Partida Rol por web

Rickard estaba algo nervioso con las nuevas noticias, sabía de las enemistades de la casa y prefería esperar antes de enfrentarse a ellos en un campo que dominaba tan poco aún como el diplomático.

- Padre - pronunció después de meditar un momento - Es evidente que no podemos mostrar debilidad - Aquí hizo una pequeña pausa para fijarse en quienes estaban de acuerdo con lo dicho. Era más fácil conseguir aprobación después de una afirmación con la que los consejeros pudieran estar de acuerdo - Pero esta gente es nuestra responsabilidad. Si me lo permitís puedo partir ahora mismo con un pequeño grupo y cazar a los bandidos, luego nos reuniríamos directamente en Pazo Pajar. Estoy seguro que alguien puede ocuparse de mi equipaje - Realizó una pequeña pausa, para que los consejeros vieran los posibles fallos o muestras de debilidad que eso podría representar, antes de tratar de desarmar las ideas antes de que se pronunciaran - Además, imagino que cualquiera que quiera comprobar nuestra fuerza en esa reunión, vería más preparado a un heredero dispuesto a ir a la batalla y a luchar por los suyos. Lo cual es una imagen que nos conviene transmitir -

Lo primero que hizo el caballero al entrar en la sala fue devolver el saludo de su padre con un leve cabeceo, en todo momento evitó cualquier posible contacto visual con el muñón, por más días que pasaran le costaba observar esa imagen. Acto seguido mostró el respeto oportuno a los señores de la casa que ya se encontraban en la habitación a modo de saludo.

Con el deber cumplido Egil se relajó, cruzó sus brazos y se mantuvo a la espera. Quería escuchar el contenido del mensaje, y como el señor de la casa no se lo impidió, sino que decidió compartir el mensaje también con él, pudo hacerlo. Buenas noticias, pensó, una oportunidad como la que tenían ahora no se daba todos los días, pues de las reuniones entre amigos, así consideraba el joven a las casas junto a las que había combatido pese a los roces, tendían a salir cosas beneficiosas. Aún así no podían bajar la guardia, estaba de acuerdo con su padre, por ello asintió al escucharle, viajar sin soldados podía ser peligroso. También estuvo de acuerdo con la decisión de Lord Cleesten cuando este le nombró entre sus acompañantes para el viaje, de este modo podría proteger mejor a su señor, por supuesto, la idea de tener ahora una distracción mejor que la taberna de la aldea cercana también le atraía, había escuchado algo de un banquete, eso podría ser divertido.

Se disponía a abandonar la sala para preparar su escaso equipaje tal y como le habían ordenado cuando lo dicho por Rickard le hizo parar. –Son varias las batidas organizadas para cazar a esos bandidos– comenzó a hablar asumiendo que se trataba del mismo grupo que tantos problemas les estaba dando. –Y que sepa no se ha tenido gran éxito, ¿será distinto esta vez?– preguntó con una evidente curiosidad, pues lo que había escuchado era que todo seguía igual. –Si es así me gustaría acompañaros– tras el ofrecimiento inclinó levemente su cabeza en otra muestra de respeto. No quería dejar pasar la oportunidad de dar caza a esos bandidos, sus ganas por acompañar a Rickard eran muchas.

Nathan se meso la corta barba ligeramente mientras escuchaba el mensaje con atención, cavilando. Ciertamente, era la mejor oportunidad que había visto la casa en años… tenían que aprovecharla a como diera lugar. Salió de su ensimismamiento para asentir a las palabras de Rodrick sobre la prudente idea de la escolta; de seguro, los otros invitados pensaban lo mismo. Pero al escuchar al joven heredero, alzo la diestra levemente, hablando luego de la breve intervención de Egil.

-No seria conveniente, Rickard. Puede tomar tiempo rastrear a esos bandidos y esta noche es mucho mas importante tu presencia junto a tu padre y hermanos, haciendo diplomacia con las demás casas en el banquete, que vagando por el campo. Esa es la imagen a la que debes prestar atención esta vez, la de la familia unida.

Inspiro profundamente, volviendo la vista a Lord Cleesten.

-Egil y yo nos haremos cargo de organizar la batida y los alcanzaremos después. Si esta de acuerdo, iré a organizar esos hombres y preparar otros para la escolta.

-Si me lo permiten, iré a buscar a Myria para que este lista para el banquete. Creo que llevaré a mi caballo y algo para una justa, por si es que hay un torneo o algo parecido. No creo que este de más- no se atrevió a opinar sobre lo que Rickard decía, era cierto que quizás era impulsivo pero no estaba seguro si correspondía para quienes no eran su padre contradecirlo así en público, por eso mejor guardó silencio y si nadie le dijo nada salió de allí directo al establo. 

El hombre sonrió mientras se retiraba uno de sus guantes, a continuación se pasó su mano desnuda por su calva retirándose el sudor que empezaba a perlar su cabeza.

-Los mensajes deben llegar pronto, es lo que se espera… Y más aún éste. –Dijo quitándole importancia y tratando a la joven con familiaridad. -Pronto lo sabrá pero no me quedaré mucho, y la idea es que vengáis conmigo de vuelta a Pazo Pajar.

Tras sacudirse un poco la mano procedió a retirarse el otro guante, los alineó ambos para posteriormente embutirlos en el cinturón dejando que los dedos colgasen.

-Lo siento, no debería deciros más… -Añadió con una sonrisa mientras volvía a caminar en dirección a su corcel, que se había desplazado para dar cuenta del heno que el mozo había estado apilando hasta hacía unos momentos.

Será un buen gobernante, responsable para su gente, y estratégico a la vez.   Toma lo mejor de cada abuelo, y lo combina bien.

Me gusta que cuando todos pensamos en responder a nuestros señores, tú no olvidaste de pensar en nuestra gente, Rickard.  Y si, el que uno de nosotros "llegue tarde" por estar respondiendo a lo que todos saben que son "nuestros problemas" puede de hecho actuar en nuestro favor.   Mostramos que vamos camino a arreglarlos, y eso es lo que Lord Buckler quiere que todos vean en nosotros, y que hagamos.  Me lo ha dicho él mismo.

Así que si, ve tu en la primera batida, lleva un tercio de los soldados.  Que no son muchos, la verdad.  Otro tercio que siga en patrullaje.  Nosotros nos llevamos un contingente.  Samuel, Nathan y Myria vendrán conmigo.  Egil que vaya contigo; y usen su mejor maniobra envolvente con lo que llevan.  Ellos sabrán usar las tropas para máxima efectividad con los bandidos. 

Recuerden captura y juicio justo.  No por prisas dejaremos atrás la isonomía.  Ahí va este con sus ideas.  Ambas cosas son la base de nuestra mejor ley y gobierno en el futuro en nuestras tierras.  Dejenlos en cárcel si es menester mientras esperan su juicio por pares.

De no atrapar a ladrones y violador, dejen patrullas en los lugares que hayan identificado como posibles rangos de escondite y ataque, y alcáncenos pronto ustedes dos.  A más tardar lleguen el día de mañana, que estoy seguro que algo habrá pensado Lord Buckler para las tierras del Pajar, y los necesitaremos allá. 

Me retiro a preparar armas.  Saldremos antes de la siguiente campana.  Organicen y dejen encargo.  -y diciendo esto se retiró a su habitación.  Su interior vibraba como barco aún en puerto que ya tiene las velas henchidas; el día de hoy, por ambas cosas, mostraba ruta de buen futuro para su Casa. 

Cuando nuestro padre hubo salido decidí irme de allí, no estaba del todo de acuerdo con ir a buscar a los bandidos así, como Egil y Nathan habían dicho: si antes habían fracasado por qué tendrían éxito ahora si nada había cambiado? Sali y fui directo a los establos a buscar a Myria, tenía mucho que contarle, me imaginaba que estaría dandole de comer a los caballos o algo así. 

-Así se hará.- Contestó Rodrick antes de darse cuenta de una cosa:

-Entonces entiendo que quedo a cargo del puesto de Castellano. Sólo será una semana. -Dijo esa última frase dejándola en suspenso, tal vez para tranquilizarse a sí mismo, o a sus interlocutores. Tras no recibir respuesta, se encaminó rumbo al exterior a organizar todos los preparativos tal y como había dispuesto el Lord de la Casa.

Conforme el joven Samuel Thalassos se acercaba al establo, la silueta de la joven Myria acompañada de un hombre fue definiéndose cada vez más hasta que finalmente reconoció a éste como el mensajero. Ambos se encontraban departiendo sobre alguna cuestión hasta que éste pareció alejarse y dirigirse a su propio corcel.

-Supongo que tendrá razón.- Le dije al mensajero. -¿A Pazo Pajar? ¿Ahora?- Alzando las cejas sorprendida. Entonces era cierto. Los rumores eran ciertos. -No sé preocupe, no diré nada puede contarme más.- Siguiendo al mensajero,  hasta su corcel que había ido a comer heno junto a Almendra.

No sabía si me gustaba la idea de ir a Pazo Pajar, por una parte, viajar hasta ahí me mostraría cosas nuevas y conocería un poco más este mundo, aunque sea una zona tan desconocida y poco importante, pero por otro lado estar con las familias de la zona no me parecía lo más interesante de todo, seguramente hablarían cosas realmente aburridas. No lo tenía nada claro.

Me volví inmersa en mis pensamientos, cuando pude ver una silueta que venía hacia los establos, alcé la vista para fijarme en quien era, Samuel, ya estaba de vuelta, quizás el supiera algo más. Levanté la mano y la agité a modo de saludo.

-¡Samuel!-

Antes de empezar a caminar al encuentro de mi hermano me giré hacia el mensajero. -Ese es mi hermano ¿Lo conoce?- Suponía que sí, ya que habrían hablado antes en la reunión cuando nos separamos y habría visto a mis dos hermanos y a mi padre, era lo lógico.

-Él sabrá algo más.- Mejor que venga él. Así que esperé a que llegara, una vez mi hermano hubo llegado hasta donde estábamos, le pregunté. -¿Entonces eran ciertos los rumores hermanito?- 

-Ah, ya te enteraste- dije algo decepcionado, porque iba para contarle- en unas horas partiremos así que padre ha dicho que debes estar lista para viajar. Yo pregunté si podía llevar a Pisapinos y no me dijeron que si ni que no, así que al menos que alguien me diga algo intentaré ir con él. Tenemos que ir a Pazo Pajar, ahí parece que habrá unas fiestas para festejar como mataron a toda una familia y gente inocente... pero bueno- agregué al final, no muy convencido de lo que ocurría, hasta que me percate que el mensajero aún estaba allí y era mejor no seguir diciendo aquellas cosas en público- ¿vamos al castillo? Te contaré más en el camino-  

Viendo que ya estaban listos los caballos, era mejor que el mensajero siguiera su camino y hablar con mi hermana más lejos de posibles oídos curiosos.

-Claro ¿Qué te pensabas?- Le dije con una sonrisa. -¿Tan pronto? Aun no he decidido si me apetece ir. ¿Se va para celebrar eso solo? ¿Qué se ha ganado una batalla?-  Mi tono muestra un poco de decepción, ya que me esperaba otra cosa, el que me esperaba ni yo misma lo sabía, pero por lo que me contaba no estaba muy motivada para preparar mis cosas, además Pazo Pajar suena realmente aburrido, no creo que haya nada realmente de interés. -¿Paso Pajar es tan aburrido como suena?- Pregunto hablando lo suficiente alto para que me pueda escuchar el mensajero, tal vez él sepa más sobre ese sitio.

Finalmente, asiento y salgo del recinto de los caballos. -¿Qué más cosas me tienes que contar hermanito?- No parece que solo sea una reunión para celebrar una batalla, además Samuel ha dicho que me iba a contar más cosas, así que espero que sea algo interesante. Sino paso de ir al Pajar ese.

Una vez nos alejamos un poco del mensajero y los establos me giro hacia mi hermano y me paro en seco.  

-¡Suelta! Tiene que haber algo más.- Levanto una ceja, una mezcla de curiosidad y cautela son las sensaciones que despiertan en mí esta excursión, aunque Pazo Pajar parezca un sitio aburrido, para variar puede bastar, estar aquí en este castillo tampoco es que sea lo que más me apasiona.

-Varias cosas- dije haciendome el misterioso con mi hermana -la cuestión es que está el problema ese de los bandidos que no han podido atrapar. Nathan creo que dijo que convenía dejar gente aquí por esa cuestión y nuestro hermano Rickard dijo que no deberíamos dar tan mala imagen de no poder lidiar con unos bandidos, entonces sugirió ir él, Egil y Nathan a cazar a los bandidos. Yo me quede callado porque no pretendía hacer algo así, y lo que más me sorprendió es que delante del mensajero y de todos Egil y Nathan lo hicieron quedar bastante mal a Rickard haciendole ver que no convenía eso porque ya se hizo y se fallo y ahora no habría nada que lo cambie. Pensé que nuestro padre estaría de acuerdo con ellos e intentaría que no quede tan mal Rickard, pero le dio la razón a Rickard, así que ahora antes de salir van a salir a buscaros. Pero dijo que se les daría un juicio justo- Conté todo con voz baja para que nadie escuche, aquello me tenía preocupado - también que no me negaron ni confirmaron pero quizás haya un torneo en Pazo Pajar y sino hay "por las dudas" estoy llevando a Pisapinos, si tu llevas a Almendra podremos salir a cabalgar por ahí que ya estoy cansado de ver siempre el mismo pasto-

Escuché atentamente a mi hermano, asintiendo de vez en cuando a toda su explicación, por lo visto habían pasado muchas cosas, me preocupaban un poco los bandidos, no quería que Rickard se hiciera daño, no me había fijado nunca en que tal se le daban las armas. -Pero… ¿Es seguro eso?- Le susurré algo preocupada.

Me daba igual que le hubieran dejado mal, quizás ellos si conocían sus habilidades y por eso lo habían hecho, para que no corriera ningún riesgo.

Seguí escuchando a mi hermano, un torneo estúpido de esos, según tenía entendido consistía en darse de golpes a caballo, otro aburrimiento más. Con algo de extrañeza, incliné la cabeza y le pregunté. -¿Y tú quieres participar?- Por lo que había dicho suponía que sí, pero pensaba que preferiría la tranquilidad y no el ajetreo de esos torneos, además, era muy pequeño para que se pelease con otros caballeros, seguramente mucho más experimentados.

Me paré un momento cuando menciono a mi yegua. -Si quieren que vaya tendrán que dejarme llevar a Almendrita.- Eso lo tenía claro, si iba, iría con mi caballo, quería tener libertad para salir a pasear por Pazo Pajar, ya que el resto parecía que iba a carecer de interés.

-Por lo que te tomo la palabra, tendrás que acompañarme a pasear.- Le sonreí, esa idea sí que me había gustado y casi había confirmado que iría al sitio ese, pero me gustaría saber las razones por las que tenemos que ir, más allá de celebrar una victoria.

Puse los brazos en jarra. -Pero no me has contado nada importante ¿Por qué tenemos que ir?- Dije algo más seria, a ver si así conseguía que dijera algo.

*También pueden pensar que tenemos tantos problemas propios, que no pueden delegarlos ni unirse siquiera para una reunión importante... y repartir las tropas así, por los 7…

Nathan sintió una ligera mezcla de envidia y pena por Rodrick que debía quedarse en esa situación, asintiendo a su comentario con una breve sonrisa. Sin duda podría oficiar como castellano en su ausencia, pero no seria cómodo. Después saludo al resto y también se retiro a hacer sus preparativos.

Pero hizo una señal a Egil al pasar, para que el joven lo siguiera y poder hablarle en privado. A pesar de todo...

Me encogí de hombros cuando me preguntó si era seguro, la verdad no lo creía, de hecho me parecía estupido pero preferí no decirle eso a mi hermana, no iba a hablar mal de mi hermano, ya tendría tiempo de conversar con él. 

-La verdad que me gustaría, se que no ganaré, pero me gustaría ir comenzando a perder desde ahora, así algún día pueda ser un buen caballero de torneos- dije entusiasmado, aunque lo cierto era que no era lo que más me gustaba los torneos - si fuera por mí, me gustaría que hicieran competencias de carreras a caballos, eso me divierte más, pero golpearse con palos de madera tampoco esta tan mal- aquello lo dije a sabiendas que mi hermana se horrorizaría, sólo para molestarla un poco- si no te lo permiten yo saldré en tu defensa, llevamos a un montón de gente, un caballo más no creo que les cueste mucho- ademas que si podían con Almendra hacer que Myria estuviera de buen humor a pesar del viaje y de no querer ir, sería tonto no hacer ese pequeño sacrificio por ella a ojos mios -si, claro que si, iremos a pasear, pero no se por qué vamos nosotros. Supongo que porque somos los hijos de nuestro padre, y nuestro padre va porque lo convocan y además creo que se repartirán las tierras de los derrotados-

Mientras se fueron concretando los últimos detalles en el gran salón, la fortaleza no tardó en convertirse en un hervidero. Algo que solía ser bastante inusual en aquel castillo, casi la única propiedad digna de mención de la Casa Thalassos, había empezado a convertirse en costumbre en los últimos dos meses.
En el interior del castillo los sirvientes empezaron a corretear de un lado a otro como alma que llevaba el diablo mientras empezaban a organizar el equipaje de sus señores, quienes se iban a dirigir a Pazo Pajar invitados por Lord Bucker. El patio de armas constituía el otro foco de la actividad, soldados y milicianos iban correteando de un lado a otro mientras Rodrick Othar les iba coordinando y organizándoles en varios grupos. Por un lado estaban los afortunados y que habían probado una especial en la batalla sucedida hacía apenas una luna, éstos escoltarían a Clessten, Myria y Samuel Thalassos y al Castellano Nathan quién también había sido honrado por su señor.
El segundo grupo lo conformaban una avanzadilla que iría dirigida por el heredero quien llevaría a Egil Othar como escolta, éstos con apenas un par de monturas a su disposición deberían hacer una batida por los terrenos de la Casa para dar caza a los bandidos quienes sintiéndose seguros habían realizado incursiones más atrevidas y que desafiaban la moral. El resto quedarían en el castillo bajo el mando del Comandante Rodrick Othar.
Apenas una hora después dos grupos militares diferentes se encontraban formados en el patio, uno de ellos contaban con un par de carros tirados por jacos de tiro en los cuales iban los grandes baúles de equipaje de la Casa y numerosos pertrechos para formar tiendas de campaña de la escolta.

-Buenos hombres. -Dijo el Comandante haciendo una valoración mientras su rostro rebosaba orgullo.-Está todo dispuesto para vuestra partida. -Anunció a los seis que llegaron casi al unísono al patio de armas.

Había llegado el momento de despedirse por un par de días. Se esperaba que al día siguiente fuesen tanto el heredero como un par de hombres seleccionados a Pazo Pajar para honrar así a su anfitrión. Myria por su parte permanecía sobre su yegua Almendrita, un regalo de su padre y casi su única posesión, parecía molesta por alguna razón, lo cierto era que de todo lo acontecido se había enterado por su hermano y nadie parecía tener intención de consultarla al respecto.

Estaba sobre mi yegua, con mi manto puesto por encima, aunque llevaba la capucha bajada para poder ver bien todo lo que pasaba en el patio, estaba seria, un poco enfada, no me habían dicho nada y tenía que estar ahí mirando todo esto, había mucho movimiento por lo que sabía que me faltaban cosas por saber, me tenían en la ignorancia, y no paraba de darle vueltas a todo intentando escuchar algo más que se dijera mientras se estaba preparando todo para el viaje.

Nos habían separado en dos grupos, al parecer Rickard iba a ir por separado a buscar a los bandidos, solo esperaba que volviera bien. Miré a mi padre con el ceño fruncido, no me había dicho nada, intenté llamar su atención, pero estaba un poco distraído. -Parece que tendré que preguntarlo.- Comenté a mi hermano Samuel. Así que cogí las riendas de Almendrita y le di unos golpecitos con el talón para que avanzara hasta él.

-Padre.- Le dije seria. - ¿No me vas a decir nada?- Me había plantado a su lado y no tenía pensado moverme hasta que me contara algo más.  

Rickard no paraba de pensar en la situación, sabía que cualquier paso en falso podía ser la perdición de la casa. Casi que lo único que tenían, era lealtad y voluntad. Unos terrenos pobres, y pocos recursos... Por eso era tan importante aquellos que vivían en sus tierras, si los bandidos pensaban que podían hacer lo que quisieran en sus tierras, serían poco menos que nada.

Por un momento una mirada melancólica se fijó en el infinito. "No podemos flaquear"

Saludaba a los pocos hombres que les iban a acompañar por su nombre. Egil también iba con ellos, una tranquilidad dada su destreza.

Aunque había prisa no quería descuidar nada, mandó mientras preparaba los últimos preparativos una avanzadilla de dos hombres. Un rastreador y un guerrero un poco por detrás. Pero la rapidez era clave.

Fue a buscar a su hermana para despedirse en privado. Y luego partir a toda prisa. - Egil, si fueras tu con el rastreador me quedaría más tranquilo -