Partida Rol por web

-¡Vuestra familia ha muerto! El grito resuena por el patio cuando la samurai-ko a cargo de vuestra división os habla por primera vez. ¡Vuestro clan, también ha muerto! ¡Ahora sois los guerreros y protectores del Emperador! Recordadlo, ya no sois los cachorros de vuestros Daimyo, ahora sois los cachorros esmeralda. Os examina uno a uno, mirándoos a los ojos. Bien, vosotros, en mi despacho en una hora, dice mientras os señala. Acto seguido, se da la vuelta y se va con sus yojimbo hacia el edificio del cuartel. Los elegidos de entre la pequeña multitud para acudir a su despacho os miráis unos a otros. Un Escorpion, un Dragón, un León, un Fénix y un Cangrejo. Parece que tenéis una hora para presentaros e iros conociendo, si así lo deseáis...

Dirigiéndose a los demás que deberán acuidr con él, Genji hace un reverencia, y con voz con un tono algo alegre se presenta:

- Mi nombre es Akodo Genji, hijo de Akodo Sakuda y Kakita Sinie. Es un honor entrar al servico de las legiones esmeralda junto con ustedes.

Mira a sus compañeros, para ver sobre todo las caras o mascaras segun el clan.

Mi nombre es Asako Jotashu y sera un placer continuar por los caminos que nos dicten las fortunas.

Los ojos negros de Kido se posaron lentamente sobre todos los presentes. Uno por uno los examinó de arriba abajo pero por no más de un segundo, a excepción del cangrejo. En el su mirada se detuvo y los recuerdos de hace unos años volvieron a su mente. La lluvia, la sangre y el lodo. Con un esfuerzo se concentró, saco esos pensamientos de su mente y noto que su mano estaba tensa.

No debes perder el control se dijo a si mismo mientras oía las palabras de Doji Kanako y su mano se relajaba una vez más.

Dozo yoroshiku honorable Leon y Fénix. Mi nombre es Mirumoto Kido y vengo de las altas montañas del Dragón dice suavemente a medida que realiza una reverencia para todos.

El enorme samurai prestaba poca atención a sus nuevos compañeros. Masajeaba distraídamente sus imponentes bíceps, mientras admiraba el lugar donde se encontraban. Era un lujo comparado con los dojos por los que había pasado. Sin embargo, podía reconocer en él una eficiente funcionalidad, y sabía apreciar eso. No era tan malo después de todo, aunque seguía prefiriendo el descampado. Al oír las introducciones, se dirigió a los presentes, más por cortesía que por verdadero interés:

- Pues yo pertenecía a la Familia Hiruma, del Clan Cangrejo. Pero parece que ahora están todos muertos y soy solo Junzo. - sus palabras no sonaban cínicas, ni siquiera irreverentes. Si algo translucían, era tal vez aburrimiento. – Por cierto, ¿creen que nos dejen comer algo antes de empezar?

Dirigiéndose al cangrejo, Genji responde:

- Nos han dado una hora para prepararnos, yo estoy listo, así que no veo problema en que comamos algo Hiruma-san. Seguro que hay algún sito donde nos pongan un buen cuenco de fideos. Y esta es una ocasión especial, pues no hay mayor honor que servir directamente con los colores del emperador. Así yo invito a que alcemos una vez nuestros vasos por el honor que se nos ha sido concedido.

Volviéndose al resto Genji hace un reverencia:

- Dozo samurai, sería un honor si nos acompañarais. Tenemos tiempo y sería bueno que empezaramos a conocernos.

-no me importaría acompañaros, pues seguro que habrá una conversación interesante y sobretodo entretenida. Pues parecen samurais con experiencia.

Inclina un poco la cabeza.

Aceptaré la invitación gustosamente. Podremos hablar de las grandes hazanas y beber por el Emperador! dice Kido gustosamente.

- Acerquemonos a la posada más cercana, no tenemos tampoco tiempo para otra cosa. Y unos fideos que asienten el estómago y un vaso de sake pueden encontrarse en cualquier sitio.

-Creo a ver visto una llamada "el comedor de Hanzu", no soy del lugar pero parecía tranquilo.

Mientras espera la aprobación de sus compañeros; se ajusta el kimono.

- Esa servirá Jotashu-san. Vayamos, dentro de poco tendremos que presentarnos ante Kanako-sama, y no podemos retrasarnos.

Genji comienza a andar, pero se detiene:

- Guíanos Jotashu a esa posada que viste.

Seguís a Jotashu por algunas calles hasta llegar a la posada. Es la típica taberna rokuganesa.

Al entrar un heimin os pide amablemente que, como mandan las leyes, las armas se queden en la puerta, ya que él está allí para vigilarlas y cuidarlas.

Os llegáis hasta el posadero y le pedís vuestra comida y bebida, y esperáis a que la sirvan mientras os sentáis en una de las mesas del local...

- Es agradable poder comer algo antes de proseguir nuestro entrenamiento. Me considero honrado por servir en las legiones esmeralda, siempre ha sido uno de mis mayores deseos, el portar los colores del mismo emperador. Siempre he sentido curiosidad e interés por los demás clanes, ya sé que mi clan no tiene propiamente dicha fama, pero he viajado mucho por tierras grulla, y siempre he sentido placer he conocer el imperio más allá de los límites del león. Creo que está es mi oportunidad.

Genji intenta limar las pequeñas tensiones que durante unos segundos parecieron aparecer entre el pequeño y atípico grupo que forman. Pero de todas amneras su interés parece genuino.

Genji-San entiendo tu deseo de pertenecer a esta legión, después de todo el León siempre ha sido el gran guardián del emperador y su honor es conocido a lo largo de todo el imperio. En cuanto a mi, he llegado aquí en busca de una nueva visión de nuestro mundo. Las montañas son un excelente lugar de aprendisaje, pero creo que la hora llegó para que inicie una nueva etapa en mi viaje.

Las palabras salen de la boca de Kido fluidamente con unas breves pausas entre cada oración. Sin embargo sus ojos siguen llendo cada rato al que antes fuera un cangrejo pese a sus deseos de dejar todo en el pasado.

El gigantesco Hiruma comía con voracidad, sin darle mayor importancia a las reglas del decoro (o, al menos, eso parecía). Cuando hubo terminado su cuenco, hizo un tímido gesto al Fénix, indicando las sobras que había dejado, con evidente intención de dar cuenta de ellas. Repitió la misma operación con todos, excepto con el Dragón, al cual prefirió obviar respetuosamente.

Con la boca aún llena, se dirigió al samurai León, señalándolo con los palillos (que aún portaban algunos fideos), a la vez que indagaba:
- Ahora que lo mencionas, yo he tenido una duda desde que llegué aquí. ¿Alguno sabe por qué ha sido elegido? Es decir…reconozco que me he desempeñado bastante bien del otro lado de la Muralla Kaiu, pero…no estoy seguro de que eso le sirva demasiado a alguien de la Legión Esmeralda…a menos que el Emperador anduviera por las Tierras Sombrías, cosa que dudo…En fin, el tema es que no se que se espera de nosotros. – hizo una pausa mientras tragaba otro posillo de saque para baja la comida. – De hecho, no se si ya ingresamos en la Legión o si debemos superar algunas pruebas primero.

-Todo conocimiento seguro que es aprovechado, dada la gran capacidad de mando y estrategia del emperador. Mas creo que todo es útil, desde los misterios de las montañas hasta las tierras sombrías. ¿Mas que se oculta en las montañas? he oído que ahí grandes palacios.

Pidió otro cuento y que prepararan el té pues las sobremesa prometía.

- Quizá cada uno sea, dentro de nuestra todavía poca experiencia, un buen exponente de lo que nuestros respectivos clanes pueden ofrecer al servicio del Emperador. No creo que haya más relación entre nosotros que haber destacado por alguna razón a los ojos de Doji Kanako. Aunque las Fortunas saben que puedo equivocarme, no me imagino otra posibilidad. -

Genji da un sorbo al sake antes de mirar a Kido

- Pero Jotashu lleva razón, honorable Mirumoto, relátanos alguna de las maravillas del Dragón. Las altas cumbres suelen verse nevadas, sin duda es un lugar inexpugnable, pero ahora que tenemos uno de los pocos momentos para relajarnos, narrarnos alguna de las bellezas que no tienen que ver con la guerra.