Partida Rol por web

LIDS (3ª Umbrionada)

Fotos, videos, y demás.

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24/08/2010, 17:38
Venifer

PRUEBA 66: Un chico completamente vestido de rosa junto a una chica completamente vestida de azul.

En la búsqueda de un pantalón rosa que ponerle a Montano, hago una llamada desde el tren a alguien que podía llegar a tener un traje de hombre de los 70' de ese color, pantalones tipo oxford y chaqueta entallada a juego. "Eso pasó hace cuarenta años, ya regalamos eso. ¿Cómo creés que puedo tenerlo todavía?", a lo que hubo que replicar: "Qué se yo... ¿Nostalgia?". Para salvar ese abismo telefónico que se había abierto entre nosotras ante la negativa, me fue ofrecido un pantalón rosa que "más o menos podía andar", así que prometí pasar por él tras un rato largo y, de paso y ya que estábamos, pregunté por la posibilidad de que hubiera tres planchas de ropa dando vueltas por allí...

Vale aclarar que ese alguien era mi abuela. Eso pondrá en contexto lo que siguió.

Ya en la ya célebre casa de las pruebas 23, 44 y 46, tras hacer la prueba de las planchas, estábamos en la cocina sentados con mis abuelos y le digo a Montano si hacíamos la prueba 66 allí mismo así podía dejar el bolso de la ropa y no cargar con él por más tiempo. Montano aceptó, entonces nos dividimos en las habitaciones para cambiarnos de ropa. Mientras lo hacíamos, escucho a mi abuelo preguntar a mi abuela:

- ¿Qué, el pibe se va a vestir de rosa? ¿Para qué?

Teniendo en cuenta que ya casi toda mi familia vio a Montano en vivo y en directo con el vestido de novia de su madre, no se sintieron extrañados al verlo emerger derrochando sensualidad. Tras un breve debate de dónde era mejor sacar la foto, pedí permiso para usar el salón, y busqué un trípode que había por allí para poner la cámara. Acomodé, toqué, medí¹, y tras poner el autodisparador salí corriendo hacia el sillón donde Montano estaba sentado. A medio camino me di cuenta que no tenía el logo, por lo que derrapé casi yéndome al suelo, con la inestimable ayuda del calzado de porquería que tenía puesto para que "todo fuera azul". Cuando volví con el logo lo intentamos de nuevo; aunque a mí me pareció que salí con cara de asesina serial, ayudada por lo borrosa de la foto, volvimos a sacar un par más hasta llegar a la última. En esa, la elegida, hasta parecemos decentes y todo.

Montano fue muy feliz quitándose el calzado rosa con el que aparece en las fotos.²

 


Anexo:

Venifer: Mamá, ¿tenemos algo rosa de ropa relativamente grande?

Madre: Supongo. ¿Para qué?

Venifer: Para que él se lo ponga para una foto.

Madre: Ah, ah [sonrisita] ¿Siguen con el concurso de fotos?

 

¹ Venifer: Bah. La luz es bastante mala...

Montano: Sacala con flash.

Venifer: Ni de casualidad. Voy a subir las persianas, a ver... ... ... sigue sin haber buena luz, no se nos va a ver bien.

Montano: Sacala con flash.

Venifer: No. Voy a encender las luces.

 

² Venifer: Mirando las fotos, creo que no va a faltar quien diga que esto que tengo puesto no es azul... no se ve bien que es azul grisáceo, sale muy oscuro.

Montano: Bueno, de última que lo aclaren ellos.

Venifer: Bah. Ganaste. Voy a tirar un flash.

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24/08/2010, 18:16
Lúa

joooooooo que guay Veni y Montano!!!!! vuestras anécdotas no hacen nada más que aumentar mis ganas de ir para allá a conoceros! sois geniales!!!! xDDDDD

Sieshi...menos mal que hicisteis las de la colmena, con el miedo que Imla tiene a las avispas y abejas hubiera sido super difícil que la hubiéramos hecho. quedo en espera de la foto! ^^

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24/08/2010, 23:44
Venifer

PRUEBA 34: Luciendo un bonito turbante en la cabeza.

Estábamos en casa de la chica que el año pasado hizo el tutú para el Comando Umbriano. Básicamente su rubro es el diseño de indumentaria, por lo que ella cosía mientras Montano y yo debatíamos sobre nuestra propia incapacidad hacia los trabajos manuales y una sincera admiración hacia lo que estábamos viendo hacer. Entre charlas, comencé a mirar una especie de mobiliario que tenía a un costado, rebosante de telas de todo tipo, color y textura. Permanecí mirando unos minutos, preguntándome si podía llegar a haber allí una que midiese lo suficiente. Al final, pedí permiso a la dueña y me puse a explorar hasta dar con una blanca larguísima, aunque demasiado ancha para lo que necesitaba. Allí empezó el show.

Una aclaración: jamás supe hacer un turbante. Cuando leí la prueba, creí que no iban a aceptar un turbante hecho con una toalla como si recién saliera de la ducha, pues me parecía demasiado fácil y obvio para que fuese cierto [sí, aquí el clásico problema entre la Navaja de Occam y lo que yo llamaría la paradoja de la lógica: cuanto más lógico y autoevidente te parece algo, más probabilidades de creer que hay algo que no estás considerando]. Busqué turbantes por Internet y me informé de algunas clases, e incluso llegué a ver un video de un hombre explicando cómo hacerse un turbante al estilo sikh. Hice una serie de infructuosos intentos a mi persona y otros intentos a otros [vaya pifia] en ese estilo, pero siempre el material quedaba muy corto o se enredaba como un nudo gorgiano, por lo que abandoné.

Entonces allí estaba yo, en el medio de una especie de salón, de pie e intentando enroscar en mi cabeza una tela de cuatro metros de largo y unos dos de ancho, doblados en ocho. Me paseaba de un lado a otro intentando manejar toda esa extensión, sin éxito. Llegué incluso a quedarme doblada hacia adelante, cabeza inclinada, tanteando a ciegas sobre mi propia piel y nuca. Entonces, acepté mi posición indigna, me levanté y desenrosqué la tela.

Yo: No, definitivamente no puedo hacérmelo.

Montano: Y, decime. ¿No se te ocurrió que vos me lo hicieras a mí? Digo.

No fui capaz de rebatir semejante alarde de sentido común. Así que, tras un par de intentos sobre la honrosa cabeza que tuvo la idea, logré algo parecido al otro tipo de turbante que recordaba... o que creía recordar, en realidad. Obtuve el sello de aprobación de la dueña de la casa ["Sí, qué sé yo. A mí me parece un turbante"], y Montano se prestó para sacarse una fotografía sentado junto con parte de su harén.

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25/08/2010, 00:46
Frente para la Victoria

La hubieras sacado con flash a la del techo, parezco una especie de Dark Patan

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25/08/2010, 00:13
Venifer

PRUEBA 11: Saltando a la comba con el logo del grupo en la mano y sin tener ningún pie en el suelo.

Sinceramente, si no fuese porque realmente creo que sirve para validar la prueba, esta foto no la colgaría jamás XDDDD

Todo empezó con una conversación telefónica, con la chica de la prueba 34:

Venifer: Che, ¿vos darías a la soga con un amigo para que me saque una foto para el concurso este?

Ella: Eh, bueno, sí, pero no tengo una soga en mi casa.

Venifer: No te preocupes, algo improvisamos...

Ese "algo" es una serie de retazos de jean cosidos como cintas, unidos entre sí gracias a una serie de alfileres de gancho. Se pueden apreciar las leves separaciones en la aparente continuidad de la "cuerda", separaciones que la volvían cuando menos muy inestable. El jean no era del todo rígido, pero resistía como un rey. Empezamos a ver cómo meter la soga dentro de aquella habitación, pues ya se había hecho muy de noche para sacar la fotografía en el jardín [sin flash, como yo pretendía], y tras un gran trabajo de ingeniería que consistió en correr dos sillones y una pequeña mesa hacia un lado, se ubicaron los "dadores" en diagonal.

Luego, el problema fue qué hacer con la cámara, ya que todas las manos estaban ocupadas...

Montano y yo recordábamos alguna discusión que se había dado respecto a una soga que estaba demasiado quieta y una sugerencia de que la soga se pudiese apreciar en movimiento. Tuvimos verdadera voluntad de hacer algo así, con resultados verdaderamente inentendibles. Nos quedó tan claro que no lograríamos algo como lo que esperábamos, no en ese momento y con esa luz, que nos fuimos hacia el flash sin más. Cambiamos la cámara de ángulo y allí, dado que ninguna de las manos en juego podía sacar la foto, comenzó la calvarie matemática:

Montano: ¿De cuánto es el autodisparador?

Venifer: Diez segundos. A ver, tengo que salir en el aire, así que tenemos que sincronizar para que la soga esté más o menos abajo... ¿Cuánto dura la vuelta?

[dan a la soga una vez]

Montano: Un segundo. Si vos entrás desde este lado saltando en un segundo o dos, va a sacar cuando estés en el aire.

Venifer: Bueno, probemos. Tienen que empezar a dar apenas aprieto, para que empiecen a contar los segundos y...

Y otra serie de líneas afines. En fin: matemática aplicada. Flash conseguido, foto espantosa tomada, prueba superada, y quien diga que la soga no estaba en movimiento, no nos obligue a repetir este calvario físico-matemático con una ráfaga de fotos para luego hacer un gif animado... XD

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25/08/2010, 05:28
Venifer

PRUEBA 77: Dentro de un ascensor lleno de gente.

Capacidad máxima: ocho personas. Cantidad de personas de ese descenso: siete.

Hacíamos tiempo con The Gene Genie, como se vuelve constumbre, por las calles de la Ciudad de Buenos Aires, y de pronto a él le aparece una "excursión sanitaria" (sic). Tras acompañarle a un videoclub a preguntar por una película y, tangencialmente, a preguntar si podía hacer uso de las instalaciones [y que se lo negaran, porque las estaban limpiando], terminamos en una zona de gran cantidad de edificios públicos a esa hora todos abiertos para uso y goce de los ciudadanos. Nos metimos a uno en una calle lateral, esquivando una masa de gente que entraba y salía sin ningún tipo de consideración por el prójimo, y mientras Gene satisfacía su curiosidad sanitaria explorando no quiero saber exactamente qué misterios de la fisiología humana, yo me dediqué a caminar por allí. Al final, cuando emergió de las profundades de su meditación sanitaria, me encontró señalando hacia una zona de ascensores a un costado.

- ¿Acá? - preguntó él, arqueando las cejas.

Estábamos en un edificio judicial, de tribunales comerciales, en plena hora de atención exclusiva a profesionales.

Nos desplazamos hacia la zona señalada, que tenía tres ascensores uno al lado del otro, y nos pusimos en la cola para subir. Mientras intentábamos ponernos de acuerdo en cómo hacer la foto, dejamos pasar a casi veinte personas, que empezaban a mirarnos intentando entender qué éramos y qué hacíamos ahí, discutiendo por encima de un teléfono con el que estábamos apuntando hacia todas las puertas. Al final, decidimos que yo subiría por un ascensor y él se quedaría frente a la puerta de otro, en el que yo me aseguraría de subir para el descenso. Así lo hice, mientras él se aprestaba a quedarse quieto delante de la puerta, móvil en mano, posición tomada, impávido. Y así, inmóvil cuál estatua de mausoleo pre-diluvio universal, estuvo diez minutos enteros esperando a que yo apareciera.

Gene dixit:

Me causó mucha gracias la cara de los letrados mirandome frente al ascensor con el telefono en la mano, duro como una estatua, mientras esperaba que bajaras. No sé como me aguante la risa. NADIE osó pasar por delante mio.

De más está decir que, cuando por fin se pudo sacar la foto, esta salió no sólo movida si no conmigo ya fuera del ascensor. Así que nos subimos a uno y estuvimos varios viajes de arriba para abajo probando el ángulo y la forma de sacar la foto para que saliera el escudo, yo, y la mayor cantidad de cabezas o partes de cuerpo posibles de los demás pasajeros para que pudiera verse que estaban allí. Era tal la sorpresa, incredulidad y alarma de los señores abogados que compartían viaje con dos personas sacando una foto al espejo, llevando en una mano un papel con una especie de pelota verde y un sello parecido al "PAGADO" o "RECHAZADO", que nadie osó siquiera a dirigir la mirada hacia nosotros... excepto el muchacho que aparece intentando entrever algo de la situación a través del mismo espejo que lo reflejaba.

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25/08/2010, 06:01
Venifer

PRUEBA 72: En un vagón de metro, tren o tranvía y al menos 10 viajeros saludando a la cámara.

- Quiero hacer un pequeño experimento sociológico - le dije a Montano bastante trasnochada un día - Para lo de los diez pasajeros saludando a la cámara. Creo que podría funcionar, y quiero ver qué pasa.

- A ver, ¿qué tenés en mente?

Nos juntamos un día Montano y yo bastante temprano en la ciudad de Buenos Aires, y nos metimos en una línea de subtes bastante transitada pero que a esa hora estaba relativamente tranquila en cantidad de pasajeros. Yo tenía todo armado en mi mente, y se lo fui contando de a pedazos mientras íbamos a buscar algo en una librería que yo necesitaba. Como tuvimos que esperar un rato a que el librero apareciera de una vez, tuvimos tiempo para que Montano me dijese que estaba loca, que no me animaría a hacerlo, que para qué quería preparar cómo iban a ser las cosas si no me animaría una vez estando allí. De todas formas insistí, más o menos quedamos de acuerdo en qué hacer con el logo y la cámara, y cuando obtuve por fin el libro que quería, volvimos a meternos en el subterráneo.

En el primer viaje, Montano se sentó directamente y yo me inhibí por entero. Nos bajamos en una estación intermedia y nos metimos en una formación que iba en sentido contrario, que iba a tener menos gente. Volví a inhibirme, y llegamos a la estación terminal sin que hubiese conseguido abrir la boca. Esperamos en esa misma formación a que el tren volviese a arrancar, con toda la gente sentada sin hacer más que estar sentada allí, pero yo me paseaba de un vagón a otro sin decidirme a hacer nada mientras Montano iba contando cuántos pasajeros había en cada vagón. Al final, cuando el subte comenzó a andar, cargué mi alma de alguna dosis de locura y cargué contra uno de los vagones. Me planté en medio del pasillo, frente a unas treinta personas, y comencé el experimento.

Buenos días. Yo soy Sofía, él es Diego. Ante todo, quédense tranquilos, no venimos a venderles nada. Somos estudiantes de Sociología, y ahora estamos cursando una materia sobre solidaridad social. Para la materia, tenemos que hacer un trabajo práctico al respecto de algún tema relacionado con ella, y nosotros decidimos plantear una hipótesis para empezar. Nuestra hipótesis es que los argentinos, en particular los de Buenos Aires, y más particularmente los del Gran Buenos Aires y la Ciudad autónoma de Buenos Aires, somos muy solidarios con los desconocidos frente a acontecimientos muy graves, como una catástrofe o un accidente; pero cuando se trata de cosas mundanas, ordinarias, tonterías, creemos que esa solidaridad se pierde hasta desaparecer.

Le planteamos nuestra hipótesis a nuestro profesor, y él nos indicó que saliéramos a intentar contrastarla con algún tipo de experimento o investigación de campo. Nos sugirió esto: que eligiéramos un tipo de transporte público, cualquiera, y que intentáramos contrastar la hipótesis de alguna forma. La forma que se nos ocurrió es esta: queremos intentar conseguir que al menos diez pasajeros de este transporte, por el solo hecho de escuchar todo esto y el solo hecho de que se lo pidamos, estén dispuestos a salir saludando para una fotografía. No es necesario que aparezcan sus rostros, ni identificaciones, ni ningún tipo de cosa por la que puedan ser reconocidos en ningún lado. Sólo con las manos nos basta. Queremos ver hasta qué punto podemos decir que, pidiendo una tontería como esta, que no tiene realmente ninguna razón de ser y pedida por perfectos desconocidos como somos nosotros, encontramos una respuesta positiva por parte de los pasajeros. Así que, bien, esto es lo que venimos a ver. ¿Alguien está dispuesto?

Un hombre de sesenta y cinco años saltó como un resorte de su asiento, levantando la mano. Dijo en voz clara y alta que ahí teníamos al primero de los diez, y además de eso comenzó a fingir que se peinaba el cabello sobre la cabeza totalmente calva. De las treinta personas que había, unas veintipico estaban mirándonos a la expectativa, mientras yo le decía con una sonrisa al hombre que no era necesario que estuviera de pie. Y entonces, repentinamente, las manos empezaron a levantarse. Algunas inmediatamente, otras alentadas por las primeras que se levantaban, hasta que logramos conseguir siete. Hice un paneo con la mirada por el resto de los pasajeros, que estaban mudos.

Tenemos siete pasajeros, ya. Nos faltan sólo tres. ¿Nadie más está dispuesto?

Entonces un hombre levantó la mano, y convenció a su novia. Teníamos nueve, pues una señora no quiso participar.

Bueno, ponete vos también, Diego. Al fin de cuentas, vos sos un pasajero. Cuando les diga, ¡levanten las manos y saluden a la cámara!

Y en el momento que estaba por sacar la foto, el subterráneo frena en una estación y entra por la puerta que tenía a un derecha una masa de gente que interrumpe el ángulo por completo y me impide sacar la toma. Con ello se fue la prueba de la prueba lograda, y nos fue imposible luego en ese caos volver a juntar a las nueve personas que se habían ofrecido, entre que unas se bajaron, otras se inhibieron, y las restantes se quedaron mirándonos a la expectativa de qué hacíamos. Les repetí lo que estábamos haciendo a los recién llegados, formulé la misma pregunta, y sólo conseguí que los mismos restantes continuaran prestándose para la foto, que eran menos de diez. Pero esto no terminó allí.

Guardé la cámara con cierta resignación, y se me acercaron dos mujeres de las que se habían ofrecido a saludar. Una de ellas me dijo que estaba totalmente de acuerdo con nuestra hipótesis, y comenzamos a hablar acerca de la situación de nuestra sociedad tal cual está ahora. La otra, una desconocida para la que hablaba y para mí, me preguntó cómo se nos había ocurrido algo así y cómo me había animado a enfrentarme a un grupo de pasajeros de esa forma. Charlamos hasta que llegamos a la estación siguiente, y se bajaron. Montano se acercó a mí, luego de terminar de hablar con una muchacha sentada que sostenía una altísima flor de mentira; nos fuimos al otro extremo del ancho del vagón, y de pronto siento que me llaman desde uno de los asientos. Era un hombre, que nos preguntaba si habíamos podido sacar la foto, y que luego de decir que era un español que había llegado con quince años a la Argentina, nos habló de cómo veía que los lazos sociales se iban enfriando cada vez más, cómo en realidad los hombres nunca dejamos de ser animales... de algún modo, aún no sé cómo, llegó al tema del toro que saltó la pared de dos metros en un sitio y cayó sobre el público matando a un niño, habló de lo que era el instinto, de la necesidad de la supervivencia, de lo que era la solidaridad desaparecida en nuestras sociedades actuales, de cómo vamos a una total decadencia en la que a nadie le importa nada de nadie, y eso funciona como un mecanismo de defensa para sobrevivir. No nos soltó hasta que tuvimos que bajar.

Mientras íbamos caminando, Montano y yo aún no creíamos la reacción que había generado el experimento. No tenemos la foto, pero les aseguro, la impresión que nos hemos llevado ha sido imposible de superar.

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25/08/2010, 09:49
Lúa

chicos....sois mis ídolos y sobretodo tu Venifer! menuda pedazo de idea!!!!!!!!! una lástima que no lo lograrais. ¿vais a volver a intentarlo? sino la proxima vez que vaya a Madrid lo hago aunque yo no sé si sería capaz de soltarme a hablar ante tanta gente....xDDD

Por cierto la de la Comba está genial y Montano pareces todo un majarahá ahí sentado aunque no tengas harén :P

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26/08/2010, 14:47
Seishi

Dios mio chicos, menudo revuelo causaron en el tren XD

Al igual que Lúa, digo que los dos son mis ídolos!

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30/08/2010, 00:11
Kagu

Totalmente de acuerdo con Seishi y Lua... ¡Sois los mejores! Si llegáis a conseguir la foto, tendríamos que haberos puesto una estatua o algo.

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30/08/2010, 01:17
Venifer

Es que, si lográbamos esa foto luego de todo esto, yo al menos me retiraba de las Umbrionadas XDDDD

Me alegra que les haya gustado. Creo que la foto la podríamos obtener de modo más sencillo explicando la verdad a los pasajeros, y picándoles el bichito de su niño interior. Pero la prueba me dio una excusa para hacer investigación de campo, algo que no podía dejar pasar. Si quieres intentarlo así, Lúa, adelante mi valiente; yo no creo volver a intentarlo de esta forma XD Pero a cualquiera, en verdad es un experimento genial, y una sensación muy bizarra. Yo aún no registro cómo fue que me animé a hacer eso.

Y ahora, en el siguiente post, pasamos a "Lo que el Congreso [en el que estuve estos últimos cuatro días] ha dejado para la posteridad".

 

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30/08/2010, 01:32
Venifer

Congreso: Pifia I

Hotel sindical enclavado en el medio de las sierras del centro de Argentina. Grupo de profesionales y gente varia reunida en el costado del hotel, charlando animadamente a pleno rayo de sol. Los árboles movían sus ramas de forma sinuosa acariciado por una brisa suave, y proyectaban sus sombras perezosamente sobre todo lo que había a su alrededor. Había una calle pavimentada levantando calor a la luz de ese mediodía, y atravesándola, un parque con algo parecido a juegos y a "aventura con la naturaleza" para niños. Se tocaban temas como qué tipo de humor era mejor, cómo se habían pasado los años, quién recortaba a Peanuts y Calvin y Hobbes, quién recordaba un titular de una revista de humor negro petróleo argentina llamada Barcelona con una tapa sobre el terremoto de Haití, y otro tipo de conversaciones muy relevantes y sesudas. Y de repente, un sonido rompió el murmullo de la banda sonora ambiente, un sonido que sólo percibieron cuatro oídos. Un coro de graznidos, que no eran del grupo.

- Hay patos - digo, girándome hacia The Gene Genie.

- Hay patos.

Cuando tras una media hora el sol comenzó a hacer sus efectos, y además llegó la hora del almuerzo. Gene y yo acordamos robarnos sigilosamente un pan de la larga mesa de gente, y cuando todos se retiraron a morir en un somnoliento letargo pre-exposiciones, cruzamos la calle frente al hotel dispuestos a cazar. Las víctimas en cuestión, muy rellenas y bien alimentadas, estaban adentro de una especie de corral con una suerte de pequeña laguna milimétrica en medio, dentro de la cual nadaban y luego pisaban la tierra dando vueltas como poseídos. Nos acercamos, saco el pan, sacamos las fotos, y cuando estoy sacando las de nuestro equipo, repentinamente me doy cuenta de algo.

- Che... estos patos tienen dientes.

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30/08/2010, 03:57
Venifer

Congreso: Pifia II

Arreglando un asunto en el mostrador del hotel, mi mirada vagaba por los alrededores de mi ser mientras el recepcionista se afanaba por rellenar unas planillas con todo tipo de datos inservibles. Había un panel de madera lleno de compartimientos con llaves, un mobiliario oscuro, un vidrio, carpetas apiladas, papeles sueltos, un piso de baldosas claras, una columna en medio de todo el espacio, papeles pegados a la columna, un anuncio, un aviso de cuándo el sacerdote venía a dar misa a la capilla del pueblo... Mis ojos se detuvieron en aquella valiosa información que indicaba que al día siguiente, habría misa a unos quinientos metros del hotel en un sitio que habíamos visto al pasar caminando hacía unas horas. Sería en un horario en el que empezaría una de las exposiciones del congreso, las 17; pero de todas maneras, Gene y yo decidimos arriesgarnos. Sólo sería cosa de correr los quinientos metros llanos después.

16.37 estábamos en la puerta de la capilla en cuestión. Sólo había una mujer dentro, rezando, y otra con su nieto que estaba barriendo y que luego empezó a tocar una pequeña campana en lo alto. El niño miraba a dos personas desconocidas estacadas lanzando miradas todo el tiempo hacia el interior del templo, y hablando de fuese a saber uno qué concerniendo a que si ambos habían escuchado el mismo mugido de una vaca y a qué distancia aproximada podía estar para ir a por ella. Y el pobrecillo huyó raudamente cuando yo desaparecí en dirección desconocida tras decir, simplemente: "Escucho patos, esta vez en serio. Quedate acá que voy a ver".

16.43 aparece un ómnibus. Gene y yo estacados en el mismo lugar. "Seguramente viene en este", le digo. Efectivamente, un hombre vestido de civil salta del ómnibus y nos clava la mirada, extrañado. Nosotros le estábamos mirando con una fijeza sólo explicable porque intentábamos ver en él algún tipo de rasgo... sacramental. Cuando decidimos que sí, que debía ser él y que debíamos abordarlo, el hombre ya había huído con inusitada rapidez al cobijo de la capilla. Allí nos quedamos mirando Gene y yo al interior, debatiendo qué hacer. Mi irracional respeto hacia los templos donde oran los creyentes de sus respectivas religiones me impedía entrar a un sitio tan pequeño a molestar con un asunto como este, así que Gene decidió ser el hereje del día y entró dirigiéndose directo a la sacristía.

16.47, tras que yo pasara los anteriores cuatro minutos gente desconocida que venía a la misa y ser aconsejada por una señora de desconfiar de los comerciantes porque "no hay uno que no mienta para venderte cualquier cosa", Gene emerge de las profundidades de la casa de Dios doblando su cartel en cuatro y haciéndome señas para que nos fuésemos. Cuando estuvimos a un par de metros, mientras yo me reía fuese a saber uno de qué, me reconstruyó lo que había sucedido en aquel encuentro sacro:

Gene dixit:

Básicamente, toqué la puerta de la sacristía y esperé a que me abriera. Cuando apareció, más o menos fue esto:

Yo: Señor, queríamos pedirle si se sacaba una foto con nosotros. Es para un concurso de fotos, donde tenemos que hacer determinadas pruebas y sacar una foto para mostrar que las hicimos.

Cura: Sí, está bien, no hay problema.

Yo: [saco el cartel y lo despliego] La prueba es estar con un cura y que él sostenga el cartel.

[un segundo de silencio mientras el cura mira el logo]

Cura: ... No me parece. No te enojes.

No me quedó si no darle la mano y salir de ahí tan rápido como pude.

Todavía nos preguntamos qué hubiera pasado si hubiera visto el del troll con tutú...

 

Anexo: explicaciones congresísticas

16.58, en la sala donde se hará la conferencia. Unas ocho personas en posición de ronda.

Asistente 1: ¿Y ustedes, por dónde anduvieron antes de venir acá?

Yo: Bueno, estuvimos en una capilla que está acá nomás.

[ocho pares de ojos muy abiertos, ríctus de un nerviosismo incrédulo, y un denso silencio]

Asistente 2: ¿Cómo van a ver una capilla si estamos en un congreso de filosofía?

Yo: Mirá, la verdad es que no soy cristiana. Me dio curiosidad ver cómo era eso de las misas en los pueblos, con los curas itinerantes [miradas absortas] Sí, así que nos fuimos a parar frente a la capilla a ver qué pasaba, cómo se congregaban, qué hacían viendo a dos extraños parados mirándoles...

Asistente 1: Pero... ¿y por qué lo hicieron?

Yo: Bueno, al menos yo, nunca había visto una capilla de pueblo con mis propios ojos.

[risitas nerviosas entre los demás asistentes y un par de silencios muy significativos]

Asistente 3: Y bueno, ¿vieron algo interesante?

Yo: Sí. Fue muy interesante. Y por la forma en la que nos atravesaban por la mirada, aparentemente no hay mucha tolerancia hacia los desconocidos...

 

Más tarde, Gene me preguntó por qué había dado esa alocada explicación totalmente irracional sobre el hecho, a lo que según él [yo no lo recuerdo], le respondí: "Porque es mejor que ellos nos crean sólo locos, y no locos bizarros".

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30/08/2010, 04:32
Venifer

Congreso: Pifia III

Camino hacia la pifia I, The Gene Genie ve como un jardinero está regando el césped con una manguera. Se da vuelta hacia mí.

- Podría ser, ¿no?

- Eh... No. No te voy a mojar con una manguera en el medio del parque del hotel adentro del cual están expositores que te conocen, tu jefe, tu compañera, tus conocidos académicos, además de una serie de desconocidos que no vienen al caso pero que de todas formas seguramente estarían encantados de mirar.

Luego, en la noche de ese mismo día, The Gene Genie volvió a la carga.

- Podría hacerlo hoy muy tarde, así me mojo, me saco la ropa y me meto a bañar directamente. Total, mañana nos vamos.

- ¡No voy a pedir una manguera para mojarte en el medio del parque del hotel del congreso!

Ser la persona que aportó sentido común a este asunto habla bastante de la sensatez que rodeaba todo el evento...

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30/08/2010, 04:47
Venifer

PRUEBA 43: En una cocina de restaurante con el cocinero y dos pinches

 

I.

Bar del hotel sindical en cuestión, de noche, en un hueco entre actividades académicas y sociales.

- Disculpame - abordé a mi pobre víctima del momento, el muchacho que me estaba preparando un café en el bar - ¿Te puedo hacer una pregunta?

No sé qué se imaginó que le preguntaría, pero fuera lo que fuese, alucinó a colores cuando le dije de qué se trataba.

- Mirá... lo que tenés que hacer es hablar con Freddy - me dijo por lo bajo, mientras me pasaba la taza - Él es el jefe de cocinas. Hablen con él... y seguro les dice que sí. Usualmente está en el mostrador o en la parte de atrás. Vos preguntá por Freddy...

 

II.

Mostrador del hotel sindical, al día siguiente.

- Disculpe - dijo The Gene Genie a la recepcionista - ¿Podemos hablar con Freddy?

- ¿Para qué lo buscan? - preguntó la mujer.

- Eh... queremos preguntarle algo. Sí.

Se va al interior de la habitación y vuelve diciendo que ahí viene. Por una puerta lateral, aparece "Freddy": metro ochenta y cinco largos, espalda ancha, dos brazos como tubos musculosos, bien plantado, cara cuadrada, auriculares colgando de su cuello, ojos muy oscuros y rostro de persona de pocas palabras.

- ¿Sí? - dice, en voz grave una vez que está frente a nosotros.

Gene y yo, mirándonos alternativamente, nos quedamos mudos.

- Eh... nosotros quisiéramos pedirle si, bueno, queríamos sacarnos una foto en las cocinas a ver si se podía - respondí tentativamente, al punto tal que dije todo esto llevándome una mano a la cabeza y bajándola como un niño que espera que lo reprendan.

- Sí, para un concurso de fotos - salta Gene - Necesitamos sacarnos una foto con el cocinero y dos pinches de cocina.

Freddy inclinó la cabeza. Su rictus era pétreo, congelado en un punto indescifrable entre la incredulidad y la sorpresa.

Hubo diez segundos enteros y eternos de silencio.

- Bueno, claro. ¡Pero denme cinco minutos!

- ¡No, no, no se preocupe, cuando ustedes puedan y no tengan trabajo! ¡Para eso vinimos a hablar con usted, no queremos molestar!

- ¡¡Ahhhhhh!! ¡Entonces vengan antes del almuerzo, cuando los muchachos están distendidos!

Entre agradecimientos y promesas de ir allí, aunque sabíamos que no podríamos por el congreso, huimos.

 

III.

Mostrador del hotel, unas horas más tarde y pasado el almuerzo.

- Voy a buscar a Freddy para preguntarle.

Una vuelta de The Gene Genie después...

- Mirá, está descargando unas heladeras. Creo que no es momento.

 

IV.

Cocinas del hotel, un par de horas después de esas horas.

- Eh, buenas tardes. ¿Está Freddy?

- No, está adelante - responde el cocinero - Pero, ¿qué quieren?

- No, es por un tema que hablamos con él, para sacarnos una foto que...

- ¡Ah, son los de la foto! Si, nos dijo que iban a venir. Miren, está adelante. Vayan a buscarlo.

[...]

- Perdón - Gene al recepcionista - ¿Está Freddy?

- ¿Para qué lo quieren?

- Eh... para preguntarle algo.

El recepcionista se larga antes que pudiéramos agregar algo.

- ¿No tendríamos que haberle dicho que es lo de la foto? - pregunto por lo bajo - Ahora el tipo va a tener que salir, de nuevo, y nos va a matar...

Sale Freddy de la puerta lateral, y al vernos, en la cara se le dibuja una expresión nítida: "¿Para esto me hicieron salir de nuevo?"

- ¡¡Vayan, vayan nomás!! ¡¡Ya están ahí los muchachos!!

[...]

- Ah, ¿volvieron? - pregunta el cocinero.

- Sí, ya le preguntamos a Freddy. Nos dijo que podíamos sacar la foto ahora.

- Bueno, saquen nomás, no se preocupen.

- Perdón, ¿están sólo ustedes dos ahora? - él y uno de los asistentes.

- Sí, ¿por qué?

- Ah, necesitamos al cocinero y a dos asistentes para la foto...

- Ah. Bueno, vuelvan a las ocho que ya cae el morocho.

 

V.

Cocinas del hotel, una hora después de esas horas después de las otras horas.

- ¡Vengan, vengan todos! ¡Vamos a salir en una foto! ¿Dónde está el otro, che?

- Se escondió, está avergonzao.

- Bueno, no importa. ¿Podemos salir todos los que somos?

- Eh, por supuesto. Todos sus asistentes pueden salir en la foto.

 

VI.

Bar del hotel, unas horas más tarde.

- ¡Eh, muchachos! ¿Pudieron hacer la foto?

- Sí, Freddy. Gracias, de verdad.

- ¡Pero por nada! ¡Que tengan suerte!

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02/09/2010, 16:28
Venifer

67. [VIDEO] Bailando "Singing in the Rain" por la calle, mientras llueve, debajo de una farola y con un paraguas.

 

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Lo único que puedo decir es:

A. Ambos intentos son un papelón injustificable.

B. La oscuridad era atroz, y si bien llovía suficiente como para empaparme sin el paraguas sobre la cabeza, en el video no se aprecia.

C. Imla, vete preparando porque esto es imposible de subir a ningún sitio XDDDD

 

Lamentablemente al subirlos a Youtube se han vuelto más oscuros de lo que son originalmente. Pero sólo intentaré aclararlos con algún programa si al final nadie más de nosotros se divierte haciendo la prueba ;)

 

65. Dentro de una máquina recreativa de coches con un casco integral jugando una partida.

[o Los congresistas saben cómo divertirse]

Aunque creo que esperaban algo más... ortodoxo ;)

Es breve, aunque no menos ridículo que el resto de las pruebas. Estábamos en un bar del hotel sindical del congreso en cuestión, y cae un hombre con un casco de motocicleta colgado del brazo. Gene me lo señala y yo, haciendo alarde de mis dos cojones inexistentes bien puestos, me niego a echármele encima de inmediato y pospongo el asunto hacia un "después indefinido". Tal fue la indefinición del asunto que Gene se levantó en un momento y abordó al sujeto comenzando con la clásica frase de levante de la Umbrionada: "Perdón. Me gustaría hacerte una pregunta que seguramente te va a sonar descabellada".

Tras obtener el casco, cedido muy amablemente por su inmutable dueño [a saber qué se esperaba con la pregunta descabellada], bajamos al sector de juegos del hotel y procedimos a disparar todo tipo de fotos buscando máquinas de arcade a las cuales no les diera el sol en la pantalla, pues quemaba las fotos y quemaba los ojos. Al final, me di vuelta hacia el amoroso camión que tenía a mi lado, y le dije a Gene: "Necesito una foto con eso. Urgentemente". Casi lo rompo y me rompo yo intentando subirme a él, pero joder, que valió la pena la vuelta a la infancia XDDD

 

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02/09/2010, 20:39
Seishi

Jajaja genial. Chicos, he perdido la cuenta de cuántas fotos han hecho XD Cada vez que pensamos nosotros en una ustedes la hacen.

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02/09/2010, 20:49
Venifer

Jo, compañera, me apena saber eso. Estas últimas han salido por el solo hecho de que estaban al alcance, pero por ejemplo estoy casi segura que la de la máquina recreativa de coches la tendremos que repetir, pues no se ve en ninguna de las tomas la pantalla del juego y no tenemos forma de probar que efectivamente estábamos jugando la partida ;)

La próxima si se les ocurre hacer una, sólo alguno pase por aquí si tiene tiempo y diga que la quieren hacer, ¿vale? No importa el tiempo que les demande, no se hará si ustedes no la hacen :)

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02/09/2010, 23:09
Seishi

Si tampoco pasa nada. Lo importante es pasarlo bien y que ganemos, ¿no?XD

Si tienen posibilidad de sacar una sáquenla. Después de todo quedamos en que si habían varias de la misma prueba se subian todas.

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05/09/2010, 19:32
Kagu

Claro, que alguien ya haya hecho una no significa que otro del equipo no pueda repetirla ^_^

Yo estoy a ver si hago la de la bañera, pero... ¡Aun no he imprimido el logo! Tengo que darme prisa, antes de que deje de hacer calor.