Partida Rol por web

Tan centrado como estaba en el combate, Akira no pudo darse cuenta de que los Unicornio no los habian reconocido y estaban combatiendo a solas, lo cual probablemente favoreciese el impulso frente a la desmoralización que podria llegar a sufrir.

Alzó su espada como si fuese una cimitarra y con poca tecnica pero mucha brutalidad descargó un nuevo tajo al siguiente enemigo. Sus ojos estaban inyectados en sangre y su gesto distaba del temple samurai. Habia pasado el tiempo de los planes, y ahora solo estaba la furia.

La katana atravesó la mandibula del hombre con un sonido seco de tajo de carnicero y su cuello se abrio como la mantequilla descubriendo el interior de su garganta mientras la hoja se hundia aun más abajo desgarrando el pectoral y saliendo para manchar la calle de la ciudad con los borbotones de los últimos latidos del corazón de aquel hombre.

Un giro de muñeca y la hoja volvia a girar en el aire y sobre la cabeza del cangrejo. Aquellos "sin casta" se habian atrevido a intentar a asesinar a miembros del cangrejo y cuanto más avanzaba el combate menos compasión quedaba en el Hida que se habia dejado llevar.

Un tajo lateral y las tripas de otro desgraciado saludaban al exterior, que por el dolor consiguio cerrar la guardia y retener con los antebrazos la hoja de quien le habia dado muerte .-Hemos perdido demasiado tiempo con vosotros-. Enseñando los dientes, Akira, le golpeo con el pomo de la katana en el rostro y cuando aun no habia terminado de caer le pateo con desprecio quitandoselo de encima y revolcandolo en un remolino de visceras.

El primero de ellos apenas vio venir el golpe aunque si oyó el acero y sintió este cercenando su cuello, una agonía que duró menos de un segundo antes de que un surtidor de sangre manase del lugar donde antes reposaba su cuello.-Tsk.-Escupió al suelo mientras blandía la katana con suma destreza y lanzaba sangre con velocidad.-Quien es el siguiente que quiere ir a Meido?.-Preguntó mientras adoptaba la primera postura del Estilo de Kenjutsu Kakita, sublime y apta para matar a varios contrincantes a la vez de ser necesario.

El primero de ellos se abalanzó sobre él al ser el mas pequeño de la pareja y a priori el menos peligroso, craso error.-Mala guardia.-Amonestó Yasutora al Yakuza chillón que se agarraba el muñón que antes había sido su brazo armado con un Parangu y que ahora descansaba tirado de mala manera en un charco de sangre a un metro de él. El segundo fue algo mas listo que el primero e intentó clavarle un Kama en la sesera por el costado aunque su grito de guerra improvisado y lo burdo de su técnica le salvaron la vida a Yasutora que tuvo que admitir que un mantis mas entrenado en las lindes del juego sucio hubiese conseguido lo que aquel había fallado.-Muere.-Un paso a un lado mientras realizaba un medio arco ascendente con la katana desvió el Kama, lanzándolo lejos de su dueño y antes de que este pudiera arrodillarse para suplicar por su vida hizo descender con violencia la espada, saltó la sangre sobre él cuando casi abrió al tipo en dos desde la garganta hasta el abdomen, no lo cortó en dos aunque la profundidad de la herida lo mató en el acto.

Pensáis quedaros mirando o vais a matar a estos Yakuza?*.-Le gritó a los guardias Unicornio mientras esquivaba rápidamente los golpes que caían sobre él y Akira.
 

De pronto, el ruido de la batalla se detuvo. Dos miradas asesinas rasgaban el día, y los que estaban allí presentes percibieron de algún modo la relevancia de aquello.

Akira observó la escena por un instante paralizado como los demas. El tiempo parecía haberse detenido.

Una pareja de desgraciados no parecieron respetar el momento y trataron de atacar a traición a Yasutora mientras estaba midiendose con el jefe de aquella panda.

Sus voces con grito de carga se cruzaron con el sonido de unos pasos en carrera seguidos de estertores agonicos, metal cortando y el peso de la muerte sobre el suelo. El más cercano ni siquiera llegó a morir a dos metros de su objetivo.

La pareja de cadaveres solo era otro adorno para el duelo inminente.

Sus manos estaban entrenadas para ese momento y sus ojos eran agudos, lo bastante para verle en el caos de movimiento que se estaba gestando.-Tu!.-Exclamó cuando lo vió agarrando a unos y a otros lanzándolos a por ellos como un adiestrador azuzaría a sus perros de presa por el venado que estaban cazando, claro que el no era un venado.-Tu cabeza será un trofeo de guerra!.-Le gritó mientras avanzaba hacia el, lanzando miradas a diestro siniestro a todos los que osasen acercarse.-Venga, ven para que pueda matarte.-Le increpó mientras recorría los últimos pasos antes de tenerlo al alcance de su katana.

Lo miro durante un instante y permaneció quieto e inmovil, con una postura clara de Vacío y contemplación con la mirada perdida en un punto inexacto entre su contrincante y los guardias.

Viendo que los enemigos restantes no iban a manchar el lance, la hoja de Akira descendió y la sangre comenzó a gotear de su punta lentamente hacia el suelo.

Aunque la atención ya correspondía a su compañero de clan, este pronuncio unas palabras solemnes y suaves.

.-En el orden a veces caminamos y a veces somos el camino. La vida nos pertenece para tomar las decisiones que marcaran el siguiente amanecer, y es por eso que no hay desgracia ni necesidad de tomar atajos. Las piedras solo son retrasos en el caminar de los grandes hombres. Incluso aun la base de un impulso mayor-.

Akira asintio después de aquellas palabras esperando el fatal desenlace. Sus ojos estaban llenos de determinación más su furia estaba ahora calmada.

El hombre acepta el reto aunque es sabedor que solo la suerte podría ayudarle a salir de allí con vida.

El hombre espera un ataque tan brutal como el del cangrejo más grande, pero este no llega.
Y empieza a ponerse nervioso.

Con su arma apuntando al pecho de su contrincante lo mira con ojos furibundos, escondiendo el miedo, como suele ser, en la bravuconería.

Dejaos de palabrería, hoy acabare con vosotros. No sois nadie en esta ciudad.

Extrañas palabras para aquel secuaz venido a mas, sin duda y como venia pasando, debía de servir a las ordenes de alguien más importante, al que le tuviera verdadero miedo.

De otro modo habría echado a correr hacia mucho.

El resto de los hombres que allí estaban, miraban la situación perplejos, y se notaba que pronto empezarían a correr. Y los guardias Unicornio estaban empezando a hacercarse preguntándose qué era lo que pasaba.

En un momento determinado el hombre ataca adelantando un pie y rompiendo la ya de por si penosa posición de combate que tenia.  

El hombre parece disfrutar de un hueco en la cobertura y se lanza hacia adelante atacando el hombre del samurái, el cual rasga pero solo a penas.

Con cara de estupefacción se da cuenta de que su presa se había desplazado un poco a la izquierda, simplemente desplazando el peso de una de las rodillas.

Con eso había evitado un golpe que bien podía haberlo dejado sin hombro, y por el contrario solo tenía una herida superficial.

Pero lo peor no era aquello, sino que estaba en la zona de ataque de su enemigo, y este estaba listo para golpear, y no tendría la suerte ni el entrenamiento para esquivar el golpe a menos que el destino estuviera de su lado. 

Mientras dejaba que su peso se ladease y la cara de sorpresa del tipo se ampliase, Yasutora comenzó a esbozar una trémula sonrisa mientras sus manos trazaban un arco ascendente, rompiendo la tradición que tenían muchos bushi del combate estático del Kenjutsu mientras que Yasutora hacía que su espada fluyese como si fuera agua entre sus manos.-Muerete...-Dos pasos, a un lado y hacia adelante respectivamente bastaron para abrir su guardia mientras que en una Exhalación su Katana hizo el resto del trabajo con la furia que su portador esperaba.

El golpe del samurái estaba lleno de fluidez, pero fue tan devastador como si a aquel hombre le hubiera impactado un Oni.

La espada del samurái no solo corto la piel, sino el tendón bajo, ella luego rasgo por la mitad el hueso y siguió con los órganos internos en una orgia de destrucción terrible.

Cruzando en arco descendente desde la clavícula del hombre hasta la mitad de su torso este callo a plomo al suelo como si de un fardo de heno se tratara.

El hombre quedo allí, con los ojos abiertos y vidriosos, pero no estaba siquiera consciente de lo que estaba pasando.

El combate había terminado incluso antes de empezar.

Mientras el cuerpo del hombre aun se agitaba por la sangre que intentaba invadir de nuevo algunos órganos vitales, el resto de los asaltantes parecieron dudar entre luchar y huir.

Al ver a los furiosos samuráis a un lado, y los soldados Unicornio al otro las armas fueron cayendo al suelo una tras otra hasta que todos estuvieron desarmados.

Los hombres del Unicornio llevaban delante del filo de sus armas a los últimos asaltantes, detenidos para que comparezcan ante sus superiores.

Al cruzar la línea de la puerta, los cangrejo pueden ver como el hombre que presuntamente querían rescatar estaba inmovilizado por sus homólogos Unicornios, y como la punta de la naginata de la otaku, que ya estaba bañada en la sangre del enmascarado apuntaba a la garganta del mismo.

Pero antes de que pudierais cruzar alguna palabra, los líderes de ambos clanes en aquella ciudad plagada de sombras aparecieron en la puerta.

Y en sus caras podía verse reflejado que no tenían ninguna idea de lo que estaba pasando.

Tras observar a Unicornios y Cangrejos su vista se centro en el cadáver humeante y carbonizado de quien minutos antes había sido un guardia de la embajada.

Tomo la palabra Ide Baranto, que se mostraba desinquieto con lo que sucedía.

.- Que está pasando, que clase de infortunios se ciernen sobre nuestra casa hoy también-.

El olor a carne quemada de los establos aun estaba presente y ahora había que sumar el de un guardia asesinado en aquel mismo patio.

Quizas por venir de la rudeza del combate no estaba Akira para muchos protocolos. Habló sin rodeos y con tono energico aunque no por ello ofensivo.

.-Nosotros veniamos vigilando a ese grupo de mafiosos insignificantes de los cuales suponiamos iban a intentar liberar a un lider suyo. Al ver que se acercaban con intenciones hostiles y traicioneras hacia los miembros del Unicornio no pudimos evitar intervenir. Parece que tienen el descaro de atacar e intentar asesinar con vileza samurai tanto del Cangrejo como del Unicornio-.

Estaba claro para el que aquello requería un resarcimiento, disculpa o incluso humillación por parte del Escorpión sino una guerra, pero se guardaba esas opiniones impulsivas para si, dando se cuenta de que rozaba la ruptura de etiqueta y el comportamiento inaaceptable.

Yasutora blandió la katana una vez mas para limpar la sangre de la hoja y acto seguido envainó con parsimonia mientras miraba desinteresado al resto de criminales¨Muerto su general, solo el seppuku les espera¨ recordó una de las lecciones de la guerra de su sensei mientras se acercaba a la posición de Akira. Los Unicornios tardaron poco en actuar esta vez y detuvieron a los criminales que habían derrotado, no hubo halagos ni agradecimientos pero al menos los permitieron entrar.-Pasad Akira-san.-Yasutora le permitió el paso a su compañero en primer lugar mientras el mismo comprobaba la gravedad de la herida de su hombro, no era grave ni de lejos pero debería de tratarla tarde o temprano en aquel día si no deseaba que se infectara.

Esos criminales están dirigidos por samurais de las altas esferas políticas de esta urbe, Sama.-Dijo Yasutora tras su compañero.-Comprobamos con nuestros ojos como se les permitía entrar en el distrito Noble armados ante los ojos velados de los guardias, como si los guardias echaran la mirada a otro lado en su lugar de forma intencionada.-Aseguró la Katana en su Obi y prosiguió hablando.-Constantemente hablan de un poder superior a ellos y contra el que no somos nadie, al fin y al cabo, tras tanto oírlo pienso que uno o varios samurais controlan a estas ratas, Sama.-Le explicó a su superior directamente y a Ide Baranato en segundo lugar.-Como estáis Shinjo-san, Otaku-san? conseguisteis recuperar el caballo y las joyas?.-Les preguntó antes de dirigir su mirada hacia su superior.-Señor, debo añadir que nuestro exito se debe en gran medida al apoyo de Gotan-sama, vuestro sobrino que nos mostró a los criminales, nos informó de ellos y nos prometió ayuda.

Akira hubiera preferido no hablar demasiado de Gotan en publico pero era ya demasiado tarde. .-Como no conocemos los implicados es muy posible no intentasen rescatar a ese lider, sino asesinarlo para cortar el rastro. Después de todo un rescate solo supondria una mayor deshonra en caso de ser un samurai de apariencia respetable-. Miro de nuevo a su compañero de clan que tendria una cicatriz de la que presumir. No habian resuelto mucho del caso, pero intuia que después de lo sucedido se hablaria en la ciudad bastante de ellos. Quizas como los carniceros que en pocas horas habian causado muertes en distintos sitios de la ciudad, o tal vez como heroes implacables frente a enemigos que intentaban pararlos sin exito.

Manteniendola presa sobre su objetivo y con la ayuda de Otaku san que apuntaba al objetivo con su naginata , el joven shinjo escuchó lo que habían estado haciendo ambos cangrejos y desde luego cuando él hablara todo cobraría aún más sentido . 

Mis señor , este individuo es sirviente de un magistrado escorpión que es propietario de donde se hallaban ocultos tanto los caballos como las joyas ; fingía ser un simple sirviente pero ha dejado claro frente a nuestros ojos que es un shugenja y posiblemente quien incendió los establos . Muy posiblemente quienes atacaron los cangrejos vinieran con el objetivo de liberarlo . 

La situación parecía a verse limpia tras la niebla de sucesos, pues las historias de los hombres destinados a encontrar las respuestas al atentado de la noche anterior estaban siendo fructíferas.

El hombre que podría haber causado el incendio no decía nada, ni mostraba signos de estar preocupado. Quizás fuera un iluso que pensaba salir de allí con vida. O quizás contara con algún recurso que aun no se conocía.

En cualquier caso, era alguien quien tener vigilado, y el filo del arma de la doncella de batalla dejaba claro que no iba a ningún lugar.

Los cabezas de clan, se giraron unos frente a otros, hasta que decidieron tomar partido tras lo narrado.

Fue Shinjo Yoshifusa quien tomo la palabra.

Bien, llevaos a ese hombre a una celda, y comprobad que no trama nada más. Cerrad las puertas de la embajada.

Hablaba para el resto de samuráis que habían llegado para auxiliar a sus superiores en lo que se había desarrollado la conversación. Luego señalo a un sirviente.

Haz que traigan a ese magistrado hasta mi presencia.

Los hombres y mujeres que a Yoshifusa servían empezaron a moverse con determinación y diligencia, estaba claro que no necesitaban escuchar las ordenes dos veces. 

Tras un breve rato, estabais de nuevo ante vuestros señores. La herida de Yasutora ya vendada, y los samuráis con otras ropas, más dignas para la reunión.

Por el momento el reo no había participado ninguna información sobre sí mismo, su jefe el magistrado, o sobre los planes de su organización.

Ahora, en la sala central de la embajada, los dignatarios Unicornio en el estrado, y Kaiu Shinya esperaban al magistrado para celebrar ver que tenía que decir sobre las fundadas acusaciones que tenían que mostrarle.

Pero aun faltaban escasos minutos para que este llegara, y teníais tiempo de hablar entre vosotros, o de comunicaros con vuestros superiores si así fuera necesario.