Partida Rol por web

Mierda mierda mierda!!!! Joder!!!!

Y Rubi sigue al incontrolado de Rick para impedir que mate a alguien más ya que no puede pararlo. Ve cómo corre hacia Jimmy.

Por su mente pasan imágenes del fiestero Skliton atravesado por un hacha oxidada en medio de la nada y no está dispuesta a dejar que ocurra otra vez.

Corre hacia él haciéndole señas desesperadas con las manos para que se aparte del camino del que fuera su novio...

Jimmy nunca lo haría. Todos lo sabían, era un cretino de risa fácil, sarcástico, pero inofensivo al fin y al cabo. Para disparar a quemarropa al que hasta hace unos momentos era el mejor amigo de su hermano había que estar loco o ser un hijoputa. Jimmy nunca lo haría, o al menos el Jimmy que todos conocían. Pero es increíble lo que puede cambiar un persona en sólo unas horas. El joven Skilton sabía que la vida de su hermano estaba en sus manos y desde luego en una balanza valía mucho más Gregor que la vida de Rick.

"El mundo solo perderá a un troglodita que corre detrás de un balón apepinado como un tekkel detrás de un frisbee"

Fue lo único que pudo pensar mientras apretaba el gatillo, una disculpa para el mundo a cambio de una bala de 9 mm que impactaba en el brazo derecho del bruto alienado, justo el brazo que sujetaba el hacha.

BLAM!

El disparo resuena en el ambiente como un trueno en una noche de verano. Contra todo pronóstico, el mediano de los Skilton abre fuego contra Fabiano. El disparo se produce a apenas unos metros de distancia.

El jugador de rugby corría hacha en mano cuando recibe el impacto. El balazo le hace perder el equilibrio y caer aparatosamente al suelo. La sangre salpica la escena, síntoma claro de que algún vaso importante ha sido dañado.

El grandullón se retuerce en el fango. La lluvia le ha empapado hasta los huesos. Un gruñido es perfectamente audible por el resto. Rick avanza a gatas hasta el hacha, que aparece apartada unos pasos. Toma el arma con la mano izquierda y de manera sorpresiva se levanta para emprender carrera de nuevo. Pasa a un metro escaso de Jimmy, y avanza con decisión hacia la biblioteca, de donde viene Steve también a la carrera.

- Ostia puta!

Diamante había parado en seco al volver a escuchar otro nuevo disparo. Esta vez Jimmy parecía haber acertado a una enorme figura que empuñaba un hacha con decisión.- No me jodas que es...- murmura entornando los ojos para agudizar su visión. De pronto, ve como esa persona se levanta milagrosamente como si nada y, volviendo a coger el hacha se dirige...hacía él!!!- ...Rick?

Fué curioso. Un clarísimo ejemplo de lo que el cerebro era capaz de hacer para mantener la vida. Eso era de lo que debían hablar en las clases de ciencias naturales cuando se referían al instinto. Tras dar un par de pasos hacía atras mientras miraba con los ojos como platos como el que, hasta hace unas horas era su mejor amigo, corría hacía él con un hacha en la mano con manifiestas intenciones de cargar contra él, se giró y empezó una huída hacía la puerta de la que hace poco había salido en busca de su hermano. A trancas y barrancas, el quarterback corría como podía, a pata coja, sin apoyar apenas el pie herido, que sólo apoyaba en el suelo décimas de segundo por el talón, intentando evitar sentir un dolor mitigado en parte por la adrenalina. Tras él, Fabiano, el capitan. Diamante era mucho más rápido que él y no estaba lejos de la biblioteca. Podría entrar en ella pero el grandullón. Sabía la fuerza que tenía, de lo que era capaz de hacer por las buenas...que haría en ese estado? lo primero era entrar...

Guapo. Guapo y la mayor promesa de futbol americano de todo el estado. Eso, en resumen, era Diamante, era lo que había estado haciendo durante toda su vida y era lo único que sabía hacer. Todo giraba en torno a su deporte favorito y, en este momento, a pesar de que nadie hubiera encontrado ninguna relación con la extraña situación que estaba viviendo, esos escasos conocimientos que había adquirido como quarterback del equipo universitario podían salvarle el pellejo. De hecho, la jugada más importante de su vida ya había comenzado y él era un experto en jugarse el último balón, el definitivo...el del todo o nada.

Había completado la carrera de escasas yardas para ponerse a salvo de Rick cruzando el umbral de la puerta como lo hubiera hecho con la línea de touchdown. La diferencia en este caso es que nadie hizo sonar el silbato para para el juego, el reloj seguía contando y ningún aplauso, ningún vítore, ningún compañero se acercó para felicitarle. A buen seguro, Rick que se acercaba peligrosamente no tendría esa intención.

Rick era bloqueador, el armario del equipo. Él era el que protegía su carrera apartando los adversarios que se le acercaban y, curiosamente, ahora debía protegerse de él. Usó para ello las mesas y estantes que en su arrebato de dolor había esparcido por el suelo, arrastrando las más cercanas paa hacer una especie de barricada en la puerta. Una puerta que, sin duda, no aguantaría mucho en pie. Sólo le proporcionaría unos segundos para pensar y, cuando Diamante jugaba, los pensamientos fluían a la velocidad de la luz y era capar de elegir la estrategia adecuada en cada momento. Para eso tenía todo un equipo a su disposición, al que movía y dictaba los números de las jugadas a su antojo, pero ahora estaba sólo, con el cadaver aún caliente de su hermano mayor yaciendo en mitad de la estancia.

El engaño del doblado. Esa era la jugada en la que un compañero pasaba junto a él y simulaba darle el balón en mano, centrando la atención de los rivales en el otro al que perseguían mientras él quedaba libre de marca para correr o elegir pase. Sin saber muy bien ni lo que hacía se quitó la sudadera y, arrodillándose ante Greg se la pasó por la cabeza. No tuvo tiempo para meter las mangas por los brazos (ni tiempo ni valor necesario para seguir manipulando el cuerpo sin vida de su hermano) pero lo giró hacía la chimenea, de espaldas a la puerta, y le colocó correctamente la capucha, tapándole el cabello. De esa manera, con las luces de nuevo apagadas, el cuerpo de Greg iluminado solo por las llamas del fuego bien podría confundirse con Diamante, ya que, quien entrara por la puerta vería la espalda de un hombre tumbado de lado, como en posición fetal,  con la sudadera de Steve y la capucha cubriendo la cabeza y el rubio característico de su melena.

Sólo faltaba el último detalle. Sin balón no había futbol, sin balón no había Diamante. Otra vez lo ayudaría, su más preciado amuleto debía funcionar. Fuera creyó escuchar como Rick aporreba ya la puerta para echarla abajo pero al menos estaba preparado, preparado para acabar ganando, como siempre. Así que dejó su balón junto al cuerpo de Greg para que Rick lo viera al entrar y no tuviera ninguna duda de que era él y, empuñando el cuchillo que aún guardaba, desapareción en las sombras de la habitación...

Silencio. Sólo el crepitar del fuego de la chimenea se escuchaba en la biblioteca. En la pared de la entrada, con la espalda apoyada en ella en el lado hacía el que se abría la puerta el menor de los Skilton esperaba como lo haría una araña a su presa. La tela estaba dispuesta. Contiene su respiración, evitando el minimo sonido que delate su presencia. Su nuez asciende bruscamente para volver a bajar al tragar saliva un par de veces. Los dedos juguetean nerviosamente con el mango del cuchillo que sujeta, prestos a aferrarlo con fuerza al menor movimiento de la puerta. No se plantea si lo que va a ocurrir está bien o está mal. Lo único que sabe es que ya ha visto demasiados muertos en esa maldita noche...la mujer del bosque, el viejo bibliotecario...Greg...no quiere ser uno de ellos. Ya ha tenido bastante con lo que le hicieron en el pie. Rick va a por él. Defensa propia, defensa propia...No habrá tiempo para nada. No palabras. No dudas. Sólo actuar...simple y llanamente...ya habrá tiempo para pensar...después...cuando esté a salvo...

La situación se precipita y todo pasa muy rápido a continuación. Como ovejas de un matadero, salís apresuradamente de la casa. Tras Rick salen Rubí, Eliz y Mark, que porta su escopeta. Todos habéis visto y comprobado que Jimmy era el que estaba al otro lado de la puerta. Lleva una pistola y la ha usado por segunda vez en un minuto. La primera de ellas como advertencia disparando al cielo. La segunda contra Rick, que tras caer herido se levanta y emprende su cruzada personal, hacha en mano, contra Steve. El quaterback salía en esos momentos de la biblioteca, gritando el nombre de su hermano en un claro gesto de alarma. Greg no está por ningún sitio. Cuando el rubiales ve como parece ser él el objetivo del grandullón, echa a correr de nuevo hacia donde ha venido: la biblioteca.

El pequeño de los Skilton cojea visiblemente, a pesar de la oscuridad y la lluvia que cae. Todos podéis ver como corre a duras penas, como entra en la biblioteca y podéis escuchar como se cierra la puerta.

Apenas unos segundos después Rick llega a la biblioteca. Aporrea con furia la puerta y lucha por entrar. La puerta de la biblioteca tenía áreas acristaladas, y todos podéis oir el sonido de cristales rotos. Steve ha tenido unos segundos para atrancar la puerta y bloquearla con algo... Fabiano se demora unos segundos antes de acabar rompiendo la segunda puerta en menos de dos minutos.

Sin más entra en la biblioteca.

Steve no tiene escapatoria...

- Esto hay que pararlo! con una escopeta que no me siento seguro de ser capaz de usar con eficacia, observo desde unos metros fuera de la puerta de la casa como todo el mundo está girado hacia Rick, que corre y arremete contra la casa, persiguiendo al otro jugador de fútbol.. O por lo menos como si le estuviese persiguiendo a él.

- ¿Por qué a por él y no a por el que tenía el arma? la situación, carente de sentido desde hace mucho se vuelve aún más ilógica si cabe. Cogiendo la escopeta del centro, como si fuese un palo, avanzo lentamente, dado que no pretendo ser el primero en entrar de nuevo en la biblioteca. Jimmy ha demostrado ser más diestro en el manejo del arma de lo que yo considero que pudiera serlo..

- ¿Pero qué narices estará pasando por la mente de ese pobre? pregunto en voz alta sin dejar de mirar hacia delante, enmarcando en la misma escena la entrada de la biblioteca y a Jimmy, que empuña todavía el arma..

Jimmy sale disparado hacia la biblioteca con la pistola en la mano derecha balanceándose al ritmo de sus zancadas. Chapoteando en el barro y charcos sin mirar donde pisa acorta la distancia, decidio a terminar con el demente que amenaza a sus hermanos.

¡Hijo de puta quieto! ¡dejalos en paz bastardo!

Tras Rick, y apenas unos segundos más tarde, llega a la biblioteca Jimmy. Seguido de él, Elizabeth y Rubí, acompañadas por un pasivo Spinner. 

El grito proferido por el mediano de los Skilton hace suponer que la tragedia va a volver a desatarse en el grupo de amigos de manera inminente. 

El fiestero desaparece en el interior de la biblioteca, atravesando la puerta acristalada hecha añicos. 

Una vez dentro, Jimmy, que llegaba dispuesto a solventar la demencia de Fabiano por la vía rápida, se queda paralizado ante la visión.

Al fondo de la biblioteca, donde hace solo un rato yacía Greg, aparece ahora Diamante, sentado en el suelo de cara a la chimenea. Su misma sudadera universitaria, con la capucha característicamente echada sobre la cabeza. Y detrás de él, a su espalda, Rick... El hacha elevada sobre sus hombros. Cogida con dos manos.

El aire se corta sonoramente cuando el arma cortante desciende con saña sobre el cráneo del pequeño de los Skilton.

Se escucha un crujido seco. Como cuando una nuez se parte. El grandullón saca el hacha de la cabeza de Diamante y se prepara para descargar un nuevo golpe. El cuerpo del quaterback cae inerte hacia un lado en ese lapso de tiempo.