Partida Rol por web

Observé la nueva sala que me rodeaba, a penas hube encontrado un par de datos interesantes cuando el Nosferatu apareció por sorpresa, lo que a cualquier señorita de mi edad habría aterrorizado, a mi solo me apartó con una leve mueca de desagrado.

El echo de que siguiera llamándome chica resultaba irritante, algo se encendía en mi interior cada vez que lo hacía, calentando la carne muerta que al tacto solo podía ser fría. No obstante el engendro resultaba de gran utilidad, percibía detalles que había pasado por alto.

- Excelente -Le felicité con una mano en el bolsillo interior de la falda, donde una señorita de mi edad sólo podría llevar el monedero, o un pintalabios- Busquemos a fondo por aquí a ver si podemos encontrar mas indicios.

Mi aliada parece satisfecha con mis escuálidos avances... quién sería la víctima en el Halley y qué secretos debía ocultar para que le asesinaran de esta manera??? Estoy tentado a contarle a la muchacha las sospechas que albergo, mas no confío bastante en ella y, por su parte, tampoco me ha desvelado nada de lo que sea que haya descubierto...

- Cual es tu Clan, chica??? - Mi voz asciende desde cavernosas profundidades, un arroyo que murmura, apenas perturbando nuestra búsqueda silenciosa.

- Creo que no es una pregunta adecuada señor Leroy... que yo pueda conocer el suyo a simple vista no me obliga a decirle el mio -Respondí secamente mientras fruncía el ceño, intentaba descubrir algún detalle que se me hubiera escapado del lugar. Desde luego cuanta mas información pudiera ocultar de mi misma y de lo que encontraba en las ruinas de ese lugar, mucho mejor sería para ambos.

Mas allá de la aversión y la curiosidad que tuviera por su aspecto, el Nosferatu no me parecía de fiar, ninguno de su casta me lo parecería.

"Poco mas que ratas bípedas que trafican con la información..." Recordé haber escuchado hace 10 años.

En el interior del cuarto en el que estaba Evelyn, ves una cocina y bodega con tres puertas, la que has utilizado para entrar y otras dos. La mayor parte de los enseres estan desparramados por el suelo, y ves algunos cuchillos manchados en su filo de sangre, tirados en varios rincones. La mesa de cocina esta volcada contra una de las puertas a salas contiguas, haciéndola impracticable, mientras que la otra puerta tiene el mismo sello que la puerta por la que accediste: carbonizado.

Ninguno de los dos nota nada extraño en la sala actual más allá de lo ya descrito. Aún quedaban dos puertas, aunque una de ellas estaba bloqueada, y haría falta músculo para liberarla.

Miré la puerta bloqueada, quizá un desafío demasiado grande para mi fuerza.

- ¿Que me dice Leroy? -Pregunté con fría diversión, intrigada por el potencial de aquel ser que deambulaba inspeccionando el espacio cerrado en el que nos encontrábamos- ¿Cree que podrá con puerta bloqueada de ahí delante? He oído que los que son como usted pueden desarrollar un gran poder físico.

no es una pregunta adecuada señor Leroy...

Ni que me importara mucho lo que sea o deje de ser correcto...

- Está bien, chica... - Su impertinencia, sus ridículos Secretos me resultan molestos y causa de vergüenza ajena. Sea como sea, la muchacha no entiende la gravedad del asunto en el que andamos metidos así que, a pesar de todo, acataré los designios de Lady Bowesley y seguiré compartiendo el resultado objetivo de mis pesquisas con la ignorante Chiquilla.

Aún quedaban dos puertas, aunque una de ellas estaba bloqueada, y haría falta músculo para liberarla (...) ¿Que me dice Leroy? ¿Cree que podrá con la puerta bloqueada de ahí delante? He oído que los que son como usted pueden desarrollar un gran poder físico.

 - Hazte a un lado, muchacha... - Me inclino hacia la puerta, la palpo, buscando sus puntos de presión y por donde empujar para resultar más efectivo. Hecho esto, me dispongo a desbloquear lo que nos impide el paso. 

Consigues hacer a un lado la mesa que bloqueaba la puerta con relativa facilidad. Puede que tus piernas no fueran a responder como era debido nunca más, pero tus brazos seguían siendo fuertes.

Una vez retirada no os fue dificil reventar el pomo, que había sido cerrado con llave, para descubrir en el interior una alacena llena de cajas... y una muchacha tirada sobre un par de sacos de especia, con una punta de madera asomándole por el pecho, arruinando la blusa vaporosa que llevaba, hecha girones y manchada de sangre. La chica debió de ser hermosa, pero ahora todo su cuerpo se encontraba contraido, seco, debido a la ausencia de sangre en su interior.

Últimamente, la imagen de un Vástago marchito como una flor muerta se está haciendo desacostumbradamente habitual.

- Adelante, my lady... - Una torpe reverencia, acompañada de una triste mueca que desfigura mi rostro, precede el acceso de la muchacha al lugar del crimen, Solo espero que no contamine la escena!

Mi Sangre apesta demasiado como para ser usada para resucitar a tan delicada criatura... así que cedo los honores a la Chiquilla mientras, arrastrando la pierna, entro detrás suya y, sin mediar palabra ni esperar autorización, examino el lugar: "Ésta víctima terminará de aclararnos qué sucedió aquí!"

Sé quién es el responsable de los actos, me falta darles forma...  

Entré primero por cortesía del Nosferatu.

¿También te dejaron tirada?  Me pregunté al ver el cuerpo momificado de la joven, como una fruta desecada a la que apenas le queda carne. Comprobé que el engendro me cedía también la tarea de despertarla, así que con desagrado clavé mis afiladas uñas sobre la carne de mi muñeca y esta sangró, deslizando la preciada vitae a la boca de la muchacha, confiando en que fuera suficiente para despertarla.

- Espero... -Susurré apartando el antebrazo- Que valga la pena.

La vida pareció regresar parcialmente al cuerpo de aquella mujer, pero no lo suficiente, y además, la punta de madera que tenía clavada en el pecho probablemente no le dejara moverse por mucha sangre que se le diera.

En fin... la Chiquilla alimentó a la Seca Flor pero descuidó la necesaria retirada de la estaca que la mantenía prisionera, inmóvil...

- Hazte a un lado, pequeña... - mi macilento brazo se interpone entre la Chica y la todavía inerte víctima de lo acaecido en el Halley.

Con sumo cuidado, y teniendo muy en cuenta el tipo de hambrienta criatura que voy a despertar, arranco la madera que encadena a tan delicada criatura...

Arrancas la estaca del pecho de la muchacha. No es una tarea agradable, y tampoco da el resultado esperado. Necesitaríais más sangre para despertarla.

Vaya! La muchacha está realmente mustia!!!

Con la estaca aún en la mano, y siempre alerta a lo que nuestras acciones vayan a provocar, miro elocuentemente a Miss Black: Supongo que ahora me toca a mi...

De un rápido y nauseabundo bocado, despellejo mi muñeca y vierto el flujo de Sangre apestada al hocico de La Marchita, atento al estado en que resucite:

- Lo siento, muñeca... - No puedo evitar cierta aprensión al constatar el doloroso despertar que, en el mejor de los casos, vaya a experimentar.