Partida Rol por web

Por fin llega hacia donde estaban sus compañeros, se quedó anonadado de que hubiera sido solo él el que se hubiera perdido en aquella persecución. Llegó sudando y jadeando... La verdad que el secuaz se lo montó bien de acomodarse en un almacén junto a la ribera del río. Un almacén aislado donde hubiera podido tener más secuaces, y por tanto haber sido una trampa mortal para la valiente Lenna. 

- Lenna estás de suerte de no haberte topado aquí con más secuaces hubiese sido tu fin, este almacén está en el quinto carajo. 

Fueron por tanto al médico para que mirara al elfo que estaba en muy mal estado, y después fueron a la posada... Allí tanto el elfo como el cazador le habían preguntado por la chica. - Verán Linda era la cantante principal de la taberna donde nos hospedamos. La taberna de Herr Eberhard Warsteiner, no era la única chica que cantaba en este antro pero sí la más hermosa, no me extraña que tuviera un montón de enamorados, y alguno que otro que hubiera sido rechazado. Nunca me contó nada de su vida personal, solo disfrutamos del buen vino y el buen sexo ejem... Sus canciones eran temas primordialmente de dos enamorados y del himno de las aguerridas tropas del imperio batallando contra las fuerzas del Caos. Es lo único que sé de la pobre muchacha, se me hace un nudo en la garganta todavía cuando lo pienso, de ver que hace un día estábamos charlando y riéndonos y ahora yace para siempre... Comenta el iniciado con rostro triste, y con voz lastimosa. 

El elfo miró al mago componiendo una mueca de extrañez, frunciendo el ceño conforme Herr Ludeker hablaba. - ¿Es cosa mía, o se ha dado un golpe en la cabeza? Sabéis si le han atacado? - preguntó en un susurro a sus compañeros mientras el otro hombre divagaba. 

No sólo les estaba repitiendo lo que ya les había contado, si no que daba a Linda por muerta sin ninguna prueba y parecía querer hacerles creer que no la amaba, cuando apenas unas decenas de minutos antes se veía claramente que la amaba y sufría por ella. 

—¡No se venga abajo tan pronto, herr Ludeker! —replicó la hochlandesa, mientras sopesaba si soltar la mano a pasear o no. ¿Es posible que le estuviera cogiendo gustillo al tema?—. No la demos por muerta aún. Pero hay aquí muchos cabos sueltos. Ese bandido que se nos ha escapado. Esa misiva tan sospechosa. La doble vida que llevaba Linda. ¿Quién es ese archienemigo que mentó antes, en las dependencias de su amante? Vamos, díganos lo que sabe y déjese de rodeos.

- ¿Archienemigo?, a veces sueño despierto debo de deciros, habrá sido uno de tantos sueños... la verdad es que no tengo ningún archienemigo, y la pobre muchacha si sigue viva aunque no creo, pero si siguiera viva estaría atrapada por algún baboso que se sintió celoso al verme en su alcoba. Puede que verla conmigo provocó que fuera a... a matarla porque si no no hubiera venido armado ni hubiera matado al pobre viejecito, ¡oh señores!, no puedo ayudaros más que lo que he contado. Debemos indagar preguntando al tabernero, a las otras mujeres que serían compañeras de la muchacha, y por fin a los clientes asiduos a la taberna. Creo que esa sería la pista a seguir, en cuanto a lo demás como llegué tarde a vuestro desenlace creo que me perdí pistas que ahora decís.

Gherard parecía un tanto nervioso de tener que responder a preguntas sobre Linda como si él hubiera ocultado algo al grupo. - Por favor señores si supiera algo más de esta pobre chica os lo hubiera contado sin lugar a dudas, ya me gustaría salvar a una mujer tan bella, guapa y de voz tan cándida. Luego estuvo pensando un momento, mientras su faz nerviosa y algo sonrojada, por ver como sus compañeros querían sacar más de lo que no sabía... Siguió hablando como una cotorra pero esta vez para poner fin al asunto del archienemigo. - Claro que cuando os comenté lo del archienemigo me refería al que es de todos, las fuerzas del Caos, no sé si en este asunto estará también... puede que la muchacha con su cántico sobre el estado contra el caos, iniciara una guerra contra ella para que desapareciera del escenario... Todo esto son hipótesis, pues ella no me dijo nada cuando estábamos juntos en la alcoba solo eran palabras de enamorado que le decía a lo que ella respondía correspondiéndome a mis besos y  abrazos. No hay nada más señores, sino los gestos íntimos de cualquier enamorado, siento que no pudiera decirme nada más, quizás ella tampoco sabía que con aquel canto pudo despertar animadversión de las fuerzas del caos... pero esto es una suposición.

—Está bien —respondió seca y escuetamente Lenna mientras sus ojos se iban a sus otros dos compañeros para ver si veía en ellos el mismo poso de sospecha–. Veamos si el posadero sabe algo más.

La hochlandesa se levantó de la mesa donde estaban, y se encaminó hacia la barra. Allí pediría tener una reunión con herr Taunenbaum en algún sitio apartado. De conseguirlo, les haría una seña a los demás para que vinieran.

El elfo cogió a Lenna de la mano para impedir que se alejara aún. - Aguarda un momento, por favor, aquí hay cosas que aclarar aún. En el lugar habían cuatro jergones y sólo enfrenté...tamos tres seguidores de Khorne. Es indudable que uno ha conseguido escapar. - dijo, informando de paso de la naturaleza caótica de sus enemigos. - Entiendo que aún no habíais llegado a ése nivel de confianza con Linda donde se revelan secretos del pasado de uno, lo siento Herr Ludeker, no era mi intención martirizaros. Pero entender que si queremos encontrarla, cualquier pista o comentario que os hiciera, fuera de las "palabras de enamorado", nos sería de gran utilidad. - abundó, mirando al hechicero. 

- La muchacha ha desaparecido sin dejar rastro ni pista alguna. Su vivienda está patas arriba* y el boticario debajo de donde ella vivía ha sido degollado. ¿Podría ser que la hayan raptado, ella se defendiera, y al salir, el boticario les pilló y tuvieron que matarlo? La forma de matarlo sugería una cierta competencia, no un vulgar matón como los del almacén. ¿La cuarta y misteriosa persona podría ser el líder capaz que la raptó y dejó al resto para borrar posibles rastros? De hecho, la presencia del broche y la carta sugieren con fuerza que la muchacha, que era la destinataria de ambos objetos, estuvo allí...o que los que entraron se lo robaron. - 

El Âsur intentaba estrujarse el cerebro para encontrar sentido al misterio. 

- También podría haber escapado y emprendido el retorno al hogar, en cuyo caso lo más probable es que haya alquilado carruaje o plaza en una diligencia. Quizás sea otro lugar donde indagar. - 

La hochlandesa sintió el tirón, y al escuchar las primeras palabras del asur se sentó nuevamente y escuchó con atención.

—Yo tampoco termino de ver la conexión. Esa carta desvela muchas cosas, pero hay algo que no me gusta nada. Hay algo que... No sé, me da la impresión de que quisieran atraerla por otros motivos. Por otro lado, su desaparición y el hecho de que estos... ¿Cultistas de Khorne has dicho? —esto último diciéndolo en bajo, acercándose al centro de la mesa y pidiendo al resto que hiciera lo mismo con las manos—. ¿Por qué crees que lo eran? ¿Por esa marca del pecho en forma de guantelete?

Lenna esperó a la respuesta de Fârandar antes de continuar.

—El hecho de que tuvieran esas pertenencias sólo significa que estaban aquí por ella. Y es probable que hayan sido ellos los que hicieron el destrozo de su departamento y asesinaron al boticario. Pero no tengo claro que se la hayan llevado. De tenerla retenida en aquel almacén, no habrían tenido tiempo de llevársela antes de que Fârandar hiciera acto de presencia. ¿O si? ¿Y si Linda se dio cuenta y escapó antes de que la pudieran encontrar? Pero de ser así, ¿por qué no pedir auxilio a su amado y sus... compañeros de fatigas? Como bien dice herr Clarândir, es posible que hallemos información sobre su paradero en el punto de alquiler de diligencias. Si no, bueno... —dijo antes de pararse a pensar por un segundo y continuar hablando, no sin ciertas reticencias—. Conozco a un tipo que... Bueno, tiene contactos y... Esperaba no tener que recurrir a él mas, pero es posible que sepa algo*.

- Porque al atacarme invocaban su nombre como posesos. - fue la respuesta del Elfo. - La marca del guantelete no la conozco, otro misterio que investigar. - 

Gherard ve como Lenna se quiere acercar a preguntarle al tabernero aceptando su explicación. Pero su amante elfo la agarra suavemente para dar una hipótesis de lo acaecido revelando que uno de los adversarios consiguió escapar. Después pide disculpas al aprendiz lo que hace que Gherard respire aliviado y asiente con la cabeza como aceptando su actitud. Las elucubraciones del elfo hacen que Gherard piense si puede dar información de lo que hasta ahora le han revelado sus compañeros.

- Disculpadme, pero a lo mejor alguna de esas hojas estaba infectada, pues mis pensamientos no salen por mi boca lo suficientemente claros. Quería decir que el boticario fue atacado en la puerta de su tienda con varias cuchilladas salvajes e imprecisas, y luego arrastrado dentro y degollado cual animal. Desde luego que no parece el trabajo de alguien ducho. Me cuadra con esos tres animales que me atacaron y dimos muerte. Aunque quizás sí existe un cuarto sospechoso que tuvo la suficiente cabeza para ocultar precariamente el cuerpo, sigo convencido que eran cuatro. - dijo el Elfo. 

- Deberíamos preguntar a quien podamos, al dueño de la posada, al de las diligencias, quien considereis oportuno. Y también deberíamos informar a las autoridades. No os preocupéis Herr Ludeker, la encontraremos. - 

Lleváis un rato en la posada, inclinados hacia el centro de la mesa cavilando sobre los próximos pasos a dar en pos del esclarecimiento de la desaparición de la pobre Linda mientras dais opciones y opiniones y compartís toda la información recopilada hasta ahora.

Lo siguiente que hacéis es...

- Lenna y esa persona que hablaste con él el llamado Blaz no podría darnos información dicen que está a cargo de todos los negocios turbios de Ravenstein. Gherard intentó estrujarse el cerebro ante tanta información recibida...

Después respondió a las reflexiones del elfo... - La escena del crimen parece indicar que el pobre boticario salía de su casa cuando se encontró con el asesino. Este para no ser identificado le asestó varias puñaladas e intentó esconderlo pero tenía prisa, prisa porque podía venir alguien, todo parece indicar que el asesino en un principio vino solo. Si hubieran sido más creo que hubieran limpiado mejor las manchas de sangre y escondido mejor el cadáver.  Ahora miraba al elfo reflexionando sobre lo sucedido.

- También por el estado del dormitorio de Linda al parecer lo más seguro es que la pegaran, y creo que intentaban encontrar un objeto que por lo que fuera creían que lo poseía Linda. ¿Quizás algún cliente le regaló algo?, ¿o quizás ahora que su padre había muerto y era partícipe de la herencia tenía algo personal que podía ser utilizado en la herencia familiar?, ¿por qué los gitanos decían que su vida corría peligro?

El rostro de la hochlandesa apenas pudo reprimir la sorpresa y enojo por el comentario del estudioso. Enojo consigo misma, pues pensaba que había llevado sus actividades con tal prudencia que nadie se había percatado de ellas.

—Bueno, creo que ya hemos divagado suficiente. Nos falta información y por mucho que discutamos no vamos a comprender bien lo ocurrido si no nos movemos —dijo de forma cortante la fémina.

—Herr Ludeker, creo que el más indicado para contactar con la guardia de Ravenstein sois vos. ¿Os importaría ir a denunciar lo ocurrido? Maese Grosskopf, su discreción y humildad lo hacen perfecto para indagar alrededor de las compañías de diligencia. Yo iré a hacer algunas preguntas en otro sitio y me uniré a usted más tarde. En cuanto a herr Clarândir, espero que encuentre cómoda su habitación, pues creo que hoy no está para más ajetreo, ¿verdad? —terminó diciendo mientras mostraba una sonrisa que enmascaraba su preocupación por el estado del soldado.

De confirmarse el plan de acción, Lenna se dispondría a ver a su contacto sin mayor dilación.

El Elfo asintió ante el reparto de tareas. - Ni yo las habria asignado mejor. - dijo el Asûr, mirando con algo parecido a la devoción a la mujer. 

El comentario del hechicero pilló por sorpresa a Fârandar, que miró a la mujer con una interrogación muda en los ojos, aunque se guardó mucho de expresarla en voz alta al ver la mirada de enojo que ésta dedicó al mago. Fuera lo que fuera, todo tenía su momento y su lugar, y no era ni lo uno ni lo otro ahora mismo. 

- Me quedaré aquí e intentaré averiguar algo. Suerte a todos, ir con cuidado, si un culto del Caos está detrás de ésto, es tarea peligrosa. - 

Con las tareas asignadas, cada uno se alejó a realizar su parte mientras el Elfo los veía salir con cierta ansiedad en su corazón. 

Gherard vio como la guerrera por un instante le invadió en su rostro la cólera al sentir que no había podido guardar su secreto sobre su contacto. Como si se la cogiera en el baño desnuda así había por un momento gesticulado su rostro, Gherard respondió con una sencilla sonrisa amistosa. Aunque por dentro parecía que había un juego de tableros entre ellos, después vio como la guerrera asestaba su estocada haciéndole cargo de comunicar a la ley los asesinatos para así ella poder libremente seguir con las relaciones de sus contactos.

Por ahora el elfo le lanzaba miradas escrutadoras... sin ver ni la mitad de lo que una mujer puede maquinar a su espalda. Gherard asintió a las palabras de Lenna como de Farandar. Y se alejó del lugar hacia la oficina del alguacil para allí dar las buenas nuevas sobre el asesinato y la desaparición.

Tenia claro que la cantante era la novia o amante de Gherard, pero no sabía que era de buena familia, lo cual me pilla por sorpresa, cada vez estaba convencido que una cantidad demasiada alta de oro hacia idiota a la gente, aunque ya tenía lo que hacer, ir a donde están las compañías de trasporte para preguntar  "No se si soy el mejor para indagar, pues sabéis que puedo ser muy directo, pero hare lo que pueda, para conseguir información" pero de todas maneras, tenía que preguntar si alguna mujer de la descripción de la chica había solicitado o se había ido en una diligencia y a donde, "Solo tengo una pregunta, ¿que es un albacea?" y una vez recibida mi respuesta, me iba a la tienda de diligencias

Con la pregunta satisfecha y ya sabiendo el cazador que era un albacea, nada que ver con algún animal del bosque, se dirige al edificio que la compañía de diligencias de las Flechas Argénteas mantiene en Ravenstein. Consiste en un casa de dos plantas con un gran almacén anexo que, con las puertas abiertas, deja ver el interior donde se alojan carros y caballos. Frente al edificio se dispone una diligencia a partir a falta de asegurar el equipaje al techo y que terminen de subir los pasajeros. Esperanzado escudriñas entre ellos a ver si aparece al rubia melena de frau Linda pero, lamentablemente, no está entre ellas.

Decides entrar al edificio donde supones que estarán las oficinas y al hacerlo das con un mostrador tras el que se parapeta un hombre de unos cuarenta años, entrado en carnes y que te mira con una sonrisa. Bienvenido a las Flechas Argénteas, dígame, ¿a dónde quiere que le llevemos? Si la respuesta es Altdorf todavía nos queda un pasaje en esa diligencia que habrá visto al entrar.

Con las tareas claras el grupo se disgrega quedando el elfo solo en la mesa, sentado y dándole vueltas a la situación mientras escudriña el fondo de la ahora vacía jarra. 

En la taberna, a estas horas de la mañana, hay pocos clientes pero alguno hay. En una esquina hay un hombre mayor vestido de negro con un sombrero extraño, con hebilla, y que tiene ante sí una jarra de cerveza. Lo cierto es que casi siempre está ahí, bebiendo...

Un par de viajeros, algún comerciante y el molinero de la ciudad también pululan por aquí amen del regente de la taberna, herr Karl Taunembaum.

Estás sopesando por donde empezar cuando la voluminosa y rimbombante figura de Heinz Schiller entra en la taberna y con una sonora y jovial carcajada saluda a todo el personal, hace un gesto a Karl dando a entender que le traiga algo de comer y se sienta junto al anciano dándole unas palmaditas en el hombro.

Con las tareas claras cada uno os dirigís al lugar designado.

Sin mayor problema llegas al cuartel de la guardia de la ciudad que consiste en un caserón fortificado, de gruesas paredes de piedra y estrechas ventanas. En el acceso principal dos guardias controlan el acceso y al acercarte te sonríen y saludan con gusto. Herr Ludeker, ¿qué se le ofrece hoy por aquí?