Partida Rol por web

-Odio este sitio...- Dice Franky con una mueca de asco. -... fijaos cuanto estúpido junto...-

Mientras hablaba se paseaba por el local con aires de grandeza despachando a los que aun se atrevian a saludarlo. Sin siquiera intentando esconder su desagrado.

-Vamos a ver que cojones ha de decirnos mi viejo... Seguro que esta con esa perra de Frances.- En realidad creeis que Franky sufre un fuerte ataque de celos. Nunca, ni en sus mejores sueños, se habría tirado a una mujer como Elisabeth Frances.

-Vamos Franky, no te alteres.- Intenta calmar los nervios del joven. -No hay para tanto. Sabes tan bién como yo que cuando se trata de trabajo no hay nadie tan aplicado como Davide...- Dice sangui levantando la cabeza buscando, entre la multitud de rostros, el de Davide D'Eustachio.

-Mirad. alli esta.- Dice señalando una de las mesas al pié del escenario donde Davide se encontraba sentado con dos hombres más. Al parecer mantenían una distendida conversación ajenos a la fiesta.

-Vamos. .-Hago un gesto con la mano, esperando a que los demás me sigan y me dirijo hacia la mesa de Davide. Busco a Mark mientras esquivo a los clientes 'donde estará ese imbécil...'.

Noto como un tipo que está tomando una copa tranquilamente en una de las mesas me mira fijamente y hace una mueca con el labio mostrando su desagrado. Ya recuerdo, es el tipo al que le tiré la copa cuando salía hace unas horas del local a toda prisa. Intento evitar su mirada, 'ya está bien por hoy...'

El joven Bianchi escuchaba con atención la conversación entre el Davide y Frank. El primero, era un persona que le imponía un grandísimo respeto, era por ello que callaba. Intentaba mostrar tranquilidad, pero le era casi imposible; tenía ante él a Davide. Mostró la máxima atención que pudo a las palabras de este y del abogado, si bien, le era imposible no pensar en sus propios asuntos. Es por ello, que de vez en cuando, su mirada, parecía vaga y distante.
Maldito detective. Espero que se ocupen bien de él. Ha sido un susto. Por unos momentos, llegué a pensar que acabaría en la cárcel gracias a ese investigatore... un necio integral...
Pero sus pensamientos no se centraban solo en el detective idiota. También le preocupaba el actual ambiente. Siempre se había querido mantener fuera de la mafia, pero no obstante, ahora, ellos le habían sacado de allí. No era que le desagradara aquella situación, pero prefería estar más tranquilo en su bar, peleándose con alguno de sus hermanos o sirviendo buenas copas a clientes agradecidos, no como el maldito investigador...
Sin embargo, las últimas palabras del anciano D' Eustachio retumban en su cabeza. Sonríe satisfecho, pues no hacía falta que Davide dijera más. Y tras eso, al fin decidió hablar:
- Muchas gracias por todo, Don Davide. Me alegra saber que todo esta arreglado en mi bar. Y respecto a la chica - hago una pequeña pausa, pensativo - dijo que justamente, había quedado aquí... no creo que fuera con el detective, y si fuera así, no creo que le guarde mucho cariño tras haberle actuado... como no debería de haber actuado.
Tras eso, alzó la mirada al techo brevemente, y la volvió a fijar en sus interlocutores:
- Si no recuerdo mal, uno de sus jóvenes hijos, Don Davide, estaba allí. Menos mal que le dije la puerta trasera, hubiera sido más grave si la policía lo llega a encontrar en la escena. Seguramente él sabrá algo más respecto a la muchacha. De todas formas, no creo que haya ya que preocuparnos, como bien dice usted...
Tras eso, bebo un poco de mi copa, solo un poco. No obstante, seguía nervioso.

Por fin veo como se abre la puerta, pero para mi sorpresa no entran los dos músicos, las dos personas que esperaba, sino la nueva bailarina. Lo cierto es que tenia intencion de hablar con ella esta noche y felicitarla por su actuación, pero en estos momentos mis nervios empezaban a crear una corriente de cosquilleo que empezaba a exasperarme.

Sonrío cínicamente mientras la veo entrar con tanta decisión y frescura. Cierra la puerta por favor. A continuación me separo del respaldo del sillón y me siento apoyando la espalda cómodamente en su alto respaldo. Siéntate mi mano derecha vuela por el aire en un abanico que señala las dos butacas frente a mi escritorio. encima de la mesa reposaba una pitillera con acabado en acero, abriéndola le ofrecí uno antes de coger uno para mi y montarlo en la boquilla media que guardaba en el primer cajón. No te esperaba a ti.

Deje que el humo fluyese cálido desde mis labios formando una burbuja envolvente en torno a mi cabeza.

Sally entra en el despacho y cierra la puerta tras de sí. -Buenas noches, señorita Frances-. Dice antes de tomar asiento en la silla que Elisabeth le había señalado.

-Imagino que no, pero espero que no le importe que sea yo la que venga a hablar con usted -dice seria, pero sin un asomo de agresividad o de posición a la defensiva. Tan sólo intentaba guardar las formas y no dejarse intimidar dadas las circunstancias.

Sally se recosta inclina ligeramente hacia delante en el asiento y cruza las piernas. -Espero que la actuación de esta noche le haya gustado-

La mención del hijo de Davide no era una sorpresa, de una forma u otra Franco siempre estaba involucrado en los problemas del Don, carecía del estilo, la educación y la reglas que guiaban a su padre, sino fuera hijo de quien era jamás habría pasado de simple matón. - Fue una gran suerte, no sería bueno que nuevamente Franco se viese involucrado en problemas. - Con calma volví a dar un trago a mi copa, parecía que Bianchi no terminaba de sentirse cómodo en aquel ambiente, sin duda su lugar era estar tras la barra de su bar, pero para su desgracia se había visto involucrado en aquel tiroteo.

- En cuanto pueda veré si puedo hablar con la muchacha y sus parientes, no estará de más que estos conozcan los hechos y sepan que han atrapado al criminal que la disparó, mientras quizás pueda averiguar algo sobre ese detective por si fuera necesario.- Los silencios en las palabras del Don habían sido suficientes para saber que aquel hombre estaba en serios problemas, mejor no saber aquellas cosas directamente. Davide era de sobra inteligente como para saber llevar sus negocios y yo como para no entrometerme, pero no podía evitar tratar de hacerlo a mi manera.

Atravesais el largo salón hasta llegar frente la mesa donde Davide estaba reunido con aquellos dos hombres.

Davide asiente con la cabeza y levanta la vista para observar algo detrás de vosotros.

-Vaya, justo a tiempo...- Dice mostrando una amable sonrisa.

Al daros la vuelta veis a tres personajes que se acercan hasta colocarse enfrente de la mesa. Reconoceis a Franco D'Eustachio entre ellos.

-Bienvenidos al Blue Note...- Dice sonbreactuando una bienvenida. -... tomad asiento, llegais en buén momento. Tengo entendido que Elisabeth no tardará en actuar.-

De nuevo un par de camareros os sirven una copa a cada uno de los presentes.

-Tu Franky, siéntate a mi lado.- Le dice a su hijo señalandole la silla que tenía justo a su lado. -Déjen que les presente al señor Leyton y al señor Bianchi. En estos momentos estabamos manteniendo una conversación muy interesante, de la cual les invito a tomar parte.-

Tras decir esto, Davide dirije una mirada a Andrei. -..., sabes que no te lo pediría si no fuera necesario.-

-El tema que nos ocupa son los tristes acontecimientos de esta pasada mañana... y al parecer Sangui y Franky podrán aportar algo de luz a nuestras dudas.-

Después de escuchar las palabras de su padre, Franco se le ve nervioso. Más de lo habitual.

-¡No fue culpa mía, padre!- Exclama Franky con los ojos muy abiertos. -¡Diselo Sangui! Ese tío empezó a disparar sin más...- Se interrumpe al descubrir la mirada fulminante que en ese momento le dedicaba su padre.

Sangui, a su vez, se encontraba callado. Escuchando las declaraciones prudentemente.

-Al parecer esa joven que resultó herida es familia de los magnates Millers.- Dice volviendo a su habitual estado de tranquilidad, aunque mantenía un tono duro. Algo le preocupaba. Y es probable que ese apellido fuera la causa de sus preocupaciones. Millers era una corporación muy poderosa del estado de Nueva York.

-Hay que encontrar a esa muchacha.- Dice pensativo. -Pero hay otra cosa... Un miembro de la élite corporativa en el Blue Note no es habitual...- Dice clavando la mirada a Bianchi. -¿Con quién habría quedado la jovencita Millers aqui en el club?...-

El tono de voz de la bailarina estableció el tipo de conversación que íbamos a mantener, así que afirmando con la cabeza mientras me preguntaba por el espectáculo, tomé la decisión interior de no alargar innecesariamente esta conversación mas allá de lo que durase el pitillo. Mentiría si te dijese que no pensaba comentarte algo sobre el espectáculo. Imitando sus movimientos me recliné hacia delante apoyando los codos en la mesa y esbozando una media sonrisa. Vas a hacerme ganar mucho dinero jovencita, y eso es dinero para ti. Le guiñe un ojo y retomé mi posición inicial en el sillón. Esperaba que esa noticia la alegrase un poco la noche, pero teníamos temas mas importantes, su espectáculo podía esperar.

No has venido aquí a charlar conmigo de tu espectáculo, sino del espectáculo que ha tenido lugar hace poco en la entrada del local. Un ligero énfasis provocado en la palabra "entrada" hacia del todo patente la importancia que el asunto tenia para mi. ¿Siguen los dos primos en el local? Di un tiro corto al pitillo, soltando el humo antes de responder calmadamente y quitándole importancia al asunto. No pienses de mi que soy una loca preocupada por el tono de piel de los demás. Lo único que me preocupa es el negocio, y las peleas en la puerta no son buenas para mi negocio.

Frank prefería permanecer en silencio pues la presencia de Franco no le agradaba en demasía, sin embargo no entendía demasiado bien las palabras del Don, si la preocupación por la familia a la que se refería y parecía pertenecer aquella muchacha, pero no lo de su reunión. Don Davide, ¿acudió aquí la muchacha antes del altercado?

Deliberadamente había obviado las palabras del hijo y su intento de defenderse, pero al menos tenía claro a quien se debían echar la culpas de los disparos. - Si los padres de la muchacha son los Millers deberíamos andarnos con pies de plomo a la hora tratar con ellos, será importante dejar claro que el detective fue quien inició los disparos, pero antes de nada señor Vito le agradecería que nos contase que ocurrió.- Con gesto calculado volvió a coger su copa y se recostó nuevamente en su sillón, esperaba que la contestación del matón llegara antes que la actuación que habían comentado.

Dylan cogió la copa y le dió un largo trago que hizo que su cara reflejara lo amargo del licor. No entendía que había pasado y se limitó a escuchar atentamente las declaraciones de los presentes.

'Un lío entre familias, esto no pinta nada bien'.

Levantó la mano hacia uno de los camareros y le indicó con gestos que le pusiera otra copa de lo mismo.

-Tienes razón, Frank...- Dice el hombre tras chupar de nuevo un puro a medio consumir. -... Apesar de no pertenecer a la hampa, la familia Millers es una familia poderosa y rica... la sutileza en este caso és crucial... No podemos presentarnos a sus puertas sin más después de que un miembro de su familia haya sido herido en un local de nuestra jurisdicción...- Veis como sin quererlo desvía la mirada hacia su hijo Franky, el que se sonroja de repente. -... y menos teniendo en cuenta quién está involucrado en el tiroteo...-

-Pero por suerte disponemos de una información interesante...- Dice recostándose de nuevo en la silla y esbozando una ámplia sonrisa antes de proseguir. -...y si el oido de nuestro buén amigo Bianchi no nos engaña, resulta que esa jovencita quedó con alguien aqui, en el Blue Note Club... Quizá sería interesante encontrar quién és y si hay alguien más implicado. Tengo entendido que hubo alguien más. ¿No dijeron nada en la comisaría de un segundo testigo?-

-¡Estoy harto de esta mierda...!- Exclama de repente el chico poníendose en pié y captando la atención de los que estaban en las mesas contiguas apesar del rumor del local. -... ahora miso iré a ver a esa zorra. Se va a enterar de quién és Franco D'Eustachio...-

Veis como Franky atraviesa el local y sale por la puerta del club. Davide impasible gesticula un pequeño gesto a Sangui, el cual se levanta. -... si me disculpan...- Y tras decir eso sigue los pasos del joven D'Eustachio.

-Si localizamos esos dos ases tendremos media mano ganada...- Comenta haciendo el símil ignorando, al parecer, la escena anterior.