Partida Rol por web

Rachel te miró casi con indiferencia, pero un gesto en su rostro te demostró que no era así en absoluto. Solo parecía estar valorando tus palabras y analizando si lo que decías iba o no en serio. Finalmente, pareció decidirse al respecto.

-Me alegra que hayas cambiado de opinión, pero suena un poco extraño. Alguien se coló en tu apartamento... ¿y qué ocurrió? ¿Te dijo algo interesante?

La verdad es que los caminos de vuestra investigación eran complicados, porque la muerte de un hombre importante siempre traía consigo problemas y más problemas, pero al menos había no una sino dos personas interesadas en llegar algo más lejos y eso tenía que contar para algo.

Rachel se alegraba de que estuvieses con ella y que no tuviera que hacerlo todo ella sola.

-Lo cierto es que ayer estuve investigando los antecedentes de nuestro amigo asesino y lo único que halle es que no existe. Así de sencillo. En cuanto a la niña, ni rastro de ella. 

De algún modo sentí que así hacía encajar las piezas, pero no tenía muy claro de quién era el puzzle. ¿Quién era aquel tipo que quería que prosiguiera con la investigación.

Y Rachel seguía siendo un poco misterio para mi. Tenía la sensación de que controlaba su lenguaje corporal tanto como sus palabras, y que no conocía a la verdadera Rachel. 

- Estaba en la oscuridad y no le vi la cara. Me hablaba de forma... misteriosa. Me dijo que demostrar lo que sé me haría vivir poco. Por otro lado me dijo que la niña no era "el problema" y me animó a averiguar... si, hizo énfasis en que lo importante era averiguar "el por qué" del asesinato.

Hice un mohín - Ya... Yo me estuve peleando en los archivos civiles y... aquello da asco, hay para varios días. Fue frustrante.

Le di un sorbo a mi café y me quedé pensando en lo que dijo de que no existía. No existía o se habían ocupado de borrar sus datos. O tal vez era tan importante que podía no ser incluido en los registros oficiales.

Tu rostro lleno de frustración no le pasó desapercibido a Rachel, que sonrió ligeramente ante aquel cambio por tu parte y también tras el relato de tus "desventuras".

-Está claro que hay mucho más detrás de la muerte de ese hombre de lo que parece en un principio. Cuando te dicen que dejes de investigar ya hay gato encerrado y si encima hay una pequeña supuestamente secuestrada es difícil imaginar que no les importe.  Supongo que para saber el por qué, tendremos que conocer qué hacía exactamente nuestro hombre, ¿no? ¿Y si vamos al edificio del consejo? Quizás nos digan algo... o quizás nos echen a patadas, no sé.

Rachel parecía divertida con ambas posibilidades.

-También tenemos a esa mujer, la que nos recibió en la casa de Mankor. Quizás sepa más de lo que dice. y por supuesto, los archivos. Si vamos los dos puede que encontremos lo que buscas.

Rachel parecía encontrarse con más energía que yo. Y eso que por las mañanas era mi mejor momento. Pero por eso era bueno tener compañeros ¿No? Cuando uno no ve las cosas claras, es posible que el otro vea un poco la luz, la dirección que hay que tomar. Y bueno, tampoco era de extrañar puestos que ayer por la tarde debió de estar dándole vueltas mientras yo me pudría en aquellos archivos.

Suspiré, estaba dispuesto a tirar de aquel hilo. Di un sorbo más de mi café buscando su cafeína - Está bien ¿A quién no le apetece una patada en el culo a estas horas? - Bromeé buscando su complicidad - Vamos al edificio del consejo, aunque es posible que con ello la patada la demos al panal de abejas... - Avisé a Rachel para que lo tuviera en cuenta - Me refiero a que si no vamos con cuidado podría llegar a oídos de nuestra superior...

Rachel sonrió, arrancó el coche y te miró.

Yo siempre estoy dispuesta a que me den una patada en el culo y también a darlas. ¿O es que no sabes que mi mejor cualidad siempre ha sido irritar a la gente?

Tras decir aquello, marchasteis en dirección al edificio del consejo.

El edificio no estaba muy lejos de donde estabais. Quizás no fuese el sitio ideal para visitar, pero desde luego era el que más protección tenía. A su alrededor había no menos de diez coches de controladores y varios de vuestros compañeros vigilaban las puertas.

Era completamente normal, pues había multitud de protestas siempre porque había suficientes motivos para hacerlo.

Cuando llegasteis y detuvisteis el coche, uno de los controladores que estaban allí os detuvo y se asomó para hablar con vosotros.

-Buenos días, agentes. ¿Deseaban algo?

Cuando dijo aquello de irritar a la gente levanté una ceja. Desde luego que no parecía una mujer "fácil", pero también me preguntaba cuanto había de coraza en todo aquello.

Paramos en aquel edificio, a primera hora de la mañana solía estar tranquilo, por las tardes se solía complicar con las manifestaciones.

Nos preguntaron. No habíamos trazado ningún plan concreto o al menos Rachel no me lo había dicho, así que dije la verdad, o al menos de forma parcial.

- Eh... claro, de no ser así no estaríamos aquí. - Sonó un poco a... soy controlador como tú, ¿Qué pregunta es esa?

- Estamos investigando la muerte de un líder, y claro... necesitamos información de primera mano. - Parecía razonable el motivo, pero a saber.

El controlador os miró pero no cambió el gesto. No pareció inmutarse con tu respuesta.

-No sé para lo que estáis aquí. Mi obligación es proteger la entrada y que yo sepa no he recibido ningún aviso de que fueseis a venir.

Tras oír su explicación, incluso se permitió el lujo de mostrar una leve sonrisa.

-¿Cuando dices información de primera mano a qué te refieres exactamente? El consejo no está para ayudarte en tus investigaciones y en cuanto a la muerte de un líder, mis noticias son que ese caso está cerrado. ¿Estoy equivocado?

El controlador se irguió con una mueca de satisfacción.

No pude evitar responder a sus ironías con otra, me salió solo - Bueno, si tu obligación es defender esto... ya sabrás que no somos una amenaza - Y le guiñé un ojo, demostrándole que sus intentos de ofensa no daban resultado.

Y si se esperaba que me quedara sorprendido por todo lo que ya sabía de nosotros y del caso... bueno, un poco por la rapidez, pero en el fondo no me extrañaba. Y además, pasó justo lo que pensé cuando mi compañera me dijo de venir aquí. Estábamos anunciando a bombo y platillo que seguíamos con el caso. No sé lo que esperaba Rachel de esto, no era una jugada inteligente. Pero más me sorprendió que ahora se quedara callada ¿Era un castigo por lo de ayer? Bueno, si era así "touché", acepto el castigo.

Sonreí al tipo - Nunca se sabe, a veces los casos se reabren, pero claro, esa no es tu labor... - otro dardito

- Bueno ¿Nos vamos? - Le dije a mi compañera, estaba claro que aquí no hacíamos nada.

Rachel levantó la mano ante tu pregunta. Te había dejado hablar pero ahora veía que en realidad, había sido un error. Por lo que fuera, aquel tío era conocedor de todo lo que ocurría y la posibilidad de actuar de manera encubierta se alejaba a cada paso que dabais.

Pero era demasiado pronto para rendirse.

-Como dice mi compañero, no somos una amenaza. Solo necesitamos hablar con alguien que lo conociera. Después de todo, podría no ser el único en estar en peligro y ¿no debería ser esa tu principal preocupación, mantener a todos a salvo?

Rachel esperaba que aquello sirviese. Puede que ese controlador estuviese metido en algo o que simplemente intentase mantener la reputación de alguien fuera de toda duda. En cualquier caso, ahora lo verían.

El controlador miró a Rachel como si fuese la primera vez que reparaba en ella. Había hablado con bastante más claridad y sobre todo, determinación que su compañero, y lo que había dicho no carecía de sentido.

-Está bien. Eso no parece una locura después de todo. Seguidme... pero dejad vuestras armas. No puedo permitir que nadie entre en el edificio del Consejo armado, sin formar parte de la guardia oficial.

El controlador se volvió y empezó a caminar hacia la puerta, haciéndole una indicación a dos de sus hombres para que se situaran detrás de vosotros.

La prepotencia abundaba por estos lares, y a mi me ponía de una mala hostia que me superaba. Pero era mi carácter; determinación si, pero tonterías las justas. Lo que no tenía pensado era formar parte de este sistema podrido.

Mi compañera tuvo más acierto que yo; aunque me extrañó que el tipo no dijera "Ya ha muerto el principal sospechoso, aquí no pintáis nada", pero sorprendentemente funcionó. Ahora mantuve la boca cerrada para no estropear lo que había logrado.  

Dejé mi arma donde nos indicó y lo seguí. Además íbamos a llevar escolta, bueno, tampoco es que me importara demasiado. Lo que si que estaba claro es que ya se habían jodido mis nuevos ánimos del día, esta vez habían durado muy poco.

Vuestra particular escolta avanzó por el interior del edificio. Estaba claro que allí lo que importaba era la seguridad, algo completamente lógico si teníais en cuenta que allí se encontraba el gobierno real de la ciudad. El enorme vestíbulo hacía que vuestros pasos resonaran por todas partes; eso y la soledad del lugar, hacían que os sintieseis casi intimidados, no por los controladores que caminaban a vuestro lado, pero sí por daros cuenta de que estabais en un sitio importante.

El lujo de aquel lugar contrastaba con la pobreza del resto de la ciudad, hundida en su propia miseria. 

Las escaleras conducían a un sinfín de salas, aunque solo se utilizaban algunas de ellas y vosotros os dirigisteis hacia uno de los despachos que había en la primera planta, uno al que vuestro controlador preferido llamó y al que solo entrasteis cuando una voz amortiguada os dio permiso.

En el despacho había una mujer sentada a la mesa. Era la Consejera Suprema. 

El controlador que os acompañaba os presentó.

-Discúlpeme, Consejera. Han venido dos controladores que están investigando la muerte del señor Mankor. 

La Consejera sonrió amistosamente.

-Desde luego. Adelante. Estoy a su disposición, agentes. La muerte del noble señor Mankor ha sido una tragedia que tardaremos en superar.

Estaban cagados por lo que podía venírseles encima. Es lo que pensé al comprobar que había tanta seguridad. Pero se equivocaban. Si querían más seguridad aquí dentro, tendrían que empezar por la seguridad y el bienestar afuera. Me pregunto en que demonios estarán pensando...

Lo que era impresionante también era el lugar, lo dejaba a uno sin palabras. Tras unos recorridos acabamos delante de... la consejera suprema. Sin duda la persona más importante que había visto jamás.

En ese momento, y gracias a las palabras de antes de mi compañera, se me ocurrió otra estrategia. Una que... pues sencillamente era la pura verdad.

- Un honor y le agradecemos la hospitalidad. Primero que nada le pido permiso para hablar con sinceridad, con respecto a la investigación del caso Mankor - Miré a mi compañera, un poco preocupado, no sabía que le parecería mi modo de afrontarlo, pero estábamos ante la suprema, si ella estaba metida en el ajo, no había esperanza, para nadie. Pero si no lo estaba... teníamos una buena oportunidad. Miré de nuevo a la suprema - Pensamos que el autor intelectual de la muerte del señor Mankor sigue libre; la persona que se suicidó cuando lo perseguíamos, como mucho, fue el autor material, y tal vez ni eso.

Ahí estaba, la pura verdad.

La tranquilidad y cordialidad de la Consejera contrastaba con la tensión que mostraba el controlador encargado de la seguridad. Viste de reojo como los guardias que os escoltaban incluso aumentaban la tensión de sus manos sobre las armas, como si se estuviesen preparando para dispararte, de ser necesario.

Pero tus palabras relajaron la situación. Rachel te devolvió la mirada, dejándote hacer, puesto que ya te había visto ejerciendo tu autoridad. A ella le costaba incluso más que a ti relacionarte con gente de alto nivel porque parecía soportar mal el poder que emanaba de la autoridad. Tú solo te rebelabas cuando te tocaban las narices.

La Consejera te escuchó atentamente y no pareció inmutarse ante tu declaración. Quizás esperases algo de sorpresa por su parte, o a lo mejor que se burlase de ti, pero no hizo nada de eso. Parecía la calma personificada.

-Entiendo. Y dígame, ¿cuál sería la causa para acabar con la vida de nuestro gran amigo y leal compañero? -te preguntó, sin alterar el tono ni dejar de mirarte.

Sabía que este era el tipo de personas que podía perfectamente aparentar una cosa y hacer otra. Y que con un simple chasquear de dedos podían hacer que nos eliminaran aquí mismo. Pero saberlo no implicaba, al menos por mi parte, estar atemorizado. La mujer estaba relajada y me contagiaba esa misma calma a mi.

Hice una pequeña mueca de "resignación" - Eso es lo que intentamos averiguar. Pero para ello necesitaríamos saber más sobre el señor Mankor. Nos sería de gran ayuda disponer de su autorización o visto bueno; para que no se nos pusieran trabas y poder investigar con libertad, entrevistar a sus conocidos, visitar dependencias... - Si, le estaba pidiendo una especie de carta blanca. Algo que no nos ofrecía nuestro propio departamento. Pero la pregunta era ¿Nos lo concedería?

La Consejera no cambió el gesto, pero sí que se puso en pie, caminando con paso seguro y calmado, hasta dar la vuelta a la mesa y aproximarse a ti.

-En una investigación policial, visitar las dependencias del fallecido es lo normal. No creo que sea eso lo que buscan. Es evidente que se han encontrado con alguna clase de problema o de lo contrario no habrían venido hasta aquí para hablar conmigo. ¿No es así, agente?

No había agresividad en su voz, ni tampoco en su rostro, pero sí seguridad y desde luego, a pesar de sus maneras sosegadas, imponía mucho respeto.

Esperó durante unos segundos, manteniendo tu mirada, hasta que finalmente, se volvió para sentarse de nuevo en donde estaba antes.

-El agente  Kennex les ayudará en todo lo que necesiten. Si desean hablar con alguien, él les ayudará a conseguir una cita. Si lo que necesitan es visitar algún lugar que por algún motivo estuviese cerrado, estoy segura de que conseguiría acceso para ustedes. Goza de mi completa confianza. ¿Será suficiente con eso? Si con mi ayuda logran encontrar la verdad... les estaré sumamente agradecida.

Si, se suponía que era lo normal. Pero como bien había adivinado, nos habíamos encontrado con muchas pegas, empezando por nuestra superior - Así es - Le confirmé a la consejera suprema, pero tampoco hacía falta entrar en detalles. Además una persona como ella no dudaba que tiraría de los hilos que hiciese falta.

Yo por mi parte la traté también con respeto. Me gustaba corresponder y... que diablos, me gustaba mi trabajo cuando no tenía que tragar con los intentos de humillación. Así que estaba agradecido por el comportamiento de esta mujer.

Por lo visto ella quería llegar a la verdad, eso me hizo respirar aliviado. Nos propuso al tal agente como intermediario, me parecía razonable, bueno, siempre que como dijo... fuese de fiar.

- Lo veo razonable - Le respondí.

Miré a mi compañera a la que me dirigí - ¿Tienes algo que comentar? - Si quería comentar algo, era su oportunidad.

Rachel no se fiaba.

No creía que la Consejera Suprema os diese carta blanca y de hecho, en cuanto os asignó a aquel controlador, supo que la realidad era bien distinta. Para Rachel, os estaba atando en corto para controlar cuanto descubrieseis. Allí había mucho más de lo que pensabais, por mucho que no podía compartir tu tranquilidad.

-Supongo que no. Pero no nos ha dicho qué era lo que hacía ese hombre. Quiero decir, que lo más importante es saber cuál era su responsabilidad, para así poder eliminar a la gente más cercana o que tuviese relación directa con él. Tampoco sabemos si tenía familia o no; todo eso es de vital importancia para nosotros... y aún no nos ha dicho nada, disculpe que se lo diga, Consejera.

Tu compañera se estaba mostrando más agresiva que tú, quizás demasiado, cuando tú en cambio actuabas con mayor diplomacia. Quién podía saber la reacción de la Consejera... o de Kennex, que estaba detrás de vosotros, observando con detalle la entrevista.

En un primer momento pensé que Rachel estaba ya prosiguiendo con la investigación. Pero sus comentarios iban creciendo en intensidad. Quizá demasiado. Aún así eran buenas preguntas.

- Rachel... - Dije intentando calmarla.

Luego miré a la consejera - Disculpe a mi compañera por su... energía. Aunque es cierto que nos vendría bien esa información.

Claro, tampoco quería que aprovecharan sus formas para usarlo como excusa y no responder sus preguntas. En cierto modo estábamos haciendo lo del viejo truco del "poli bueno y el poli malo". Tal vez nos remitiera de nuevo al agente. Pero era un buen intento.

La consejera no pareció alterarse, aunque el controlador, Kennex, sí que dio un paso adelante, como si estuviese dispuesto a golpear a Rachel o a inmovilizarla. Pero la consejera alzó una mano para calmarlo.

-Es usted muy... visceral, agente Cameron. Envidio su compromiso. Pero puedo asegurarle que no ocultamos nada... aunque en verdad los asuntos que tratamos en este lugar no pueden darse a conocer por... motivos de seguridad.

La consejera te miró con su rostro sosegado y continuó hablando con naturalidad.

-El señor Mankor no tenía familia, que sepamos. En cuanto a su trabajo, era el director de los sistemas de procesamiento de alimentos. Una tarea importante, por supuesto, pero no como para que alguien lo asesinara. Personalmente creo más en la teoría de un ladrón o alguna persona que estuviese mal de la cabeza, pero son ustedes quienes deberán aclararlo. Y ahora, si me permiten -dijo la Consejera, poniéndose en pie -, tengo asuntos que atender. El agente Kennex les ayudará, como ya les he dicho, en todo cuando requieran. Y por favor, no duden en venir si necesitan mi ayuda.

Los agentes, con Kennex a la cabeza, avanzaron para colocarse a vuestro lado, dejando claro que la entrevista había acabado.