Partida Rol por web

—¿Ran's? Eso está más allá de Ilde y del desierto... Será un viaje larguísimo y atravesar esas dos zonas...— Niella no se cortó a la hora de mirar a Ratko con preocupación. El mago era un saco de nervios desde hacía tres meses y además no estaba muy segura de que pudiese soportar tanto sin su magia. Unos segundos después sacudió la cabeza. Claro que podría. Nadie se convertía en líder de un gremio siendo un enclenque. La joven suspiró. Una parte de ella quería unirse a aquella aventura sin dudarlo, pero otra suponía que no sería de mucha ayuda. Ella no era una guerrera que pudiese servir de mucho, aunque si que era cierto que estaba acostumbrada a viajar en todo tipo de condiciones. Pero ¿Quién no?— Desde luego, va a ser más fácil subir a esa torre que llegar a ella.Pero decidnos... esa mujer ¿es una maga o tiene amigos que lo son?

Luego de esa dramática entrada, al fin tenían una pista real de que hacer y a quien atravesar con el filo de sus armas. No le sorprendió mucho que fueran Alvenes, aunque ahora se les veía un poco menos, tanto por la masacre que perpetuaron sus hermanos caídos como la por la desconfianza que generaban en algunos. Se quedó en un costado, apoyada contra la pared y estudiando a esos tres. ¿Acudían a ellos porque eran los mejores o porque no querían ensuciarse las manos? La magia siempre fue tremendamente útil, pero en este caso era como ponerse en el camino de una enorme flecha que iba directo al corazón. Ratko estaría en problemas si iba con ellos…

-Podremos cruzar otra vez el desierto. La última vez no fue tan difícil- dijo a Niella con una sonrisa. En esas horas muertas le había estado contando historias de su tierra, escalofriantes y sangrientas historias de sus días en su “grupo” y algunas leyendas locales. Curiosamente la guerrera era bastante buena en contar historias, al menos de ese tipo-. Sería más fácil poner algo que explote en la base de la torre- se encogió de hombros, había oído de gente que experimentaba con sustancias y lograban eso… pero ciertamente no conocía a nadie de ese tipo y casi seguro esas historias eran falsas o exageradas-. Toda información pertinente a esa puta y la torre será bienvenida- agregó a lo comentado por sus compañeros con una dulce sonrisa que prometía mucho dolor para la que ocasionó todo eso.

El trío de magos estaban nerviosos, sentían que no podían estar mucho más tiempo allí con ustedes pero entendían que las preguntas se iban acumulando en las cabezas de los allí presentes.

Entre los tres intentaron aportar más luz a sus investigaciones. Efectivamente se confirmó la teoría de que Mashane era una tendera, de Ardan sin llegar más lejos. Años atrás intentó ingresar en la academia de magos y fracasó al no tener un talento innato lo cual lleva a la duda de ¿y cómo ha conseguido tanto poder ahora? esa pregunta aún no tiene respuesta.

También os hablaron más de la torre, tal y como se comentó anteriormente era una academia para magos, pero no una academia cualquiera sino una de élite. Se dice que aquellos que superan toda la instrucción son reconocidos magos o consejeros en naciones... ¿y qué se sabe ahora de la academia? nada.

La torre ha dejado de funcionar como una academia, nadie habla de ella como tal, tan solo se sabe que Mashane la ha proclamado como suya y que no hay noticias de ninguno de los estudiantes que allí se alojaban.

A medida que os iban comentando más información más turbio era todo, pero también aumentaban las ganas de querer detener aquella locura.

Os facilitaron un plano con una ruta segura para llegar a la torre, además de recursos para provisiones. Ellos estaban encantados de estar allí compartiendo información, pero sabían que cada minutos allí era arriesgado tanto para vosotros como para ellos mismos. Fue así como tras dejar el plano y el oro sobre la mesa, decidieron abandonar el lugar.

Os expusieron una última recomendación, esperar a la noche siguiente para empezar vuestro viaje hasta la torre. Temían que si Mashane les tenía rastreados a ellos, vinculasen vuestra salida hacia la torre como una misión encargada por ellos mismos...

 - Confiamos en ustedes - dijo mirándoos a los ojos.

 - Pero no olvidéis ser discretos, aquí vale más la maña que la fuerza. Nosotros hemos venido tres porque sabemos que es el mejor número para pasar desapercibidos pero a la vez respaldados. Haced lo mismo - dijo como último consejo.

 La última Alvene se quedó en silencio. Era extraña, su mirada parecía perdida, pero no dudó en decir algo más antes de irse.

- Aquí todos sacrificamos algo, es nuestra responsabilidad asumir el riesgo de nuestros actos si queremos que exista un mañana... recordadlo - y tras aquello, los tres magos se marcharon.

El asunto de la tendera... se había convertido en algo personal para Ratko, y más aún después de obtener aquella información, el nigromante tuvo más que claro que debía encabezar la misión además quedarse allí, en el gremio sólo lo llevaría a la locura necesitaba volver a practicar magia y si moría en el intento, que así fuese.

- Es un consejo sabio, gracias por confiar en nosotros- respondió a los tres magos- no vamos a fallar, no podemos permitirlo- el demonio era plenamente consciente de que aquello no podía continuar así.

Una vez que los tres magos se marcharon se volvió hacia Shany y Niella, al hacerlo no habló de inmediato sino que pareció meditar sus palabras, finalmente mirando a ambas a la vez añadió.

- Shany, Niella... quiero que vosotras dos me acompañéis en esta misión, necesito tu fuerza y tu valentía- miró a Shany- y tu destreza y habilidad...- se detuvo en Niella- se que te da miedo, pero esta misión no va sólo de fuerza sino de maña... estoy seguro que puedes demostrar tu valía- le sonrió con suavidad a la muchacha para después volver a ponerse más serio- se que como mago me arriesgo a ser detectado pero precisamente por serlo debo encabezar la misión, esto se ha convertido en un asunto de especial interés para mí, por motivos odbios y me temo que este asunto está afectando a todo el mundo... pero no me voy a justificar con esto, no necesitamos ser héroes sólo echar de una patada a un tendera de un torre que no le pertenece y terminar con sus ínsulas de grandeza... Preparad lo que necesitéis para el viaje, partiremos mañana al anochecer tal y como se nos ha recomendado.

Los ojos de Niella se abrieron como platos al oír aquella proposición y empezaron a brillar de ilusión. ¡Por fin algo de acción! Y además el viaje era largo, algo ideal para una trotamundos como ella. Pero había algo... ¿Sería posible que tanta magia acumulada hubiese frito el cerebro de Ratko? Aquella misión sonaba a alta importancia para todos y si metía la pata, la asociación podía irse al traste.

—¿Estás seguro? Todo lo que sé hacer hay gente aquí que puede hacerlo mucho mejor que yo —Niella escogió con cuidado sus palabras. Lo último que quería que interpretasen era que no quería ir, cuando simplemente no estaba segura de estar a la altura— No es miedo... Pero es una misión importante para todos, y no quisiera que todo esto se cayese por que meta la pata.

-No necesito mucho equipaje- dijo con una sonrisa, dando un leve golpe a la espada que descansaba en su robusta cadera. Le alegraba muchísimo ponerse en marcha, sobre todo si era para arreglar todo ese entuerto y ayudar a su demonio favorito. Quizas no lo dijera abiertamente, pero le apreciaba más de lo que quisiera admitir. No era solo “un momento de pasión”, sino algo bastante más profundo que ni ella podía definir.

Las dudas de Niella le hicieron sonreír abiertamente, acercándose a ella y pasando su brazo por los hombros. Con voz suave, le dijo en confiabilidad, aunque lo suficientemente alto para que Ratko oyera.

-Lo harás bien gatita, era más joven que tu cuando tuve mi primer misión- aunque siendo más joven que Niella ya le sacaría una cabeza de ventaja-. Solo tienes que tener confianza, no dejar que te digan lo que no puedes hacer y asegurarte que el primer tipo que mates esté verdaderamente muerto- otra sonrisa, seguramente había alguna escabrosa historia detrás de ese consejo que no hacía falta contar ahora.

La verdad que nunca había visto luchar a la joven, pero tenía ingenio, astucia y calle, eso no se compra y era lo que permitía llegar a viejo. Ya había visto como alguien tan delgado como Ratko era capaz de desatar muerte y destrucción con solo un gesto o como una Alvene azulada podía imponerse ante la más cruel de la adversidad, esa niña no sería diferente. Lo presentía.

Niella sonrió y apretó la mano de Shany. Le caía bien a pesar de lo bruta que era y parecía haberla acogido bajo su ala de una forma casi literal. La muchacha no se molestó en decirla que, aunque ella no había tenido misiones de ningún tipo, su viaje no había estado exento de peligros. Como muchas otras cosas, como su hogar, la razón de su marcha y las pequeñas habilidades que poseía, Niella callaba más que hablaba. El problema era que en esos momentos se ponía en peligro solo a ella, no al resto... Pero lo cierto es que ellos creían que era incluso menos hábil de lo que era en realidad, así que con una sonrisa de pura alegría, aceptó la proposición.

—¡No os decepcionaré!— prometió antes de continuar con una sugerencia— ¿Sabéis? Deberíamos ir en carro. Llamaremos menos la atención llamando la atención. Podríamos conseguir productos locales, que no se encuentren en el este y llevarlos allí. Podríamos pasar perfectamente por comerciantes. Puede que nos hagan un par de asaltos, pero eso es menos peligroso que el que Mashane reciba noticias nuestras. Además, iremos más rápido y podríamos sacar fondos para el gremio. ¡Todo ventajas!

Igual que la guerrera, Niella no necesitaba llevar mucho con ella. Sus armas eran casi herramientas y había llegado con lo puesto. Su ropa, de tejido ligero pero largo y su capa, dos tallas más grandes de la que necesitaba y con la que podía cubrirse en caso de accidente.

—¡Caray! Con lo que tardé en llegar aquí y otra vez de nuevo al Oeste —comentó entre risas— ¡Los dioses tienen un peculiar sentido del humor!

Siguiendo los consejos, decidisteis partir al anochecer del día siguiente bajo el amparo de la noche y la suave brisa fresca.

Vuestro grupo era peculiar, cada uno con sus puntos fuertes y débiles pero con la motivación necesaria para hacer lo que era correcto. Siguiendo el plano que os habían facilitado lograsteis avanzar muchísimo más rápido que por los medios tradicionales, eso fue algo a agradecer teniendo en cuenta la gravedad de la situación.

Cuando apenas habían pasado un par de horas desde el inicio de la travesía algo que jamás olvidaréis sucedió.

El cielo se tornó más oscuro, como si las estrellas se apagasen y en mitad del firmamento apareció un resplandor... era como si se distinguiesen varias hogueras o llamas en el cielo. Cuando entrecerrasteis los ojos para afinar la vista, entendisteis que lo que se proyectaba en el cielo era otra visión mágica, pero esta vez una aterradora.

Allá arriba se estaba observando en directo como los tres magos que anteriormente os visitaron en la sede estaban siendo ejecutados de la forma más horrible: siendo quemados vivos frente a millones de testigos: la población de Alleriah.

Desde vuestra posición no podíais oír los gritos, pero ver sus rostros desencajados mostraban la dura realidad, aquello estaba siendo una crueldad ante la que costaba mirar de cara. Instantes después apareció el rostro de la artífice: Mashane.

Escuchad atentamente

En esta ocasión, la voz sonaba seria, amenazadora...

Lo que habéis visto no es más que la consecuencia por querer ir más allá de vuestras posibilidades. ¿Os creéis capaces de enfrentaros a mi? ¡Magnífico! intentadlo.

¿Os estaba invitando a luchar?

Os desafío a venir a mi torre, aquella que antaño fue la Academia para Magos de Rans's. Os desafío a superar las pruebas que os he preparado, solo entonces seréis dignos de sentiros con el poder de desafiarme. ¿No es eso lo que queríais? Pues allí estarán las puertas abiertas para todo aquel que lo deseé.

Ahora no existía el factor sorpresa. Mashane os estaba esperando. Al parecer todos los esfuerzos que tuvieron los tres magos para pasar desapercibidos fueron en vano... ¿o estaba todo orquestado con el fin de provocar a la usurpadora?

Si lo que decía ella era cierto, superar las pruebas de la torre supondrían tener la oportunidad de tener a aquella "maga" cara a cara para rendir cuentas. Era una oportunidad de oro, no había tiempo que perder.

JORNADA DE VIAJE

SEDE DE LOS NUNCA OLVIDADOS -> TORRE DE RANS'S

La joven Niella estaba convencida de que su plan conseguiría que pasasen desapercibidos, pero pronto llegó la cruel realidad, y algo le hizo frenar el carro, que en aquel momento conducía ella. La imagen de los magos ardiendo ante sus ojos, sus cuerpos contorsionándose, sus caras de dolor... aquello era demasiado. La chica se tapó los ojos para no ver aquello, sin poder parar de temblar y con la respiración acelerada. ¿Qué demonios era aquello? ¿Cómo podía estar tan loca esa mujer?

—No... no puede ser— los ojos se llenaron de lágrimas que, nada más separar las manos de los ojos llegaron a las mejillas–  ¿Qué demonios le pasa...y cómo ha podido saberlo?

Salieron al abrigo de la noche, con sus equipajes listos para ir y volver, aunque volver era una eventualidad que solo sus pericias lo decidirían. Tenían confianza, por sus habilidades que por otra cosa, pero esta se desgranó cuando las estrellas parecieron apagarse y en el cielo sus tres aliados eran quemados hasta la muerte.

-Eran magos, sin duda esa bruja está vigilando a todos- Shany no apartó los ojos, se alimentó de esa imagen, de ese sufrimiento, de ese dolor, lo usaría para darse fuerzas en cada estocada, en cada prueba que les impondría esa loca-. A la mierda el ataque sorpresa Ratko, vamos a tener que entrar derribando puertas.

Niella lloraba, lo que le hizo recordar a como su querida hermana le había pedido ayuda, allá hace tiempo, lo que provocó más de un dolor de cabeza y que terminó por llevarla a ese camino de aventuras. Se dio una palmada suave en el hombro.

-Se fuerte, somos armas que son forjadas a golpes y fuego, nos doblaremos pero nunca nos quebraremos y siempre estaremos listas para cuando se nos necesite-. No era una frase suya, ni siquiera de su pueblo, se lo dijo un Albunix que intentaba ligársela.

La joven Niella estaba tan devastada que no pareció siquiera escuchar las palabras de la guerrera. Aquella frase podía muy bien aplicarse a Shany, pero no veía como podía verse reflejada en ella o en aquellos pobres magos. Aunque sabía que había ejecutado a más de cien, no era lo mismo oírlo que verlo. Además, si la guerrera tenía razón estarían muy vigilados. La magia que la dibumae era capaz de manejar -conversiones involuntarias aparte- era extraordinariamente débil, pero la de Ratko no. Estaban localizados y vigilados de modo que, lo único para lo que creía podía ser de ayuda, una infiltración, no serviría de nada. Ya sería una suerte si no se convertía en un estorbo.

—No hará falta derribarlas; dijo que las tendrá abiertas... y que habrá pruebas— susurró con la voz ahogada por la frustración y los ojos enrojecidos. Niella se frotó los ojos con la manga y volvió a agarrar las riendas, esperando la indicación para ponerse en marcha. Había pasado por cosas más duras en su propia tierra natal y no iba a dejarse amilanar. Si no se había dejado asustar por las amenazas de los viejos líderes de su poblado, a quienes había guardado un cierto respeto, aquella dictadorzuela a quien no respetaba no le haría dudar. Tras un largo silencio, la chica tragó saliva intentando atenuar aquel horrible sentimiento—. Pues si quiere pruebas, nosotros se las daremos... Tendremos que tener cuidado de no encontrarnos por el camino con los Lameculos de Masha... El culto de Mashane. Ahora que ellos saben su localización seguro que van a adorarla.

Ratko se enfadó... Y eso que solía ser un demonio con temple, pero contemplar como los tres magos que les habían pedido ayuda eran torturados y ajusticiados de aquella manera hizo que la sangre le hirviera y desease venganza... No sólo por aquellos tres sino por todo lo que llevaba aguantando por culpa de la mesonera de las narices.

- Esto es más que personal... - dijo en voz alta para sí- Tarde o temprano nos iba a localizar... Cierto, además pienso igual, debe de tener alguna forma de detectar la magia y yo soy mago,se va a dar cuenta de mi presencia en cuanto me acerque... Pero eso no quiere decir que no le meta antes una bola de fuego por el trasero... - evitó decir culo, pero eso era muy vulgar y no era propio de él decir palabras mal sonantes... - Superaremos las pruebas... Vamos-dijo muy convencido y decidido de lo que iban a hacer.

Al ver a aquellos encapuchados, el primer pensamiento de Niella fue tratar de escabullirse, al fin y al cabo eran tres  tipos entrenados contra ella sola. Tardó tan solo un par de segundos en darse cuenta de su error y recordar que ahora era parte de un equipo. El delgado cuerpo de la muchacha se escabulló para subirse a lo alto del carromato, intentando dificultar que aquellos sectarios la alcanzasen. Puede que la chica no fuese muy fuerte, pero estaba claro que se movía rápido, porque visto y no visto, sacó unos dardos que lanzó contra los ojos de sus rivales.

Continuaron el viaje en silencio, cada uno con sus pensamientos y emociones a flor de piel. Lo único que hizo Shany antes de partir, fue apretarle la mano ligeramente al demonio, sin pronunciar palabra alguna. Normalmente era bastante buena con las palabras, pero ahora mismo sentía que no tenían cabida.

Por suerte, para ella, aparecieron en el camino unos cultistas, de esos que adoraban a la perra que empezó todo aquello. Shany bajó del carro de un salto, arma en mano, avanzando con una sonrisa rabiosa en sus labios. Quería derramar algo de sangre, como si de esa forma el viaje estaría nivelado con la muerte de esos valientes magos.

Una emboscada... algo totalmente previsible pero igualmente desconsiderado, aquello sólo servía para desgastar y acabar con la paciencia de Ratko que sólo quería terminar cuanto antes para vérselas con la tendera. Así pues sin dudar un momento aún a sabiendas de que aquello iba a llamar aún más la atención de la falsa maga comenzó a recitar con ganas, las palabras arcanas mientras acudía con presteza una llama azul a la palma de su mano que en cuanto alcanzó la dimensión adecuada no dudó en lanzar a su enemigo.