Partida Rol por web

La joven exploradora se incorporó dejando en sus soledades a Gilen y Jerim sentados a la mesa mientras conversaban. Los ojos y oídos de Cat estaban alerta por si, de entre bullicioso salón de aquella taberna, lograba sacar algo de jugoso contenido. Sus pasos la llevaron cerca de la mesa que había tenido antes en sus sospechas, la voz de uno de los tres hombres que había observado con atención, se elevó hasta ella haciendo que sus puntiagudas orejas captaran sus palabras:

"...bemos perder más tiempo aquí maeses, debemos partir de inmediato, al amparo de la noche, así tendremos la oportunidad de burlar los malditos ojos de la Orden de la Fe. / Así es, pero debemos ser cautos, el asunto que tenemos entre manos es más peligroso de lo que supusimos en un principio, debemos salir de Palanthas y llevar esto al este, en pocos días llegaríamos a tierras fuera de Solamnia donde nos recibirán como héroes si les llevamos esto. / Tienes razón pero, ¿Istar? Aquello no es más que un yermo, ¿crees que queda esperanza? / Si la hay o no, es algo que...."

El ruido del bullicio se alzó de nuevo en el salón haciendo imposible que Cat oyera nada más. Aquellas palabras estaban cargadas de secretos, al menos era lo que en una primera impresión la joven exploradora pudo percibir. Aquellos hombres sombríos tenían entre manos un asunto que parecían interesados en ocultar a los caballeros de la fe. 

Cat, en un irrefrenable anhelo por seguir escuchando casi cometió el error de girarse hacia ellos pero, tan prudente como siempre, siguió con su deambular por el salón. Desde su posición, pudo ver como Kaylan bajaba de la primera planta presto hacia la barra, parecía algo excitado, como si tuviera prisa por hacer algo. Allí, sentado hablando con el tabernero, se encontraba Duncan igualmente, ¿tendrían éxito donde Jerim no lo consiguió?

El joven semielfo bajó como una exhalación desde la planta superior y se acercó donde Duncan estaba sentado. El tabernero mantenía una expresión en su rostro de expectación, aguardando que el espadachín le dijera algo. Sin embargo, al ver llegar a Kaylan tan raudo hacia él, el hombretón preguntó intrigado:

-¿Y bien? Vos sois el tercero que viene de la misma mesa, ¿qué queréis vos ahora? Mi paciencia comienza a agotarse.-

Bernard depositó la jarra de metal que tenía en las manos sobre la barra mientras que se apoyaba con el otro brazo y miraba inquisitivo a aquellos dos frente a él:

-No tengo toda la noche señores, sed breves o idos de una maldita vez.-

 Los acontecimientos habían tomado un giro inesperado. Sin duda la Srta. Lafont se había convertido, al menos aparentemente, en una muy buena pista pero... el problema quizás era precisamente ese... se trataba sólo de una mera informadora o se había convertido en algo más....? 

El joven semielfo bajó como una exhalación desde la planta superior y se acercó donde Duncan estaba sentado. 

Si bien era imposible negar que había descendido al piso inferior de la taberna muy turbado, tan pronto como Kaylan percibió el nuevo entorno, logró serenarse y experimentó una transformación. Le hubiera gustado reunirse previamente con sus compañeros de misión pero, de forma irremediable, sus pies le condujeron directamente hacia la barra, hasta el lugar en el que se encontraba precisamente Goldwine, el "carcelero" de Diana.

Le sorprendió encontrarse con Duncan sentado a la barra enfrente del hospedero. Kaylan esbozó la mejor de sus sonrisas, sus ojos, para aquellos que supieran interpretarlos, despedían viveza.

Le sorprendió encontrarse con Duncan sentado a la barra enfrente del hospedero. Kaylan esbozó la mejor de sus sonrisas, sus ojos, para aquellos que supieran interpretarlos, despedían viveza.

El tabernero mantenía una expresión en su rostro de expectación, aguardando que el espadachín le dijera algo. Sin embargo, al ver llegar a Kaylan tan raudo hacia él, el hombretón preguntó intrigado:

-¿Y bien? Vos sois el tercero que viene de la misma mesa, ¿qué queréis vos ahora? Mi paciencia comienza a agotarse.-

Bernard depositó la jarra de metal que tenía en las manos sobre la barra mientras que se apoyaba con el otro brazo y miraba inquisitivo a aquellos dos frente a él:

-No tengo toda la noche señores, sed breves o idos de una maldita vez.-

- Si no me equivoco usted debe de ser maese Goldwine, tabernero de prestigio. Su fama le precede allí donde voy. Comentan que es usted, además de hospedero de oficio, mago del mercadeo y las finanzas.- Kaylan hizo una pausa esperando que el tipo digiriese sus palabras. - Tiene usted algo que quiero Sr. Goldwine. Tengo entendido que la señorita Lafont tiene con usted una deuda.... me propongo saldar esa deuda en este mismo momento.- Kaylan depositó en la barra ante la mirada de Goldwine y de Duncan una bolsa con las diez monedas debidas. La bolsa repiqueteó al ser depositada en la barra.- No obstante, si la realidad responde a vuestra fama, no dudo que os interesará la posibilidad de ganar el doble de lo pactado con la bardo.- El semielfo dejó caer una nueva bolsa pareja junto a la otra.- La cuestión es sencilla maese Goldwine: le propongo un doble, o nada. Jugaremos a un juego: tres cáscaras de nuez y un pequeño guisante. Si usted adivina a la primera en cuál de las cáscaras se esconde el guisante: se queda con las veinte monedas de oro, y yo con la señorira Lafont. En caso contrario, bolsas y bardo, serán mías.

Aquí nuestro amigo el Sr. Duncan, mercenario y experto matador, puede hacer las veces de testigo.

Dígame Señor Goldwine, será hoy usted un hombre inmensamente rico?

Durante la conversación el semielfo ha lucido la mejor de sus sonrisas y gran seguridad en cada una de sus palabras.

El mercenario hizo un chasquido con la lengua intentando ocultar su desaprobación. No sólo porque fuera el timo más antiguo del mundo si no, porque además, intentaba engañar al peor objetivo. Las tabernas de una gran capital, y más las que se mantienen activas a altas horas de la noche, son cobijo de tramposos y maleantes. Si un tabernero se dejara engañar tan fácilmente, no podría mantener el negocio mucho tiempo.

De todas formas, ya le habían metido en este embrollo y tendría que salir de paso de la mejor forma posible. – Bueno, sólo venía a por bebida.- Dijo Dan sur encogiéndose de hombros.

El mercenario se mantuvo expectante a la respuesta de Bernard, sin perder de vista a Kaylan. Tendría que estar atento a los movimientos del pícaro.   

Mientras conversaba con el tabernero, Kaylan no perdía de vista las reacciones de Duncan. Por lo que era capaz de apreciar el semielfo, éste no aprobaba su jugada. No resultaba difícil adivinar que, probablemente, el mercenario creía aquel juego demasiado anodino o habitual. Lo que no sabía es que Kaylan llevaba viviendo de aquello desde los seis años. Con los dedos de una mano podían contarse las veces en que aquel juego no le había reportado pingües beneficios.

Aprovechó también una rápida mirada mirada para procurar apreciar el lugar donde se encontraban el resto de sus compañeros.

Cat sabía pasar desapercibida cuando se lo proponía. Mucho. Su vida había dependido de esa capacidad innumerables veces. Se había colocado en la barra, mirando hacia el interior, las personas que la habían tenido cercana seguramente ni la recordarían si alguien les preguntase después.

A los extraños de la mesa no los miró ni una vez, sino que se quedó concentrada en lo que decían mientras clavaba su mirada en el fondo de la jarra, los oídos elficos de su padre le traían con claridad palabras secretas, oscuras intenciones, anhelos de heroicidad dudosa...

Era imposible que se hiciera una idea clara con tan pocos datos, pero había que tenerlos en cuenta todos, no era tan ilusa como para pensar que su único raciocinio sobre ese puñado de frases fuese suficiente para desenmascarar la verdad.

Tengo que hablarlo con el resto del grupo.

Tras dar un barrido situando a sus otros compañeros, se giró con tranquilidad, pese a que el ritmo cardíaco era un poco más acelerado de lo normal, dio unos pasos a ritmo estándar, relajada, como si se lo estuviera pasando estupendamente en aquella taberna y solo estuviese pensando en disfrutar del estofado del que se hablaba en los corrillos.

Yo quiero un plato -Contestó pese a que ella no había sido invitada al manjar por parte de la chavala, tenía dinero para pagarlo.-Y otra cerveza fría.

Se sentó junto a Jerim, dejándose caer con brusquedad, era bastante bruta a veces. Algo lógico por normalmente solo juntarse con hombres poco delicados, por decirlo de manera suave.

Espero que no tarden demasiado los demás, parece que todos hemos tenido más o menos exíto en nuestra búsqueda.

Miró con complicidad al hombretón y luego al muchacho, con seriedad - ¿Con quién has estado hablando tú, Gilen?

Ya que Jerim estuvo muy distraido con el contoneo de caderas de la camarera Gilen termina de masticar el último mendrugo de pan que le había ofrecido igual ya comerá estofado piensa inocentemente, sin notar el subtexto.

Estaba en ese ocupado rumiar cuando Cat vuelve a la mesa y también le pregunta por sus resultados ¿Yo? No hable con nadie bebe un poco de cerveza para bajar el tarugo del pan que casi se le queda en la garganta al tragar apresurado para responder gulp! pero, estuve escuchando a unos caballeros en la mesa cercana a la puerta. Al parecer un señór enano estaba en apuros de entregar unos bienes de los más escasos en muy poco tiempo. Andaban algo mosqueados, pero no encuentro relación de eso con nuestro caso... ya me ayudarán a entender cuando explique todo a fondo en lo que los señores Kaylan y Duncan regresen a la mesa echa una ojeada al contenido de su tarro y decide bajar la velocidad con la que venía bebiendo Está muy buena esta, un poco más fuerte que la anterior ¿a ustéd le gusta la cerveza señorita Cat? y observa alrededor distraido, tamborileando en el borde de la mesa con los dedos de ambas manos.

Cat miró sorprendida al muchaco que le preguntaba por algo tan trivial como la cerveza, parpadeó evitando desesperarse y poner los ojos en blanco, se limitó a contestar escuetamente -Claro, por eso llevo dos.-Miró a Jelim, centrándose en lo que quería decir.

¿Te acuerdas de los que te he comentado antes que se comportaban de manera rara? - Lo miraba con complicidad -Pues lo que traman tiene que ver con ocultarse de La orden de la Fe -Bajó a mínimos su voz al nombrarla – Llevan algo hacia el este, puede que hasta la mismisima Istar. -Reprimió las ganas de volver a mirar hacia donde estaban – Esperan ser recibidos como héroes por lo que portan.

Arqueó las cejas un par de veces y se echó hacia atrás, a beber de su cerveza, sopesando opciones, al fin y al cabo a ellos les pagaban esos mismos de los que se ocultaban. No llegaba a tanto como conflicto de intereses, pero cierta inquietud si que le producía a la semielfa.

¿Crees que deberíamos informar? - La pregunta y la mirada iban dirigidas a Jerim, esperando que no estuviese demasiado disperso por culpa de la camarera que no dejaba de pasar cercana a la mesa y contoneándose más de lo que era menester.

El tabernero dejó la jarra que estaba limpiando sobre la barra, apartada de su lado para prestar toda su atención al joven que tenía frente a sí. El hecho de que Duncan pronunciara aquellas palabras y mostrara cierta desidia, fue un indicio revelador para el hombretón que regentaba la taberna y una media sonrisa se dibujó en su ajado rostro.

La mirada inquisitiva de Bernard se clavó en los ojos de Kaylan, haciendo una pausa algo tensa hasta que por fin habló con aire triunfante:

-Veréis, joven amigo, he sido el dueño de esta taberna desde que tengo memoria y he conocido multitud de trileros y charlatanes mejores que vos en estas lides.- ,el tabernero se incorporó y parecía ahora más grande de lo que era habitualmente, --Mi respuesta es un evidente y rotundo NO. Veréis pequeño incauto, si deseáis llevaros con vos a mi pequeño ruiseñor pagad su deuda.... ni más, ni menos.-

El tabernero sonrió ampliamente, cogió de nuevo la jarra que mantenía puliendo con un trapo y se quedó contemplando a Kaylan. Su semblante era impenetrable y parecía que aquellas palabras eran más que definitivas, sin embargo, una vez más, volvió a hablar:

-Aún así admiro vuestra valentía o estupidez de presentaros ante mi con semejantes argumentos, pero, entended que uno no gana dinero jugando en apuestas triviales y más aún contra unas manos curtidas como las vuestras.-

Al decir esto, Bernard señaló las manos de Kaylan, dando a entender que las había observado y captado su delgadez y agilidad inherentes. Aunque cansados, los ojos de Bernard era expertos, tantos años de regentar aquella taberna le habían hecho tan perspicaz e incisivo como una daga de acero.

La camarera apareció de nuevo trayendo consigo el pedido de Cat. Con gran agilidad, depositó en la mesa de los compañeros un humeante plato de estofado al tiempo que dejaba también una jarra de espumoso líquido dorado. Una vez más, un guiño de complicidad salió disparado hacia Jerim buscando ese flirteo propio de alguien que busca atención. Con el ligero contoneo de sus caderas, la camarera se marchó pasando tan cerca del bárbaro como le fue posible si sentarse sobre él y sonriéndole de forma pícara.

Mientras tanto, Gilen mostraba a sus dos compañeros lo que había escuchado de aquel trío tan peculiar, un asunto turbio que parecía tener como protagonista una mercancía "valiosa" según el joven iniciado en estas lides de aventurero. Por su parte, Cat expuso igualmente lo que había logrado captar de aquel grupo sospechoso que había llamado su atención, un asunto de lo más llamativo que ponía como objetivo Istar, antaño lugar importante en todo Ansalon e incógnita a día de hoy para el grupo de mercenarios.

Lo cierto era que no eran indicios, al menos así lo presentían los compañeros, de que fueran pistas que los pusieran en rumbo a descubrir el origen de los crímenes de Palanthas. Mientras tanto, sus compañeros Duncan y Kaylan, seguían debatiendo asuntos con el tabernero.

La noche avanzaba lenta e inexorablemente. Muchos de los asistentes comenzaban ya a poner rumbo fuera de los dominios de la taberna. El grupo al que había hecho alusión Gilen se levantó de sus asientos y, tras lanzar un par de monedas a la mesa, salió de allí para perderse en la noche de la ciudad. Por su parte, el grupo al que se había referido Cat, se mantenía sentado aunque la exploradora pudo captar como ya no conversaban, dándole a entender que en breves harían lo propio.

El semielfo había previsto que aquella circunstancia pudiera darse. No dejaban de ser ciertas las palabras del tabernero. Muchos años, mucha experiencia.

El beso de la bardo, no obstante, seguía quemándole en los labios.

Kaylan procedió a guardarse una de las bolsas que había depositado en la barra de nuevo entre sus ropajes.

- Es una lástima. Además de perro viejo, os hacía por un comerciante ante todo. Al fin y al cabo, diez monedas de oro no deben de suponer demasiado en vuestras cuentas ante la fácil posibilidad de ganar veinte...

El joven seguía retando con la mirada y su eterna sonrisa el viejo posadero.

- Estoy convencido de que vuestra fama ganará como hombre prudente, más no puedo responderos de los percances que ésta sufra como hombre de negocios.

Ahí tenéis las monedas que saldan la deuda de la señorita Lafont, a menos que vuestra perspicacia decida en esta última oportunidad sobreponerse a vuestra prudencia....