Partida Rol por web

Ryan continuó con su cerveza cuando algo de movimiento en el rabillo de su ojo le llamó la atención. Levantó la mirada para enfocar sus ojos en el espejo del frente y reflejado en el pudo ver dos personas que paseaban por el balcón con la capucha puesta. Dos personas que no debían estar allí y si lo estaban, era por que algo se le había pasado al muchacho y eso no sería bueno para su curriculum.

Dejó la botella de cerveza y un billete de cinco dólares junto a la misma, y se incorporó de la silla alta en la que estaba sentado.

Tenía que ver que pasaba por allí y sobre todo, que hacían esos tipos sospechosos en el balcón del restaurante.

Caminó lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo hasta que por fin salió al balcón para echar un vistazo. Los hombres caminaban en la dirección contraria, por lo que no se habían percatado del movimiento del rubio, aunque el ruso de la barra seguro que ya se había dado cuenta que es lo que estaba haciendo desde que se levantó de la silla.

El tipo de la barra siguió con la mirada a Ryan, sentándose del revés.

Ryan siguió a los hombres, tratando de no llamar mucho la atención.

Vio como los dos tipos encapuchados se hablaban en chino. Uno se asomó por la baranda y alzó la mano. Cuando Ryan miró abajo, vio una red de gente como ellos, bien colocados para que nadie sospechara, pero desde las alturas, era fácil pillarlos.

Uno pintaba una pared con un spray. Otro estaba caminando por la calle, como si nada fuera con él. Al otro lado, otro estaba sentado en el parque, en un banco público.

Poco a poco, dejaron sus ocupaciones y se acercaron al restaurante.

Mierda.

Creo que me han pillado.

El ruido que hizo su zapatilla contra uno de los maceteros se ha podido escuchar hasta en la planta baja.

Los chinos estaban demasiado ocupados para mirar atrás. Uno de ellos sube escalando cual araña hacia el balcón del segundo piso. De hecho, eso explica que Ryan no se diera cuenta antes de la presencia de estos.

Ryan sabía que debía actuar, y más sabiendo que si los chinos entraban al local, la cosa se iba a poner realmente complicada. El muchacho continuó hasta colocarse detrás de uno de los chinos que estaban asomándose por el balcón y con un rápido movimiento, lo cogió de los tobillos e intentó lanzarlo por encima de la barandilla.

Eran unos pocos metros hasta el suelo, pero seguro que eso alertaba a los demás que estaban dentro.

Si Anatoly no se daba cuenta de lo que estaba pasando con este mensaje, no se dará cuenta cuando les caíga la del pulpo encima.

El agua tenía un ruido agradable, el olor a cloro, no obstante, tampoco es que fuera nada raro, teniendo en cuenta que cualquier piscina también huele igual.

Una pareja comía casi al lado del "lago", el hombre miró a la chica, ella sonrió.

Él se puso en pie y se arrodilló ante ella luego.

-Melinda...¿quieres casarte con....?

En ese momento, un chino cayó del cielo al lago, mientras podía oirse un breve: "!!!!!!!AAAAAAGGGGGGGGGG!!!!!!!!!!

Una ola gigante bañó a la pareja, y se quedaron mirando al chino del lago, que flotaba bocaabajo.

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El otro chino se quitó la capucha, dándose la vuelta para encarar a Ryan....

El chico tenía pinta de tener poca edad, quizá un adolescente como Ryan. Tenía una sudadera, una mochila, unos guantes, un chandal y unas deportivas. Nada de marca.

-Tu no pareces ruso...

Dijo en perfecto inglés*

El chino se cuadró en una postura de combate, por su aspecto, Ryan podría adivinarlo, solo si se fijaba bien. Pero, por su colocación, no era un arte marcial defensiva, ni mucho menos.

El chino abrió los pies, poniéndose de lado, alzó su mano derecha arriba, con la palma abierta, pero con los dedos cerrados, y el puño izquierdo a la altura de la cintura, con el puño bien cerrado.

-No te metas en esto, tío, en serio, no sabes lo que se cuece...

Advirtió. Pero pronto, el sonido se rompió con ruido de pelea algo más abajo. Sin duda, Anatoly ya había empezado a repartir leña.

- Mira muchacho... - Dijo Ryan en perfecto chino. - No sé en qué estás metido, pero me temo que hasta aquí has llegado. Supongo que podrías salir volando como tu amigo y por cierto, esa posturita de nena no me causa ninguna impresión, más bien pena de como te van a llover ostias por todos lados si no te vas ahora mismo. -

Ryan hizo lo mismo. Tomó su posición de combate que en realidad, parecía como si estuviera esperando el metro o el tren. Sus rodillas se aflojaron y sus manos cayeron muertas a un lado de su cuerpo, esperando el subidón de adrenalina.

- Así qué, como no sé de que se trata, o me lo cuentas o te atizo hasta que me lo cuentes. Tal vez si me lo cuentas, pueda entender que está pasando aquí. -

El chino sonrió de lado, mantuvo aquella postura de combate. Como banda sonora, un espectáculo de platos rotos, gritos sacados de una pelis de Bruce Lee, muebles rotos, y chinos volando, servía como base para la conversación.

-Al menos no eres prejucioso, como los rusos.

Dijo.

-Mira, tío, Boris está usando a las familias chinas de New Chinatown para trabajar en sus locales dia y noche, sin pagarle, bajo pena de muerte o castigo. Usa a sus seres queridos para aterrorizar a la buena gente, e incluso trae personas de china para que trabajen para él por siempre, ya que esa deduda nunca la podrán pagar.

Hizo una pausa y miró por el rabillo del ojo hacia abajo, donde dos tipos peleaban en el lago.

-...Nosotros luchamos contra Boris para salvar a nuestros seres queridos, somos la resistencia ¿entiendes?

En ese momento la alarma de su movil sonó.

Ryan se levantó de un salto, aún sin dolor y apagó la alarma, al mismo tiempo que cogió su mochila y se dirigió a la salida trasera.

Ya era la hora.

Tenía cosas que hacer y tenía pensado hacerlas rápido, bien y con la mayor cantidad de sangre posible.

Chad acababa de entrar por la puerta, miró el reloj y luego a Ryan.

-Menuda sobada, chaval.

Sonrió y luego le dio un golpe amistoso en el hombro.

-No te quise despertar hasta la hora.

Ryan, aun en el sueño, recordaba al tipo del bar. Si, el tipo del bar era Chad. Allí fue donde se conocieron ¿Cuantas cosas han pasado desde entonces? y sobretodo, cuanta mierda se ha removido.

El irlandés se sentó en su silla y entrecruzó los dedos de ambas manos.

-Coge un taxi, te lo pago yo. Nada más acabar me llamas.

Ryan sonrió y cogió el dinero.

- Gracias, tío. Espero poder devolvértelo. ¿Has apostado por mí, no? - Dijo el rubio mientras se giraba para saludarle y se dirigió hacia la salida.

Los taxis pasaban todos vacios, así que no ha tenido que esperar mucho para coger uno. Sacó un papelito de su mochila y le dijo la dirección al hombre. Estaba claro que el chofer se iba a sorprender al ver a un don nadie como Ryan queriendo ir a la parte más cara de la ciudad, pero el que paga, decide.

El chico se arrebujó en el asiento, y comenzó a mirar hacia fuera las casas que pasaban.

Dales lo que quieren, chico. Tú puedes.

La historia de Ryan continúa aqui

Ryan cerró los ojos y volvió a aquel momento.

John se estrelló contra el suelo humedo de la pequeña piscina. Aulló dolorido pero se puso en pie, con la ropa mojada y algo de sangre en la boca. El hijo puta lo había tirado desde tres pisos.

Aun así, el chino hizo un gesto con la mano para que bajara y continuara peleando, indómito.

Dentro se oía jaleo, parecían estar en una peli de Kung Fu barata, con muebles y botellas rompiéndose, gritos de "waaahggg!" y esas cosas que hacían los chinos.

Parece que la fiesta comenzó sin mí. Pensó Ryan mientras salía hacia dentro corriendo, buscando con la mirada que estaba pasando.

Cuando entró al local, tuvo que rodar hacia un lado, arrastrándose por el suelo lleno de cristales mientras una mesa ¿o era una silla? pasaba por un lado de su cabeza lanzada de vaya saber uno de dónde.

Asomó la cabeza por detrás de un sofá y procuró mirar todo con detenimiento.

Los sonidos de pelea se estaban intensificando en la planta de abajo y tenía que llegar a ella lo más rápido posible.

Sólo había un camino rápido desde donde estaba hasta la parte de abajo...

Cogió aire y salió corriendo de su escondite hacia la barandilla del local. Y la saltó.

Sus manos se cogieron de las luces que estaban allí colgadas y se descolgó por los cables, dejándolos todos pelados y sin luces.

Cuando llegó al suelo tenía todas las manos llenas de cortes, pero tenía una misión que cumplir... o por lo menos eso creía.

El tipo que estaba sentado tras Ryan se puso en pie.

-Ha sido fantastico, chaval, pam pam ¿¿eh a donde vas??

Inquirió al verlo irse de forma tan espectacular.

Ryan vio de reojo, por un momento, como Anatoly, una bestia de dos metros y pico, aplastaba la cabeza del chino, de metro y medio, contra la pared, una y otra vez, hasta que, donde antes tenía el chino la cara, ahora parecía una hamburguesa con mucho ketchup.

Ryan bajó de forma peliculera hacia pie de calle. Incluso el chino que le esperaba se quedó mirandole.

-Wou, chaval, no pierdes el tiempo ¿eh?

Anatoly se asomó por el balcón.

-!Nio diejes que se esquiape!

Aulla.

John (aunque por esos tiempos no sabía su nombre) viendose superado, sonrió a Ryan y se tocó la frente.

-Persígueme si puedes, pardillo.

Luego echó a correr atravesando el pequeño estanque.

Ryan se giró hacia los demas y abrió los brazos como diciendo: "¿Es qué no puede ser algo fácil?". Después, se volvió a girar de golpe y salió corriendo tras el chino que le había montado la escenita de "píllame si puedes".

Corrió con todas sus fuerzas, saltando por encima de las mesas, caminando por los respaldos de las sillas y pasando por algunas de ellas arrastrándose por el suelo y deslizándose.

Aún así, el chino era rápido.

Aún así, Ryan no dejaba de correr.

Si se me escapa ya la tengo cagada. Pensó mientras saltaba apoyado contra una de las paredes del lugar la barra que dividía la escalera de entrada.

Cayó al suelo y por poco pensó que lo había perdido.

Miró a un lado... ¡y allí estaba! ¡Girando una esquina!

- ¡Eh! ¡Espera! - Gritó mientras continuó corriendo, pero esta vez, entre los coches que avanzaban por la calle.

John hizo de aquella persecución una demostración de parkour, saltando por las paredes, por encima de los coches, por entre las escaleras de incendios de algún edificio, todo ello mientras Ryan lo perseguía y traba de imitarlo.

Cuando Ryan se internó en el callejón, John estaba acompañado por varios chinos, armados con espadas wuxia y algún que otro revolver.

-¿Sabes? ahora podría hacer que te mataran, pero no lo haré. ¿Por qué? si fueras ruso lo haría sin pensarlo, pero no lo eres ¿ahora si quieres hablar conmigo?

- ¿Es una pregunta? - Respondió Ryan en chino.

Su chino no era malo, pero aún se notaba el acento newyorkino.

- Ahora sí quiero hablar, por que lo que iba a ser un "mano a mano"*, resulta que se ha convertido en un royal rumble y eso no me gusta mucho. - Continuó el rubio mientras se ponía cómodo contra una pared, que además le servía de cobertura trasera.

Se metió las manos en los bolsillos y sonrió.

Era superado en ocho por los chinos, que tenían armas y pistolas. No era una pelea igualada.

- Hablemos. -