Partida Rol por web

[LCdVM] A través del Drakwald

Escena 1: Cambio de planes

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10/11/2013, 11:14
Director

Todos os habéis criado escuchando las historias sobre la Gran Guerra contra el Cas. El relato de Magnus el Piadoso y su victoria sobre los ejércitos del Caos es bien conocida. Aunque ha habido otras guerras y amenazas en los doscientos años que han transcurrido, nunca se produjo nada a tal escala. Hasta ahora. Este año Archaón, el señor del Caos, invadió el Imperio con cinco poderosos ejércitos. Sus filas integradas por guerreros mutantes, monstruos de pesadilla y hechiceros enloquecidos por el poder lo arrasaban todo a su paso desde los Desiertos del Caos. Los flagelantes y demás profetas apocalípticos afirmaron que se trataba del Fin de los Tiempos. Y conforme estos ejércitos saqueaban y quemaban todo lo que encontraban a su paso a través de las provincias septentrionales del Imperio, sus afirmaciones cada vez parecían más acertadas.

Habéis oído incontables historias en los últimos dos meses. Dicen que Sigmar camina de nuevo sobre la tierra. Dicen que un ejército de lobos atacó la ciudad kislevita de Erengrado. Dicen que los muertos se levantan de sus tumbas para defender el Imperio. Dicen que en Middenheim se obtuvo una importante victoria. Dicen que una plaga ha llenado las calles de Talabheim de cadáveres tumefactos.

Vosotros tan sólo creéis lo que ven vuestros ojos. Estáis en el pueblo de Untergard, situado en el bosque de Drakwald. En él se ha librado una batalla de nueve días: unos hombres bestia intentaron abrirse paso por el gran puente del pueblo. Fueron rechazados, pero con un alto precio. El pueblo yace en ruinas y los ciudadanos que quedan luchan por sobrevivir. Hace mucho que el ejército imperial partió de Untergard, dejando atrás sólo a los caídos. Habéis oído historias acerca de más batallas al norte, pero la guerra parece haber acabado. O al menos, así lo esperáis.

Lleváis varios días en Untergard, pues el Drakwald ha estado salvajemente azotado por un temporal de una ferocidad impresionante. Cuando os despertáis os encontráis con dos cosas: el chaparrón ha cesado, y hay una gran conmoción en la Ackerplatz cercana.

La mayoría de supervivientes ya se ha congregado en la decrépita plaza del pueblo, y murmuran los unos con los otros sin cesar. Muchos aún lucen heridas de guerra y otros son claramente demasiado viejos o jóvenes para haber participado en batalla. Todos están pálidos y harapientos y es evidente que algunos saben muy bien lo que es el hambre.

Notas de juego

Situación: Por un motivo u otro, terminasteis en esta ciudad. A cada uno os lo pondré en privado, así que no os preocupeis.

Untergard es una ciudad relativamente importante que se alzó a si misma en el pasado, pero con el reciente ataque del Caos ha quedado destrozada y inutil. Los pocos habitantes y gente que aún está aquí (incluidos vosotros) cooperais para reagrupar la ciudad motivados por el riesgo de que se produzca otro ataque de los hombres bestia como hace una semana.

Después de esto: ¡adelante! ¡empieza la partida!

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10/11/2013, 11:21
Director

Refugiandoos del ataque de los ejércitos de Archaón tú y tu maestro huisteis de la antigua ciudad donde estabais para buscar un lugar más seguro en otras tierras. Por desgracia tu maestro se separó de ti sin darte explicaciones, no sin antes señalarte la dirección en la que tendrías que ir en una nota.

"Nuestros destinos se separan por ahora, joven Ulbretch. No me gusta tener que dejarte sólo, pero no hay más remedio. Confío en que el corto tiempo que has pasado conmigo te haya servido de algo. Lee mi último consejo: sigue el camino por donde se pone el sol y encontrarás una ciudad. El resto... es cosa tuya. Que la fuerza de Ulric te acompañe."

Siguiendo el camino que te indicó terminaste en una ciudad desolada, donde te has dedicado a ayudar a los aldeanos a la espera de algún mensaje de tu maestro, quien se supone que sabe donde estás. Aún así, llevas dos días sin tener noticias suyas.

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10/11/2013, 11:23
Valahuir Mournblade

El olor a quemado mezclado con suciedad invadía mis sentidos. La ciudad había quedado seriamente dañada tras los ataques del Caos, y su población estaba nerviosa y consternada. Nadie podía decirnos que una nueva oleada de ataques nos llegaría de un momento a otro. Doy unos pasos fuera de la improvisada posada, y veo como la muchedumbre se congrega en la plaza entorno a alguien que no consigo ver. Quizás fuera algún reclutador buscando voluntarios para la lucha contra el Caos. Quizás podría ser útil. Así, sin dudarlo, aceleré el paso y me acerqué para escuchar lo que allí se estaba comentando.

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10/11/2013, 11:30
Director

La Tormenta del Caos está resultando propicia para el negocio. Más de una madre desconsolada paga todos sus ahorros por recuperar el cadáver de su hijo perdido en batalla, o algún noble busca manos hábiles que le defiendan de los enemigos que surjen en este oscuro tiempo. Sea como sea, los cazarrecompensas lo tenéis fácil en este mundo. Sin embargo, has terminado en un pueblo donde aunque creías que habría buenos pagos ha terminado desolado por un ataque de la Oscuridad.

Confiando en que alguien te recompensará por ello te has dedicado a ayudar en las tareas de reconstrucción y a montar guardias, y el sacerdote local, el Padre Dietrich, se ha fijado en ti y te agradece a diario lo que estás haciendo por ellos. Je, no sabe que no es por buena voluntad. Quizás después de todo te recompense otorgandote el amuleto que cuelga de su cuello tan suculento... parece valioso y te insta a seguir trabajando.

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10/11/2013, 11:31
Director

Hace siete días que terminó la batalla del puente de Untergard. Tú, como muchos soldados imperiales, combatisteis contra los hombres bestia con toda dedicación y pese a sufrir numerosas bajas conseguisteis expulsarlos. A pesar de todo uno de esos bastardos logró alcanzarte en el pecho y te provocó una fea herida que casi te mata.

Nana, la curandera del pueblo, se encargó de ti y ahora estás completamente sano pero el ejército ha marchado hacia otras tierras dejandote a ti sólo en un paisaje desolado. Como obligación de tu oficio te has dedicado a ayudar a la milicia local (aunque también como agradecimiento personal por salvarte la vida) y parece que las tareas casi han terminado. Quizás, gracias a la rápida actuación del ejército, Untergard pueda volver a ser lo que era.

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10/11/2013, 11:34
Director

La Tormenta del Caos, ¡ay que bien suena para un Matador como tú! Sectarios, hombres bestia, ¡demonios! Poderosos enemigos a los que enfrentar y contra los que probar tu poder para ver si eras digno de tu título, y si no... aceptar tu honorable fin.

Combatiste junto al ejército imperial y regimientos enanos en la batalla del puente de Untergard, pero no lograste sufrir ni una sola herida. ¿Es que esos hombres bestia no saben hacerlo mejor? Hay rumores de que se acercan poderosos ejércitos, lo que te insta a permanecer en la zona. Mientras tanto te dedicas a ayudar en las tareas locales y a los pocos artesanos que quedan vivos: nunca está de mas la pericia enana. Sin embargo, lo tuyo es la acción. Poco tiempo vas a poder permanecer sin buscar enemigos, porque un Matador no espera a la muerte, ¡la busca!

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10/11/2013, 11:38
Director

En tu peregrinaje para entrenar las artes arcanas terminaste en Untergard, una ciudad desolada por los hombres bestia. El pueblo está en reconstrucción y quizás en secreto esperando que se produzca un nuevo ataque para hacerles pagar a esos engendros todo el daño que te han hecho permaneces en él ayudando en las tareas locales.

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10/11/2013, 11:40
Albert Ulbrecht

 Ulbrecht había pasado ya apenas un par de días en la ciudad en cuanto el ataque comenzó, sin medios ni indicaciones sobre como organizarse se escondió con los medas civiles preparado para aguantar en la defensa si el grueso llegaba a penetrar en la ciudad pero por suerte eso no fue lo que paso... al menos esa noche pero si lograron demostrar que de querer podrían arrasar el poblado sin problemas.

 Como era de esperar al pasar el primer ataque hay reunión en la que supuso era para reclutar mas efectivos por lo que decidió presentarse ya que ahora se encontraba en situación de luchar o morir, una vez en la plaza del pueblo dio un paso al frente.

 -Quiero colaborar- Dijo sin añadir nada mas buscando la aprobación de los oficiales.

 No era muy fuerte ni atlético pero era joven y un par de manos inexpertas eran mejor que ninguna.
 

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10/11/2013, 11:41
Archaón

Notas de juego

Hazme una tirada de Cotilleo muy fácil (+30). Si no posees la habilidad, tira contra la dificultad de tu Empatía base. Haz la tirada oculta. :)

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10/11/2013, 12:29
Archaón
- Tiradas (1)

Notas de juego

Fijate en a qué me refiero con tirada oculta. Tú no ves el resultado pero yo sí. :D ^^

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10/11/2013, 12:32
Archaón
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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10/11/2013, 12:32
Director

Según escuchas lo que rumorea la gente parece que el cofre con el salario de una compañía de mercenarios tileanos se cayó de una barcaza de transporte y descansa en el fondo del río, esperando a que alguien lo encuentre y se haga rico. Algunos de los ciudadanos que te lo cuentan están pensando en ir a por él, pero temen que el bosque circumdante esté lleno de hombres bestia.

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10/11/2013, 12:36
Archaón
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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10/11/2013, 12:41
Director

Encuentras un soldado entre la multitud y te explica que el Conde de Middenheim, Boris Todbringer, ha ofrecido una recompensa de diez mil coronas de oro por la cabeza de Khazrak el Tuerto, un caudillo hombre bestia que ha liderado muchos ataques contra la región; pero que hay demasiada poca gente y mucho menos entrenada como para cazar a un ser tan poderoso.

Quizás lo mejor sea seguir ayudando en las tareas de reconstrucción.

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10/11/2013, 13:11
Valahuir Mournblade
Sólo para el director

Me quedo con el dato del cofre, pero esa no es mi principal prioridad. Sigo atento por la plaza, intentando buscar a alguien con uniforme o responsable de la seguridad del pueblo.

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10/11/2013, 16:44
Ragnar

Abro un ojo y veo el techo de mi habitación maldigo por aun seguir vivo, me levanto recordando la batalla del gran puente, aun retumban los tambores y ruidos de armas en mis oídos pese a que pasaran ya días de ello "No me resignare dicen que vienen más hacia aquí, seguramente entre ellos este mi rival el que expíe mis pecados." Pienso tratando de reconfortarme, por mi mala suerte. Durante dias he ayudado a la gente del pueblo en lo que he podido, cargando sacos, empujando carros y colaborando con los artesanos en la reconstruccion del pueblo, pero mi corazon ardia por combatir.

Tomo mis pocas pertenencias mi gran hacha y poco más, con ello bajo y me dispongo a salir a la calle. Al salir me dirijo a un abrevadero parece estar limpio, perfecto para despejarme. Me cruzo con varias personas me miran sobresaltados, pese a llevar días aquí aún no se acostumbraban a la visión de mi persona, me daba igual en parte lo entendía no era corriente ver a uno de los míos éramos pocos y vivíamos también poco normalmente.

Tras despejarme metiendo la cabeza en el agua del abrevadero, veo como algo sucede en la Ackerplatz más cercana. "¿Qué sucederá? ¿Acaso ya se acercan, vienen más enemigos al fin? Se adelantaron por las noticias que habían llegado." Una ligera sonrisa emana en mi cara, pero apenas dura unos segundos. Decido dirigirme al lugar de tal ajetreo, cuando llego comienzo abrirme paso entre la gente, no me cuesta es como pasar entre espigas de trigo, tengo cuidado de no lastimar a nadie.

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10/11/2013, 18:43
Alexander Von Manzel

Alexander llevaba ya varios dias en este pueblo, esperando alguna oportunidad para ganar algo de monedas, mientras tanto ayudaba en todo lo que podia a los habitantes paliluchos que aun quedaban por ahi. Mientras apuraba su minusculo desayuno, vio como la gente se agrupaba en la plaza del pueblo, rapidamente salio y se dirigio al lugar, "algo ocurre, esta puede ser la oportunidad que esperaba", penso Alexander cuando llego al fin al centro de la plaza.

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11/11/2013, 18:51
Director

De repente, mientras intentais enteraros de lo ocurrido, un murmullo recorre la multitud. Parece que el capitán Schiller, el veterano que se encargó de organizar a los pueblerinos para la defensa, y que supervisó las reparaciones en los muros de los pueblos, ha llegado. Uno de sus vigilantes coloca una caja en el suelo, y el capitán se sube a ella con bastante agilidad para un hombre de su edad.

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11/11/2013, 18:54
Gerhard Schiller

Aunque tiene el uniforme rajado y la armadura abollada, el capitán Schiller aún controla el respeto de la muchedumbre. Le basta con un único gesto para silenciar a toda la multitud.

- Pueblo de Untergard - comienza-, éste es un glorioso día. He recibido una carta del Conde Todbringer de Middenheim. ¡El viejo lobo aún vive y la ciudad de Middenheim resiste con brío!

La multitud aclama y una vez más Schiller se ve obligado a pedir silencio.

- El conde Todbringer envía sus agradecimientos a todo Untergard por haber rechazado a los invasores. Dice, y cito textualmente, que "la batalla por el puente de Untergard pasará a la historia como una de las más gloriosas de la historia de Middenland", ¡Enorgulleceos, pueblo, pues nuestro sacrificio no ha sido en vano!

Cuando los vítores disminuyen, Schiller prosigue.

- En gratitud por nuestro valor, el Conde nos ha enviado una muestra de aprecio -el capitán rebusca en una bolsa y saca de ella una barra de pan y una botella de vino-. Nos ha concedido el honor de recibir treinta barras de pan y una docena de botellas de vino, directamente desde Middenheim.

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11/11/2013, 19:00
Director

La multitud enloquece al ver la generosidad del Conde, sus hambrientos ojos fijos en la barra de pan que sostiene el capitán en sus manos.

- ¡Larga vida al Conde! ¡Larga vida al Conde! - entonan los pueblerinos. Schiller sostiene en alto el pan y el vino mientras los endurecidos supervivientes de Untergard gritan hasta quedar roncos.

De repente se produce un fuerte estallido y la botella se rompe, regando a Schiller y al pan de cristales y de vino. Cunde el caos y la multitud se dispersa presa del pánico. Tras la última batalla, cualquier habitante de Untergard sabe reconocer el sonido que hace el disparo de un arma de fuego y corren desesperados hasta ponerse a cubierto dejando la Ackerplatz casi completamente vacía.