sobre como aprovechar el tiempo que tenemos? Okita tenía claro que prefería hacer, pero no pensaba dejar que los Grulla andasen por ahi por cuenta propia.

Expiro el aire contenido con cierto alivio.

Domo arigato... Digo con una reverencia antes de seguir a los demás fuera de la estancia.

Agradezco el aire de la calle, aunque no deje de recordarme en qué tipo de barrio estamos. Entonces habla Okita y sus palabras me devuelven la congoja. Antes de hablar miro que no tengamos cerca a nadie. Entre samurais nadie escucharía, pero entre heimin la cosa cambia.

No me gustaría estar ocioso mientras seguimos igual que hace un momento. Quizás lo que nos dicen no ayuda, o ayuda poco, y el señor luna y la madre sol siguen girando en el cielo. Quizás podríamos ir a hablar con cierto barquero...

- Como querais Jin-san - comentó Okita, con un poco de desgano, realmente le parecía interesante el tezón con el que este Grulla se tomaba esta encomienda. 

Respecto a otros de su clan que había conocido hasta ahora no marcaba el prototipo, o al menos no lo dejaba notar tanto como otros, y eso era encomiable.

Okita pareció quedarse meditabundo durante unos momentos y tras un suspiro decidió echar a andar por una de las calles que conducían al puerto. 

-Me pregunto que será de la vida de los demás, cuando tenga un tiempo luego de esto recordaré escribirles.

Mientras iban caminando comentó en voz queda. - Jin-san, no creo que este tal Oryo sea de gran utilidad, además de que ya con que Ogura y este ronin sepan los detalles de lo que estámos buscando con tanta prisa sea muy provechoso. 

Redujo ligeramente el paso para acercarse mas a el

- Realmente no creo que Ogura lo comente, a pesar de ser quien es. Si no deseais confiar en mi en esto pueden cerciorarse luego, pero eso no me concierne. - Concluyó con un tono de voz grave

Okita volvió a aligerar el paso - Supongo que, de todas formas si vamos al puerto, Si el tako (pulpo) es bueno podemos aprovechar y probar algo, me han dicho que los takoyaki (brochetas de pulpo) en el puerto son muy buenos - dijo Okita con tono alegre

Asiento cuando Okita consiente a lo que he dicho, pero poco después se pone a mi altura, como si también creyera que la sparedes oyen en este barrio que huele a pescado y todo es tan desagradable.

Lo escucho con interés y los labios ligeramente fruncidos, pero a medida que habla mi expresión se va distendiendo hasta acabar con una ligera sonrisa.

En mi humilde opinión, cuanta más gente lo sepa mejor. Al menos gente de este desagradable lugar. Eso quizás hace que quieran venir a por nosotros, y eso nos va a ahorrar tener que ir a sacarlos de sus agujeros.

Comento acariciando mi katana, pero sin parecer una amenaza para Okita y los demás.

Cuando sugiere lo del pulpo me parece sumamente desagradable eso de comer una porquería en un tienducho del puerto, donde a saber qué han hecho con ese pulpo, pero lo enmascaro con una sonrisa afable.

Hai, Okita san. Seguro que serán deliciosos.

Okita contrariado, continúa su paso hacia el muelle. pensando y prestando atencion a cada palabra y gesto de Jin-san. 

- Ciertamente es interesante - piensa Okita - a veces se asemeja tanto a casi todos los otros grulla he conocido, su desprecio hacia las castas inferiores es evidente. y pareciera que todo cuanto no es la corte u otros Grullas son despreciables. Al menos es mas interesante que el otro.

- Daidoji Haku. Es menos interesante que un grano de mijo - Pensó Okita con una sonrisa.

- Ciertamente Jin-san, la comida de este puerto me han dicho que es excelente, habeis probado alguna vez el sake Yasuki? Dicen que es el mejor pues se sirve en las bodegas impreriales, pero a mi opinion el mejor es el destilado por la familia Soshi. Tiene una dulzura de la que carecen todos los demás. Sería un honor invitarle a probaar un poco cuando tengamos algo más de tiempo.

A la mente de Okita vinieron recuerdos gratos. Ciertamente echaba de menos aquello, un recuerdo de una vida más simple.

-Por cierto Jin-san, el imperio es muy grande, pero por curiosidad. Habeis coincidido en vustros viajes con un Samurai de nombre Kakita Aichin-sama? 

Me ha surgido un asunto familiar y veo muy improbable que os actualice hoy. Mañana lo hago.

Sake Yasuki?

Pregunto, tratando de ocultar mi indignación.

¿Acaso quiere provocarme al nombrar a esa familia de traidores?

Hai... será un honor probar el licor Shoshi que comentáis... Estoy seguro que será más que excelente.

Parece que Okita se regodea en recuerdos pasados tras decir eso, o al menos se ha quedado meditabundo, por lo que me mantengo en silencio dejándolo en sus pensamientos.

Entonces sale de su ensimismamiento para volver a hablarme.

Oh... Sois demasiado amable... Apenas he viajado. Este es mi primer viaje importante, Okita san. Y si tuviera que conocerlos todo antes de dejar esta ciudad, creo que no podría abandonarla en mi vida.

Lástima que ahora nos lleve un motivo tan grave a pasear por Ryoko Owari... Sería un placer hacerlo en otras circunstancias.

Miento, pensando en lo desagradable de pasear por un barrio tan pobre y apestoso. Por no hablar de la sensación de ser manipulado.

Ciudad escorpión...

Con un movimiento relámpago moviste a uno de los que te aferraban lanzándolo sobre el que sostenía el cuchillo frente a tí. Uno de ellos cayó mientras elotro reculaba mantenendo el equilibrio.

El que te aferró intentaba mantener sus manos sorbe tímientras te desembarazabas de él.El que restaba con un gruñido de furia descargó sus puño sobre tu abdomen.

Ah, es una pena entonces - dijo Okita - viajar resulta a veces muy gratificante, o al menos eso me han dicho. Lo cierto es que yo tampoco he tenido la oportunidad de recorrer el imperio tanto como me gustaría. Hay mucho que se puede aprender.

Okita vigilaba atentamente la mirada de los pocos samurai que caminaban las calles y los heiminin, que pasaban atentos a sus propios asuntos y abriendo paso segun pasaban los samurai. "Desde las fortunas, el emperador, hasta los hinin. Todos tienen su sitio en el orden celestial"

Okita permaneció callado, solo un segundo, ordenando sus pensamientos. Tenía claro que la colaboracion con estos grulla era tan fragil como un diente de león en una tormenta. Aunque tampoco le preocupaba demasiado. Estaba muy al tanto de lo asqueado que se sentían los grulla y no le importaba. Pero como con los jardines del distrito noble, incluso entre la fealdad puede nacer una bella rosa. 

Supongo Jin-san, que esta no es la belleza a la que estais acostumbrados en Kyuden Kakita o en el resto de tierras grulla. - Continuó okita mientras hacian un giro a la derecha. la calle se ensanchaba y comenzaban a verse casas de té y puestos de comida - El ambiente está más animado en esta zona no creen?. No creo que estemos muy lejos del puesto del tal Oryo - El olor a comida se mezclaba con el del té. Los samurai de varios clanes se notaban facilmente y otras gentes salian de los establecimiento cada uno siguiendo su camino.

El ajetreo de los comerciantes comunes distaba infinitamente del arte de intercambiar regalos que se utilizaba en las cortes para definir la economía del imperio. El pensar que los grulla no habían viajado mucho y exponerlos al mundo de los heiminin resultaba no menos que gracioso para Okita, el no dejaba de ser un samurai, pero entendía que para que para que existiese la luz tenía que haber sombra, y aquella era la sombra de la ciudad. Y estas calles no eran tan distintas a las de donde vivió antes de llegar a  Ryoko Owari Toshi.

Sin embargo no dejaba de extrañar dentro de si los ratos de quietud de los jardines, la paz de la meditacion, la disciplina del dojo.

Jin-san, deseais ir a buscar al vendedor de pulpo al mercado de pescado? - Preguntó Okita, ciertamente ese era un viaje que no le apetecía hacer a Okita. Lo mas cerca que le provocaba estár de un pulpo era en takoyaki en una de las casas de té de alrededor

camino al lado de Okita, escuchando con cortesía todo lo que va diciendo. Cuando comenta lo de la sabiduría de los viajes asiente.

Hai, Okita san. Mi sensei siempre decía que cada paso que damos contiene sabiduría... Si sabemos escuchar la pisada.

Camino de forma despreocupada, al menos en apariencia, seguro que comerciantes y otros sirvientes se apartarána  nuestro paso, pero temeroso de que alguno de ellos sea lo bastante despistado como para tocarlo en su apresurado paso. Sería bochornoso y no quería pensar como tendría que resolver semejante dilema.

Todo es distinto pero semejante a la vez... Vuestros jardines son preciosos, aunque en ciertos rincones se puede apreciar el mismo eco... La armonía se esconde y se ha de saber buscar... El jardinero de kyuden Kakita y el de Ryoko Owari escuchan la misma llamada de la naturaleza y los kamis... La naturaleza es la que es bella... Nosotros sólo podemos observarla e intentar comprenderla, ¿No creeis?

Asiento cuando comenta lo de la animación en aumento. Y en más de una ocasión he de variar mi ritmo para no interponerme con un carrito de comida y con unos mocosos que pasan corriendo entre risas, desclazos y sucios.

Desagradable... Espero que no se haya notado mi cambio de ritmo.

Gruño un asentimiento a la pregunta de si quiero ver a Oryo, ocultando lo mucho que me molesta volver a tratar con uno de esos hombres, pero preocupado por dama Chisato.

Tenía que decir algo importante... Espero que los escorpiones no tengan nada que ver con lo de Chisato sama. No me gustaría tener que matar a Okita. Tiene un alma sensible...

Tras recorrer un par de calles más, la gran estructura del mercado de pescado es notable, tanto por su envergadura como por el olor a pescado que este desprende. Era sabido que el mercado de pescado era una zona con movimiento tanto de día como de noche, no precisamente extraño para la segunda ciudad más grande del imperio, La provincia de Ryoko proveía de pescado para gran parte del imperio.

En el exterior había varios guardias, tal vez pocos para tanta gente. El tránsito de carretillas entrando vacías y saliendo llenas era impresionante para cualquiera que lo frecuentase por primera vez. El olor era muy fuerte, tanto que aturdía los demás sentidos, no llegaba a ser nauseabundo pues abundaban los hinin correteando de un lado a otro limpiando los desperdicios que caían al suelo cuando limpiaban el pescado

Se podía ver comerciantes tanto de poca categoría como algunos vestidos de forma exquisita. Había también algunos samurái, y otros doshin, obviamente protegiendo o a los vendedores o a los compradores. En ese punto viendo tal cantidad de gente era claro par Okita que no iba a ser sencillo ubicar al tal Oryo, aunque se podía ver una sección más bien amplia dedicada a las variedades de pulpo.

-Jin-san, como deseas proceder con esto?- dijo Okita, obviamente dejando la iniciativa a Grulla. 

Todo ese ajetreo de hinin arriba y abajo me desconcierta, me pone algo nervioso. No hay armonía en todo ello. O sí... Son como hormiguitas ocupadas arriba y abajo. Hacen lo que se espera de ellos.

Vigilo el suelo, poniendo especial cuidado de no mancharme. El suelo está mojado y huele a pescado. No hay cosa más desagradable... bueno, sí, se me ocurren unas cuantas que huelen peor, pero deshecho esos pensamientos tan vulgares.

Sin duda estar aquí embota mi mente con cosas groseras...

Entonces llega la pregunta de Okita, que me pilla por sorpresa. Parpadeo un par de veces mientras lo miro.

No tengo ni idea, Okita san. Jamás he tratado con un barquero. Y menos por un asunto tan delicado....

Me llevo la mano al mentón y reflexiono unos momentos.

Lo adecuado es abordarlo de forma cortés y preguntarle directamente. Estas gentes no entienden de las sutilezas. Son gentes directas... Cada vez que recuerdo a Ogura me sube un escalofrío... Qué mujer tan grosera. ¿Qué opináis vos? Os vi muy hábil con Ogura... A vos y a Nakato san.

Recibo el impacto del que tenía el shobo, inclinándome y escupiendo algo de saliva por debajo de la máscara.

Tengo que terminar esto cuanto antes...

Me preguntaba como estaría el de la herida en el estómago, pero sin dudarlo lancé un espadazo ascendente contra el que me había golpeado, buscando partirlo a la mitad.

No dejaré a ninguno con vida o moriré en el intento y harán arder todo este maldito lugar...

Os encontráis andando por allí, comounos samurais más que curiosearan por entre las clases serviles, buscando quizá entender cómo llega el pescado al mercado, o algo similar. Cierto es que nadie os increpa ni os molesta a vuestro paso a excepción de lasmiradas algo extrañadas de los hombres del magistrado (patrullas de doshin y policías)

En ésto que vuestros pasos os llevan hacia una pequeña calle de intenso olor dónde flota laesencia de lamuerte y del agua. Una lonja quizás, pero en definitiva el despiece de peces y cangrejos no está lejos. Algunos puestos se vanaglorian de servir bocados frescos y asequibles.

En éste ambiente alcanzáis a escuchara un hombre que llega disculpándose trás casi chocar y que cuando le dejais marchar habla con otro. Dice que hace unos minutos han asesinado en el río a un samurai.Una brutalidad.