Partida Rol por web

Milagrosamente aparto en el último momento el brazo de Mark que se queda apuntando al cielo. 'Diablos, esta loco!'

Tras el estruendoso disparo te alivia ver que los dos negros seguían con vida. Agazapados y asustados, pero vivos.
Un gemido rompe el hilo de tus pensamientos y al girarte ves a Mark con la mano ensangrentada.
-¡Joder Dylan...!- Se queja agarrandose con fuerza la mano. -¿Que cojones has hecho?...- Una pregunta que tenía fácil respuesta. Tras tu embestida a su brazo, el retroceso de su revolver le había rasgado la piel.
Habías conseguido que Mark errase el tiro salvando a los dos negros, pero ahora te encontrabas en una situación delicada. Aquel disparo podría haberse escuchado dentro...

Tu presencia atrae gran espectación entre la gente que te rodeaba. Había sido un gran número, y la gente no paraba de felicitarte. Incluso algún que otro galán intentaba ganarse un poco de tu tiempo para invitarte alguna copa.
-Tengo que felicitarla, señorita...- Te dice un atractivo joven de ojos claros. -Realmente ha sido un espectáculo maravilloso.- Te dice mientras juega con la base de una copa que contenía un coctel de colores exóticos. -¿Me permite invitarle a una copa?...- Dice mientras se gira hacia el camarero. -¡Jeorge! Ponle a la señorita lo que desee.- El camarero se acerca.
-¿Que desea la señorita?- Te pregunta con marcado acento sureño.
-Y bién señorita Sally...- Dice marcando su tono. -...hace mucho que no sabía nada de ti.- Entonces hace una pausa antes de proseguir. -Uy!, por favor, soy un maleducado, déjeme que me presente. Me llamo Jeremie y solía verla en Washington...- De nuevo hace otra pausa y añade: -...fué una desgrácia lo ocurrido...-

La charla se alarga y comentais aspectos importantes del negocio. Muy distendido Davide se siente cómodo a tu lado, y eso hace que suba tu ego. Siempre consigues tus propósitos y aquel sueño que vivías no era comparable con cualquier otra cosa que pudieras desear.
De repente, vuelves a observar movimiento en la puerta. Esta vez la gente parece más nerviosa.

Cojo a Mark por la pechera y lo estampo contra la fachada. 'Todo a la mierda, ahora tendre que dar explicaciones'. Se me ocurren miles de disparatadas frases que decirle en ese momento pero intento tranquilizarme. Lo suelto, cuanto hasta diez, suelto el aire despacio y dandome la vuelta me quito el sombrero y me paso la mano por el pelo.

'Tengo que pensar que voy a decir a Davide'. No medio palabra y me acerco a los negros.

'Todo es por vuestra culpa' pero de mi boca sale otra cosa. -Iros ahora mismo o yo mismo os pegaré un tiro a cada uno. -Mirando a Joe- Si me has metido en un lío ten por seguro que volverás a verme.

Me paro a pensar por unos segundos como es posible que en tan poco tiempo le haya cogido tanto miedo a Davide. Bueno, quizás si que lo sepa.

Tras los piropos que me dedica Davide y su invitación a subirme al escenario mi yergo en la silla dejando que mi cabellera se deslice por los hombros trasportando mi perfume hasta sus fosas nasales. Con un gesto en el rostro de lo mas inocente desvío la conversación hacia temas mas profesionales, las cuentas del Blue Note siguen siendo favorables a sus bolsillos, y también a mi pequeña libreta de ahorros. Mas complacidos por la productividad del local y nuestra inversión en él nos relajamos unos minutos uno en la compañía del otro.

Trato de no perder de vista a la nueva chica, Sally, su actuación tal y como pensaba la ha granjeado unos admiradores, espero que por bastante tiempo, ya que si trabaja asiduamente en el local sus admiradores son cifras en mi propio beneficio. Antes de ir a mi camerino pasaré a saludarla... Mientras mi rabillo del ojo intentaba no perder su figura Davide seguía charlando distendidamente conmigo. Antes has mencionado que era una noche especial, si es así antes de terminar la frase deslicé mi mano por la mesa hasta acariciar la suya con la punta de los dedos distraidamente. Creo que podré improvisar algo, varios años cantando me permiten este tipo de regalos. Las perlas que componían mis dientes relucieron unos instantes al contraste con el carmín de mis labios. Pero el rumor en la puerta que antes me había distraído se hacia mas tumultuoso por momentos. Querido si me disculpas creo que iré a ver que pasa ahí fuera...antes de prepararme para TU actuación.

Remarque concienzudamente las ultimas palabras para recordarle cada nota que cantase, cada palabra iba siempre dirigida a él. Me levanté de la silla y estiré mi vestido antes de tenderle una mano para que me la besara a modo de despedida. Deséame suerte...

Te levantas grácilmente y te alisas el vestido antes de encaminarte hacia la puerta. Desde esa posición no lograbas deducir nada del exterior, pero algo te decía que estaba ocurriendo algo, quizá lo veias en el nerviosismo de las gentes que había más cerca de la entrada del local.
Cuando una voz, de repente, rompió el hilo de tus pensamientos.
-Déjame que te acompañe, querida...- Te sorprende ver a Davide caminando a tu lado con una amarga sonrisa en su semblante. -... hace rato que pasa algo ahí... y me gustaría saber qué es eso capaz de retrasar MI actuación.- Ironiza amablemente Davide remarcando las últimas palabras. Apesar de la broma que acababa de hacer notabas una creciente irritación en su expresión conforme os acercabais a la entrada. No te gustaría estar en la piél del causante de esa interrupción.

Al llegar a la calle podeis ver a dos hombres de color, uno de ellos el trompetista que actuaba con Sally, rodeados de tres sicarios, uno de ellos Dylan que parecía estar hechándolos de allí.
-Iros ahora mismo o yo mismo os pegaré un tiro a cada uno. - Dice Dylan. - Si me has metido en un lío ten por seguro que volverás a verme.- Dice mirando fijamente al trompetista.

Tras varias felicitaciones, por fin consigue sentarse en la barra. Justo cuando iba a llamar al camarero un joven se acerca a ella. Sally le miró de arriba a abajo con cierto dismulo y después se centró en sus ojos. Era guapo, muy guapo, y esos ojos claros le atraían enormemente.

-Gracias -le responde aún con la mirada fija en él y luego habla al camarero-. Martini, por favor.

Sally escucha al joven cuando se sorprende de repente por sus palabras.

Cita:

-Vaya, vaya, estoy sorprendida Jeremie, así que me conoce desde hace tiempo -le dice y coge la copa que le sirve el camarero para darle un pequeño sorbo-. ¿Acudía a menudo al local en el que actuaba? -le pregunta. Ese chico había empezado a intrigarle.

Antes de que pudiera responder vuelve a hablar -Perdón, no me he presentado. Mi nombre es Sally, aunque tal vez ya lo conocía de antes.

-¿Se puede saber qué esta pasando aqui?- Dice una voz que conocías perfectamente. Y al girarte viste a Davide junto con Elisabeth que habían salido del local.

Ves como Mark se incorpora de un salto y el otro maton se quita el sombrero torpemente.

El camarero te sirve la copa mientras el chico tomaba asiento en un taburete enfrente tuya.

-Si, señorita Sally...- Dice Jeremie sin tapujos. -... admiro su trabajo. Es como... no sé...- Vacila un poco como buscando las palabras. -... me transmite... si se me entiende el sentido de la palabra...- El chico toma su coctel y sorbe un trago antes de continuar.

-Una vez conocí a un tipo que decía que la musica no és de gente inteligente, sinó de gente sensible.- Hizo una pequeña pausa y pudiste observar su luminosa mirada. -Y usted transmite sensaciones con su música, Sally-

- Está todo controlado señor -intento decir con una voz firme- Unos matones intentaron entrar a la fuerza y Mark se puso un poco nervioso, verdad Mark? -No es propio de mí hechar las culpas a otro, pero esta vez no pensaba dejar que me salpicara esa mierda.

Miro a Mark con un gesto de enfado esperando que asienta con la cabeza Y vuelvo a girarme en dirección a Davide.

-Perdone si le hemos molestado.

Sally rie divertida y a la vez algo traviesa ante las palabras de Jeremie. -¡Qué cosas dice! -aparta ligeramente la mirada y le mira de reojo simulando sonrojo -Va a conseguir que me sonroje...

Vuelve a dar un pequeño sorbo a su copa y mira de nuevo los ojos del joven -Voy a serle sincera, Jeremie -al decir esto se acerca ligeramente a él-. Estoy de acuerdo con ese tipo, la música es... algo especial, mágico diría yo. No sé si soy demasiado inteligente, pero puedo asegurar que sí soy una persona sensible.

Hace una pausa, posa con disimulo una mano sobre su rodilla y continúa. -Y por supuesto, estoy de acuerdo con usted; cuando suena la música vibro, puedo sentirla, e intento que las demás la sientan, no sé si me entiende... Se acerca un poco más, el tono de su voz había bajado ligeramente. Sostuvieron sus miradas un instante, hasta que Sally se incorporó de nuevo, retiró la mano con la misma naturalidad y sutileza con que la había puesto, y bebió otro pequeño sorbo.

La sorpresa hace que me gire ligeramente asustada, pero al comprobar que se trata de Davide la sonrisa regresa a mi rostro. Tu siempre tan caballeroso iba a proseguir la frase con las siguientes palabras aunque se que es también egoísta solo por anticipar mi actuación. Pero el semblante del señor D´Eustachio y mi sensata prudencia sellaron mis labios con otra sonrisa antes de meter la pata. Me abracé a su brazo para caminar hasta la salida, la cual empezaba a tener gente de mas.

Con un cabeceo llame a uno de los camareros antes de salir, en el momento en el que iba a darle las instrucciones precisas escuché la voz del sicario de Davide, Dylan amenazando con dejarme un regalo frente a la puerta del local. Que apropiado...el muchacho pretende invitar a la policía esta misma noche. Me centré en el camarero de nuevo que esperaba paciente. Intenta disolver las masas con cócteles o algo parecido, siempre de forma educada, diles que pueden regresar a sus mesas para la próxima actuación. Liberé al camarero para que cumpliera mis ordenes.

Al salir al exterior la carne se me puso de gallina. Allí estaban, en la puerta de mi local, en la puerta del famoso Blue Note Club como unos sucios matones del Bronx. Por suerte para caras de enfado y desaprobación hirientes ya estaba la de Davide. Di unos pasos decidida hasta acercarme al trompetista, y mirando a los ojos a Dylan intenté ser lo mas fría y cortante que pude. Este muchacho trabaja esta noche aquí, así que tiene el acceso permitido. Volviéndome hacia el trompetista, no menos molesta con él que con los otros, le asalté de igual modo ¿Quien es tu acompañante?

El hombre queda sorprendido ante la aparición de aquella mujer y duda unos instantes antes de hablar.

-Se trata de mi sobrino Michael, señorita...- Comenta sosteniéndo aún al chico que ha recibido una fuerte paliza. -... él no és de aquí... no entiende de discriminaciones, si se me entiende... Seguramente creyó que podría entrar sin más por la puerta principal sin reparar en que existe una entrada para la gente de color...-

El chico se mantenía en siléncio, de hecho suficiente faena tenía en sostenerse. Tenía un ojo hinchado, el labio roto y magulladuras por el cuerpo.

Por unos instantes te da la impresión de que la mirada del Don podría fulminar una roca. Se acerca hasta colocarse apenas a un par de pasos, justo delante de Dylan. La gente que, hacía un rato, estaban observando la escena ya habían vuelto al interior del local donde corrían acuenta del club unas rondas de cocteles.

Al cabo de unos segundos interminables Davide habla.

-Mark... lárgo de aqui... y llevatelo a él tabién.- Dice señalando al otro sicario.

-Y tu... Dylan...Ve al gimnásio  de Andrei y tráeme a Franco y al Ruso... tengo un trabajo para ellos.- Y tras darse la vuelta se detiene. -Me has decepcionado una vez...- Dice con una frialdad casi demoníaca. -... no te atrevas a repetirlo...-

Lo veo entrar por la puerta del Blue Note Club. Busco a Mark con la mirada pero ya no está. 'esto no va a quedar así'

Intento descargar un poco de tensión y suelto un fuerte puñetazo en la pared. Arrepentido casi al instante, intento reprimir el dolor y me bajo el sombrero un poco más. 'Esto me hará desconectar un rato' intento consolarme.

Me centro en mi nueva misión e intento situarme. Me dirijo al Gimnásio de Andrei. 'Podría haber esperado un rato y haber golpeado algo más blando' . En fin. no soy demasiado conocido por mi paciéncia.

Junto con Davide entrais de nuevo en el local.

Aparentemente la gente sigue a sus asuntos y se respira un aire de fiesta en el Blue Note Club. Los camareros y camareras se pasean con las consumiciones recorriendo el local de punta a punta mientras los clientes y allegados disfrutan de un dúo de piano y metal que acompaña al ambiente.

-Creo que ya va siendo hora de disfrutar de tu magnífica voz, querida...- Te dice Davide volveiendo a su expresión de amabilidad. Te sorprende la habilidad de este personaje, en ocasiones podría ser el amante fogoso, pasar al paternalismo desinteresado para luego volverse el diablo en persona. Y todo esto sin alterar su peculiar personalidad. -...no vamos a dejar irse a toda esta gente sin antes darle su regalo... y lo más importante, no me quiero quedar sin el mío.- Oyes una risa que te podría parecer incluso jovial que salía de los labios de ese hombre.

Mientrastanto, por el rabillo del ojo, observas como uno de los hombres de Davide acompaña a los dos chicos de color hacia un departamente que daba acceso a los camerinos y a una pequeña enfermería que disponía el local.

Ves como aquel chico sonrie alegremente ante tus comentários. Mientras suena de nuevo música en el local. Esta vez un dúo de piano y metal acompañaba al ambiente del Blue Note Club.

-Me siento muy afortunado de haberla conocido, señorita Sally....- Sigue el chico con decisión. -... artistas como usted...- Se interrumpe y te das cuenta que en estos momentos ha desviado su vista hacia la salida, a tus espaldas.

-Vaya... ¿Ese de ahi no es Joe?...- Te pregunta. Y al darte la vuelta ves como Joe y otro chico de color, magullado de tal manera como si hubiese recibido una paliza, entran disimuladamente acompañado de otro tipo en una de las estancias que sabías que daban acceso a los camerínos y a una pequeña enfermería que disponía el local. -... algo habrá ocurrido ahí fuera...-

Sally sigue la mirada de Jeremy y se encuentra con joe y otros dos tipos. Uff... piensa la chica al ver el lamentable estado de uno de ellos.

-Lo siento, cielo -le dice a Jeremy de nuevo con la vista fija en él-. Pero, será mejor que vaya a ver que pasa.

Da un último trago a su copa y se levanta del taburete. -Si sigues por aquí más tarde, tal vez podamos terminar esta conversación.
Sally vuelve a posar una de sus finas manos sobre él, esta vez sobre un hombro, y se dirige hacia los camerinos.

Si nada se lo impide y con todo el disimulo posible, llega hasta dónde su amigo Joe. -¿Qué diablos ha pasado ahí fuera, Joe? ¡No me digas que este chico es tu sobrino! -dice sin dar crédito.

-Vamos, a mi camerino. Por aquí -les indica ahora seria y algo autoritaria.

Escucho un poco apesadumbrada la sencilla escusa que esta dándome el trompetista. Suspiro resignada mientras dejo que Davide recrimine a sus perros la actitud que han mostrado. Observo al muchacho con el que entran en la parte de los camerinos y me quedo algo mas tranquila al saber que se lo llevan a la enfermería. El pobre muchacho no tenia pinta de poder sostenerse en pie mucho mas tiempo y supongo que un poco de yodo en los cortes y tal vez un trago le animen levemente.
En Nueva Orleans eran típicas las trifulcas entre blancos que necesitaban verles humillados y convertidos en basura y negros que se esforzaban por ocupar un puesto humilde dentro de la sociedad. Eso es lo que no entendían los grandes blancos, ellos solo buscaban un puesto entre la sociedad, demostrar que eran y son tan humanos como nosotros, algo de respeto.

Perdida entre mis pensamientos observé como el local se había mantenido ajeno a la molesta pelea, pero las palabras de Davide me sacaron de mis pensamientos de forma brusca. ¿Su regalo? Le miré con cara sorprendida ¿Que estas organizando? anda no seas malo y dímelo...sabes que me encanta enterarme de los cotilleos antes que nadie. Coloco distraidamente el nudo de su corbata en un gesto ensayado para acercarme a él de forma discreta, de esta forma podía rodearle casi el cuello con mis brazos, sin necesidad de acercarme mas de lo necesario como para que supusiese un escándalo.