Partida Rol por web

El club Halley había sido un local de alto standing desde hacia tiempo. Inaugurado al poco del término de la guerra, con todas las mejoras tecnológicas que esta había traido, representaba un foco de color en un Londres gris y asolado. Por supuesto, la clientela no era mucha, pero al dueño no parecía importarle, y las consumiciones y servicios eran realmente caros, si bien rozaban la excelencia.

¿Uno quería tomarse una copa de chateau en buena compañía? Este era el lugar. ¿Un bourbon de 14 años? Sin problema. ¿Un tinto gran reserva? Variedad sobrada para elegir. Desde Don Perignon hasta ron habanero, solo tenías que ordenarlo, y al minuto lo tendrías servido. Siempre y cuando se tuvieran dinero suficiente. La música era suave y agradable, y aunque no se dejaba bailar, animaba a la charla entre los asistentes. Sin duda, un gran club.

Pero ahora, el club estaba cerrado. Nadie dentro, las luces apagadas, ni un alma que se pudiera observar. La puerta, aunque cerrada, no tenía puestos los candados habituales, y era de fácil apertura si se trataba de forzar un poco. Y no había nadie alrededor que pudiera incordiar. Simplemente, parecía que todo a medio kilometro en derredor hubiera muerto y se hubiera silenciado.

Con un poco de maña, lograste abrir la puerta, para entrar al interior. El sitio estaba oscuro, y había algunas sillas tiradas por el suelo. Varias copas rotas sobre la barra, y restos de lo que fue una puerta al fondo, de madera pintada de forma que se confundiera con la pared, astillada y carbonizada. Había mucho que ver en aquel lugar, ¿por dónde empezar?

Primero examiné las zonas comunes del local, quería determinar lo que allí ocurrió y de paso ver si había objetos interesantes, huellas, o cualquier cosa relevante que pudiera enriquecer mi búsqueda.

No quería dejarme nada fuera del tintero, buscaría minuciosamente en los lavabos, pasillos, pistas de baile, reservados, sillones, etc.

Dejaría para después la zonas menos comunes y privadas, como lo que había mas allá de esa puerta secreta.

El club Halley había sido un local de alto standing desde hacia tiempo. Inaugurado al poco del término de la guerra, con todas las mejoras tecnológicas que esta había traido, representaba un foco de color en un Londres gris y asolado. Por supuesto, la clientela no era mucha, pero al dueño no parecía importarle, y las consumiciones y servicios eran realmente caros, si bien rozaban la excelencia.

¿Uno quería tomarse una copa de chateau en buena compañía? Este era el lugar. ¿Un bourbon de 14 años? Sin problema. ¿Un tinto gran reserva? Variedad sobrada para elegir. Desde Don Perignon hasta ron habanero, solo tenías que ordenarlo, y al minuto lo tendrías servido. Siempre y cuando se tuvieran dinero suficiente. La música era suave y agradable, y aunque no se dejaba bailar, animaba a la charla entre los asistentes. Sin duda, un gran club.

Pero ahora, el club estaba cerrado. Las luces apagadas, ni un alma que se pudiera observar desde fuera. La puerta, había sido forzada y se encontraba entornada.

Observas lenguas de hollín en la pared, como si alguien hubiera pasado un soplete por ellas. También hay restos de sangre en el suelo, sangre seca y sucia de polvo, que se descascarilla fácilmente con tocarla. El teléfono descolgado, con el auricular colgando de la mesa, y manchas de sangre en él. Parece que intentaron contactar fuera antes de que les detuvieran.

Todo eso era la sala principal, pero cuando te disponías a continuar en el resto del local, escuchaste un ruido fuera, como de alguien arrastrando algo. Imperceptible de forma normal, lo oías claramente gracias a tu Auspex. Y no respiraba.

Con sumo cuidado, introduzco mi escuálido cuerpo en el hueco que deja la puerta forzada; sin tocar nada, sumido en la penumbra, un único pensamiento azota mi Ser: Encontrar a la mujer y ayudarla en la investigación acerca de los Vástagos desaparecidos!

Me dedico a explorar el antaño lujoso Club, en busca de algo que me diga porqué me han mandado hasta aquí.

La puerta, que estaba entornada, se abre, y ante tu ojo atento, ves una forma arrastrando la pierna que comienza a entrar. A tu vista, es un ser realmente repugnante.

Al entrar, ves a una mujer pelirroja investigando el sitio. No te caben muchas dudas al respecto de si es o no tu objetivo.

Me oculto tan bien como puedo, y saco el cuchillo que tenía guardado mientras trato de observar a la monstruosa forma.

No quería precipitarme y matar a semejante engendro en seguida, primero miraría que había venido a hacer, si no me gustaba lo que hacía... transformaría mi cuerpo y acabaría con su pobre existencia, nada me apartaría de mi objetivo.

Contemplo a la mujer: Ha detectado mi presencia así que, como sospechaba, ha de tratarse de un Ser tan absolutamente carente de Humanidad como yo... aunque con mejor aspecto.

No sé quién es. No estuvo en la coronación de Lady Bowesley, así que no tengo idea de dónde debe haber salido pero eso tampoco me importa demasiado. Intenta ocultarse y esgrimir un cuchillo, me planto frente a su escondite:

- Tranquila muchacha... - un lamento se derrama desde la profundidad de mis entrañas, sin poder evitar un lascivo silbido, carente de sonido: La última de las palabras me recuerda la candente carne femenina que ya jamás volveré a catar. Alzo la mano, contemporizador: 

- ...Lady Anne me manda ayudarte en tu investigación. Dime qué buscamos y lo encontraré -. Permanezco erguido frente a su refugio, confiando que, a pesar de mi aspecto, se atreva a salir e iniciar las pesquisas juntos. 

Mierda...

Ese mal bicho no me había dado respiro, los intentos de esconderme fueron inútiles, así pues me erguí desde la postura felina que había tomado junto a una columna y saludé con la mano con la que esgrimía el cuchillo, sin parecer demasiado hostil.

Solo me habían hablado de los que eran como él, nunca en mi no-vida había visto uno, y en cierto modo me intimidaba su aspecto... en verdad su Clan poseía una portentosa maldición.

¿Lady Anne...?

De momento no sabía si podía confiar en ese sujeto, pero la ayuda sería bien recibida mientras no me pusiera la zancadilla en el camino. Pensé un par de segundos, quizá algunos mas ya que no era fácil concentrarse con semejante creación delante, en el fondo sentía irrefrenable curiosidad por la naturaleza de su horrible aspecto.

- Vienes justo a tiempo -Expliqué guardándome el cuchillo bajo el Jersey, y sacudiendo después la prenda del polvo que se había adherido- Acababa de forzar la cerradura y estaba investigando lo que provocó el fuego y la posible naturaleza de los atacantes... que no está clara aún ¿Que tal si te ocupas de las zonas comunes? -Pensé un segundo mas, con un dedo flexionado en la comisura de los labios- También buscamos algún indicio del dueño de este local, si puedes encontrar algo será de gran utilidad. Menos mal que Lady Anne decidió traer ayuda -Dije finalmente con una sonrisa, realizando la búsqueda por mi parte.

Noto la evidente incomodidad que mi aspecto provoca en mi aliada accidental.

- Origen del fuego en zonas comunes - La mirada, fría, recorre rápidamente el local, analizando los estragos causados en el antaño pomposo Club -. Naturaleza de los atacantes - entiendo que quien sea que haya asaltado el Halley es enemigo de Lady Bowesley y hay que saber de quién se trata -. Indicios acerca del dueño del local... Entendido! - Me pongo manos a la obra, revolviendo cuidadosamente las zonas que la muchacha me ha asignado; buscando vestigios del presunto atentado producido; el segundo que presencio en pocas horas!

- Por cierto, chica... - Me esfuerzo en hacerle notar el disgusto que me produce ni siquiera saber su nombre: Últimamente estoy demasiado habituado a charlar con seres desconocidos - Soy Leroy, de los Malditos, para servirla... - Se me olvida decir "Ahora más Malditos que nunca..."

Me disponía a buscar alguna pista cuando aquel ser me llamó.

- Es un placer conocerle señor Leroy... -El Nosferatu hizo un gesto desagradable, como si su propia existencia le causara un profundo dolor, parecía que tampoco estaba cómodo por la situación, e ignoraba el porqué, hasta el momento me había mostrado razonable con él- Yo soy la señorita Black -Dije sin mas, mientras me alejaba en busca de indicios, con un suave golpeteo de mis zapatos sin tacón.

Era preferible que supiera mi apellido antes que seguir llamándome chica... porque desde luego no era ninguna chica. Investigo por mi cuenta, y siempre que le tuviera delante estaría observando los movimientos del Nosferatu.

Me cuelo por la puerta carbonizada, buscando cualquier pista en la zona que se abriera a mi paso.

Si bien hubo fuego allí, no hubo un incendio como tal. Sin embargo si que se aprecian las lenguas de fuego tatuadas en la pared. Una investigación más a fondo revela que no hay residuo en ellas, así que no pudo ser causado por ninguna sustancia inflamable ni soplete. Sin embargo, las lenguas estan impresas a una altura media, por encima de la cintura de un hombre de estatura media, por lo que tudo que ser producido por acercar un objeto candente a la pared. La ondulación de la lengua te dice que dicho objeto estaba extremadamente caliente, y que no parecía ser rígido, sino que debió formar un "latigazo" contra la pared. Esta, al ser de material ignífugo, no ardió al contacto, sino que simplemente chamuscó la pintura.

Sobre la mesa de la caja, que estaba intacta, colgaba el auricular del teléfono, manchado de sangre, al igual que el suelo. Sangre vieja, por cierto, esto debió de haber sucedido al menos hace cuatro o cinco días.

En el interior del cuarto, ves una cocina y bodega con tres puertas, la que has utilizado y otras dos. La mayor parte de los enseres estan desparramados por el suelo, y ves algunos cuchillos manchados en su filo de sangre, tirados en varios rincones. La mesa de cocina esta volcada contra una de las puertas a salas contiguas, haciéndola impracticable, mientras que la otra puerta tiene el mismo sello que la puerta por la que accediste: carbonizado. Sin embargo, notas que la puerta no cedió al quemarse, sino que lo había hecho bastante antes, bajo la presión de algo. La puerta se rompió, y posteriormente se quemó, en un intervalo muy corto de tiempo. No observas residuo alguno, así que deduces que la puerta fue vencida con un objeto extremadamente caliente, si es que este no estaba ardiendo.

En un momento dado, miras al suelo bajo tus pies, y te das cuenta de una pequeña nota manuscrita en un papel de tamaño cuartilla. En este se puede leer:

Culb Halley, dos inmortales, tres esclavos.

- Observa, chica... - me materializo justo al lado de la muchacha, inundando su espacio vital con mi pútrido hedor. Mis dedos cuarteados muestran resecas escamas oscuras - ...Sangre vieja, de hace unos días: Cuatro, cinco como máximo. Algo antes de la Coronación en cualquier caso - Me detengo, reflexivo -. No hubo ningún incendio como tal, más bien parece que el Local fue azotado por alguien que esgrimía un látigo de fuego o algo parecido... Eso parece, chica.

Sin más preámbulo, ayudo a la chiquilla en sus pesquisas en su zona del Club.

Desconoces semejantes poderes, pero si no es material, es espiritual, o mágico. ¿Un Mago? ¿Un Tremere quizá?