Partida Rol por web

Nefteo:

Sacerdotisa Madre: Tirada de Percepción: +4 a la tirada (tiene varias sacerdotisas alrededor que podrían percatarse del peligro y protegerla)

Suelta la cuerda de golpe, haciendo volar la flecha.Esta atraviesa toda la sala ante la mirada espectante de todos los presentes allí situados.En menos de un segundo, la flecha atraviesa la mano de la anciana.

La anciana grita de dolor mientras todos los sacerdotes allí presentes la rodean para protegerla, dos de ellos intentan acercarse al lugar de donde surgió la flecha, aunque aún no os han visto si que intuyen, mas o menos, donde os escondeis.

Sara desenvaina su espada y espera paciente la llegada de los guardias.

¿Que haces?

Vuelve a sacar otra flecha igual de rápido que las lanza y vuelve a tensar la cuerda, apuntando cuidadosamente al objetivo a neutralizar.

-Por ahora todo va bien....- comenta a Sara, que se había preparado para la defensa.

Apuntando a otro monnje que protegía a la anciana, suelta una flecha letal directa a un pie, para que callese en el acto.

-Intentaré acabar con todos para tener a la anciana a tiro....- le comenta a Sara.

El sacerdote recibe un flechazo en el pie y se cae estrepitosamente en el suelo.

De repente y sin que te lo esperes, en la sala aparece un hombre alto y musculoso, de largos cabellos negros. No parece en absoluto formar parte de el templo, por los ropajes dirias que ni siquiera es de la ciudad. Porta una espada pero se acerca a ti con las manos separadas del cuerpo, como queriendo decirte que no va a hacerte nada malo.

- Disculpe, hermana, ¿Qué ha pasado aquí? ¿Está bien? - dice con gesto horrorizado al comtemplar la escena.

Le mira sobresaltada, le ha pillado por sorpresa, tan concentrada estaba en detener la hemorragia y darle vueltas a lo que la mujer le acababa de contar...

Inquieta, no puede evitar mirar fijamente la espada... si ese hombre es hostil poco podrá hacer contra él.... no es lo mismo una mujer indefensa y otra tomada por sorpresa, que un hombre entrenado y con una buena espada...

La voz le sale asustada y con desconfianza...

- ¿Quién es usted?... ¿qué quiere?... ¡Amisha! ¿le conoces? ¿es amigo o enemigo?...

Tensa su brazo como si estuviera cargándolo de energía.

-Ahora empezaremos a calentar...hum....- como si llevar la velocidad de la luz, su brazo se volvía para atrás para volver con una flecha y colocarla en el arco para tensar la cuerda y soltarla.Todo en un segundo y con la máxima puntería posible.Habían muchos monjes, y debía derribarlos a todos.Comienza a apuntar a los pies para asi tener una mejor visión de la sala.

Con suma maestría, los monjes van cayendo al suelo a causa de tus flechas. Tan solo dos de los sacerdotes se mantienen aún en pie, considerablemente aterrorizados.

Sara sale del escondite, espada en mano, y mientras corre en dirección a los dos monjes restantes, golpea a los heridos en el suelo para hacer que tarden considerablemente mas tiempo en levantarse...

La Sacerdotisa Madre, al ver la situación, intenta huir.

- Nunca antes le había visto... - te responde Amisha, con cierto temor en su voz.

- No tengo muchos conocimientos de curación - dice el hombre - pero quizás pueda echarles una mano. No quiero nada, sólo vine a ver si podía pasar la noche al templo, y  me encontré con ésto. ¿Qué demonios ha pasado aquí?

El hombre seguía con las manos separadas del cuerpo, manteniendo una actitud muy relajada.

No te fíes...

¿Es posible que estuviera diciendo la verdad?... Aparecer allí por casualidad.... no.... tras las últimas horas Aelia ya no cree en las casualidades... pero está en desventaja... así que será mejor no empeorar las cosas demasiado rápidamente...

- ¿Cómo se llama?... es una historia larga... si quiere que se la cuenta deje la espada a un lado... he pasado por demasiadas cosas esta noche como para fiarme del primero que se diga "amigo"...

Echa un vistazo a la expresión de la sacerdotisa aún viva para ver si vislumbra signos de reconocimiento por su parte...