Partida Rol por web

Espías!!! Por todos lados!!! A mi alrededor!!! Vigilando cada uno de mis movimientos, divulgándolos secretamente a los descarnados oídos del Amo! Aaaaaargh! Cuánto lo odio!!! Ninguna pista, ningún cometido, indiferencia, burla... enloquezco en las catacumbas del inframundo! Brindándole a mi supuesto camarada la satisfacción de saberme hundido en la miseria!!!

...nuestro objetivo es colocar a Bowesley contra las cuerdas, para que acceda a fraccionar la ciudad, a cambio de algo...

Difícil cometido... imposible para un ser como yo... me da igual que sus secuaces me vean: Asciendo a la superfície, me pongo al volante de mi coche y conduzco hasta el Palacio de Justícia!

Entras por la puerta trasera con tu coche "oficial", mientras los guardias de la puerta ni se molestan en tu presencia. Apagas el motor, y miras a tu alrededor, temiéndote que pueda haber alguna rata observándote. Pero no hay ni rastro de ellas, todo despejado. Ahora estabas solo ante la puerta de servicio, pudiendo explorar el edificio, o correr a las faldas de Lady Bowesley.

Solo. A mis anchas en el Palacio de Justícia, el rincón con los mayores Secretos de Londres!

Demasiado bueno para ser verdad. Desconfío. Parece una trampa estrategicamente situada. "La curiosidad mató al gato": El edificio en que me encuentro probablemente se convirta en mi particular mausoleo.

No soy un gato. ¡Qué más quisiera yo que serlo! Soy un gusano: Ruin, cobarde... Mis ansias de reconocimiento son infinitas y ahí dentro está la llave que desvela los misterios cuya resolución va a enaltecerme: Mayor Gloria para Leroy "El Grande"!

Sin querer evitarlo, me interno al Palacio, bien alerta y sumido en la penumbra, dirigiéndome, sin dudar, a las dependencias en las que Su Alteza me recibió. Voy a desentrañar los Secretos que allí se ocultan!!!

La habitación en la que hablaste la última vez con Bowesley está vacía. La moqueta, impoluta. Varios armarios, un escritorio, papeles con cosas relacionadas con la econommía que no revierten ningún sentido en principio para ti. ¿Por dónde empezar a husmear?

La Sala en la que Lady Bowesley me recibió: Admiro su sutil elegancia, la manera como las luces inciden indirectamente sobre sus rincones... Mis dedos, marchitos y agrietados, pasan por encima de la maciza madera de nogal que viste la Sala: Robusta, esvelta, sólida... Habituado como estoy a un ambiente nauseabundo, me maravilla el tacto suave de la lujosa capa de barniz que envuelve a los muebles...

La mullida moqueta abraza, cálidamente, mis pies, reconfortando, desde ahí, al resto de mi cuerpo frío e inerte... Un respingo! Al detectar que ésta ya ha sido cambiada, una horrible conjetura circunda mi trastornado raciocinio desde que vi la oscura mancha de Sangre. Acaso un castigo? Quizás por algo que alguien haya hecho y no haya sentado bien? Mi huída no podía quedar exenta de consecuencias y bien podría ser que fuera Mark quien pagara por ello... Dios! Mi pobre Mark! El viejo borracho que siempre fué! Quizás por fin descanse en Paz, tranquilo...

Por donde empezar??? Si fuera Lady Anne, dónde ocultaría mis más oscuros Secretos??? No a la vista de todo el Mundo, por supuesto... Será esta Sala, en la que da audiencia a sus súbditos, tambien su puesto de trabajo??? Un buen lugar en el que descubrir los Misterios de la terrible época que me ha tocado vivir??? Siempre alerta, procurando mantenerme oculto entre las Sombras, inicio la búsqueda en el Escritorio para luego seguir por los Armarios.

Los cajones del escritorio estan todos cerrados. Una antigua cerradura, conservada con mimo, cierra todos y cada uno de ellos. La llave debe ser la misma para todos, pero algo te dice que no es una llave cualquiera, y que haría falta mucho más que un cerrajero para abrirlos.

El armario es algo distinto. Hecho en cristal en muchos puntos, no se molestan en una cerradura tan compleja, y en su lugar hay una mucho más simple. Sin embargo sigue cerrada. Al traslúz, ves varios tomos y alguna copa. Te llama poderosamente la atención un tomo de tapas carmesí sin inscripción en el lomo.

Te parece escuchar unos pasos en dirección a la sala en la que te encuentras.

Pasos! Profundas pisadas que se dirigen hacia mi final! Fugaces pensamientos cruzan mi mente: "La Reina entrando al despacho y descubriéndome husmeando en sus papeles, en sus Secretos! La peor y más horripilante de las muertes es lo que me espera!"

Encerrado en la elegante dependencia, busco inútilmente alguna salida lateral que sé inexistente y me siento como un ratón acorralado! Escuadriño la Sala y, de una manera sutil, se diría que imperceptible, arrastro mi cuerpo junto a la inútil pierna hasta el rincón más escondido, recóndito y oscuro de la misma: Tras un armario quizás, en un rincón de la pieza podría ser? Mi única esperanza, en caso de tratarse de La Regente, ande tan atareada con lo que sea que la ocupe que no repare en la presencia del pobre Nosferatu, sumido entre las Sombras, petrificado ante el fatal desenlace!   

Un Celador entra en la sala, y comprueba el estado de la habitación. Tras un paseo por ella, se vuelve a ir, cerrando la puerta y apagando las luces. Las llaves suenan por fuera, indicándote inequivocamente que te acaban de encerrar en la sala.

Encerrado!!! Cruel destino el que me espera puesto que ignoro quien será la próxima criatura que acceda al Despacho Real! ¿Será Lady Anne descubriendo al pérfido Leroy en su interior? ¿De nuevo el mismo Celador en su Ronda de mañana? O lo que es peor: ¿Abrirán la Sala de día obligándome a huir de alguna manera con los hirientes rayos del sol a mi alrededor?

Nada bueno se presagia de esta reclusión así que busco, desesperado, por todas partes: Escritorios, armarios, paredes, plafones... quizás en algún sitio haya algún acceso Secreto... quizás Leroy sea capaz de dar con él... me va la Vida en ello así que busco, indago sin cesar!

No hay pasadizos ocultos ni nada que se le parezca. Tampoco hay llaves en el interior que te sirvan, y la puerta no se puede abrir desde dentro. La caida es desde un segundo piso, no mucho para un vástago, siempre que consigas mantenerte escondido, por lo que abrir las ventanas y tirarse sería posible, pero la ventana quedaría abierta, y el diablo esta en los detalles...

Maldición!!! Encerrado en el despacho, la única escapatoria posible es la ventana ya que no puedo quedarme ahí, resignarme a aguardar la salida del sol para que sus rayos entren, esplendorosos, por esa magnífica vidriera, chamuscando mi piel hasta causar mi fin... no puede ser!!!

Deberé saltar, hacerlo como pueda y a pesar de mi cojera, una vez en el exterior veremos qué pasa... se me ocurre buscar al celador, conseguir las llaves y regresar a cerrar la abertura...

Abro la cristalera, apreciando la altura desde mi posición, con evidente muestra de congojo, me siento en su repisa y cuento hasta tres: 1... 2... y 3... dejándome caer al vacío para caer, mal y torpemente, contra el duro suelo que me espera abajo: Un esperpento de caída!!!

Cuando estabas asomandote para tratar de descolgarte por la fachada, te falla la pierna mala, dejando la ventana abierta todo patas arriba. Caes con estrépito, e inmediatamente agitas a los guardias del lugar, que hacen sonar la alarma. Escuchas el sonido de los perros ladrando, y sientes la mirada hacia donde estas de varios hombres armados. Tienes unos pocos segundos para reaccionar mientras sientes el cuerpo dolorido tras la caida. La pierna mala se ha llevado la peor parte, y sientes la punzada de un hueso roto en ella.

Maldición! La proverbial torpeza de Sir Leroy sale de nuevo a relucir en el peor momento... las astillas de hueso de mi ya de por si renqueante pierna perforan la carne muerta, haciéndome aullar de dolor y derramar lágrimas sangrientas que recorren la pálida tez que, ahora más que nunca, detento.

Guardias que se dirigen hacia mi! Alerta en el Palacio de Justicia que, sin duda, no pasará desapercibida a La Reina! Un desafortunado incidente que irremisiblemente tendrá que marcar mi destino inmediato!

Huir! Salir del campo de visión y consciencia de los humanos... confiar que los descendientes de Caín estén fuera de Palacio embarcados en otros menesteres... me sumo en la oscuridad, a la vez que dirijo el flujo de mi sangre maldita hacia mi destrozada pierna!  

El manto de tu poder vampírico te cubre, alejando de ti las miradas de tus perseguidores. Te arrastras como puedes fuera del lugar para que nadie tropiece contigo, y observas el espectáculo. Mañana será portada de más de un periódico, y a la Reina no le va a gustar nada que alguien hubiera husmeado en su despacho sin su consentimiento, pero por suerte, no habías dejado marca en su sala que demostrara que fuiste tú, ¿o sí? La duda te remuerde por momentos.

"Regresar. Parece osado, temerario. Sin duda resulta una obvia imprudencia. Pero debo hacerlo. No hay alternativa"
El mundo se arremolina a mi alrededor, caótico, confuso. Nadie sabe lo que realmente ha pasado: Solo yo!
Esa es mi triste y única ventaja y debo aprovecharla para estar seguro de haber limpiado mi rastro.
Pienso en el astuto Holmes, husmeando en el despacho hasta descubrir algo perdido en la caída: Un jirón de ropa, cualquier rastro de mi... No me puedo permitir dejarlo ya que a la más mínima sospecha La Reina me sometería a interrogatorio, y sé que no sobreviviría a ello!
El poder de mi sangre maldita recompone, dolorosamente, mis huesos.
Oculto bajo el tupido manto de Sombras, Leroy hace algo quizás inesperado aunque, en realidad, sea un patrón clásico: El delincuente SIEMPRE regresa al lugar del crimen. Solo confío que nadie espere que lo haga con tanta premura!
Me dirijo de nuevo al Despacho, todos mis sentidos puestos en detectar alguna posible presencia vampírica que comprometa mi misión!