Partida Rol por web

Mientras pasaba  la mirada a través de la mecadendrita óptica por el campo de batalla y veía a mis compañeros disparar a los objetivos lejanos, unos impactos de mortero sacudieron el puente y algunos de los edificios posteriores.

Algo brilló, mi mirada se dirigió hacia allí y volví a ver el destello. Era un observador, puede que el que daba las coordenadas al fuego de artillería que nos estaba haciendo polvo- Observador localizado, procedo a disparar -dije mientras apuntaba la carabina- Coordenadas Y,11. Puede que con su eliminación el fuego de artillería falle más.

Cuando terminé de hablar recordé la instrucción. Expirar despacio y apretar el gatillo suavemente. El arma disparó y me golpeó en el hombro con fuerza. Se me había olvidado que estaba en máxima potencia, pero aun así el disparo iba bien encaminado. 

Recé al Omnissiah para que alcanzara su objetivo y acabara con él.

La fuerza de la explosión te catapulta hacia atrás, tu espalda choca con algo muy duro que debe ser el borde de la presa, los oídos te pitan y no puedes ver con claridad. Hay una figura que se arrastra hacia ti, crees que es Mark pero no puedes asegurarlo.

¿....sta..b...n? ¡Tí...! ¿...ed...s o...r...e?

El pecho te arde y ves un trozo de metal humeante sobresaliendo de tu armadura, parece uno de esos tirabuzones de metal que se forman cuando estalla un proyectil de fragmentación.

¡Maldición! Nos están haciendo polvo con los morteros.

Le he disparado a su ojeador y le he dado, aunque creo que no ha caído. Sin embargo, ha recibido otro tiro de nuestro tecnosacerdote. Espero que eso sea suficiente para tumbarlo.

     La explosión volvió todo confuso. Un pitido ensordecedor inundó los oídos de Grish, estremeciendo sus nervios desde el primero al último. Aunque sus ojos veían la cara de Mark, a su cerebro le costaba asimilar nada de lo que estaba pasando. Su barbilla bajó y en ese momento vio los trozos de metal retorcidos que sobresalían de la protección de su pecho... pero no sentía dolor... no sentía nada mas allá de un horrible cansancio y una desorientación absoluta. ¿Era ésto lo que se sentía antes de morir? ¿era éste el final que el Emperador había reservado para él?

¡Loado sea el Dios-Emperador! Creía que había cazado a ese malnacido. Pero en el último instante posible se ha puesto a cubierto tras una roca.

El mortero impactó la presa, y la magra cobertura en la que Karras y Markus se encontraban poco pudo hacer por evitar que absorbiesen la brutal descarga de metralla. Tenían que parar esa lluvia letal, y por fortuna los haces condensados de energía lumínica le marcaron el camino. Con el arma recuperada de uno de los legionarios penales, asomando lo justo para hacer el tiro, Karras trató de contribuir a que el sujeto mantuviese la cabeza gacha y parase de mandar coordenadas.

Algo malo estaba pasando. Mi asistente de campo murió de forma repentina y yo iba a decir algo -ya no recordaba el qué- cuando el silbido de un mortero interrumpió mis pensamientos de forma repentina. "FIIIIIiiiiiiuuuuuu.." Intenté moverme pero justo en ese momento el suelo bajo mis pies saltó por los aires empujándome con una fuerza brutal que me lanzó hacia arriba y luego hacia atrás. Caí pesadamente al suelo, oyendo solo un molesto y constante pitido, y sintiendo un profundo dolor. En cuanto miré hacia mis piernas rapidamente noté que algo no iba bien. La bota y la pernera del pantalón estaban destrozados y afiladas esquirlas salían de entre la tela. !Arrgggg! Cuando intenté ponerme en pie la pierna cedió y acabé cayendo nuevamente de lado. Mi experiencia medica no dejaba lugar a dudas. Estaba rota...

No podía quitarme el dolor de la cabeza, pero ya nada podía hacer por mi pierna, pues todos los suministros médicos se habían acabado tratando a los muchos heridos de esta misión. Me acomodé como pude para evitar que la pierna se moviera mucho y apunté mi arma intentando controlar la respiración, tanto por el dolor como por el pulso.

Su médico resultó herido en la pierna, una fractura parcial que le hacía cojear y le dificultaba permanecer de pie. Lo que parecía ser el cadáver de Grish quedó apoyado junto al muro fragmentado de la presa, aunque débiles y erráticos movimientos indicaban que aún estaba vivo, no podía decirse lo mismo de Silon ni Drake, los dos leales camaradas habían caído víctimas del fuego artillero enemigo. Que su muerte fuera vengada por los disparos de Nihilus, Firro y Karras no cambiaba el hecho de que habían caído por el Dios-Emperador, quizá demasiado pronto.

El fuego sostenido de la Guardia Imperial logró eliminar al explorador al mismo tiempo que los cadáveres enemigos comenzaban a acumularse al otro lado de la orilla, herejes y mutantes por igual cayeron ante las repetidas descargas láser de los defensores de Ishmael. El fuego de mortero aliado también hizo estragos. Desde la orilla oeste uno de los chicos de Tipo Duro lanzó una granada de mortero que, tras describir una preciosa parábola, impactó sobre las hordas enemigas. Al explotar mató algunos de ellos, no demasiados, pero no era un impacto directo lo que provocaba el mayor daño. Gracias a una tecnología desarrollada por el Adeptus Mechanicus la granada se fragmentó en docenas de pedazos cuando aún estaba a unos diez metros del suelo, desperdigando pequeñas espoletas explosivas por la zona. Era su único proyectil de racimo, pero había cumplido su labor.

Al cruzar por la zona de racimo las pequeñas cargas explosivas detonaron, y una sucesión de pequeñas explosiones sacudió a las hordas enemigas. Los destellos de las explosiones pronto fueron parcialmente ocultados por el humo y el fósforo que surgió de ellas, causando quemaduras explosivas sobre los enemigos del Imperio. Tanto al avanzar, como cuando algunos herejes huyeron, sufrieron la ira de las bombas de racimo.

Pero llegó el contraataque. El vehículo enemigo, el arma más peligrosa de las presentes, un Leman Russ al servicio del Dominio Severiano, el ejército traidor, abrió fuego. Su gran cañón vomitó llamas y metal y el obús sobrevoló las cabezas de los defensores con un raaaaaaaa-ca, para terminar impactando contra la pared rocosa al otro lado de la presa. Del mismo modo el bolter pesado del casco barrió al presa con proyectiles explosivos, convirtiendo en metralla volante lo que impactaba.

La infantería también disparaba y una auténtica barrera de metal sobrevoló la zona de la presa. Entre explosiones, balas, descargas láser y llamaradas Ishmael se había convertido en una zona de muerte. Desguarecerse de la cobertura era morir horriblemente. Como si la temperatura de la presa se hubiera elevado repentinamente 10 grados. El cañón láser abrió fuego sobre el Leman Russ pero si bien logró impactar en el vehículo el blindaje absorbió la mayor parte del impacto.

Para mayor desastre, un tiroteo comenzó a su espalda. Los chicos de Tipo Duro que defendían aquel lado también abrieron fuego hacia el Oeste. SU chimera también abrió fuego con el bolter. Copados.

El valkiria viró en el aire, buscando un nuevo ángulo para disparar cuando fue alcanzado por algunos disparos, sin mayor trascendencia. Desde dónde estaba el piloto sólo veía el ininterrumpido destello de las armas, con incendios a ambos lados de la presa y un sinfín de cadáveres amontonándose. Ni aunque el mismísimo Emperador se lo pidiera bajaría a luchar allí abajo.

Un chimera apareció en al orilla este, completamente ajeno a la lucha, subido en su torreta vieron a un soldado que observaba la batalla con magnoculares...

Apunto cuidadosamente con el láser largo y veo el Leman Russ. Resisto el pavor que por un momento invade mis tripas y desvío la mira ligeramente hacia la izquierda, hacia una horda de malditos mutantes. Aprieto el gatillo, esperando atravesar al menos a uno de ellos.

Venria, presa del pánico por la situación dejó caer el lanzamisiles descargado y cogió el bolter pesado ya afianzado, presta a dispararlo - joder joder joder joder - la tipa dura no estaba en su mejor momento, habían hecho mella en su moral, pero debía seguir luchando

Mientras disparaba al oteador que acababa muriendo por el fuego de otros compañeros todo se volvió un caos, más aún. Nuestro mortero se puso en funcionamiento con gran éxito, haciendo huir a uno de los pelotones de herejes, pero el problema fue el tanque Leman Russ.

Su disparo hizo estremecerse el edificio de encima de la presa, y por mi mente comenzaron a pasar todos los datos de estructuras y blindaje de ese monstruo acorazado mientras el bolter pesado que llevaba incorporado en el chasis abría fuego. 

Estaba encogido, aterrado, cubierto, abrazado a mi carabina como si pudiera hacer algo con ella. No paraban de pasar datos por mi cabeza- Misiles Perforantes: 0; Granadas Perforantes: 0; Rifle de Fusión: Especialista abatido -la única posibilidad era usar el arma de fusión cuando estuvieran cerca- Sí, alguien debería hacerlo -pensaba mientras asomaba la carabina y un poco de la cabeza para no dar a aliados, pero los disparos erraron por mucho.

El Padre Karras no se dejó amedrentar por la presencia del behemot de metal. Quizá debería haberlo hecho. La detonación del enorme cartucho bólter desgarró el tendón del brazo del sacerdote, y el miembro cayó límpido a su costado. La potencia del impacto dejó al padre Karras desorientado y aturdido, mientras miraba embobado como la sangre fluía del hoyo donde antes había carne.

Tras haber estado esperando que el enemigo apareciera, por fin se aproximó. El dolor era muy agudo, y esperaba solo acabar rapidamente con esos enemigos para poder salir de ahí. Vivos o con los pies por delante. Vamos vamos vamos... De la rafaga solo impactó uno de los disparos. La cosa, no iba bien, desde luego.

Ante el constante fuego supresor del tanque muchos de sus defensores se quedaron acobardados detrás de sus coberturas mientras aquel escenario se hacía trizas a su alrededor. Ishmael estaba irreconocible, mucho más que la primera vez que llegaron a la presa. El intercambio de disparos causó bajas en ambos bandos a medida que las hordas enemigas se aproximaban a la presa.

Esta vez el cañón láser hizo un blanco perfecto y el blindado enemigo sufrió severos daños en su casco que desestabilizaron el ángulo de su cañón haciendo que su disparo levantara un gran géiser en el pantano. Tras el los herejes sufrieron nuevas bajas al impacto de mortero, aunque ya eran muy pocas las municiones que le quedaban al artillero.

El chimera desconocido inició su entrada en el agua para recorrer el pantano al mismo tiempo que su torreta bolter abría fuego, pero no sobre los defensores de Ishmael, sino sobre las tropas de herejes y mutantes que ya se acercaban al borde de la presa. Causó algunas bajas entre el enemigo conforme avanzaba por el pantano, destelleando cada vez que un proyectil bolter salía por la bocacha del cañón.

     Todo era confuso para el pobre Grish, ensordecido como estaba por un pitido atroz y aturdida su mente por el terrible impacto de la onda expansiva del proyectil de mortero. Sentía la cercanía de Mark, pero su cerebro no era capaz mas que de articular algunas palabras inconexas. - ¿Que...? ¿Como...? Balbuceó incapaz de entender a su compañero...