Partida Rol por web

Hoy parecía un día tranquilo en el departamento. Tras una hora, aun no teníais ningún caso en marcha, ni documentación que rellenar en aquellos momentos. La ausencia de trabajos nuevos era una buena noticia, pero también significaba que en cualquier momento os podrían encasquetar un caso sin resolver de los del archivo.

Sin embargo, la tranquilidad no iba a aguantar mucho. La puerta del despacho del jefe del departamento se abrió y de ella salió el Sargento Malakai, un duk'zarist que aparentaba a penas unos veinte años, pero que llevaba más tiempo que Raedon en la policía. Su mirada, contrastando su apariencia, era la de un hombre permanentemente enfadado con alguien que no está presente, cosa que dificultaba diferenciar cuando estaba realmente enfadado.

- Aelius, Moriarty - dijo en voz alta -; tenemos un aviso de la calle C-42, se han escuchado disparos y hay un cadáver en la puerta de una vivienda. La científica ya está en camino, id a investigar. Strain, Worthless; el uso de un arma de fuego hace bastante probable que se trate de un asesinato autorizado, esperad aquí para tomar declaración del asesino y luego id a hablar con el contratante.

Un caso de asesinato autorizado no iba a llevar mucho tiempo. La calle C-42 estaba bastante cerca, ir a pie o en coche no supondría mucha diferencia, y probablemente el asesino ya estuviera al caer.

Me encontraba en mi asiento, más que sentado podría considerarse que estaba tumbado en la silla con las piernas estiradas hacia el suelo. Mi mano izquierda estaba guarecida en el bolsillo del pantalón mientras la mano derecha sostenía los papeles del último caso, leyendo con poco interés los informes detallados que se habían realizado. Era increíble que todo el trabajo al final acabara en únicamente palabras sobre el papel.

Estaba empezando ya a entrar el estado soporífero de la espera del siguiente caso. Deje los documentos sobre la mesa y lleve mi mano a mi sobrero para inclinarlo hacia delante con intención de hacer menos evidente la cabeza que iba a dar. Justo en el momento que empezaba a bajar la solapa la puerta se abrió y apareció el jefe. Mi mano acabo subiendo ligeramente la visera para observarle mientras nos encargaba los cometidos de ese día.

Así que empezaríamos el día con un asesinato. Mi mirada se agudizo ligeramente, era evidente que no me gustaban los asesinatos autorizados, pero hecha la ley… Me encogí ligeramente de hombros cuando nos pidió esperar el jefe tenía que estar muy seguro de que aquello había sido un asesinato concertado o de lo contrario no habría hecho aquella distribución.

Mi mirada se enfocó en Aiz y hable de forma tranquila.- Parece que al fin tendremos algo de trabajo… Aunque está mal decirlo sabiendo que han matado a alguien.- Di un pequeño suspiro antes de colocarme bien en la silla y posteriormente ponerme en pie. Me acerque hasta llegar el que sería mi nuevo compañero y le di un par de palmaditas en el hombro.- A Esperar se ha dicho.- Dije de forma tranquila.- Sera mejor que nos preparemos para después.

Fue entonces cuando me gire hacia Aelius y Molly y volví a hablar.- Parece que esta vez no nos tocara juntos Molly.- Dije con una sonrisa taimada.- Aunque en parte es comprensible, no se te suele dar bien preguntar a la gente de forma amable.- Comente jocosamente recordando el último caso que nos habían asignado juntos. Nunca había visto tan buena interpretación de "poli bueno poli malo"… a excepción de que por el modo de actuar de mi compañera era probable que no estuviera actuando.

La mayoría de los compañeros de cuerpo solían aborrecer las tardes aburridas, sin nada que hacer. En cualquier momento te podía tocar un caso viejo, o peor, el tedio podía hacerte dormir y que te las vieras con el sargento de turno. Pero no yo. Casi cien años en el cuerpo te hacen apreciar ese tipo de días. Así que allí estaba, sentado con las piernas cruzadas, sujetando con una mano una carpeta de informes, similar a las otras once que tenía encima de la mesa, y con la otra una taza llena de café, ganada como premio — algunos decían que de consolación — en un local de karaoke del barrio.

El caso concreto que estaba revisando tenía algún tiempo, y ni siquiera era mío, pero el compañero que lo había llevado llevaba jubilado cinco años, así que era yo o uno de los novatos. Y prefería ser yo. Mientras revisaba aquello, estaba tatareando por lo bajo una de mis canciones preferidas. Uno de esos éxitos de hace ochenta años que hacían que los humanos se diesen cuenta de que me encontraba rozando los tres siglos de edad.

Cuando salió por la puerta el sargento Malakai, con esa perenne expresión de que alguien le hubiese metido el arma reglamentaria por donde amargan los pepinos, al principio ni me inmuté. Ese hombre nació enfadado. Pero cuando me nombró tocó echar atención. Así que tras escuchar las instrucciones me levanté, dejando la carpeta en la mesa y recogiendo mis cosas, antes de dirigirme al perchero y tomar mi gabardina y mi bufanda. Ah, rojo sobre blanco, el color de un verdadero inspector. En un solo movimiento de media vuelta sobre mis talones me puse la gabardina y me coloqué la bufanda cayendo sobre mis hombros.

- ¡Vamos, Moriarty! - Dije guiñándole un ojo, mientras le señalaba con un dedo, todo mientras aún dejaba caer la bufanda. - Conduzco yo. - Incluso mientras terminaba de dar mi vuelta completa sobre los talones, para ponerme de cara a la puerta por la que saldríamos, mantuve la sonrisa. Aunque siendo sinceros, la fama de mi compañera era suficiente como para que me diese un escalofrío de pensar como podría ir la cosa si fuese a conducir ella. Normalmente no me habría adelantado, pero ay nena, estas piernas no pueden llevar el son del corazón de un auténtico Inspector si están escayoladas.

Aprovechando la falta de trabajo el inspector novato Aiz Worthless estaba sentado frente a su escritorio, con varias carpetas en pie sobre el mismo intentaba ocultar de mala manera la construcción de un castillo de naipes fruto del aburrimiento.

Como inspector recién asignado y por los rumores que corrían sobre él, no le habían encargado la revisión ni redacción de ningún informe por el momento, de alguna manera era algo que agradecía pues el papeleo después de un caso era la parte que más odiaba del trabajo.

Cuando el castillo estaba por completarse el Sargento Malakai salió de su despacho desconcentrándolo y haciendo que la pequeña construcción se viniera abajo. Con una mirada algo culpable Aiz miró atento hacia el Sargento por encima de los documentos que le ocultaban, y mientras se le notificaba del nuevo caso, sutilmente dejó caer la carpeta sobre las pruebas de su entretenimiento en horas de trabajo. Sólo esperaba que al menos Malakai no se hubiera dado cuenta.

-Aunque si es cómo el Sargento dice no creo que haya mucho que hacer…- Comentó Aiz de vuelta hacia Strain con cierto tono decepcionado por lo sencillo que parecía el caso en primera instancia. Acto seguido y viendo la rápida reacción de Raedon situó en su cara una sonrisa bobalicona y agito la mano a modo de despedida-Conducid con cuidado.

—Juro que no sé cual de ustedes es el más aburrido.— Estaba en otro sofá, sentada, bueno, más o menos, porque tenía las piernas sobre el respaldo y la cabeza colgando del asiento, con todo el cabello por el suelo. Pataleo un poco como una niña a la que mandan a hacer los deberes.
Aaah! Me aburrooo! Cuando acepté este trabajo pensé que andaría repartiendo tortas al por mayor, y me hallo igual que en casa, criando moho en un sillón.

Y entonces aparece este hombre a quien cunado intenté hacer sonreír con uno de mis chistes, fue tan malo que me descontó la hora de mi salario. Nos nombra y en ese instante me enderezo en el sofá, pero quedando con un brazo detrás del respaldo y recostada con las piernas sobre un posabrazos. —A la orden, jefote.

—Bien, por no dejarme conducir tienes un punto de aburrimiento. Jefote tiene dos por el caso que nos da, así que vas perdiendo. Al final del día habrá premio para el que gane.

Salgo entonces tras Raedon sin nada más que decir, poniéndome el sobretodo por encima de los hombros y ajustándome los lentes. —Podrías llamarme Molly, sabes? Yo siempre uso tu nombre de pila. Se siente menos ...eeh... rígido.

Un corto y seguro trayecto a manos de un conductor sobrio más tarde os encontrabais ya en la escena del crimen. La policía científica ya tiene el lugar acordonado y está empezando con la recogida de pruebas, aunque parece que aun no ha llegado el médico forense.

Al veros acercaros un policía de uniforme que se encarga de espantar a los curiosos está a punto de deteneros, pero se detiene al reconocer a Raedon, si bien dicho reconocimiento no va en ambas direcciones, y os sube la cinta para que podáis acceder¹.

- El caso parece bastante claro, han encontrado esto junto al cadáver - dice mientras os entrega una hoja de papel dentro de una bolsa de pruebas -. No creo que esto tenga mucha complejidad, los testigos dicen que vieron al asesino caminar tranquilamente en esa dirección, casi seguro que a vuestra oficina.

El papel se trata claramente de una orden de ejecución. Como solicitante aparece un tal Parvatti Namhiri², y como ejecutor aparece Joe Miller³. El delito de cargo es una estafa de 10.000 créditos⁴.

En el interior de la casa pudisteis ver otro agente de uniforme se encontraba junto a una mujer que intentaba contener las lágrimas y dos niños de no más de 5 años ninguno que parecían contentos, como si no supieran que había sucedido. Lo más seguro es que se tratara de la familia de la víctima.

El cuerpo se encontraba en mitad de la calle, aunque se encontraba tapado por un plástico negro para que los curiosos no miraran. La puerta de entrada de su casa estaba manchada de sangre.

Tras poco menos de 10 minutos de espera, recibís una llamada interna. Se trataba de Mike, el recepcionista de comisaría.

- Chicos, el jefe me dijo que os avisara si venía un asesino autorizado de la calle C-42, y ya ha llegado. Se trata de Joe Miller¹, os está esperando en la sala de interrogatorios nº 3 para que le toméis declaración. También le he echado un vistazo a la orden de ejecución y todo parece en orden, la he enviado al departamento legal para que lo verifiquen. Tendréis una copia sobre vuestra mesa para cuando terminéis con Joe.

Mike no colgó inmediatamente, por si pudierais tener alguna duda sobre la orden de ejecución. Para cuando terminasteis, podíais sentir la mirada del jefe a través de la puerta aunque no pudierais verlo.

En la sala de interrogatorios os esperaba aquel tal Joe Miller. Tenía un cigarrillo encendido en la boca, y parecía aburrido. Iba completamente desarmado, como era de esperar de alguien que no fuera policía dentro de comisaría, vestía gabardina verde y tenía el pelo desgarbado y barba de 3 días.

- Ya iba siendo hora.

-Siempre hay alguno que hacer cuando muere alguien.- Respondí conciso a mi compañero.- Y menos mal que es así, si no, no tendríamos trabajo.- Reí mientras le palmeaba la espalda.

No paso mucho hasta que nos llamaron. Aun de pie agarre el teléfono asentí para mi mismo y respondí.- De acuerdo, vamos a hablar con él, ¿Podría ver el documento original de la orden de ejecución después de hablar con el asesino autorizado?.- Pregunte a Mike antes de colgar, coger un cuadernillo y voltearme hacia mi compañero.- Venga novato. Hoy harás tú las preguntas a ver que te han enseñado.- Le informe con una sonrisa de oreja a oreja. Había otro motivo para aquello y era que yo estaría con mis propios asuntos. Mientras avanzábamos hacia la sala fui concentrándome. Alguna vez había salido mal, pero ya había desarrollado cierta práctica en lo que iba a hacer.

Me quede parado delante de la puerta antes de tomar aire y soltarlo. Finalmente abrí la puerta y entre con paso decidido. En mi cara se compuso una sonrisa tranquila mientras miraba el cuadernillo simulando buscar un nombre y volvía la vista hacia el interrogado.- No se preocupe señor Miller, serán solo un par de preguntas.- Dije mientras dejaba el cuaderno en la mesa y tendía mi mano hacia Joe.- Inspector Walter Strain.- Dije presentándome mientras arrastraba la silla hacia atrás y me sentaba.- Intentaremos que sea breve después de todo esto únicamente es papeleo a resolver para nosotros.- Informe intentando que el interrogado no pusiera muchas pegas. Mi compañero el inspector Worthless le hará un par de preguntas.- Finalice dando paso a mi compañero mientras cogia el cuaderno y hacia como que empezaba a anotar lo que iban a conversar.

Aiz esperaba hacer algun tipo de juego tipo “poli bueno, poli malo” por lo que se sintió algo decepcionado cuando su senpai decidió que el interrogatorio corría completamente de su cuenta.

“Supongo que me toca por ser el novato…meh al menos mataremos el rato”

-Holiii, seré el encargado de realizarte unas preguntas para aclarar lo sucedido y verificar la legalidad del asesinato. Antes de eso como manda el aburriiido procedimiento debo verificar que como dices eres un Asesino Autorizado mediante la lectura de su chip, si estás registrado correctamente no habrá problemas- Mientras decía esto Aiz sacó el identificador de chips parte de su equipo para comenzar la lectura- Mientras lo verificamos ¿Por qué no empiezas contando lo sucedido?, el nombre de la victima, cargos de acusación para el asesinato así cómo el contratista para empezar.

Al apretar la mano del inspector Strain, la mirada de Joe bajó de repente a sus manos y frunció el ceño mientras separaba la suya rápidamente de la del inspector.

- Por esta vez te lo voy a dejar pasar, amigo, pero para la próxima más te vale tener una orden judicial.

Dicho esto, Joe le ofreció su muñeca izquierda al inspector Worthless, con la cicatriz de la operación siendo ya poco más que una pequeña linea blanca. El identificador de chips pareció captar alguna suerte de interferencia y tardó más de lo normal, pero confirmó que se trataba de un asesino autorizado.

- La víctima era Antoine Remoir, dueño de una pequeña tienda de ropa. El cargo, si no recuerdo mal, se trata de estafa por valor de 10.000 créditos, y el contratista era Parvatti Namhiri, un estirado de los que usan máscara. Tras descubrir su rutina diaria, esperé media hora frente a su casa a que saliera y le pegué dos tiros en el pecho tras decirle que Parvatti le enviaba recuerdos. El cabrón fue muy específico con que lo ejecutara así - dijo con expresión de desagrado -. Tras confirmar que no le latía el corazón, dejé la copia de la orden de ejecución al lado del cuerpo y vine directo a comisaría.

Dicho esto, se bajó la manga para volver a ocultar la muñeca e hizo ademán de levantarse.

- Si no tenéis más preguntas, tengo que terminar de cobrar este encargo. Adiós.

Viendo que Raedon no toma la iniciativa, decido hacerlo yo.

—Pero qué demonios! —le grito enfadada al oficial apareciendo caminando desde detrás de mi compañero —si dicen que lo vieron irse tan calmado, por qué no fueron tras él nada más tener esa información?

Cielos... Y encima se va a nuestra oficina, pero para qué? No entiendo qué podría ir a buscar ahí, es como si se estuviera burlando de nosotros, y no me gusta nada eso.

Como veo que soy la única con ganas de correr por ahora, salgo a toda velocidad en la dirección que indicaron; y cuando digo a toda velocidad, es realmente a toda velocidad, saliendo disparada a casi sesenta kilómetros por hora.

Había ido distraído casi todo el viaje, pensando en sus cosas. Cuando finalmente llegamos al lugar de los hechos, me puse mis gafas de sol y comencé a inspeccionar la zona. Estaba a punto de decirle algo al agente que nos había dado paso cuando vi que mi compañera empezaba a correr. Tras un instante procesando, se hizo una luz en mis pensamientos.

- ¡Molly, muchacha, que es legal! ¡Deja que Strain y Worthless se hagan cargo del asesino en comisaría! - La crême de la crême del departamento, desde luego. - ¡Que va a que le tomen declaración, por el amor de las Beryl!

Mientras decía esto sostuve el papel de la orden de ejecución en alto. La verdad es que sí parecía legítimo, pero tocaba comprobar que el crimen realmente se había cometido, tomar declaración, etcétera.

- Agente. - Dije al policía que se encontraba allí, mientras cruzaba los dedos porque mi compañera me hubiese oído. - ¿Han encontrado algo los de la científica?

Y me freno en seco cuando oigo las sabias palabras de mi compañero. Claro que es legal, pero me sigue crispando todo esto de los asesinos a sueldo, si les dieran un par de tundas a cada uno luego de matar a alguien, habría menos, y tendríamos menos trabajo que hacer.

—Ya voy, ya voy —acercándome de nuevo me desperezo y apoyo el codo sobre el hombro de Raedon —por lo menos estiré algo las piernas.

—Y bien? Qué conclusiones saca tu cerebro de elfo? Te suena de algo esta gente?

Suspiré, valorando mentalmente las muchas y valiosas virtudes de la prejubilación, pero decidí centrarme en el caso, y miré a mi compañera mientras esperaba a que el agente respondiese a mi pregunta.

- La familia que encargó esto es una familia Devah. En el supuesto de que la estafa fuese real, el cargo da como para solicitud de ejecución, así que eso parece en orden, pero habrá que investigar el crimen, claro.

Me mesé la barbilla, pensando en lo raro que se me hacía que un Devah hubiese caído en una estafa así. Vale que era un estereotipo racial lo de que fuesen muy calculadores, pero es que es estereotipo por que se da muy a menudo.

- No creo que interrogar a la víctima sea buena idea sin autorización judicial, y menos con la familia presente. ¿Molly, podrías hacer un poco de control de masas y hacer que se retiren cuando vaya a examinar el cadáver? Igual empatizan contigo después de que echases a correr por el asesino y puedes sacarles su versión de los hechos.

El agente se quedó muy confuso al ver la reacción de Molly, claramente sin entender de que se trataba, hasta que escuchó a Raedon. Contuvo la risa, y tras carraspear un poco se dispuso a responderle.

- No mucho, un par de colillas ahí - señala a un lado de la puerta -, un casquillo y muchas, muchas gotas de sangre, principalmente en la puerta. No han encontrado la bala, pero como no hay orificio de salida lo más probable es que siga dentro suyo.

El policía no estaba muy seguro de que más decir, probablemente porque no considerara que mereciera la pena hacer demasiados esfuerzos con un asesinato autorizado. Simplemente os deja pasar a la escena y se vuelve a espantar curiosos.

- Mi compañero, el agente Takeo está dentro con la familia. Saldrán por la puerta trasera para ir a comisaría cuando se hayan calmado.

Asentí levemente, acercándome al cadáver mientras me ponía unos guantes de plástico blancos.

- Molly, hazme el favor y sujeta esto. - Dije, pasándole mi bufanda. Tras dejar que la cogiese (o simplemente guardándola en un bosillo algo arrugada si tardaba mucho) me agaché y levanté levemente la bolsa que cubría al cadáver, asegurándome de tapar la vista con mi cuerpo para que la familia no tuviese que ver nada. - Vamos a ver que tiene que contarnos este tipo...

Comencé una búsqueda rápida, algo superficial. No quería tampoco contaminar la escena del crimen, y tampoco es que le fuera a hacer una autopsia allí mismo al pobre tipo. Ver si tenía algo sospechoso, confirmar causa de la muerte y condición física del cadáver, comprobar restos mágicos... Lo normal. Mientras estaba en ello arrugué levemente la nariz y dirigí mi mirada al agente más cercano.

- ¿Cómo se llamaba la víctima? ¿Lo tenemos fichado por algo?

A fin de cuentas, tocaba comprobar que efectivamente fuese un criminal. Estas cosas no se podían dejar a medias.