Partida Rol por web

El sol brillaba con fuerza sobre la tierra, una sensación desagradable para cualquier ser de la corrupción. En el lago, la fuerza de Mezria no llegaba, estaba fuera de su alcance por el momento. La superficie del agua era cristalina, moviéndose tranquilamente con el vaivén de las olas. Si no fuera por ser criatura corrupta, este lugar seria un paraíso en un mundo corrupto. Pero no era tu caso. Una cosa te llamo la atención en el agua. Aunque estaba clara y parecía pura, no lo era del todo. Se podían ver trazos de energía corrupta flotando con cada ola. Algo estaba contaminando el lago. Pero no sabías que era. Sabias el camino hacia la fabrica y te pusiste en camino. Para llegar, debías rodear el lago y caminar por un sendero escarpado cerca del lindero norte. No sabias lo que la fabrica producía, un detalle que se te había olvidado preguntarles a Miyu y Yuki. Pero tanto daba, ya lo sabrías en cuestión de horas.

Mientras caminabas por la orilla escuchaste un extraño ruido del agua, al girarte habían dos figuras en ellas, medio ocultas por el agua. El cuerpo era entero de color azul, con diferentes matices, pero azul. Su cabeza no era humana y sus brazos acababan como si fuera un anfibio, en unas membranas del mismo color. Eran dos mujeres, eso seguro, tanto por el pecho como por la forma de la figura. Estaban atentas a vosotras hasta que una hablo con una voz extraña, parecía que no hablaban mucho con sus cuerdas vocales.
-Alejaos del lago, los seres corruptos no son bienvenidos aquí!

Finalmente tras un duro camino llegamos al lago, la verdad empezaba a acostumbrarme a andar distancias y esto empezaba a hacerse algo rutinario, sin quitarle un ojo a Ahri y dándole algún azote mientras bromeaba con ella, llegamos al lago, seguí las instrucciones y tenía que rodearlo para llegar a la fábrica, pero como... unas desafortunadas criaturas decidieron prohibirnos el paso:

-No quiero problemas, necesito llegar a la fábrica, no perturbaré vuestro medio ambiente, ecosistema o en donde mierda vivais- dije mientras sacaba el látigo -No me obligueis a poneros en el lugar que os corresponde- miré seriamente a las criaturas, no quería usar la fuerza bruta, pero si no me dejaban más remedio para pasar lo haría sin dudarlo.

-Como te atreves a decir que iras a la fabrica y no nos dañaras! Dice furiosa la nereida mientras con su lanza conjura una bola de agua. –Aléjate del lago, es nuestro último aviso! Casi sincronizadas, las dos nereidas levantaron sus lanzas para crear aquellos proyectiles acuosos antes de lanzártelos con fuerza. Al principio podrías haber imaginado que no te harían mucho daño, pero la sensación era la misma que si te hubieran lanzado una roca. Aquellas nereidas eran fuertes sin duda. Ahri rio divertida y miro a las nereidas en su forma de adulta. –Quizás para este si que necesites ayuda querida.

No me esperaba su violento ataque, seguramente aquella fábrica a la que iba escondía más de un secreto que desconocía y aquello les había empujado a atacarme:

-Bueno vosotras lo habéis querido, os condeno a morir- dije atacando sin mucha fuerza con mi látigo.

En el momento en que tu látigo golpeo a las nereidas podías notar que pesaba un poco mas la punta de lo que debería, al fijarte observabas las llamas de Ahri. –Te lo dije. Dice con una sonrisa. – Un ayudita no va mal. El látigo golpea la piel de las nereidas pero no parecen sufrir mucho daño. Se sumergen en el agua y al salir una ráfaga de agua golpea tu torso provocando algún hematoma en tu piel.

Realmente aquellas dos criaturas empezaban a hacerme daño, no sabía cuanto más podría aguantar, aun con la ayuda de Ahri eran bastante fuertes y por suerte mi armadura cubría parte de los ataques.

-Gracias Ahri, esto será complicado- dije mientras restallaba de nuevo el látigo sobre las cabezas de aquellas engendras marinas.

El látigo golpea con fuerza a las nereidas. Cosa que parece que ya le empieza a doler. Las nereidas comienzan a girar sobre sí mismas levantando una pequeña columna de agua y vuelven a golpearte con la ráfaga de agua. Aunque por sus movimientos parecía que estaban preparando alguna cosa.

Contemplé con algo de miedo la coordinación de aquellos dos seres y eso me hizo perder fuerza en mi ataque, si seguía así acabaría siendo derrotada por aquellas criaturas, no podía ser que acabara así.

El látigo vuelve a restallar en el aire, ayudada por la magia de Ahri haciendo más daño del que debería. La magia de soporte de la kyubi era algo a tener en cuenta. Pero las nereidas se mantenían aun en “pie”. La columna de agua se tambaleaba con fuerza como si se estuviera concentrando algo en su interior por lo que el golpe fue menor esta vez. Pero aun así estabas llegando poco a poco a tu límite.

Estaba en mis últimos esfuerzos, realmente tenía el combate perdido, pero no cedería sin luchar, con un coraje que salio desde mi amor propio, volví a cargar mi látigo y restallarlo sobre sus cabezas sin muchas esperanzas.

-Caed ante mi poder, bestias estúpidas.

El látigo restallo una última vez, podías ver como las nereidas parecían estar agotadas ya de tanto recibir golpes. Quizás no les quedaba mucho por aguantar pero para ti ya era tarde. Habían acabado lo que estaban preparando. La columna de agua tembló una vez más, con más fuerza, haciendo vibrar todo toda su superficie, creando un enorme tentáculo de agua que se alzaba al aire. El sol quedo tapado durante unos instantes por el tentáculo antes de caer pesadamente encima de ti. El golpe fue duro y la presión del agua suficiente como para hacerte perder las fuerzas que te quedaban y casi el sentido. Las nereidas debatían si llevarte al agua para castigarte por tu osadía o ahogarte para que tu corrupción no pudiera llegar más lejos. De repente Ahri se lanzo contra las nereidas, en tu visión no podías verlo bien, tanto por el agotamiento como por estar cayendo inconsciente. Pero estabas segura de ver una especie de bestia enorme. Antes de perder completamente la visión del mundo, escuchabas un zumbido extraño y tu cuerpo siendo arrastrado.

No sabias cuanto tiempo llevabas sin sentido, ni si era de día o era de noche. Pero un aroma dulce te rodeaba junto con una sensación viscosa que no sabrías catalogar con facilidad. Era como estar en un colchón de gelatina o algo por el estilo. Lentamente fuiste abriendo los ojos solo para cerrarlos rápidamente ante la luz cegadora que impregnaba el lugar. Con la misma cautela los volviste a abrir para observar la razón de la luz. Era bien simple. Te encontrabas en un enorme panal de abeja, y la luz cegadora era el resultante de la estructura color ámbar. El sonido de las alas de las abejas resonaba por el lugar mientras cientos de litros de dulce miel se almacenaban en los cubículos del panal. Más de una mujer abeja paso por delante de ti, con su segundo apéndice lleno de néctar que más tarde se convertiría en la miel que les daba la vida. Te sentías extraña, no te podías mover por culpa de la pegajosa miel y de que te encontrabas metida en uno de los cubículos casi llena de la viscosa substancia. Pero era algo mas, como si una gran hoguera en tu interior se hubiera apagado un poquito. Antes de pensar demasiado una abeja obrera se paro delate de ti y te miro con curiosidad. –Ya has despertado?

Fui recuperando la conciencia poco a poco, ¿Dónde estaba?-pensé mientras trataba de abrir los ojos. Realmente no tenía ni idea de cuanto tiempo había pasado desde mi combate con aquellos seres marinos. Traté de abrir los ojos, sin embargo el radiante sol me hizo tener que cerrarlos bruscamente hasta que mi vista se fue poco a poco acomodando a la situación.

Cuando finalmente abrí los ojos no daba crédito donde estaba, ¿Cómo había llegado allí? mire a lado y a lado tratando de localizar a Ahri pero no tenía ni la más remota idea donde estaba, solo veía de vez en cuando una serie de abejas ir de un lado a otro cargadas de miel, donde yo estaba introducidad, hasta que una de ellas se paró.

-¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí? ¿Dónde está mi acompañante?

-Veamos…. La abeja se sienta en el aire flotando gracias a sus alas. –Tu tenias una amiga? Pregunta divertida sin preocuparse demasiado de que seas una criatura. –Ni idea, estabas sola cuando te capturamos, cuando te des un rato mas el baño de miel la reina te vera y ya decidirá ella si sirves para hacer miel o algo. La abeja zumba un poco poniéndose bien y se limpia el abdomen. –Ya nos veremos más tarde, creo que con unas horitas más estarás limpita.

En aquel momento si que me alarmé de verás. Cuando notaba que aquella miel estaba barriendo de mi cuerpo la corrupción que tanto esfuerzo y depravación me había costado. Tenía que salir de allí cuanto antes, así que cuando aquella abeja se marcha, trato de salir de aquel estanque de asquerosa y purificadora miel para salir de aquel panal, parecía una labor complicada y difícil, y además estaba Ahri, que la había perdido, pero no podía continuar mucho más tiempo allí.

La situación era difícil, no era fácil separarse de la pegajosa miel. Es más, cada vez que intentabas zafarte un poco otra parte de la vaina en la que estabas se pegaba a ti imposibilitándote nuevamente el moverte. Por ti misma no podías salir de eso estabas segura y eso no detenía el avance de la miel purificadora. Casi al borde de la desesperación escuchas unas pisadas detrás de ti. Tal vez era el final, ahora te llevarían con la reina abeja y tendrías que dar adiós a una vida de corrupción, pero antes de darte cuenta eres arrastrada de golpe hacia atrás liberándote de la miel.
-Casi te pierdo de vista querida. Dice Ahri con una sonrisita y lamiendo la miel de su mano. – Unos minutos más y no sabría si estabas aquí o en la ciudadela. Como es que desapareciste? Pregunta divertida mientras te miraba. –Estas pegajosa y desarmada, menuda fiesta que te habrás metido.

Cuando ya pensaba que no saldría de esta apareció mi salvadora Ahri:

-¿Dónde te habías metido? Me acabo de despertar hace no mucho aquí, ayúdame a salir, noto que a cada segundo la corrupción se aleja de mi y es sustituida por una sensación que no me gusta lo más mínimo. Salgamos de aquí cuanto antes

Realmente echaba de menos a Ahri, y había aparecido justo a tiempo.

-Oh bueno, pues estaba bañándome en el lago mientras te secuestraban. A ti que te parece? Dice Ahri. –Evitaba que te llevaran al fondo del mar para ser penetrada por una docena de peces. Habría sido gracioso de ver pero créeme que no  es divertido de vivir. Seguidamente mira a los lados. –Y también tenemos un problemita, veras tu no tienes la facilidad que tengo yo para camuflarme en los lugares. Con una nube de humo Ahri es sustituida por un pequeño zorrito con una sola cola que se lame la pata como si de un animal salvaje se tratara. Con el mismo humo Ahri vuelve a la normalidad continuando lamiéndose la mano. –Me encanta la miel, por esta razón sacarte de aquí lo veo complicadito. Al menos no por donde he ido yo claro.

Cada vez parecía que mi compañera tenía más y más habilidades la mar de útiles:

-Pues si tienes razón, tenemos un problema. Ayúdame a salir de aquí al menos- dije mientras trataba de sacar mis brazos para salir fuera. - Otra opción sería hablar con la abeja reina... pero no creo que tenga grandes planes para mí que no sea limpiar mi corrupción - dije mientras ponía cierta cara de asco por ese pensamiento.- Y abrirnos paso a golpes no creo yo que sea de mucha utilidad... Igual podíamos salir usando algo el sigilo, aún así quiero salir de aquí cuanto antes.

Ahri te coge de los brazos y va tirando mientras sus llamas lamen tu piel para que la miel no se vuelva a pegar. –Si tranquila ya te saco. Después de unos minutos de tirar, Ahir consigue sacarte por completo de la miel purificadora, sus llamas te quitan los restos para evitar más pureza y te mira sonriendo. –Parece que no, pero antes de salir deberemos buscar tu arma, no la llevas encima querida. Puntualiza Ahri. Desde donde estabais se podían ver dos cosas, una especie de pasillo que llevaba a un lugar el cual salía un sonido viscoso y el otro simplemente algo parecido a golpes. Por cual irías?