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Legado Oscuro I: Vitae

Escena Personal: Justine Lesauvage

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26/04/2016, 22:20

ESCENA PERSONAL: JUSTINE LESAUVAGE

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27/04/2016, 19:29
Justine Lesauvage

 

Regresando a la aldea, tras la muerte de Eric. 807 d.c.

 

Tras la salida de Jean-Paul de nuestro escondite, de sus cariñosos gestos y palabras tratando de consolarme, después de aquel tierno abrazo al cual me aferré con fuerza durante unos instantes y aún preguntándome por qué no salió antes de allí debajo, comenzamos nuestro retorno a la aldea.

La realidad era que no se sabía quien llevaba a quien. Jean-Paul estaba roto, dolorido, debil, casi no podía andar. Por mi parte algo se había quebrado en mi interior, sentía dolor en mi pecho, un pesar que poco ayudaba a caminar... Aún así, algo ocurrió entre ambos, algo similar a cuando yacíamos en el bosque, algo que nos volvió a convertir nuevamente en uno.

Jean-Paul ponía la parte mental, los ánimos, el coraje y yo daba la fuerza que quedaba en mi cuerpo, en mis piernas y la ira y la rabia me alimentaban para seguir caminando junto con las dulces palabras de Jean-Paul, las cuales me empujaban a seguir.

Si nos volvimos a encontrar con los tres labriegos y los chicos durante nuestro regreso, lo ignoro en totalidad. Mi mente no estaba, sólo estaba Jean-Paul en aquel momento. Se que pasamos por la zona de la fiesta, ni me molesté en mirar hacia el campamento de los soldados. Sus risas y carcajadas resonaban en mi cabeza como si se estuviesen riendo de mi. Apreté mis puños con fuerza.

Jean-Paul lo notó y me desvió enseguida hacia la aldea, caminando en silencio. Vi al padre Claudio en el suelo. Quise ir con él, pero Jean-Paul me llevó hacia la taberna. Gina... mi ducle y gruñona Gina... y Dominique... Pensé al ver el edificio ante mí.

Jean-Paul, he de ver al Padre Claudio antes de entrar en la taberna. No está bien, no estaremos ninguno bien en mucho tiempo, pero debe saber que no está solo.

 

 

Notas de juego

Veamos si atino ;)

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01/05/2016, 21:22
Jean Paul Lestrange

El hombre asintió, despacio, mirándote a los ojos, con una mezcla de determinación y preocupación en su mirada. Pudiste notar que algo había cambiado en él. Quizá era la tensión del momento: demasiadas emociones para un convaleciente. Cuando te habló, sin embargo, usó el mismo tono que siempre, quizá algo más lóbrego, serio.

- No tardes. Te espero en la taberna. Gina y Dominique te necesitan. Más que nunca.

Dicho esto, se dio media vuelta, soltándote al fin, y se dirigió a la taberna, cojeando fuertemente.

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01/05/2016, 21:25
Narrador

Cuando te acercaste, el Padre Claudio apenas reaccionó. Alzó un poco la cabeza, sin acabar de enfocar su mirada hacia ti, enarcando una ceja, quizá sorprendido por tu presencia, quizá absorto en negros pensamientos. Sea cual fuera la razón, mantuvo su mirada fija en el suelo, y sus labios sellados. No habló ni se movió en absoluto. A penas sí parecía respirar.

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02/05/2016, 06:34
Justine Lesauvage

Ver al Padre Claudio allí tirado y abatido. Solo. Era demasiado. Jean-Paul tenía razón en sus palabras, Gina y Dominique me necesitaban, pero el Padre Claudio también necesitaba a alguien. Era increíble que, después del buen hacer de aquel hombre en la aldea, nadie se molestase en acercarse a él y todos huyesen a esconderse y encerrarse en sus casas.
Debía ser fuerte, como lo fui con mi familia, luchando por salvarlos y no decaer mientras iban muriendo uno a uno entre mis brazos. Como lo fui dejando mi hogar atrás y viendo y sabiendo que el fuego provocado por los que fueron mis amigos y vecinos, devoraba todo lo que amaba en aquel momento.
Pero también note algo en Jean-Paul que me preocupó. Ya lo percibí en el bosque, pero no le di importancia. La tensión del momento. Pero ahora, volvía a ver nuevamente ese cambio en él. Quizás no debí entregarme a él tan pronto. Puede que solo fuese un capricho pasajero y ahora me hubiese convertido en nada. Podría ser el cansancio y la preocupación por todo. Le observe retirarse y me acerqué al Padre Claudio.
Vi su mirada. Su pesar. Su dolo, podía verlo en sus ojos. Me arrodille junto a él.
No es justo, Padre. le dije aguantando el doloren mi pecho. Era un niño en un mundo de adultos. No vengo a por consuelo espiritual, Padre. Vamos a la taberna. Estoy segura de que los Tavernier no se opondran a dejarle una cama para esta dura noche. Por favor, Padre... Estaré más tranquila si está con nosotros al menos hoy. Me levanté y le tendí la mano. Vamos Padre Claudio, se lo ruego. Debo regresar a la taberna ya. Allí hay tres personas que me necesitan ahora mismo. No me cuesta nada ayudar a una más, pero si se queda aquí fuera, no podré hacer nada. Venga conmigo. Le insistí. Sabía que si no accedía con eso, no lo haría con nada. Esperé unos instantes a que tomase una decisión con mi mano tendida.

Notas de juego

Si acepta, nos vamos a la taberna.
Si no acepta, me voy sola. No le insistiré más.

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02/05/2016, 09:49
Padre Claudio

El Clérigo, más anciano de lo que habrías admitido el día anterior, te miró como si te viera por primera vez, aunque por sus gestos anteriores sabías que, por lo menos, sabía que alguien se había acercado a él. Te miró a los ojos, con gesto entre cansado y ausente. No pudiste decir si te había escuchad o no, y estuviste a punto de repetírselo cuando, por fin, te habló, con la voz desgarrada y gesto abatido.

- Hija mía, no te preocupes por mi. Sólo necesito... un momento. Bien sabe Dios que lo necesito. Ve, ve tranquila. Gina... Dominique... Pobre familia...

El Padre se levantó, despacio, con esfuerzo, y empezó a alejarse en dirección a la puerta de la Iglesia, donde los hermanos Chastel montaban una suerte de guardia e impedían que cualquiera accediese al interior. Mientras lo hacía, negaba despacio con la cabeza, arrastrando los pies, con los hombros caídos y el rostro demudado.

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02/05/2016, 09:56
Narrador

Dejaste atrás al Padre Claudio y la plaza del pueblo para entrar en la taberna, la que había sido tu nuevo hogar desde que llegaras a Sérézin. Estaba a rebosar. Prácticamente todo el pueblo estaba allí. El ruido del griterío era infernal. No cabía un alma más. La gente se apelotonaba al rededor de bancos y mesas. Incluso la escalera que llevaba al piso de arriba estaba llena y, por los crujidos que oías en el techo, supusiste que también había bastante gente en el piso de arriba.

Todos hablaban apresuradamente, con gesto serio, de alarma, mientras bebían de los toscos vasos de madera que Dominique tenía por doquier. Alvar se había tomado la libertad de sustituir al tabernero y su mujer detrás de la barra, y servía jarra tras jarra de cerveza, que no dudaba en cobrar. Los taberneros no se veían a primera vista, aunque, sin duda, debían de estar por ahí, en alguna parte más privada, a solas con su dolor.

Tampoco viste a Jean-Paul, pero, entre tanta gente, era difícil ver a nadie en concreto...

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02/05/2016, 10:40
Justine Lesauvage

El gesto del Padre Claudio no me sorprendió. Al menos le vi ir hacia la iglesia, lo cual me tranquilizó pues al menos no pasaría la noche allí fuera.
Regresé a la taberna, pensando en el estado de Gina y Dominique y en ayudar a Jean-Paul a acostarse y quizás podrr llorar entre sus brazos hasta quedarme dormida.
Esperaba o más bien pensaba, que aquel lugar estaría vacío. Pero para mi sorpresa estaba a rebosar de vecinos del pueblo. Como pude me fui abriendo paso entre la gente. Espero que no piensen que me voy a poner a cocinar.... Y por todos los santos! ¿No pueden ir a otro lugar? Que esta familia no está hoy para atenderles pensaba mientras cruzaba en dirección a la barra.
Costó pero lo logré. El estrés que se respiraba en la taberna me hizo venirme arriba y más aún viendo a Alvar y a su esposa sacando todo el trabajo adelante. Pero en ese momento no podía atender la taberna. Debía estar con Gina.
Alvar! Alvar! ¿Dónde están Gina y Dominique? ¿Viste entrar a Jean-Paul? le grité, tratando de que mi voz sonase más alta que la de aquella multitud. Suponía que estarían en sus habitaciones, pero por preguntar no perdía nada.

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02/05/2016, 11:17
Narrador

El labriego te escuchó, no sin esfuerzo, y se apresuró a contestarte al tiempo que limpiaba un vaso y lo llenaba de cerveza.

- No he visto a Jean-Paul. Creí que estaría contigo. Gina y Dominique están atrás, en la cocina. Toma - dijo, sirviéndote el vaso lleno - Hoy todos necesitamos un trago. Supongo que Gina y Dominique no tendrán problemas en que a ti te invite la casa.

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02/05/2016, 11:30
Justine Lesauvage

Cogí el vaso y le agradecí la información con un gesto con la cabeza. Luego me encaminé hacia la cocina, preocupada por no saber donde estaba Jean-Paul. Era dificil caminar entre la gente sin dejar caer cerveza del vaso, así pues le di un buen trago y lo dejé vacío. Parecía una tontería pero me sentí más ágil al no cargar con él.
Al llegar a la cocina me encontré con el matrimonio. Sólo tuve ojos para Gina. Me apresure en acercarme a ella y simplemente la abracé.

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02/05/2016, 11:38
Gina Tavernier

La mujer, sentada en una banqueta, te devolvió el abrazo, agradecida, con gruesos lagrimones cayéndole por las mejillas. Enterró su rostro entre tus brazos mientras rompía de nuevo a llorar, desconsoladamente, desgarrada por el dolor. El griterío de la taberna estaba amortiguado por los muros de piedra de la cocina, pero aún así, no hubiera sido suficiente para ahogar el llanto de la mujer.

- Él nunca le hizo daño a nadie. No se merecía esto. Eric. Mi pobre Eric. Mi pequeño...

Dominique no estaba mejor. El fornido tabernero permanecía cara a la pared, con los hombros caídos y el gesto demudado por el dolor y el espanto de perder otro hijo.

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02/05/2016, 11:52
Justine Lesauvage

La estreche con fuerza entre mis brazos. No sabía que decir, pero si que hacer. Darla lo que necesite el día que perdí uno a uno a todos los míos. Un abrazo enorme, en el cual descargar el dolor. Algo que yo tambien necesitaba, pero debía permanecer fuerte por ellos dos.
Lo se... Lo se.. Tranquila. El señor tambien lo sabe. Era un ángel entre los hombres. Estoy segura de que el Señor le tiene a su lado ahora mismo y le está haciendo entrega de las alas que no pudo mostrar aquí. La dije tratando de consolarla.
Dolía. Dolía ver así a mi amiga. Dolía la perdida de Eric. Dolía ver a Dominique en ese estado. Dolía intuir que el Padre Claudio se sentía culpable en todo esto.
Entonces surgieron las preguntas. ¿por qué en la iglesia? ¿y qué hacía Eric allí? ¿quién estaba allí dentro también? ¿qué hacía o buscaba allí ese malnacido?
Necesitaba más información sobre lo que había pasado. Quería encontrar al culpable y ponerlo en manos de Dominique, el único capaz de ajusticiar y vengar a su hijo.

Notas de juego

Estoy en el trabajo y con el movil. Si me dejan reviso luego el detalle ese de si sabia o no lo que hacia Eric en la iglesia.

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02/05/2016, 12:31
Justine Lesauvage

Al poco recordé que fue el mismo Padre Claudio quien envió a Eric a la iglesia. Previamente había estado corriendo tras las jóvenes de la aldea y Gina le llamó la atención tan alto, que nos hizo guardar silencio a todas y escuchar la conversación sin quererlo.
Recordar esto me hizo sentir más dolor en el pecho y esto me hizo abrazarme más a Gina.
Hablaré con Jean-Paul. Trataré de encontar al culpable de esto con su ayuda. ¿Os parece bien? esta vez no pude contener las lágrimas. Ya era demasiado, incluso para mi.

Notas de juego

Solucionado.

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02/05/2016, 12:47
Narrador

Aquello superaba a los taberneros; simplemente era demasiado. No contestaron. No podían pensar en venganza. No podían pensar en nada. En sus mentes sólo estaba Éric, y el dolor que causaba su pérdida. Gina se aferraba a ti, desconsolada, y Dominique... Dominique distaba mucho de ser en aquel momento el hombre que normalmente era.

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02/05/2016, 13:16
Justine Lesauvage

No sabía que era peor. Ver como la vida de tus padres, tu esposo y tus hijos o que golpe descubras que ya no estarán más a tu lado. Mi corazón se doblegaba más al dolor. Cuanta mas fuerza ejercia Gina en su abrazo, con más fuerza me abrazaba a ella. Miraba de vez en cuando a Dominique. Era duro ver a un hombre tan grande asi de abatido. Quería hacer o decir más, pero las palabras sobraban, así pues hice lo que Gina y mi corazón me pedían. Continuar abrazada a mi amiga hasta que se desahogase y continuar pendiente de Dominique por si necesitaba un abrazo tambien.

Esperé a que Gina se calmase y me soltase un poco. Dame un momento. No me iré lejos. La dije mientras me separaba de ella unos instantes. Cogí una jarra y agua limpia y la llené un vaso, luego un trapo lo sificientemente limpio. Regresé junto a Gina y la tendí el vaso con agua, luego la ayudé a secarse las lágrimas con el trapo. Todo irá bien. Ya lo veras.

Me acerqué a Dominique, le puse mi mano sobre el hombro. Yo... lo siento. Ya sabes que era especial para mi. ¿Necesitas algo? Le pregunté temblorosa. No sabía cual sería su reacción y temía que fuese violenta.

Os prepararé algo especial... Nos vendrá bien para relajarnos y descansar. Puse agua a hervir y busqué entre mis frascos con hierbas. Un poco de pasiflora... Hierbaluisa... tila... ¿dónde puse la valeriana?.. Aquí estas... Y... Melisa.. Esto debería relajarnos e incluso permitirnos dormir bien... Iba echado las hierbas en el agua y removiendola para que cociesen en ella. Tras hervir, escurrí el agua con un trapo en una jarra y serví el contenido en tres vasos, rellenándolos con agua más fresca. Le entregué uno a Gina y otro a Dominique.

Quizás os sepa un poco amargo al principio, pero nos vendrá bien. Les dije mientras le daba el primer sorbo a mi vaso.

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09/05/2016, 16:05
Narrador

El matrimonio de taberneros aceptaron de buen grado la bebida caliente que les ofrecías. Aferraron los sencillos recipientes de cerámica basta entre sus manos, temblorosas por todas las emociones vividas a lo largo de la noche. Gina apenas podía beber unos sorbos entre el llanto que le sobrevenía.

El gesto de Dominique, en cambio, se había endurecido, y aunque en sus ojos aún se notaba la neblina del miedo y la tristeza, te pareció notar algo más encendiéndose en su interior. Su actitud, de repente más sobria, más sombría, tenebrosa... casi amenazante, hizo que te recorriera un escalofrío por la espalda. Aunque no supiste decir por qué.

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09/05/2016, 19:51
Justine Lesauvage

Dejé mi vaso sobre la mesa, aun bastante lleno y me senté junto a Gina, abrazándome a ella, limpiándola cada lágrima que se desprendía de sus apagados ojos.

Vamos, tranquila. la susurraba. Bébete el té, te hará bien.

Mientras observaba a Dominique. Tan grande y tan dolido como su propio tamaño. Me pareció ver algo extraño en su mirada, como si una sombra se apoderase de ella, lo que me provocó un escalofrío. Le observé mejor, pero sólo era tristeza lo que reflejaba. Necesito descansar. Empiezo a ver lo que no hay.

Esperé paciente a que Gina se bebiese el contenido del vaso, al igual que Dominique. Las hierbas no tardarían en hacerles efecto y comenzar a relajarles y a entrarles sueño. Mi vaso estaba aun lleno, salvo por lo que bebí al inicio. Antes de acostarme debía asegurarme de que Gina y Dominique lo hacían, además quería ver si Jean-Paul necesitaba algo antes de dormir, quizás una taza de té para dormir, sobre todo con la escandalera que teníamos en la taberna.

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09/05/2016, 22:11
Narrador

La infusión no tardó mucho en hacer efecto. O quizá fue el efecto de toda la tensión acumulada. O una afortunada combinación de ambas cosas. El caso es que poco después de que abrazaras a Gina, los taberneros cayeron presos del sueño y se retiraron, a través de la sala de la taberna, que empezaba a estar menos concurrida.

La gente empezaba a retirarse a sus casas, quizá esperanzada en que todo aquello al final resultase ser fruto de un mal sueño. Jean-Paul estaba allí, en un rincón sombrío, algo apartado del resto, sorbiendo pequeños tragos de una jarra de cerveza,que estaba aún prácticamente llena.

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09/05/2016, 22:52
Justine Lesauvage

Esperé que Gina y Dominique subieran al piso de arriba, antes de caminar hacia Jean-Paul. En mi mano llevaba mi vaso con aquella infusión para dormir. Me haría falta si quería descansar algo. Sin decir nada, me senté junto a él, dejando el vaso sobre la mesa. Miré a la gente de la aldea que quedaban bebiendo y hablando en la sala. Aun no entendía que hacían allí. No parecía una asamblea, pero tampoco estaban de fiesta.

Me giré hacia Jean-Paul. Deberías descansar. Ha sido un día muy.... raro con un amargo final. Bebí un sorbo del té. Te ayudaré a subir y a acostarte. Mi voz sonaba apagada. Mi mirada estaba fija en mi vaso. Guardé silencio un instante. No sabía como pedírselo, pero debía hacerlo.

Jean-Paul.. y-yo.. Balbucee e hice una pausa. No se cómo decirte esto.. cómo pedírtelo. Alcé la cabeza y le miré a los ojos, esos ojos que me volvían loca. No pude evitar esbozar una sonrisa al mirarle, cosas del corazón. Mi mirada se tornó dulce, mi pulso se aceleró. Agarré su mano y la apreté con fuerza antes de continuar. Tu eres soldado, yo una simple cocinera... Yo.. necesito que me ayudes a encontrar al culpable de la muerte de Erik. Mis ojos comenzaron a empeñarse de lágrimas. En mi voz se podía notar la rabia que guardaba. Quiero que pague por lo que hizo. No sólo a Erik, sino a su familia. Apreté mi mano con fuerza sobre la suya. Por favor, no me dejes sola en esto. Le rogué, tratando de que mis ojos no derramasen más lágrimas. Al menos no allí abajo.

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17/05/2016, 18:09
Jean Paul Lestrange

Jean-Paul te miró a los ojos durante un tiempo que te pareció eterno, en completo silencio. No pudiste adivinar qué torrente de pensamientos atravesaron su mente en aquel momento, pero cuando habló, lo hizo con una voz profunda, seria, que te pareció repleta de una terrible convicción, de absoluta certeza.

- Te juro por Dios que hallaré al culpable y se lo haré pagar. Ahora, ve. Necesitas descansar.Han sido muchas emociones por un día. Yo estaré bien.