Partida Rol por web

El trío avanza por el suterráneo. Hablan bajo, sintiendo la humedad y la opresión de la oscuridad únicamente ahuyentada por la tenue luz de lámpara de aceite.

Steve ya no está tan distanciado, y los tres avanzan deseando ver el final de una especie mina subterráneo que esconde tétricos restos necróticos humanos.

Los pendientes de Diamante brillaban intermitentemente en sus lóbulos como pequeñas estrellitas en la oscuridad del pasadizo cada vez que la luz que les servía de guía incidía directamente sobre ellos.
El rubio de los Skilton había sacado una tableta de chicles de menta de su bolsillo y, tras ofrecer a sus hermanos, mascaba ahora uno. El frescor que desprendía en su boca aquel gesto había servido para aliviarle la sensación de sequedad, casi asfixiante, que había acompañado a su garganta desde que la trampilla se cerrase sobre sus cabezas. Por unos instantes llegó a asustar bastante a sus hermanos pues parecía haber perdido lúcidez, por su forma de hablar, por su semblante, casi como le había pasado a Rick, aunque Greg había actuado en el momento justo y lo había vuelto a traer a la realidad. Steve volvía a caminar normalmente, no tan altanero y decidido como de costumbre, pero ya no arrastraba los pies ni parecían pesarle las piernas...a todo se acababa acostumbrando uno. Era una buena noticia pues los tres hermanos se necesitaban los unos a los otros, ahora más que nunca, debían ser uno solo...

Greg da un último tiro al pitillo y lo tira al suelo. Sin molestarse en apagarlo de un pisotón, Greg permanece atento a cualquier señal que pueda indicar una salida, a pesar de la escasa luz. Esto tiene que tener un final…solo espero que ese final tenga salida- piensa para si mismo el mayor de los Skilton.

Sus propios hijos... como pueden ser tan hipócritas.

Jimmy avanzaba agobiado bajo el peso de los descubrimientos macabros que iban haciendo en la casa maldita. Cada nueva brutalidad, cada horror, se acumulaba sobre su espalda y debajo de todo eso estaba Jimmy y su sentido del humor, cada vez más triste y apagado.

No lo entiendo, no me cabe en la cabeza como podían hacer estas cosas. Por Dios si eran monjas, se suponen que son buenas y esas cosas.

El cigarrillo se consume entre los dedos del joven lanzando caprichosas bolutas de humo solo visibles en los vaivenes de la luz del quinquel. Mientras, sigue pensando.

¿Y si esto fuera una especie de hospital donde venían las mujeres a dar a luz? puede que esos niños hayan muerto al nacer, antes había mucha mortandad de ese tipo, la medicina no estaba tan avanzada.

Las voces resuenen en ecos interminables a lo largo de todo el pasadizo. Los nichos y las calaveras quedan atrás de manera repentina, y el pasadizo subterráneo vuelve a ser más parecido a una mina que a unas catacumbas.

El mediano de los Skilton lanza una nueva posibilidad acerca de los macabros hallazgos que se suceden aquí abajo. Pensar y disertar espanta el miedo y el sobrecogimiento de la situación.

Casi sin daros cuenta obervais unos metros hacia adelante, casi en el umbral de luz del quinquel de aceite, como el pasadizo parece abrirse creando lo que parece una habitación subterránea. De momento no se distingue más sin avanzar unos metros.

Sin embargo, lo que os pone el corazón a ciento veinte pulsaciones por minuto es la sombra fugaz que os parece haber visto escabullirse más adelante.

Joder! ¿Un gato? ¿Una rata? ¿Qué coño era eso? Parecía humana...

Hummmm…- Greg se rasca la barbilla, mientras camina pensativo-… no se, Jimmy. De momento no hemos visto nada que se pareciese a un hospital. No hemos visto ninguna sala de partos. Aunque tampoco hemos registrado todo el edificio central, claro… Bueno, fuese lo que fuese este sitio, lo que está claro es que lo más importante es salir de aquí. ¡Adelante, chicos!- comenta con voz animada, intentando traspasar ese animo a sus hermanos. Aunque la voz le sale entrecortada, debido a los temblores producidos por la fiebre.

Una mano fría y aún mojada tapó de repente la boca de Greg. Era la del propio Steve, que ahora miraba a su hermano mayor como si le estuviera recriminada haber abierto la boca. Se llevó su dedo índice a los labios dejandolo del todo claro y sacó el cuchillo que casi había olvidado que llevaba. Había reaccionado con la rápidez y agilidad que se le suponía a ese talentoso y joven deportista, atras había quedado ese momento apático que casi le absorve pero...¿que había ocurrido para hacerlo saltar de aquella forma?
Sin dar ninguna explicación, Diamante comenzó a andar muy despacio, flexionando las piernas, facilitando un futuro movimiento explosivo ante cualquier imprevisto...al menos él, estaba preparado...

Al ver la reacción de su hermano, y algo sorprendido, Greg echa mano a su propio cuchillo. No sabe que es lo que ha puesto en alarma a su hermano, pues el no ha escuchado nada. Aún así dirige el quinquel hacia dónde camina su hermano.

Steve asintió el gesto de Greg, al imitarlo empuñando su cuchillo, celebrando que lo hubiera sacado él también, aunque su hermano mayor parecía no estar entendiendo nada.
No se había escuchado ningún ruido y la luz era tan debil que apenas si podían ir viendo el lugar donde poder dar el siguiente paso. Sin embargo, Diamante siguió avanzando, tan cauteloso y silencioso como un felino. Sabía lo que se hacía, al menos eso parecía pero...¿y si la castigada mente del Skilton rubio le estaba gastando una broma pesada? ¿y si estaba jugando con sus sentidos, mofándose de él al hacerle ver o escuchar cosas que no existian?

Aunque intentas agudizar tus sentidos, ni tu ojos ni tus oídos consiguen obtener ningún tipo de información extra acerca de la situación.

Solo tu mente corre desbocada imaginándose mil y una posibilidades...

El pasadizo subterráneo se ensancha un poco más adelante. Podeis verlo. La pared izquierda va desapareciendo poco a poco dejando un ángulo muerto sobre el que no podeis posar vuestra mirada.

De haber algo, como sostiene Steve, debe estar ahí.

Unos pocos metros más y llegareis...

Ojalá no fuera cierto pero yo también lo he oido, Steve.

Dice Jimmy levantando la pata de la silla que llevaba a modo de garrote. En la hirviente amalgama de nervios que es ahora su cuerpo no hay tiempo para pensar, por eso su mente opta por un recurso fácil para el chistoso Skilton.

A lo mejor es la cena, ¿ninguno habéis pedido pizza?

El comentario del mediano de los Skilton pasa casi desapercibido para el resto. Los hermanos están más que acostumbrados al peculiar sentido del humor de Jimmy. Las palabras de éste se pierden en el eco del pasadizo.

Los sonidos ahuecados de los pasos y el sonar continuo de gotas cayendo en algún lugar pronto vuelven a reinar en el subterráneo. Los tres os acercais cada vez más a la abertura en la gruta. La pared izquierda se va desplazando sobre sí misma.

De repente un agudo chillido, frío y cortante, quiebra el suspense del avance. Dura dos o tres segundos. Vuestros tímpanos están a punto de colapsar, pero la mente, a las órdenes de la adrenalina, no hace que os tapeis los oídos. Vuestros músculos se tensan y las pupilas se dilatan al máximo buscando el origen de tal aterrador sonido. Una cosa es clara: parecía humano.

En el caos que se sucede a este violento suceso en la quietud subterránea, algo se mueve rápido. De entre las sombras una figura humana emerge. Se mueve rápido y huye adentrándose en el pasadizo y perdiéndose en las tinieblas mientras el eco de su grito aún reverbera contra las paredes...

Greg avanza sin saber muy bien aún que es lo que había visto u oído su hermano Steve. Aún así confía en el, por lo que aferra su cuchillo fuertemente. De repente, un chillido casi hace que suelte el cuchillo, pero tras el susto, Greg agarra el mango con más fuerza aún, y permanece en alerta. El ritmo del corazón se dispara, esperando cualquier cosa en ese sitio.

Cuando la figura humana sale de las sombras, Greg queda un momento paralizado, sin saber que hacer. Su mirada sigue la figura que se pierde entre las sombras del pasillo.

Los pequeños pasos que buscaban hacer el mínimo ruido posible de Diamante se detuvieron al escuchar aquel horripilante grito. No era eso lo que había creído que iba a suceder. Había pensado en alguien que los hubiera seguido hasta allí, como aquella pequeña figura que los encerró en el pasadizo, para asaltarlos al amparo de las sombras y acabar con lo que habían empezado. Estaba listo para defenderse, para hundir su cuchillo en cualquier sombra que hubiera atisbado, primero atacar, quizas luego preguntar. Pero la sombra que apareció no avanzó hacía ellos, sino que comenzó una rápida huida sin dejarse siquiera ver, quien sería? por qué aquel grito? La cabeza de Steve buscaba respuesta a las preguntas que se sucedian a la velocidad de la luz en su mente con la imposibilidad de aclarar nada.
De pronto sintió que no podía dejarlo escapar. Fuera quien fuera tendría las respuestas. ¿Donde estaban? ¿Que estaba ocurriendo? ¿habría alguna salida? Si lo perdían de vista puede que jamás nunca pudieran salir de allí, no!, por eso lo hizo. No pensó, en la oscuridad, en el peligro que corría, en nada...sólo en que si no alcanzaban esa sombra quedarían encerrados para siempre. Por eso lo hizo. Por eso dejó a sus hermanos atras. Por eso dejó el cobijo de la luz de la pequeña lampara. Por eso echó a correr tras esa figura, fuera quien fuera, mientras el eco de su alarido era sustituido por el ruido de sus zancadas...