Partida Rol por web

Erika sonrió al hombretón y asintió complacida con el ofrecimiento:

-Puedo tomarme un descanso por esta noche, ha sido una dura jornada y no creo que mi padre me eche de menos durante al menos un rato. Os acompañaré unos minutos mi señor.-

Ambos salieron de la taberna, la noche era ya cerrada y tan sólo desafiaban la oscuridad las titilantes estrellas en el firmamento y algunos candiles ataviados en las calles a modo de faroles. Una brisa bastante fresca surcaba la entrada sin embargo, Erika se quitó el pequeño gorro que la identificaba como camarera dejando que su larga cabellera dorada cayera por su espalda:

-Ahhh, que gusto quitarme ese maldito trapo, no lo soporto.- ,sl joven sonreía con desparpajo y se giró hacia Jerim para conversar un poco con él, después de todo, le había llamado la atención, -Y bien, qué os trae por nuestra taberna, aunque no estaría demás conocer vuestro nombre, ¿no os parece?- ,Erika soltó una sonrisa traviesa entrecerrando los ojos, -Yo soy Erika, la hija de Bernard, aunque todos me llaman Goldie, supongo que te harás una idea de por qué.-

La joven entornó los ojos y negó con la cabeza, parecía como si aquel apelativo no le hiciese la menor gracia.

Salimos al frescor de la calle, el ambiente embotado de dentro de las tabernas siempre me dejaba algo mareado, independiéntemente de lo que bebiera. La camarera se quitó el gorro y una larga melena dorada destellaba con los reflejos de los farolillos en aquel momento en el que en el cielo, negro como el tizón, se adornaba con estrellas ofreciendo una vista espectacular, aunque la luz de los faroles llegasen a apagar algunas de ellas. Si no hubiera tenido mi tupida barba, muy probablemente se me hubiera notado como me sonroje ante el descubrimiento de tal belleza.

- Mi nombre es Jerim, he venido a vuestra taberna en busca de un lugar donde reunirme con mis compañeros, tomar, comer algo e intentar dormir, aunque sin duda hemos acertado, el estofado que me recomendasteis estaba para chuparse los dedos - contesté -. Tenéis un pelo precioso del cual uno no se da cuenta hasta que os quitáis el gorro, una pena haberme perdido tal espectáculo, pero esto me convierte en un privilegiado - simplemente me maravillaba -. Goldie suena a apelativo cariñoso para una niña, pero no sois una niña nunca más, por lo que puedo ver - le dije a Erika -. Vuestro nombre es también precioso, muy sonoro, con mucho carácter, ¿me pregunto si la dueña de ese nombre también estará infundida con ese carácter? - dije intentando hacerme el interesante haciendo ver que me gustaban las chicas con carácter y sonriendo a la hija del tabernero.

La joven no parecía muy contenta con el apodo cariñoso que alguien le había puesto y con el que se había quedado. Aunque fuera un acierto, era normal que quisiera deshacerse de aquel apelativo cariñoso. Mi mentor estuvo llamándome "renacuajo" hasta que consideró que me había convertido en un hombre, al principio no me importaba, pero conforme fui ganando años comenzaba a sentirme mal, liberarme del apodo fue todo un sentimiento de orgullo.

Kaylan baja con la cabeza algo turbada por los recientes acontecimientos y, quizás, algo embotada por las últimas copas de vino ingeridas.

Nada le gustaría más que haber permanecido toda la noche en el lecho de Diana, pero lo cierto es que son demasiados los frentes abiertos y el tiempo apremia.

El semielfo se sienta en la mesa en la que permanecen algunos de sus compañeros. Pronto echa de menos al bárbaro.

- Y Jerim? - pregunta mirando alrededor sin conseguir localizarlo.

- En fín.... - continúa - creo que ha llegado la hora de que tomemos decisiones. Como no se os escapa, he estado.... - carraspea - procurando conseguir información sobre la misión que nos encomendaron: encontrar a ese conjurador. Esto es lo que he conseguido averiguar.

El elfo hace una última pausa para poner en orden sus ideas antes de inciar su exposición.

- Por lo visto, la mayoría de los cadáveres han aparecido en el norte de la ciudad, cerca de la zona del puerto de Palanthas. Es hacia allí hacia donde deberíamos de encaminarnos si queremos lograr más información.

Kaylan espera que sus compañeros asuman el contenido de sus palabras.

- No obstante, creo, por las últimas palabras que intercambiamos, que tenemos otros.. uhmm... frentes abiertos. Deberíamos de ponernos al día y decidir nuestros pasos a seguir si os parece bien.

Tras esto, espera que sus compañeros tomen la palabra; si bien es cierto que el semielfo no pueda evitar preguntarse que estará haciendo la bardo...

En el transcurso de la noche se fueron marchando sus compañeros. Cat no se inmutó, se sentía segura y estaba muy acostumbrada a estar sola. Lo raro de la situación es que fuese a esas horas y nada menos que en una taberna, ya que había que trasnochar prefería mil veces que se debiera a estar en algún Páramo y mirando las estrellas.

Sus pensamientos iban procesando la información que habían estado recogiendo con cuentagotas, nadie había dicho que fuese a ser fácil, y bueno, lo cierto es que era una mujer de acción y que le gustaban los retos. Que volviesen a juntarse la activo para terminar de planeta de una vez, que ya era tiempo.

Levantó la mirada y se encogió de hombros mirando a Kaylan - Estaba cansado y se ha ido a acostar- Se echó hacia adelante mientras el semielfo empezaba a hablar, para que no tuviese que hacerlo a un volumen alto, ya que no estaban solos del todo.

Lo último que hemos estado hablando es que deberíamos avisar a “nuestros contratadores” sobre lo que he descubierto,-pensó unos instantes con sus grandes ojos clavados en el que acababa de regresar -creo recordar que Jerim te dijo que tú  fueses mañana temprano.

Cogió aire y continuó - Yo voy a ceñirme a la misión que nos compete, no quiero participar en nada más de lo escuchado esta noche - Obviamente se refería a la parte del enano, del que no había ningún dinero a la mano y ni siquiera a la vista- así que seré una de las que vaya mañana al norte de la ciudad. Nos podemos ver en algún lugar a media mañana por aquella zona para ponernos al día, contigo y si alguno quiere ir al asunto del enano.

Miró a su alrededor, con expresión tranquila, a ver si alguien más se le unía. Lo único que quería era saber el nombre de los que la acompañarían y acostar se a descansar de una buena vez.

Mañana pondré al tanto de todo a Jerim.

Levantó la mirada y se encogió de hombros mirando a Kaylan - Estaba cansado y se ha ido a acostar-

- A acostar? Estamos hablando del mismo Jerim? El que cierra bares y tabernas? El que exprime hasta la última jarra de cerveza del local?- Una sonrisa se dibuja en mis labios. Cat debe de estar cubriéndole. El elfo supone que habrá encontrado con quien pasar una noche cálida y que lo veremos por la mañana.

Mientras Kaylan espera que Duncan o Gilen tomen la palabra, escucha atentamente las palabras de la semielfa.

- Estoy de acuerdo en que no deberíamos de desviarnos de la misión principal. Al menos, no todos. Nos retrasaríamos demasiado en nuestro encargo y puede que las muertes se vayan sucediendo; algo que sin duda no alegrará al Gran Consejo. 

Pienso durante unos instantes.

- No estoy de acuerdo. No creo que todavía haya nada de lo que informar. Las pistas siguen siendo escasas. No tenemos más que rumores que nos llevan al norte de la ciudad y hacia el puerto. Te acompañaré. Iremos juntos hacia allí. Propongo que sea cuanto antes pues, es al oscurecer y al amanecer cuando opino que tenemos mayores posibilidades de éxito. la gente, por lo habitual, no es dada a peligrosas habladurías a plena luz del día, pero... quizás... a estas horas, podamos encontrar alguna pista de mayor calado.

Hago una pausa esperando que nuestros dos acompañantes se pronuncien sobre su apetencia para venir con nosotros u ocupar su tiempo en otras lides.

- En cualquier caso, me encuentro preparado para marchar.

Si bien es cierto que Kaylan y su compañera no han tenido tiempo en demasía para conocerse, quizás, piensa el joven, aquélla sea una oportunidad para hacerlo.

Gilen bosteza copiosamente al terminar de hablar Cat y Kaylan ehh... mañana, puerto. Entendido. Dice, cabeceando del sueño... había tratado de aguantar un poco más, pero el asunto de Duncan pareció haberse resuelto sin demasiada violencia en un "parpadeo".

Seguro de haberse quedado dormido más de una vez en el último minuto, el labriego se despide por la noche entre balbuceos ininteligibles y se dirige al sieito donde ha estado durmiendo desde que llegase a la ciudad.

El gestó de Cat cambió a extrañeza cuando el semielfo mostró discrepancia. Alzando las manos con las palmas frente al chico y encogiéndose de hombros, no pensaba discutir nada en absoluto -Jerim te ha dicho que vayas a informar de lo que he descubierto sobre ese grupo que puede interesar a nuestros contratadores -Decidió repetirse, a ver si así se acordaba mejor - Los que estaban hablando de ocultarse de la Orden de la Fe, tienen algo que les puede interesar -Esperó pacientemente a que se encendiera la bombilla de su cabeza sobre el tema ya hablado.

Parpadeó mirándolo, no consideraba buena idea estar continuamente cambiando de opinión, o hacer las cosas sin que todos tuviesen la información de los demás. No demostraba demasiada cohesión en el equipo, lo cual por otra parte era normal para el poco tiempo que llevaban siéndolo, y el cansancio acumulado hacía el resto.

Levantó la vista cuando se marchó el humano joven, que parecía reforzar sus impresiones. Suspiró y se encogió de hombros- En cualquier caso, -menudo desastre- será mañana cuando se hagan las cosas cuando todos estemos al corriente, ahora toca descansar.  

Espero que Jerim aguante bien mañana después del homenaje que se estará dando.

Hemos quedado aquí a primera hora, te lo digo por si decides no ir a avisar a los de la Orden.

Levantó la mano a modo de despedida y encaminó sus pasos en dirección a la entrada, a que le dieran la llave de la que iba a ser su habitación aquella noche.

Mañana será otro día. Promete ser largo.

La joven miró a Jerim algo sonrojada pero sin dejar de mirarle a los ojos, estaba acostumbrada a los piropos pero sin duda que lo hicieran de una forma más personal sí que hizo que la joven se ruborizase.

Ante las palabras del hombretón, Erika se pasó una mano por el cabello para atusarlo y colocarlo allí donde debía estar, luego entornó los ojos y suspiró al tiempo que comentaba animada:

-Así es, me llaman así desde que era una niña y ya no lo soporto, hace tiempo que no me siento como la mocosa que corría por la taberna y ese nombre ya no me causa cariño alguno.-

La camarera se encogió de hombros y continuó conversando mientras cruzaba los brazos a su espalda y se apoyaba en la pared de la taberna:

-Me alegra que os haya gustado el estofado.-,dijo sonriendo ampliamente, -Pero entonces, ¿partís mañana? No suelen venir forasteros tan interesantes y estoy segura que podríais contarme mil historias de vuestra vida en el mundo.-

Jerim pudo percibir como el tono de voz de aquella joven denotaba cierto anhelo por conocer el mundo fuera de Palanthas, ver más allá de la realidad de su vida en la taberna entre platos y vasos. Sus ojos centelleaban a la luz de la luna, parecía perderse por un instante en sus pensamientos.

- Entonces, si me lo permitís, será mejor que me dirija a vos como simplemente Erika, ¿verdad? - le pregunté.

A la tenue luz de los faroles de la calle pude ver como los mofletes de la joven comenzaban a sonrojarse, pero manteniendo la mirada con firmeza. Comenzó entonces a atusarse el pelo y colocarlo. Cuanto más miraba ese cabello más quedaba encandilado. Cruzó los brazos tras su espalda y se echó hacia atrás apoyándose en la pared. La pose permitía distinguir mejor su figura por encima del vestido, las luces y sombras del exterior ayudaban a acentuarla.

- No, para nada, de momento permaneceremos unos días más por la ciudad - dije -. Podré disfrutar un poco más de vuestro estofado y, espero, también de vuestra compañía - añadí complementando el comentario con una sonrisa.

Erika no parecía estar a gusto con su vida en la taberna. En cierto modo me recordaba a Gilen, aunque Gilen había logrado separarse de su vida anterior y ahora recorría el mundo conmigo, parecía que la joven tenía la cabeza mejor amueblada que el joven que me acompañaba.

- No todas mis historias son alegres, pero estoy seguro que algunas podrían contentar a vuestra curiosidad, ¿sabéis cuándo podremos tener tiempo para sentarnos a hablar? - le pregunté a Erika.