Partida Rol por web

Karim se mueve primero, seguido por sus compañeros. Cada paso de aquellas gigantes criaturas es como un grito diciendo su posición. Estaba convencido de que podía conseguir salir de allí ocultándose.

Se movía lo más sigilosamente que podía, evitando los ruidos fuertes, y las crear resonancias en el suelo. Aunque dudaba que con el efecto de aquellas pinzas enormes pisándolo todo alguien pudiera notar su caminar.

Sus amigos, detrás de el, seguían su espalda como si fuera una luz encendida en mitad de la oscuridad.
Agachándose detrás de cascotes derruidos, y de montañas de escombros, cruzando por casas destartaladas, inicio una senda lenta y estresante hacia el flaco que no habían ocupado los enemigos.

Sin embargo, sabía que en cuestión de tiempo, uno del que no disponían, estos camparían a sus anchas por todo el poblado, y la huida campo a través seria más dificultosa.

Miro a Martín, escondidos bajo un muro bajo que los ocultaba de miradas.

Necesitamos una distracción, para que no noten que nos marchamos. Si consigues que ese arma dispare de manera automática, sin estar nosotros cerca, puede que los atraigas, y podamos correr y ponernos a salvo. Sé que la acabas de encontrar, pero no se me ocurre otra idea mejor.

Karim sabia, que si uno solo de los escorpiones gigantes se percataba de que escapan de allí, no tardarían en seguirles todos los demás. Tenían que hacer que buscaran algo, como locos, algo difícil de ver, y de coger con sus monstruosos pizas y fauces. El arma, si conseguían dispararla de alguna manera, podía crear esa distracción, aunque aun no sabía cómo.

Una cuerda, un nailon, algo así, podría ayudarles. Pero era una jugada arriesgada.

A Clarisse apenas le dió tiempo de reaccionar cuando Selene se movió junto a ella, recogiendo a Epsilon y tirando con fuerza de la rubia mujer para que moviera el culo.

La fuerza del tirón casi la tira al suelo y logra que Selene se la llevara en volandas a causa de la inconmesurable fuerza de la mujer, pero tras un pequeño trastabilleo, Clarisse recuperó el equilibrio y azuzó a sus piernas a correr tras sus compañeros para alejarse lo antes posible del peligro que suponían las cinco criaturas que acababan de aparecer.

Una vez más el frenesí de la situación la superó y se limitó a seguir a sus compañeros como un autómata sin voluntad al que guiaran, pero al fín y al cabo, no tenía muchas más opciones y de no seguir a sus compañeros, ¿Qué otra cosa habría hecho?¿Plantar cara a las monstruosidades que pateaban el suelo con la furiosa fuerza de quién sabe cuantas toneladas cada vez que se movían? Desde luego que no.

La mujer se dejó llevar y escuchó aténtamente lo que sus compañeros decían mientras calmaba la respiración de sus pulmones, y el ritmo de sus pulsaciones.

-Lo mejor es intentar alejarnos de aquí sigilósamente. Dijo intentando controlar los nervios de su voz y lo más agachada posible tras el muro. No sé hasta qué punto tienen esas cosas parentesco con los escorpiones que conocemos por los recuerdos implantados en nuestros cerebros, pero os puedo decir una cosa: Los escorpiones normales no son carroñeros. Como ha dicho Martin podemos tener la suerte de que hayan venido a por su compañero caido, pero es mejor no arriesgarse a ocultarnos y esperar a que se vayan, incluso aunque lo hagan, cualquiera de esas cosas podría pasarnos por encima sin siquiera tener intención de hacerlo, y aplastarnos. Así que vámonos de aquí cuanto antes.

La mujer miró a su compañero recién nombrado, y esperó a que este respondiera a lo que Karim le acababa de preguntar, con la esperanza de que el plan que acababa de formular pudiera ser llevado a cabo.

Tras la pequeña carrera inicial llegamos a un escondrijo en el que intentamos analizar la situación de manera un poco más calmada, aunque en esa situación pareciera imposible. La verdad es que al márgen de lo que hiciéramos estábamos bastante jodidos. Estaba seguro que con mi nueva arma podía hacer bastante daño a los bichos, pero seguían siendo 5  y yo apenas tenía unas cuantas balas. De hecho tenía mas bien pocas. Y encima Epsi estaba medio moribunda. La situación estaba jodida.

- Lo de la distracción no es mala idea, pero tardaría una eternidad  en preparar algo como eso, por no decir que ni siquiera tengo los materiales para hacerlo.- hablaba en susurros igual que había hecho Clarisse. En realidad no tenía ni idea de si los escorpiones podían oir pero por si acaso...- Yo propongo que esperemos un poco más a ver que hacen esas cosas. Si se ponen a comer, cojonudo, nos vamos de aqui en silencio y sin prisas. Y si tenemos mala suerte y nos huelen, o lo que sea que hagan esos escorpiones para localizar presas, vosotros saldréis cortando hacia la "salida" y yo me quedaré aqui intentándo mantenerlos a raya un rato, que será más o menos lo que me duren las balas que tengo. Y después saldré cortando detrás vuestra.- así comentado no me parecía mal plan del todo y eso que era yo el que lo iba a pasar mal si la cosa salía mal, pero la verdad es que no se que otra alternativa teníamos. Además una pequeña parte de mi estaba deseando hacer puntería con esas cosas negras.

Sin embargo discutir que hacer mientras cinco escorpiones gigantes rondan por los alrededores me pone demasiado nervioso.- ¡O si no qué coño! Vámonos de aqui de una puta vez sin hacer demasiado ruido.- dije tras unos segundos de silencio optando finalmente por la opción de Clarisse, que para eso era la lista del grupo. Sin esperar respuesta me puse en pie y haciéndoles gestos a mis compañeros para que me siguieran comencé a avanzar hasta la "salida" a paso rápido pero sin llegar a corre para no hacer demasiado ruido...

Clarisse no tiene demasiado tiempo para analizar el estado de Epsilon, al menos no todo el que querría.
Sus síntomas no se parecen a ninguna enfermedad normal que ella conozca, su rapidez de efectos y su letalidad más bien le recuerdan a los de algunos venenos potentes de serpientes y tarántulas cosa en lo que no es tan experta pero está bastante segura de que conseguiría ralentizar y suavizar los efectos con algo de epinefrina, algo muy habitual en cualquier hospital... pero que probablemente aquí no encuentre.

Es entonces cuando su cerebro empieza a pensar a marchas forzadas en alguna alternativa, y a pesar de que hay pocas alguna hierba o combinación de las mismas debería servirle para un efecto bastante más suave. Si tuviera medicamentos combinarlos y obtener algo decente resultaría más fácil.
Mira a su alrededor pero es evidente que en esa zona no encontrará nada de lo que busca, es preciso que se dirijan al norte y den con algunos de los arbustos que se ven a lo lejos para extraer sus raíces. A pesar de que nunca se le dio bien la herbología está casi segura de que sería capaz de identificar las plantas apropiadas sólo con olerlas...

Eso es todo lo que le da tiempo a elucubrar por el momento, pues tras la interrupción del resto de escorpiones todos os veis obligados a moveros y a reaccionar de forma bastante descoordinada hasta que acabáis parapetados a la sombra de un montón de escombros durante unos segundos que Selene aprovecha para sujetar y colocar mejor a Epsilon en su espalda.

Las bestias enseguida empiezan a bajar hasta vuestra altura, algunas con más torpeza que otras, pero en un primer momento las cosas van bien y parece que no os han visto o han perdido el rastro.
Se mueven por las callejuelas sin rumbo demasiado aparente pero como bien mencionó Clarisse de vez en cuando pasan cercanos a vuestra posición y tarde o temprano acabarán encima vuestro aunque sea por simple casualidad.

Así pues os ponéis en marcha con Martin abriendo la marcha, deteniéndoos tras escombros y el escaso mobiliario urbano que queda a menudo para intentar pasar más desapercibidos.
Ya estáis cerca de la pendiente que conduce hacia el norte cuando, evidentemente sin desearlo, Karim tiene la mala pata de apoyarse en unas rocas que se desprenden ante la presión de su peso.

Enseguida las bestias reaccionan y aunque al principio sólo dos de ellas corren hacia vuestra dirección pronto las demás las siguen.

Mi mente intenta trabajar más rápido de lo que van mis piernas pero no tengo demasiado éxito en esa empresa.
Sigo la enorme espalda de Karim, como si fuese nuestro farol en pleno día porque, además, es quien va el primero en esta carrera frente a una muerte inminente.

Nos parapetamos todos tras unos escombros bajos como podemos y coloco a Epsilon en mi espalda y sobre los hombros como puedo para poder manejarme con facilidad aún cargando con ella, lo cual no me cuesta sino que simplemente me incomoda el mantener las manos ocupadas tratando de que no se me caiga.
Tras algunas palabras en voz baja mientras muevo con cuidado a Epsi sobre mí y después de esperar durante algunos minutos que parecen ser eternos, al final parece ser que lo mejor será intentar escapar de aquel sitio sin ser detectados por los escorpiones... Lo veo un poco difícil porque somos unos cuantos pero me dispongo a ello cuando van saliendo mis compañeros del lugar en silencio y con todo el sigilo que son capaces de tener.

Sin embargo, Karim, que parece algo más torpe que el resto en cuanto a lo que escalar se refiere, hace un ruido que rápidamente llama la atención de varios escorpiones.
Mi mente se colapsa pero mis músculos se mueven con rapidez y soltura. Agarro con fuerza a Epsilon para mantenerla en su sitio y sosteniéndola con una mano trato de dar un salto lo más alto que pueda para intentar escapar de allí y, si puedo, bajar después a por el resto de mis compañeros si no se dan la prisa necesaria para salir del lugar a tiempo.

Clarisse escuchaba con atención a su compañero y antes de que este se pusiera en marcha, le dijo:

-Bien, movámonos, y déjame ver ese mapa que has encontrado, a ver si nos sirve de algo. Y con aquello en la mano intentó situarse mientras caminaban para alejarse de allí, con la esperanza de que el plano les revelara alguna posible ruta.

Esa mujer está muy grave. Pensó acerca de Epsilón, en la siguiente parada que hicieron para esconderse tras los siguientes escombros. Espero poder ayudarla en cuanto tenga ocasión de echar mano a esas hierbas que he visto, pero todo sigue siendo muy raro. Aunque nuestros recuerdos no sean reales y hayan sido implantados para darnos las habilidades que se esperaba de nosotros, se supone que mis conocimientos no entran en el área de la botánica, si no en el de la medicina. Ni uno sólo de mis recuerdos alcanzan a mostrarme remedios contra ese tipo de envenenamientos que no sean los nombres de los antídotos adecuados para tratarlos, y sin embargo aquí estoy, con la seguridad de que sería capaz de manejar las hierbas adecuadas para algo así.

Sus pensamiento la mantenían centrada en la situación y evitaban que volviera a colapsarse a causa del estrés de la situación, de modo que mantuvo su cabeza fría con las preguntas que la invadían, tratando de seguir de cerca a sus compañeros, todo iba bien, hasta que llegó la fatalidad, y un descuido de Karim provocó que las bestias arácnidas se percataran de su presencia, descubriéndoles en medio de la huída.

-¡MIERDA! Gritó Clarisse sin poder contener la frustración y el miedo que salió desde lo más profundo de ella al ver al descubierto al grupo.

La mujer de cabellos rubios no se lo pensó dos veces al ver avalanzarse aquellas criaturas sobre ellos, y comenzó a correr con la esperanza de dejarlos atrás y alcanzar cuanto antes la pendiente del otro lado, aunque no muy segura de que aquello pudiera salvarla del peligro que los amenazaba..

-¡Rápido! ¡Rápido! Gritó a los demás mientras sentía cómo el pánico comenzaba a embargarla y a controlar sus impulsos. Pero se resistió a dejarse llevar por el miedo y trato de controlar por todos los medios el terreno que cubría para no tropezar en el espacio que la separaba de una posible salvación.

Karim la había liado. Y la había liado parda. Se había concentrado tanto en que todo el mundo fuera en perfecta sincronía y silencio que no presto la suficiente atención en sus propios pies.

Y mientras sonreía viendo como Selene se manejaba con Epsi, había provocado a aquellas criaturas. Pero en cuenta fue consciente de eso, también fue consciente de otra cosa. Podían oír. Y eso podía jugar un pequeño papel en su escapada.

Gente, id hacia el terraplén, pero no bajéis. Corred hacia un lateral y buscad las ruinas de un edificio medio derruido, y escondeos allí, si se asoman no nos verán, porque bajando seremos presa fácil.

Karim salió corriendo en la dirección contraria, cogiendo a su paso con sus grandes manazas un puñado de piedras de cierta envergadura. Fáciles de levantar y portar, pero que tenían un destino distinto.

Sin pensárselo, comenzó a lanzar las piedras en todas direcciones, para que el ruido hiciera pensar a aquellas bestias que había más puntos en los que buscar.

Cuando lanzo la tercera, un escorpión descomunal estaba a punto de entrar en la calle en la que estaba corriendo, así que se lanzo de cabeza detrás del troco de un árbol, que en algún momento estuvo plantado en un bello jardín. Allí escondido mantuvo la respiración lo más baja posible.

Su cuerpo rompió a sudar, y sentía cada pulsación de sangre de su cuerpo como un tambor dentro de su cabeza. No tenía la certeza de que aquellas bestias fueran a caer en su trampa, y tampoco que la que le venía siguiendo no supiera donde estaba. Pero pronto lo averiguaría.

Ahora lejos de sus compañeros, sin saber si ellos iban a estar bien, o si los volvería a ver, se dio cuenta de que estaba cagado de miedo, y que su plan, podía no haber sido el mejor del mundo. Había pretendido provocar el caos entre sus enemigos con simples piedras.

Joder, todo había marchado perfectamente. Los bichejos no nos habían visto, estábamos avanzando tranquilamente como puros ninjas y nuestra escapatoria estaba a la vuelta de la esquina. Pero claro, eso habría sido muy bonito y fácil. Justo en el momento en el que sacaba el mapa que había encontrado para entregárselo a Clarisse después de que me lo pidiera, Karim metió la pata.

-¡Mierda!.- maldije sin poder contenerme en el justo momento en el que las rocas se desprendían delatando nuestra posición. También maldije que esas cosas pudieran escucharnos, bueno y su maldito tamaño y las pinzas y la cola envenenada, y el suelo lleno de piedras, y los patosos pies de mi compañero...y mil cosas más. De hecho mientras echaba mano de mi arma seguía maldiciendo algunas veces en voz alta y otras en mi mente.

Sin embargo antes de que pudiera liarme a tiros con esas bestias Karim tomó la iniciativa con un plan que yo no comprendía del todo. La verdad es que no se que pretendía conseguir pero tampoco me apetecía ponerme a pensar, así que simplente hice caso. Salí corriendo con los demás hacia el terraplén. Sin embargo también vi como nuestro compañero corría en dirección contraria así que me quedé un poco rezagado respecto a mi grupo esperando a ver por qué dirección se decidían todos los escorpiones. Si iban a ir todos a por él tendría que ayudarlo...

Cuando los escorpiones reaccionan y os detectan nuevamente parece que el grupo decide dividirse y tomar sus propias decisiones.

La primera en reaccionar es Selene, que tras sujetar a Epsilon con firmeza en su espalda salta de manera asombrosa hasta llegar casi a la cima donde hace un segundo estaban las bestias. Lo poco que le falta para llegar arriba lo trepa con sus propias manos como si fuera lo más fácil del mundo quedando fuera del alcance de los escorpiones por el momento.

Un par de ellos, los que estaban más cerca, se desvían hacia Karim en cuanto este empieza a tirarles piedras para llamar su atención. a fin de cuentas son animales instintivos... en teoría.
Uno de ellos enseguida le alcanza e intenta golpearle con sus tenazas, el otro le corta el paso hacia la pendiente norte con su propio cuerpo.

Clarisse es la única que opta por seguir hacia abajo consiguiendo no resbalar a pesar de lo acusado de la bajada. Llega pues hasta la planicie que se extiende hasta donde su vista alcanza por el momento sin que ningún peligro la amenace de forma inminente.

Por su parte Martin se detiene justo junto a la pendiente, dubitativo, sin embargo los otros escorpiones no dudan en ir a por él y ya los tiene casi encima.

Ya abajo aprovechas el poco tiempo de ventaja del que dispones para ojear el mapa que Martin te tendió hace rato.

Resulta muy difícil ubicarse en él porque no hay ningún tipo de poblado ni estructura representada en él, tan sólo aparecen los distintos tipos de terreno y su altura pero por suerte si vienen marcadas algunas carreteras o caminos (aunque podrías llegar a contarlas con las palmas de tus manos).

Por suerte para ti, y dada tu rápida y deductiva capacidad mental, estás bastante segura de haber conseguido ubicaros en el mapa y según éste al noreste podríais encontrar una especie de laguna y una de las carreteras o caminos más importantes que se dirigen hacia él (deduces que debe ser importante porque parece un poco más grande que el resto, aunque habría que verla in situ).

Una vez llego lo suficientemente lejos y me siento lo bastante a salvo me giro para tratar de ver cómo o dónde están el resto gracias a la posición en lo alto en la que estoy.
Puedo ver a lo lejos a Clarisse corriendo pendiente abajo y al parecer tratando de no resbalar con las prisas y el estrés. Estoy a punto de sonreír por ver que ella está a salvo cuando me percato de movimiento más cerca de mi.

¡Mierda!, pienso para mis adentros estudiando con detalle lo que ocurre más abajo con Martin y Karim. Tengo que ayudarles, pero también tengo que proteger a Epsilon como sea pues su estado no es el mejor del mundo ahora mismo.
Busco rápidamente con la mirada algún lugar en el que pueda dejar a Epsilon bien resguardada y a salvo de ser encontrada por los escorpiones. Si me enzarzo en una pelea no sería bueno que ella estuviese pegada a mi como lo está ahora, pienso mirando a todas partes en busca de algo que me convezca además de aprovechar la búsqueda visual para tratar de encontrar algo que poder lanzar a los escorpiones que más a mano tengo.

Karin tenía dos opciones, correr y esconderse, o quedarse y luchar. La primera parecía inteligente, pero había pocos sitios en los que esconderse ya, y aquellas bestias habían demostrado ser rápidas, no podría darles esquinazo así como así.

La otra opción era temeraria, poco más que una locura. Luchar y vencer, no solo a las dos bestias que le tenían cercado, sino a sus homólogos que no debían de andar demasiado lejos. Necesitaba refuerzos, la caballería, un tanque o a superman, y solo se tenía a sí mismo.

Aunque al menos tenía su resistencia supernatural, había llegado el momento de ponerla a prueba.

Antes incluso de darse cuenta de lo había hecho, estaba abalanzándose sobre uno de aquellos alacranes gigantescos. Se sorprendió a si mismo escuchando un grito de guerra nacido de la desesperación y la adrenalina.

No tenía un plan de acción, e improvisar se estaba volviendo una constante en su nueva vida. Una de las pinzas del enemigo más directo, aquel que había iniciado su ataque paso claqueando por encima de su cabeza a pocos milímetros. Por poco no había perdido la cabeza.

Sabía que no tenía armas, así que debía ser rápido, cosa difícil contra aquellos adversarios. El aguijón del bicho que le cortaba el paso restaño en el aire justo antes de caer en picado sobre él. Al menos ya había tenido oportunidad de medir las distancias con un animal de aquellos, así que sabía sus puntos flacos.

Al usar la cola, retraían hacia los lados las pinzas delanteras. Así que salto y rodo por el suelo entre ellas. La única opción que tenía, era estar tan cerca de una de aquellas bestias que la otra le asestara un golpe por accidente, tenía que seguir en movimiento.

Antes de poder decidirme me encontré con tres de los escorpiones delante mia. Al parecer el plan de Karim no había salido bien del todo lo cual no me beneficiaba en absoluto. De hecho estaba bastante jodido en esos momentos. Busqué con la mirada a mis compañeros pero nos habíamos desperdigado del todo y las posibilidades de que alguien viniera a mi rescate eran prácticamente nulas. Sin pensarlo dos veces decidí tirar de UZI. o quería que ninguna de esas cosas se acercara.

- ¡Mierda mierda, largo de aqui putos bichos!.- grité mientras empezaba a recular hacia la posición de Clarisse. No es que quisiera meterla en mi embrollo, pero tampoco tenía muchas otras vías de escape. Sin embargo no sólo me limité a retroceder. Nada más los escorpiones dieron un paso adelante apreté el gatillo de mi arma mientras hacía un rápido barrido pasando por los tres objetivos intentando darles en la cara o los ojos o lo que fuera. A pesar de la situación no quería gastar todas las balas en ese momento así que sólo disparé 10 de ellas. Sabía que no me iban a quedar muchas más pero esperaba haberles hecho daño, al menos a uno de ellos. Mi alternativa después de quedarme sin balas sería el cuchillo lleno de veneno...

Al llegar abajo, la mujer rubia se detuvo para mirar atrás y recuperar el aliento perdido a causa de la carrera. Estaban forzando demasiado sus cuerpos recién salidos de la probeta y aunque tenía el conocimiento de que no eran humanos normales, no sabía muy bien cómo podía afectar todo aquel esfuerzo físico a sus cuerpos, que durante tanto tiempo, habían estado sin ser usados.

Jadeante, encorvada y con las manos apoyadas en las rodillas, Clarisse observó con horror la escena que se desarrollaba a unos cuantos metros de ella.

Esto está mal, deberiamos haber corrido todos pendiente abajo, y no separarnos de esta forma. Pensó con temor ante las consecuencias de aquello.

Clarisse no veía forma alguna de ayudar a sus compañeros. Selene tenía una fuerza sobrehumana, Martin un arma y Karim parecía saber arreglarse, pero ella poco podía aportar al grupo en las condiciones en las que se encontraba.

La mujer, miró a su entorno, y trató de ordenar sus pensamientos.

Con los escorpiones, o vytrus, o lo que fuera que eran aquellas cosas ocupadas en sus compañeros, ciértamente lo tenía muy fácil para salir corriendo e intentar huir, pero no lo veía como la primera de las opciones, de modo que lanzó un rápido vistazo a su alrededor, buscando algún accidente del terreno, alguna construcción, algún objeto, que pudiera usar como trampa improvisada que al menos hiciera retroceder a aquellas criaturas si no era capaz de herirlas. De no encontrar nada así, tal vez al menos encontrara un recoveco en el que ocultarse y al que señalar para que sus compañeros lo hicieran junto a ella.

Selene consigue dejar a Epsilon a buen recaudo, o al menos todo lo bien que se puede en esa situación. La tumba en una brecha entre la pared de roca a la que los escorpiones no podrían acceder ni aunque quisieran aunque tampoco tiene salida supone que no le hará falta.
Después se dedica a mirar alrededor un tanto nerviosa y evidentemente distingue varios pedruscos grandes que podría arrojar o incluso rocas enormes que quizá, con algo de suerte e impulso, puedan rodar hasta la posición de los enemigos.

Por su parte Karim consigue moverse mejor de lo esperado y los golpes apenas consiguen rozarle antes de lanzarse al suelo y acabar entre las tenazas de uno de los escorpiones. Evidentemente éste intenta dañarle con las pinzas entorno a su boca, incluso morderle, y tras conseguirlo provocándole una fea herida sangrante en el costado Karim sale de ahí para comprobar como el otro escorpión clava el aguijón en el primero dejándolo casi inmóvil al instante.

Martin apenas puede percatarse de todo lo que le pasa a los demás, ocupado como está con sus propios problemas.
Dispara de manera certera y mortal a una de las bestias en los ojos y deja a otra malherida y tambaleante sin embargo la tercera llega hasta su posición e intenta partirle por la mitad. No resultará fácil esquivar el golpe teniendo en cuenta el poco margen de sitio que tenga, a menos que se deje caer colina abajo...

Clarisse no puede comprobar muy bien el terreno desde su posición pero está claro que arriba había muchas casas y fachadas que usar para tirar encima de las bestias con la debida puntería y fuerza. Por desgracia la pendiente va a resultar mucho más difícil de escalar que de bajar si quiere volver hasta la altura de Martin y Karim.
En su propio "nivel" no parece haber nada demasiado interesante, como suele ser habitual en cualquier terreno árido y desértico, sin embargo aprecia en la lejanía una pequeña nube de polvo que se acerca relativamente deprisa, como la que podría provocar algún tipo de vehículo terrestre grande.

Satisfecha por el lugar encotrado donde dejar a salvo a Epsilon, aunque claramente preferiría haberla podido dejar igualmente a salvo pero con la compañía de Clarisse, que no pudo mirar bien las heridas de nuestra chica de goma.
Mientras mi mirada se dirije de un lugar a otro tras salir del pequeño escondite improvisado una ligerísima sonrisa se planta en mi rostro cuando me encuentro con que hay varias rocas lo bastante grandes a mi alrededor así que, ni corta ni perezosa y sin perder tiempo que puede ser de vital importancia, levanto una de las piedras grandes e intento lanzarla a uno de los dos escorpiones que están atosigando al pobre de Martin pues para mi sorpresa Karim ya solamente se está preocupando de uno.
- ¡¡Martin, aquí llega la caballería, y ten cuidado!! - grito a pleno pulmón hacia el hombre antes de lanzar la piedra en la dirección en que se encuentra esperando que mis palabras lleguen a sus oídos, que para algo casi me dejo la voz en ello.

Frustrada por no encontrar algo que le sirviera para ayudar a sus compañeros, Clarisse lanzó una maldición al aire y se detuvo a observar el terreno que la separaba de los demás.

Joder, ¿Por que se quedarían arriba en vez de correr? Pensó horrorizada por el espectáculo que estaba viendo, y ante la perspectiva de que uno de aquellos aguijones atravesara a alguno de sus compañeros.

Sin embargo algo la distrajo de sus cavilaciones, cuando percibió movimiento por el rabillo del ojo, y al girar la cabeza y desplazar su vista, pudo ver en la lejanía la polvareda que se acercaba al lugar en el que se encontraban ellos.

¿Es posible? No podía dar crédito a lo que veía, pero sin lugar a dudas parecía el polvo levantado por el paso de algún vehículo. Gracias a Dios...

Clarisse descendió unos metros más para alejarse de los escorpiones y que estos siguieran entretenidos con sus compañeros mientras ella hacía señales a quién fuera que iba hacia ellos.

-¡EEEEEEEH! ¡AQUÍIIIII! Gritó agitando las manos y desgañitándose la gargante a causa del esfuerzo. ¡AYUDAAAAAAAAAAAAAAA!

Por un momento, se le pasó por la cabeza la idea de que nadie quisiera ayudarles con esas cosas cerca, hábida cuenta de lo que Phoena les había contado, y aún sin aquella información, seguían tratándose de ciclopeas bestias a las que mejor tener a mucha distancia, pero prefirió no pensar en ello y albergar algún tipo de esperanza de salir de aquello con vida.

Joder la cosa me salió muy bien. ¡Qué coño!. Me salió de puta madre. Soy el puto amo. Al menos eso es lo que pensé en el momento en el que uno de los escorpiones caía debido a mi certera precisión y otro quedaba bastante malherido. Me sentía el rey del mundo en esos momentos...aunque por desgracia los otros dos bichejos estaban empeñados en aguar mi festejo. En vez de acojonarse y retroceder los muy se lanzaron al ataque. Vi como la pinza enorme de uno de ellos bajaba dispuesta a partirme en dos. Estaba seguro de que podía hacerlo así que lo mejor era esquivarla pero claro...justo detrás mía tenía el barranco, y si giraba hacia el otro lado podía quedarme algo expuesto con el otro escorpión.

En realidad todas esas opciones no llegué a pensarlas en ese segundo. Simplemente actue. Al final me lancé rodando hacia un lado intentando no caer por la colina...Sól oesperaba que después de eso la caballería llegara pronto...

Karim se estremece cuando las pinzas de la boca de la criatura se introducen en su costado. Había apostado duro, y en cierta manera había apostado bien.

Se movió lo suficientemente rápido como para ver que su idea había salido bien, uno de los bichos se había cargado al otro. Pero no tenía tiempo que perder. Había enemigos que vencer.

Empezó una carrera a lo loco a través de calles llenas de escombro, al poco de empezar, un latigazo de dolor le recorrió el torso haciéndole boquear por aire, y escupir saliva. Se estaba entregando al máximo, y aquí no había segundas tomas.

De repente, vio un pequeño grupo de piedras grandes acumuladas a su derecha. Debían de haber sido parte de un robusto muro, pero ahora eran poco más que un grupo de cascotes. Así que no se lo pensó más de medio segundo. Corrió hacia ellas. En dos zancadas había escalado unos 2 metros hacia arriba, el lugar justo que necesitaba.

En ese momento se giro, su perseguidor no había perdido tiempo y enfilaba hacia el sin demora, solo tenía que esperarlo otro segundo más. Y saltar a la acción.

El hombre de color salto justo cuando una de las grandes pinzas chasqueaba en el aire a su alrededor. En mitad del salto saco una pinza y cayó sobre el lomo del animal. Con tal fortuna que resbalo yéndose hacia su imponente cola. Si bien, aquello casaba con su plan.

La cola del escorpión gigante está formada por un puñado de segmentos, entre los cuales había una pequeña arruga. Karim se había fijado cuando troceaba al primero que habían liquidado, y ahora pensaba usar eso a su favor. Creía, que esa arruga, sería una parte más blanda, y más fácil de perforar.

Resbalando por el caparazón quitinoso de aquella bestia, agarro la pinza con todas sus fuerzas y ataco la intersección del segmento que única el cuerpo con la cola, no iba a partirla, ni siquiera lo pensaba hacer, solo quería crear un estorbo que impidiera a la criatura usar su punta venenosa.

Luego, de clavarla, se dejo caer por la parte de atrás, aun tenia cosas que hacer. Aquella criatura no estaba fuera de combate. Tendría que rematarla.