Partida Rol por web

Me encogí de hombros ante la primera pregunta de mi compañero.- No sé, a mi me resulta más agradable para la vista este piso que los inferiores... A decir verdad creo que hasta el aire de aquí es mejor.- Mencione en voz alta una duda de mi interior. No sabía si era por la altura o realmente el aire en los pisos inferiores estaba mas viciado.

El camino continuo tranquilo hasta llegar al lugar que nos habían indicado. Mi mirada examino durante unos segundos al hombre que trabajaba los arbustos del lugar antes de dejar de prestarle atención y mirar hacia la puerta de acceso.

Me reí por lo bajo por el comentario de mi compañero.- No creo que sea buena idea, ¿Quien ganaría si aparece una sirvienta vestida de mayordomo?.- Comente divertido ante la posibilidad de aquello o, aun más divertido ante la posibilidad de justo lo contrario.- Dejando bromas aparte estamos aquí por trabajo no lo olvides Aiz...- Mi mano se estiro para llamar a la puerta pero justo antes de hacerlo me gire a mi compañero y volví a hablar.- Sirvienta.

Asentí levemente. Bueno, de momento era consistente con el estilo de vida de un minorista. Mis esperanzas de encontrar algo que hiciese pensar que todo aquello era un negocio sucio por parte de los nobles que hubiesen encargado el asesinato se empezaban a desvanecer. Maldita suerte la mía.

— Entiendo... Verá, como entenderá por confidencialidad de la investigación no le puedo decir mucho más. — Me acerqué un poco al daimah, sacando la factura que había encontrado en la cartera del cadáver. — Y claro, dado el estilo de vida del señor Remoir, nos resultaba algo extraño. ¿Puede ser que supiera decirme quien pudo atender al señor Remoir por la fecha de la factura?

- El que hubiera apostado por sirvienta, pero no es el caso - dijo una voz masculina al otro lado de la puerta justo cuando Walter tocó.

La puerta se abrió, apareciendo tras ella un hombre, a primera vista humano, de cabello castaño y ojos rojos, con una vestimenta bastante elegante y un semblante casi tan serio como el del sargento Malakai.

- Deben ser los inspectores de homicidios, el señor Namhiri les está esperando en la sala de estar. Pero antes, si me pudieran mostrar las placas, por favor.

Tras enseñarlas, se le relajó el rostro y os acompañó hasta la sala de estar, donde un hombre de largas orejas cubierto con una máscara blanca con un intrincado dibujo¹ esperaba. El mayordomo volvió rápidamente con unas tazas de té² para cada uno.

- Bienvenidos, señores inspectores. Se a lo que vienen, hagan las preguntas que les parezca necesarias, no tengo inconveniente. Les aseguro que no ha habido ninguna irregularidad en el proceso. Por favor, no se sientan cohibidos, pueden beber el té, o si no les gusta les puedo servir una manzanilla.

El daimah cogió la factura, creyendo que no habría problema y se puso a mirar.

- Mmm... Ese día estaba yo, pero... - su mirada bajó -. ¿Solo alcohol y nada de comida? Tiene que ser del turno de noche... La Sra Nutuki lo sabrá.

Antes de que puedas reclamarle la factura el daimah va directo hacia la jayán, susurrándole algo al oído como puede y enseñándole la factura, que ahora toma la jayán y se va de nuevo tras la barra, buscando algo, mientras el daimah regresa a su puesto. Finalmente tras poco más de un minuto, la Sra Nutuki te devuelve la factura.

- Esa noche estaba Jocelyne en la barra. ¿Quieren que la llame para que venga a hablar con ustedes o les doy las señas?

— Si nos puede dar la dirección o su contacto sería mucho mejor, así evitamos tener que molestarles mucho más, no quiero tampoco poner nerviosos a sus clientes haciendo muchas preguntas aquí.

Dije esto sonriendo. Quería dar la impresión de que estábamos investigando alguna tontería. Algún crimen menor típico en las zonas más pobres, lo normal. Y simplemente el pobre señor Remoir ha tenido la mala suerte de ser un testigo o sospechoso y hay que constatar donde estaba, ese tipo de cosas. Mejor eso que decir que han esparcido sus sesos por los adoquines de la calle y el vestido de su esposa y que estamos viendo si acaso es culpable o no del crimen por el que se lo han cargado... Ay Beryls, el sargento me iba a echar una fuerte bronca cuando se enterase.

- Sí, claro, un momento - dijo la Sra Nutuku mientras escribía algo detrás de la barra -. Si quieren ir a verla ahora la llamaré para que esté despierta. Si no, deberían esperar al menos hasta las cinco. Ella es más bien nocturna.

Tras aquel último comentario, le dio a Raedon la cuenta, que incluía un trozo de papel con una dirección en él. En ningún momento dejó de mostrar su sonrisa servicial.

- Espero volver a verles, fuera de su horario laboral - dijo guiñándole un ojo a Raedon -. Que tengan un buen día.

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La vivienda de Jocelyne estaba en el 3r piso de un edificio de apartamentos antiguo, sin portero automático ni ascensor. Bastante diferente del barrio en el que trabajaba, al menos parecía tener un mantenimiento decente. Unos minutos de subir escaleras más tarde y tras llamar a la puerta, una voz cansada os respondió.

- Ya era hora. Quiero ver las placas por la mirilla.

Una vez cumplido el requerimiento, se escuchó como quitaba la cadena y el pestillo para abrir la puerta. Tras ella, una mujer humana de unos veintitantos, albina, con unas ojeras marcadas y un busto grande, vestida con un chándal rosa os invitaba a pasar. El piso estaba iluminado tenuemente por la luz de una lamparita.

- Adelante. Nutuku ya me comentó que venían. ¿Qué es lo que quieren exactamente?

Cuando salimos del bar me despedí de los camareros, agradeciendo su amabilidad, y dejando, para el dolor de mi cartera, una propina. Un par de cafrés eran calderilla, pero tampoco nadaba en la abundancia, y algo me decía que no sería el primero de los gastos inesperados. Pedí, eso sí, una copia de la factura. Si al final resultaba que el tipo era inocente y demás, tal vez podría colarlo como gastos de investigación. Aunque sólo fuera por tocarle un poco las narices a Malakai.

Una vez llegamos a la dirección me preparé para lo que esperaba que fuese o bien una Vetala o bien una loca fiestera. Al parecer acerté a la mitad, se trataba de una Nephilim Vetala por lo que parecía... Y los rastros de medicación por su piso no me ayudaban a tranquilizarme, pero bueno, que se le iba a hacer. Era la pista que tenía.

— Buenas tardes. Soy el Inspector Aelius, y mi compañera es la Inspectora Moriarty. — Saqué de mi bolsillo la factura del señor Remoir y se la mostré a la mujer. — Por lo que sabemos esa noche tuvo que ser usted quien atendió al señor Remoir. — Procedí a describirlo, lo mejor que pude teniendo en cuenta que la única vez que lo había visto le habían volado los sesos. — ¿Sabría decirnos si estaba con alguien, si parecía nervioso por algún motivo, cualquier cosa que le llamase la atención?

Tenía toda la pinta de que la mujer no iba a ser muy colaboradora, pero había que intentarlo.

Puse una sonrisa ante la aparición y respuesta del mayordomo antes de mirar a mi compañero y hablar.- Lastima que no te diera tiempo en decidirte por uno.- Dicho eso me gire de neuvo hacia el mayordomo mientras mi mano se introducía en el bolsillo interior de mi chaqueta y sacaba la funda de mi placa.

Realizados los procedimientos no tardamos mucho en encontrarnos en el interior de la vivienda con el señor Hamhiri presente. Me dirigí con tranquilidad al sillón frente al señor Parvatti y mientras me quitaba el sombrero y lo depositaba en el reposabrazos.- Buenos días, señor Namhiri.- Dije mientras hacia una leve inclinación de cabeza.- Inspectores Worthless y Strain.- Nos presente mientras me sentaba.

La bebida no tardó en llegar y me sorprendí gratamente al descubrir que era.- Bueno, empecemos por lo básico.- Dije mientras sacaba la libretilla donde estaba apuntado la información del caso. Pase hacia arriba la primera página y empecé a hablar.- Antoine Remoir,  propietario de “El hilo azul”. ¿Puede comentarme que delito sospechaba que había cometido?

Cuando Raedon le dio la factura, Jocelyne se quedó pensativa un rato hasta terminar de oír la descripción.

- Mmm... El nombre de Remoir no me suena, pero creo que lo recuerdo. Deme un momento... - se masajea las sienes unos segundos antes de proceder a decir algo -. Sí, lo recuerdo. Estuvo bebiendo con otro hombre, y parecían bastante acaramelados, al menos al principio, pero terminaron discutiendo. El otro hombre era humano, tenía los ojos verdes y el pelo negro con algunos mechones verdes, de más o menos la misma altura que el hombre por el que pregunta. Me llamó la atención que tenía la frente muy maquillada, ¿quizás intentara esconder un tatuaje?

Por unos instantes se queda con cara rara y recoge un bote al que le cierra la tapa antes de guardarlo en un bolsillo.

- ¿Y por qué preguntan exactamente? ¿Ha habido un asesinato o algo por el estilo?