Partida Rol por web

Los albores de la Magia

0.- Prólogo

Cargando editor
18/04/2018, 12:22
Narrador

Palanthas, la hermosa joya del imperio de Solamnia, ciudad de mercaderes y exótica belleza, centro neurálgico del motor económico de casi todo Ansalon y, sin embargo, un aterrador paisaje en estos tiempos.

Hacía tiempo que la ciudad más importante del reino estaba siendo víctima de los más terribles rumores acerca de asesinatos y desapariciones. Durante semanas, los Palanthianos habían ido alimentando la figura de un oscuro ser que había traído de vuelta a la ciudad las artes arcanas más oscuras imaginables. Con más leyenda que verdad, las historias acerca de un conjurador malvado se habían hecho presentes en la ciudad y transitar por la noche las calles se había tornado una actividad poco aconsejable.

Aún así, aquella noche era especialmente hermosa, la antaño conocida como Solinari, la luna blanca, se encontraba en lo alto de la bóveda celeste custodiada por un mar de estrellas centelleantes y su esplendor consolaba el alma de los más tristes. Con aquel marco incomparable, una hermosa joven caminaba en sus soledades perdida en sus pensamientos. Swea Ithamar, un alma errante, había llegado a la ciudad y buscaba quizá un lugar donde pasar la noche y ganar algunas monedas con su talento. 

Gracias a su buen hacer, sabía de la existencia de al menos tres tabernas donde podría poner en práctica sus artes y llevarse un plato caliente a la boca para saciar su estómago. La joven bardo había llegado desde el este a la ciudad y se encontraba esos lares de Palanthas con su destino a elegir, " La Joya de Branchala", posada conocida por su cercanía al consejo de Caballeros, se encontraba en pleno centro de la ciudad. Más al sur, cerca de la salida meridional, se encontraba una más modesta pero igualmente útil para Swea, "La Jarra Rota" era transitada por mercaderes recién llegados y quizá sería un destino interesante. Por último, en la zona portuaria, al norte de la ciudad tenía la última opción hábil, "El Ancla de los Mares", marineros y pescadores eran los parroquianos de dicha taberna ambientada con su peculiar olor a agua salada.

La noche aún era joven y Swea tenía mucho camino que recorrer antes de descansar sus piernas.

Cargando editor
19/04/2018, 13:05
Swea Ithamar

Había añorado la ciudad. Aunque era la primera visita de Swae a la misma.

Nunca había temido las leyendas, ni siquiera las más siniestras, todo lo contrario, la atraían sin remedio, quizás por eso había elegido precisamente este momento para regresar a Palanthas. Caminaba despacio, por calles recordadas, recreándose en el hermoso contraste que ofrecía la luz de la luna con los hermosos edificios siluetados en la oscuridad y disfrutando por unos instantes de la nocturna soledad sin preocuparse por la ausencia de sueño que la acompañaba desde hacía tantos años.

Sus pasos era apenas unos susurros rítmicamente acompañados por el roce de su capa contra las piedras que formaban la elegante calzada de las zonas nobles de la ciudad. Caída la capucha, el aire frío resultaba agradable, algunos cabellos sueltos acariciaban su frente mientras los ojos de profundo azul oscuro alternaban ociosamente entre los puntos de interés del paisaje que la rodeaba. Podría haberse pasado así toda la noche, pero sabía que el tiempo se volvería más inclemente y probablemente su estómago también pusiera objeciones a dicho plan en breve. No era una mujer pobre, había conseguido unos pequeños ahorros a lo largo del tiempo, pero siempre prefería no gastar más de lo estrictamente necesario, pues los tiempos de necesidad siempre llegaban, y además, adoraba su trabajo, le permitía disfrutar del momento sin distracciones.

Descartó la posada del centro, mientras más lejos de los caballeros mejor, había un odio viejo hacia ellos, uno que venía de otra vida, pero cuya llama nunca se apagaba, pero tampoco creías gracias a el recuerdo de un joven sinceramente preocupado por una hermana. “La Jarra Rota” era, objetivamente, la mejor opción, pero ávida de rumores sobre la oscura historia que se había instalado en la ciudad, optó por la taberna donde posiblemente la lengua estuviera más suelta sobre el asunto, así que “El Ancla de los Mares” fue el destino elegido por la barda.

Siempre estaría a tiempo de cambiar de opinión si el ambiente no le gustaba.

Cargando editor
21/04/2018, 03:03
Narrador

Los pasos de la recién llegada a la ciudad le llevaron lenta pero irremediablemente a su destino elegido. Las calles se encontraban totalmente desiertas, tétricas a los ojos de Swea. La noche quizá fuera un amparo para unos pies expertos y ciertamente la joven bardo se movió con presteza para alcanzar el norte de la ciudad. La brisa comenzó a tornarse más fría al estar el inmenso mar a la vista, asimismo, un olor fuerte a húmedo y sal inundó las cavidades nasales de la chica.

Una luz desafiaba la noche, una brillante luz cálida que provenía de la cercana taberna a la que se dirigía ella. Ningún sonido parecía elevarse en mitad de la noche y, cuando finalmente alcanzó la entrada del local, Swea pudo echar un vistazo al interior antes de penetrar en sus dominios. Hombres cansados y marineros absortos en el fondo de sus jarras era lo que poblaba aquella noche "El Ancla de los Mares", un público quizá habitual en aquel paraje mas curiosamente apagado y taciturno. Cuando Swea entró en el salón de la taberna, algunos presentes se giraron para interesarse por el recién llegado mientras que otros simplemente hacían caso omiso de la intromisión.

El tabernero fue quizá el más preocupado por escudriñar la entrada y mirar de arriba a abajo a su nuevo cliente. Un sonoro esputo salió disparado de sus fauces alertando a la joven de que debía andarse con cuidado en aquel lugar y no buscar problemas:

-Cierre la puerta joven.- ,le gritó desde la barra.

El tabernero se quedó inmóvil aguardando los movimientos de la joven mientras que el resto de asistentes volvían al fondo de sus bebidas y a perderse en sus pensamientos.

Cargando editor
23/04/2018, 15:18
Swea Ithamar

Una vez consumida la euforia del regreso, no pudo evitar contagiarse del ánimo de la ciudad, y cuando cruzó el umbral de la otrora alegre taberna, el frío y el ambiente habían mellado ligeramente el espíritu de la chica. La sensación térmica de su cuerpo aumento casi de inmediato, pero fue la única, no esperaba ver hombres vacíos de esperanza y cansados de corazón y eso la afectó de manera inevitable.

Salir de allí y buscar otro lugar fue su primer impulso, pero hubiera sido tremendamente descortés para alguien que se ganaba la vida con palabras. Tenía que verlo como una oportunidad, no todo era alegría y diversión, la gente pagaba por la tristeza, todo dependía de las situaciones.

Rostro descubierto, pelo recogido en una coleta baja, ligeramente despeinado por la brisa. La capa se abría mostrando una falda a la altura de las rodillas, debajo de las cuales, unas mallas de suave lana abrigaban sus piernas. Todo en tonos azules oscuros. Botas de viaje, más sucias que limpias, y su inseparable braga rodeando su cuello. La enfundada guitarra a su espalda solía delatar su profesión. Se sentía orgullosa de la funda que protegía el instrumento, pues le había acoplado lo que consideraba un ingenioso forro cosido al interior y relleno con una buena cantidad de plumas de ganso hasta que fue lo suficientemente mullido como para aguantar golpes y caídas y mantener a salvo a su valioso inquilino.

Cerró la puerta y se acercó a la barra caminando de forma pausada, mirando aquí y allá con curiosidad, pero sin detenerse más de un par de segundos, no correría el riesgo de ofender a nadie hasta que se plantó frente a la barra.

Buenas noches no consideraba que su aspecto fuera tan desaliñado o inapropiado para que escupiera, así que dedujo que tal vez vez fue su ocupación la que molestó quisiera algo de comer y un poco de vino para beber pidió con ese ligero acento que le salía de forma prácticamente natural que había acompañado a Swae desde su nacimiento. No añadió el por favor, hubiera estado fuera de lugar, optó por la educación sencilla, no por la elaborada.

Cargando editor
26/04/2018, 13:09
Calum Greenwater

El tabernero enarcó una ceja intrigado al contemplar la belleza de Swea cuando esta se descubrió el rostro. No era habitual ver clientes tan pintorescos en aquella taberna y menos aún en noches tan impías.
Ante la petición de la joven, una especie de gruñido brotó de lo más profundo de su garganta, parecía incomodarle tener que trabajar, como si la llegada de Swea le estuviese interrumpiendo en sus quehaceres, cosa sorprendente al ver el poco público asistente.

Girándose, el tabernero hizo una seña a lo que debiera ser el cocinero, al tiempo que sacaba una botella no demasiado limpia para servir una copa de vino a la recién llegada. Sin apartar la vista del líquido carmesí, aquel tipo exclamó en tono hosco:

-Hoy sólo tenemos sopa de pescado, al menos os calentará el cuerpo.-

Con semejante aviso, Swea pudo hacerse una ligera idea de la comida que iban a servirle. Sin embargo, antes de que siquiera pudiera sopesar pedir otra cosa, el tabernero deslizó un plato humeante con un líquido grisáceo espeso y un pescado troceado conservando cabeza y cola dentro del plato. El tabernero alargó también algo de pan y una cuchara burdamente labrada. Una vez servida, volvió a su maestría limpiando jarras mientras comentaba con más desinterés que atención:

-Y bien forastera, ¿qué os trae por estos lares?-

Cargando editor
28/04/2018, 10:31
Swea Ithamar

Había comido cosas peores en sus primeros viajes, mientras aprendía su oficio, así que era bastante adaptable en lo referente a la comida, además, se negaba a echar de menos cualquier cosa, la mejor manera de vivir era no mirar hacía atrás.

Sopa está bien.

Se sentó en uno de los taburetes, dejando en el más cercano su mochila y su guitarra, ambas cosas con delicadeza. Luego cogió la cuchara y la hundió sin miramientos en el grumoso plato, la verdad es que estaba hambrienta, por eso el intenso sabor a pescado no le supo tan mal, y además estaba caliente.

Trabajo contestó por fin a la pregunta del tabernero mientras su mirada se desviaba hacia el instrumento que acababa de depositar junto a ella estuve en la ciudad cuando apenas era una niña comenzó a contar con voz suave, tomando otra cucharada y bebía un sorbo de vino con parsimonia, las prisas por hablar siempre resultaban ser tomadas como una conducta sospechosa y la verdad es que la recordaba de otra manera miró a los ojos del posadero con expresión nostálgica no sé, más alegre, con más gente en las calles... añadió pausando unos segundos como si estuviera rememorando un recuerdo ahora parece triste y lóbrega aprovechó para pasear su mirada por el local, como si este fuera un reflejo de las palabras que acababa de pronunciar.

Troceó un par de pequeños mendrugos del pan en la sopa distraídamente pero aún así espero poder encontrar un lugar donde a la gente pueda gustarle lo que hago odiaba ofrecer su música de manera directa, era algo que siempre le había molestado, aunque no tenía un motivo real para ello.

Cargando editor
02/05/2018, 17:50
Calum Greenwater

El tabernero se detuvo un instante para escuchar con atención las palabras de la recién llegada. Lo cierto era que su voz suave le agradaba y sus palabras prudentes cargadas de cierta nostalgia se le antojaron aún más reconfortantes, para su propia sorpresa.

El viejo Calum depositó la jarra que tenía en las manos tras la barra de la taberna, junto al resto de vajilla dispuesta para cumplir su propósito. Tras esto, se colgó el trapo que llevaba consigo al hombro y se reclinó sobre la superficie de madera para conversar con Swea:

-La ciudad ya no es lo que era, tenéis razón.- ,su voz se ensombreció un poco, -Los últimos acontecimientos tienen a los Palanthianos con el miedo metido en los huesos...-

El tabernero parpadeó un par de veces recordando que hablaba con alguien que llevaba tiempo fuera de la ciudad. Tras incorporarse levemente, miró a su alrededor, como si quisiera evitar que más oídos puedieran escuchar la conversación:

-Vos lleváis tiempo fuera por lo que no sabréis de las muertes y desapariciones.- ,el silencio hizo una pausa un tanto tensa, -Son tiempos sombríos sin duda y, por si fuera poco, la Orden de la Fe está más agresiva que nunca, en fin...-

Calum suspiró con resignación y recuperó su semblante recio de tabernero del puerto:

-Trabajo decís, quizá podría conseguiros algo por estos lares, siempre hay algo que hacer en esta zona de la ciudad, ¿a qué os dedicáis joven dama?-

Cargando editor
03/05/2018, 13:16
Swea Ithamar

Reconoció en los movimientos del tabernero una búsqueda de intimidad a la hora de hablar, una búsqueda de complicidad en el oyente que Swea estaba más que dispuesta a brindarle. Primero su boca se abrió ligeramente, sorprendida porque algo pudiera meter el miedo a los palanthianos, virando tenuemente a horror cuando nombró las muertes y desapariciones, asintiendo cariacontecida cuando apareció en escena la Orden de la Fe, dejando claro al hombre que era consciente de esto último y que no estaba muy de acuerdo.

Volvió a beber despacio, dando un respiro a su interlocutor, ella quería más información, pero no iba a forzarle de inmediato, sería contraproducente.

Ni soy joven ni soy dama contestó con una media sonrisa, a sus veintitantos debería estar casada y con hijos pero gracias seguramente lo había dicho como un cumplido, aunque ella no lo sintiera como tal. Acaricio la funda de la guitarra con la mano izquierda soy bardo aclaró creo que se me da bien cantar, tocar, incluso hay que opina que dibujo bien redujo la media sonrisa anterior con estudiada modestia pero ya sabe lo que se dice sobre los gustos... llevó una vez más la cuchara a su boca, dando tiempo de nuevo.

Esas muertes y desapariciones su rostro lleno de preocupación cuando lo alzó ¿qué debo evitar? Casi susurraba ahora debo admitir que me habéis llenado de temor, pues siempre había considerado esta ciudad como un bastión de la seguridad por la forma en la que el tabernero la había mencionado estaba casi segura de que la apreciaba ¿sería posible que me contarais algo más? No quiero terminar en el lugar equivocado lo miró como si eso fuera a ocurrirle en cualquier momento.

Cargando editor
17/05/2018, 13:47
Calum Greenwater

El tabernero enarcó las cejas ante la revelación de Swea de que era un bardo trotamundos, cuando menos viajera. El hombre sin embargo contestó la última pregunta de la joven cuando le inquirió acerca de los rumores que asolaban Palanthas con terroríficas muertes y desapariciones:

-¿Evitar? Quién demonios sabe, al parecer ni siquiera la orden tiene idea de quién está detrás de tan funestos rumores y habladurías, es sin duda algo preocupante y los palanthianos vivimos tiempos oscuros.-

El rostro de Calum se ensombreció más aún de lo que estaba habitualmente, negó con la cabeza para alejar fantasmas de la conversación y regresó a la joven frente a él:

-Me temo que poco puedo contaros pero sí me gustaría ofreceros algo, hace tiempo que no gozamos de la alegría de la música en esta taberna y os ofrezco mi techo y una cama donde podréis pasar la noche a cambio de unas canciones que alegren un poco este lugar. Si aceptáis podremos conversar más tarde una vez cerrada la taberna, pensáoslo mientras termináis la sopa, yo he de....bueno, he de ir atrás a desalojar la última cerveza que tomé...-

El tabernero dejó el trapo que tenía en sus manos sobre la barra cerca de Swea, la mugre que contenía aquel trozo de tela era preocupante, aunque viendo el aspecto general de la taberna tampoco era sorprendente. La sopa aún estaba caliente y la joven bardo tenía la oportunidad ahora de aceptar el encargo o bien seguir su camino.

Cargando editor
18/05/2018, 12:28
Swea Ithamar

No estaba dispuesta a pagar cualquier precio por una historia. Se prometió a si misma que el miedo nunca más podría con ella, pero para que eso fuera posible, se había armado con la prudencia como escudo. Existía la posibilidad de que no quisiera hablar sobre un tema complicado en presencia de unos cuantos marineros, por supuesto, pero también era probable que las intenciones del tabernero no fueran hablar, y ella hacía tiempo que había dejado de tener fe en la buena voluntad de las personas.

Contó unas pocas monedas y las dejó sobre la barra junto a la sopa sin terminar. Un poco más de lo valía lo que le acababan de servir, no era una ladrona y el hombre la había atendido después de todo. Cogió sus trastos con la rapidez de quien está acostumbrado a vivir en el camino, y se echó la capucha antes de salir por la puerta a la noche palathina.

Tendría que probar suerte en otro lado, así que decidió encaminar sus pasos hacia el barrio de mercaderes, quizás allí las cosas no estuvieran tan tensas y algunos de ellos tuviera las mismas ansias que ella de averiguar que estaba pasando. Recordaba ligeramente “La Jarra Rota”, las tabernas y posadas eran reacias a cambiar de aspecto, gran parte de su atractivo era que muchos las consideraban una especie de segundo hogar, un lugar agradable y acogedor en donde descansar y olvidar lo que fuera que uno quisiera olvidar.

Decidió ir por calles anchas y bien iluminadas. Por si acaso.

Cargando editor
02/06/2018, 19:43
Narrador

Tan pronto como Swea se levantó de su asiento dejando huérfana la proposición del tabernero, varios improperios salieron disparados del dueño del establecimiento, sin duda la reacción de la joven muchacha no era la que él esperaba.

La noche ya estaba cerrada y sólo las estrellas centelleantes desafiaban la oscuridad. Asimismo los candiles que sorteaban las calles hacían lo propio iluminando las calles principales.

Lo cierto era que a tan altas horas de la noche sería difícil darse de bruces con alguien en la calle, una brisa fría salida del puerto bajaba rauda haciendo que los huesos notasen la baja temperatura y la humedad. El silencio era notorio y el camino hasta "La Jarra Rota" aún era largo.

Al menos unos minutos llevaría caminando cuando un par de sombras tomaron forma en el otro extremo de la calle que transitaba Swea, no podía discernir las figuras pero al menos sí podía ver claramente que dos personas llevaban el camino contrario a ella. En un vistazo de soslayo, la joven bardo comprobó que se hallaba en soledades en aquella ruta y que, de no evitarlo, se toparía directamente con aquellas dos almas.

Con unos pasos más, Swea al fin diferenció lo que parecía un hombre y una mujer, ambos ataviados con capas de viaje negras y poco más que sus ojos pudieran describir. Las dos figuras también notaron la presencia de Swea y esto no les hizo cambiar el rumbo lo más mínimo o siquiera un gesto identificativo.

Cargando editor
04/06/2018, 11:26
Swea Ithamar

Prefería unos cuantos insultos a la posibilidad de verse envuelta en una situación peor. Había esperado una posada mucho más alegre, con camareras, tal vez la esposa e hijos del dueño, prostitutas... pero no, solo misterio y una petición de dudosa índole, por eso no se arrepentía de su decisión.

Se ajustó la capucha de la capa, el buen material ayudaba a que la humedad no se asentara en el tejido y enfriara su cuerpo más de lo normal. No había obtenido mucha información verbal, pero las actitudes y la situación de la posada que acababa de abandonar eran un reflejo del ambiente que se comentaba sobre la ciudad. Iba dándole vueltas a lo tétrico de la situación cuando el sonido de pasos interrumpió sus pensamientos. Sopesó la posibilidad de desviar el rumbo, pero seguramente ella resultaría igual de amenazadora que la pareja que se aproximaba, así que mantuvo el ritmo y la dirección, después de todo, no era alguien que no estuviera acostumbrada a pasar por situaciones parecidas.

Eran demasiado escasas las personas que caminaban por la calle, era tarde si, pero Palanthas era una ciudad muy grande y no debía resultar extraño que fuera más gente la que buscara el amparo de la noche para “trabajar” o simplemente divertirse de forma anónima.

Cargando editor
06/06/2018, 13:49
Director

El camino se cruzó para Swea y las dos figuras encapuchados. Indudablemente la joven bardo diferenció un hombre y una mujer, ambos parecían observarla directamente y apenas a unos pasos de distancia entre ellos la mujer hizo ademán de adelantarse y exclamó:

-Disculpad, ¿sois de por aquí? Viajamos un poco perdidos por la ciudad y la fortuna parece habernos cruzado con vos. ¿Podríais ayudarnos?-

Swea pudo ver la expresión de la mujer que le planteaba aquella cuestión, no identificaba nada en su rostro fuera de lo normal, rasgos comunes y expresión anhelante. Su compañero por contra se mantenía un paso por detrás de ella inmóvil, como si estuviera ausente de la situación.

La noche se mantenía tranquila, tanto que ningún sonido interrumpía la quietud nocturna, tan sólo el lejano mecer del mar en el puerto de Palanthas.

Cargando editor
07/06/2018, 13:23
Swea Ithamar

No era una persona asustadiza, la vida la había golpeado las suficientes veces para temer al miedo, pero también le había enseñado que no se podía vivir pendiente de él. Un equilibrio prudente era lo más aconsejable, esa era la conclusión a la que había llegado tras analizarlo con detenimiento.

No soy de aquí, pero he visitado la ciudad en varias ocasiones no descubrió su rostro, aunque si lo enfrentó al de la pareja, por lo que se hizo mucho más visible quizás pueda ayudaros con una mano acomodó el instrumento enfundado mientras que la otra permanecía casi entera en el mango de la amplia capa, aunque no portaba arma alguna en las proximidades.

Sus ojos alternaban entre las dos personas, y mantenía una distancia de seguridad entre ella y la pareja, después de todo, el silencio permitía que las palabras pronunciadas llegaran con claridad a los oídos de sus destinatarios.