Partida Rol por web

No tuvieron tiempo de descansar o reponer fuerzas, esa perra les estaba empujando a continuar. Podría ser que no quisiera perder el tiempo viéndoles o sencillamente sus fuerzas se iban agotando. Si Ratko tenía razón y en realidad no tenía magia verdadera sino que utilizaba algún tipo de objeto, este requeriría cierta fuerza o energía. Solo podía imaginarlo como el brazo que esgrime una espada, si este no tiene fuerza o resistencia, no importa el filo del arma.

La siguiente sala le puso intranquila, pues podrían atacarle de cualquier lugar y no lo notaria. Eso se cumplió en parte cuando Niella saltó sobre su espalda, de no ser porque la reconoció, seguramente le habría atravesado de lado a lado con su espada.

-Nunca hagas es…- notó que las bocanadas de aire no le eran suficiente-. Hija de puta- comenzó a buscar una salida, pero solo se daba de bruces contra su propio reflejo, hasta que oyó la voz de Niella, momento en que empezó a buscar sus marcas, sabiendo que ella no lograría salir… A menos que comenzara a romper espejos. ¿Se podría hacer eso?

-Esto es estúpido- dijo sacando su espada y comenzando a romper espejo tras espejo, tras espejo. Su idea era simple, avanzar en línea recta hasta llegar el final, solo para notar que no estaba llegando a ningún lado. Era como si no avanzara, como si siempre estuviera rompiendo el mismo espejo. Pronto se vio a sí misma, apoyada en su espada, mirando su propio reflejo mientras intentaba respirar. Obviamente eso tenía un maldito truco y fue tan estúpida como para no notarlo. Odiaba la magia.

Normalmente Ratko, cada vez que se topaba con un espejo aprovechaba para verse reflejado en él y comprobar su atuendo, lo cortés no quitaba lo diabal... y él era muy cortes, por ello y a pesar de la situación no pudo evitar mirarse en los espejos para comprobar el estado en el que se encontraba su atuendo y sobretodo su aspecto, se quedó realmente preocupado cuando se descubrió dos marcadas ojeras y unas arruguillas de regalo... claro que eso podía valerse por los "para habernos matado" que su cuerpo serrano llevaba acumulado en aquella desventura... así pues y muy metido en su papel de "jefe" se tuvo que poner a reprender a Niella que le había dado por jugar al escondite en aquellos momentos...

- ¿Tu la llevas, no se te ha ocurrido nada mejor, Nie?...AH- exclamó al toparse con un cristal al tratar de esquivar el ataque del tigre que un espejo había tratado de hacerle al demonio- esto va a ser complicado... acabamos de entrar y ya no nos encontramos... ¿marcas?... buena idea- dijo mientras cogía su propia daga y hacía sus marcas.

Ratko se estaba empezando a marear... entre la somanta de palos que se había llevado y aquello, el pobre diabal iba a terminar consumido.

- Me parece que lo de la daga no funciona... ¿Soy yo o estoy empezando a ver doble?- dijo bajo los efectos de la falta de aire- maldita sea... para esto había un hechizo, fui de los que hizo pellas cuando estudié en la academia... la clase de hechizos básicos me la salté porque me parecían aburridos... y me tocó ir a la repesca, aprobé raspado pero lo hice porque todos esos conjuros tenían un patrón común... se repetían las palabras arcanas y formaban rima...- dijo más bien para sí mientras se rascaba la cabeza- quizás si me ayudo de algo- se quitó un trozo de tela y la rasgo sacándole el hilo para hacer un ovillo, si tenía éxito aquella bolita podría indicarles el lugar... ahora sólo tenía que acordarse de las palabras- totus pafuera...

Niella avanzó unos metros confiada, pero no tardó en darse cuenta de que aquello no era tan fácil como había creído y comenzó a ponerse nerviosa. Despistada, pensó que Ratko era una de las figuras del espejo y se dio de bruces con él, haciendola caer de culo ante el mago, que estaba entretenido haciendo bolitas de tela.

—¡Ay! —dijo frotándose su sillón favorito mientras miraba confundida  su alrededor— Al menos nos hemos encontrado. Dame la mano y busquemos la salida,o a Shany o lo que sea. Esto empieza a ser opresivo.

La chica agarró la manga del diabal y buscó con la mirada a la guerrera. El ruido de los espejos rotos les guiaría a ella.

Como odiaba todo aquello, habría continuado destrozando espejos solo para quitarse esa frustración del encima, pero sentía que sus pulmones no daban abasto. Intentó guiarse con sus sentidos, obviando la vista, pues sabía que el truco de todo aquello era justamente confiarse en sus ojos. Oía a sus compañeros hablar, sobre todo a Ratko, pero no lograba llegar a ellos.

Soltó un gruñido y tomó pequeños trozos de cristal, de los muchos espejos rotos, para poder usarlos como guías en su camino. Mejor ser menos agresivo y buscar una solución inteligente. No todo se podía arreglar con el filo de su espada. El tiempo se les estaba agotando rápidamente, así que intentó regularizar su respiración, calmando su pecho, fingiendo que la muerte no les estaba sobrevolando en esos momentos.

Nada, seguía viendo su maldita cara, sin poder llegar nunca a ningún lado, notando como su imagen refleja sus intentos de meter aire a su cuerpo. Aun intentaba permanecer calmada, pero la idea de morir en ese lugar de forma tan estúpida empezaba a agobiarle. Sobrevivió a tantas batallas, monstruos y al desierto… ¿Para morir en una asquerosa torre, asfixiada como un pez fuera del agua? No, iba a salir de ese maldito lugar como sea.

-Tranquila Shany, respiraciones cortas- se decía, concentrando su mente en respirar con calma, como cuando estaba en medio de una batalla o el desierto parecía consumir todo el oxígeno de su alrededor. Esto no era tan diferente, solo había que encontrar la salida, como cuando uno localizaba esa estrella que te devolvía a casa.

Lo intentó otra vez, buscando la maldita salida, ya guiada por su instinto más que por sus otros sentidos. La falta de oxígeno empezaba a afectarle en todos los sentidos, impidiéndole hilar un pensamiento coherente. Pronto estaría demasiado débil como para siquiera moverse.

Niella se sentía completamente perdida, pero al menos estaba agarrada al diabal. Si uno de los dos salía también lo haría el otro. La chica se sentía como un topo, y eso no la gustaba. Ella era un pájaro, no una rata subterránea... Aunque los pájaros tendian a chocarse contra los cristales. 

-Creo que estoy siendo un detector de espejos maravilloso- gruñó frotándose la nariz al quinto topetazo

- Anakht mesal who nelljestbet...- comenzó a recitar Ratko sumido en sus propios pensamientos, necesitaba recordar el hechizo... las palabras de poder que le permitirían localizar la salida, recordaba que su antiguo maestro había incidido en que aquel recital era capaz ofrecer una salida a las situaciones más complicadas, "Sí hay una salida, la mostrará... sea lo que sea os mostrará el camino" por aquel entonces el nigromante sólo se aprendió el conjuro para poder poder aprobar y ciertamente hasta aquel día no le había hecho fatal recordarlo, pero en aquella ocasión y viendo el éxito de sus compañeras tenía que intentarlo él... o más bien hacerlo, se lo debía a ambas por haberle salvado el trasero en dos ocasiones y para que Niella no terminase con la nariz plana por chocarse con los cristales y tuvieran que empezar a llamarla cara plana.- Anakht mesal who nelljestbet dollielt llelvet...- aquel era... estaba seguro- Anakht mesal who nelljestbet dolliet llelvet- volvió a recitar concentrándose en las palabras arcanas.

Niella cerró los ojos un momento. Al abrirlos le pareció ver un ligero brillo que nada tenía que ver con los espejos. Se sentía agobiada, pero de pronto, en el límite de sus fuerzas, con la cabeza totalmente embotada vio un par de puertas. Sin duda alguna, reflejos... pero puertas. Iban en el buen camino.

Sin hablar, para no consumir más oxígeno del necesario, agarró con fuerza a Ratko y caminó hacia la salida. No iban a morir allí. Niella se paró, mirando a su alrededor para localizar a Shany. Ninguno de ellos.

Ratko que estaba concentrado en sus palabras arcanas no se dió ni cuenta de que estaba empezando a faltarle el aire por eso quizás no estaba dando con la entonación exacta y todos los magos sabían que tan importante era acordarse de las palabras como entonarlas... y ya si un vendabal de pelos rizados lo agarraba de la mano y tiraba de él como si no hubiera un mañana ni te cuento... el caso es que a lo que le dio la media neurona que le seguía funcionando al diabal fue la de estirar el brazo en busca de Shany, para poder cogerla o que ella lo cogiese.