Partida Rol por web

En un momento de silencio, mientras los grullas y sus colegas escorpión caminaban por la calle a oscuras Nakato aprovecho que todos parecían absortos en sus pensamientos, u ocupados en algún comentario banal que no mereciera la pena escuchar, en ese momento  se acercó un poco más al hombre que los acompañaba, pues era el quien lo escoltaba en ese momento y aprovechando la ocasión le susurró:

Escucha y no hables hasta que acabe. Estás pensando en escapar... dijo repentinamente Nakato al ex dueño del tugurio que habían tomado por "rehen" No pongas esa cara de pánico, me sorprendería lo tonto que serías sino lo hubieras pensado al menos dos veces. Interrumpió antes de que el hombre pudiera negar lo, disculparse y humillarse un poco más Soy nuevo en la ciudad, pero me han advertido como funcionan las cosas aquí, y agradecería de un buen guía, un amigo de confianza y un mensajero; este asunto es pasajero, pasado mañana se habrá olvidado, para bien o para mal, una mas de las tétricas historias de esta ciudad. Hizo una pausa para que el hombre pensara en todas las acepciones de la palabra olvidar Tienes que escoger ¿Quieres ser un recuerdo? ¿O quieres ver la oportunidad que te ofrezco? Bajo mi protección puedes aspirar a más que ese lúgubre tugurio en que te encontramos. Nakato hizo una pausa para controlar la situación de sus compañeros

Los grullas no tardarán en reconocer que eres un invitado no deseado en un asunto que querrán esconder, por muy amables que parezcan. Su tono de voz volvía a tener esa melodiosa cadencia que se hacía especialmente molesta Y cuando ese momento llegue nos pedirán que hagamos el trabajo sucio, como han hecho hasta ahora. Muestra que eres de utilidad, coge esta oportunidad y se útil. Prueba me que mereces la pena y honrare mi promesa. Y no me digas que no sabes, o que no puedes. Si es así, piensa algo; todos sabemos como de falsas y caprichosas son las mujeres, en especial las bonitas. 

Abandonáis esas calles para internaros en el barrio junto al hinin. La noche se acentúa presentando una leve brisa que trae el hedor del pescado al ambiente y refresca la temperatura bruscamente.

Los kanijin pasean en grupos por las calles atentos y ruidosos. Y apenas otras personas se prestan a verse. Hombres solitarios casi embozados pasean de forma rápida; apenas sombras entrevistas pero por lo general la soledad es la norma.

Al cabo de un rato el hinin se para frente a un pequeño local del que salen mortecinas luces, y con las puertas abiertas: una pequeña casa de sake. De él surje el aroma a pulpo cocido y el del sake caliente. El hinin se para. Aquí es dónde les dije.

Al traspasar el umbral os encontráis en un negocio de pequeñas proporciones; apenas dos salas separadas por un tab ique abierto sin contar la cocina y la despensa trás el mostrador. Podeis contar media docena de mesas con sus respectivos taburetes. La mitad de las mismas se hallan ocupadas por parroquianos disfrutando de un tentenpié nocturno y sake recién. calentado. en un primer vistazo no parece haber ningún samurai en el local. Trás el mostrador un hombre encorvado y de considerable edad os mira con una de las miradas más ofensivas que hayais visto nunca en la cara de nadie...puede que las rojeces de sus mejillas contribuyan a dar esa impresión.

Algunos hombres, tres en concreto se levantan rápidamente y con la cabeza y la mirada gacha abandonan el local al vveros entrar(se cruzan con vosotros), los demás parecen contener la respiración. El incómodo silencio...

no soy el más discreto del mundo

¿hemos quedado congelados en el espacio y el tiempo?

El hombre trasiega con unos pinchos provistos de bolas de, presumiblemente, cangrejo; ensartando y friendo y esas cosas mientras a su lado un fuego calienta varias botellas de sake. Bienvenidos a mi casa, samurais,¿que puedo ofrecerles?, mi comida es fresca y no se arrepentiraán sino que tendrán la sensación de tener una noche de reposo apacible.

Nakato observó al hombre con detenimiento durante un instante. Pareció evaluarlo, el negocio parecía respetable y prospero, pese a su situación y clientela. Y siguió hacia dentro

Podríamos disfrutar de un ambiente más.... íntimo dijo Nakato  Mientras pensamos en nuestros apetitos.  Pero empezad a narrarnos las delicias de vuestros servicios. Deseamos que nos deleite con ello.

Espero ver la reacción del camarero al ver que se querían quedar de verdad.

Asentí ante las palabras de mi compañero:

-"Nos han hablado muy bien de este lugar, además buscamos un lugar tranquilo donde descansar antes de comer algo, podrían poner a calentar el sake de paso"- 

Okita ojea el local, tipico en esos barrios, sin ningun gesto de desagrado, es mas, parece bastante comodo. Tras eso, alza la voz.

-No se preocupen, continuen con sus asuntos. No hemos venido mas que ha hacer algunas preguntas. Mientras no les preguntemos nada, pueden seguir tranquilamente con sus asuntos, simplemente no dejen el local... eso podria ser... sospechoso.

Me mantengo discreta observando todo. Cerca de Haku. Sin perder detalle, pero de momento que hablen los hombres.

Observas discretamente a los parroquianos restantes, alguno lleva algún cuchillo, aunque es cierto que en el puerto no es una herramienta extraña. Y además de ver una espada apoyada en una esquina junto a un hombre ola, no demasiado mal vestid, no parece que haya armas ocultas o visibles en el local.(sin contar los cuchuills de la cocina)

Con todo aproximadamente la mitad de los asistentes del local habían salido casi en espantada a la llegada de los samurais. Y no pocos del resto miraban de reojo esperando entender vuestras intenciones. Sólo el anciano malencarado detrás de la barra se atrevió a dirigiros palabra alguna. ¡Hai, Sake! ¿algo más? tengo una bolas de anguilas frescas y deliciosas, las preparo yo mismo.

Midori-dono se refugiaba detrás de su protector, no era de extrañar que se sintiera incomoda, no tenían que haber entrado todos, pero los grulla no se fiaban de ellos y no hubieran aceptado quedarse de brazos cruzados o tal era su impresión, así que ni lo llegó a plantear.

Iban a tener que compensar al dueño por la perdida de clientes y desde luego la voz de este hecho se correría, Nakato se estrujaba la cabeza pensando en como explicar al hombre su situación y asegurar su silencio. Si se corría la voz de lo que buscaban era probable que no lo encontraran nunca...

Las anguilas estarán bien, de buen seguro que serán nuestro deleite.... dijo paseando la vista por el local buscando un lugar apartado de todos, las miradas iban a estar fijas en ellos sin duda, pero seguro que al ver que se sentaban muchos otros se irían, pero ese dichoso ronin bien podía trabajar para alguna mafia local y oler la oportunidad de hacer dinero, con ellos o a su costa, era un riesgo y una oportunidad a la par ¿Nos sentamos? dijo a sus compañeros acompañando su pregunta con un gesto hacia el lugar que le parecía el más discreto de la sala.

Confiaba que el dueño fuera a servirles en persona y entonces entablar la conversación sobre el asunto que realmente les llevaba hasta allí de forma discreta, o todo lo que se podía esperar llegados a este punto.

Haciendo caso a la invitación de Nakato, me dirijo hacia el lugar que ha encontrado para nosotros. No me parece mala elección. Además desde ahí se podrá controlar bastante bien el resto del local. Miro a Midori para asegurarme de que me sigue, no me fío de que no se repita la situación del anterior local y no quiero tenerla lejos si eso ocurre.

Mientras se van acercando a la mesa en la que se sentarán, Jin observa el interior del local, escrutando cualquier movimiento sospechoso. No esperaba una nueva emboscada, pero nunca estaba de más ser previsor. Más en una ciudad como Ryoko Owari que a cada paso que daban demostraba la fama que había obtenido por todo el imperio.

Los plebeyos que habían salido del establecimiento les temían. Normalmente eso le hacía sentirse bien a Jin. Después de todo, entendían su lugar en el orden celestial, aunque la paranoia comenzaba a hacer mella en su mente y esa marcha podría traerles problemas.

Se sentó junto a Midori que, de esta manera, quedaba protegida por Haku y por él mismo; teniendo a los Escorpiones en su frente. La sobreprotección de Haku le parecía al Kakita excesiva. Era su tarea, y eso le honraba, pero su sobrededicación le hacía parecer el perrito de una dama, que le sigue a todos sitios moviendo su colita. La relación con los Escorpiones parecía ser adecuada, y Jin así lo hacía ver, mostrando un aspecto más relajado en su exterior. Pero en su interior sabía que no debía fiarse jamás de un Escorpión y se mantenía alerta en todo momento.

Apoyo las palabras de mi compañero con asentimiento con la cabeza, para luego acompañar a la comitiva hacia un lugar reservado, tomando asiento y mirando a los alrededores, atento a todo... 

Se sentaron en la mesa y los grulla se sentaron en formación de combate en torno a su dama, era evidente su desconfianza; una vez acomodados cuando se encontraros solos en la mesa Nakato se echó hacia adelante y dijo en confianza a sus amigos:

Respirad un poco u os vais a quedar azules se echo hacia atrás  acomodándose riendo su broma con un tono jovial y desentendido No queremos que ojos ajenos mal interpreten nuestra actitud este comentario fue un susurro apenas audible, la máscara de Nakato seguía congelada en su mueca burlona y su cabeza ni se había movido, por un instante sus compañeros pudieron dudar de si había hablado realmente.

el local se esfuerza por no llamar vuestra atención, pese a que es indudable que la causáis. El anciano se acerca al poco con una tabla cargada de bolas de anguila en pinchos y un par de botellas de sake junto con vasos. Disfruten,¿quieren algo más?