Partida Rol por web

Después de despedirse del resto del grupo y desearse suerte, tu y McLeud se encaminan a hacia el puente por un sector que parece ser el área de alojamiento de la nave, con camarotes y salas de estar.

Por su lado, McLeud, viendo tu cara de concentrada preocupación, muestra su buen humor y te dice:

- Por fin solos, sargento.

No te preocupes teniente que hoy tengo cosas más importantes que hacer que darte una paliza.. Digo sonriendo tratando de relajarme un poco, al fin y al cabo, estar tan tensa no me va a reportar nada bueno.

McLeud mira con buenos ojos tu actitud y con una sonrisa perversa te dice:

- Por supuesto que tienes cosas mejores. Ahoro mi hermoso y gallardo culo está bajo tu cuidado, así como tu bien formado trasero está bajo el mio.

No puedo evitar sonreir ante su comentario..

Yo diría más bien tu hermoso y " enfaldado" trasero, que por cierto, llevas algo debajo? Mejor no respondas a esa pregunta.. Digo haciendo un gesto de negación con la cabeza. Mi trasero se siente mucho más seguro ya sabiendo que está bajo tu ciudado.

Ante tu pregunta, McLeud mira a su falda y dice:

- ¿Sabes que si me dieran un credito por cada vez que preguntan eso tendría suficiente dinero para comprar algo que ponerme bajo el kilt?

La culpa es tuya, que vas provocando.. Digo echándome a reir sin poder evitarlo.

Y no te puedes imaginar hasta qué punto lo haces.. Pienso mientras vuelvo a sacudir mi cabeza por las ideas que se me pasan por ella.

Avanzan por los pasillos cuando llegan a una encrucijada. Allí Mcleud te indica un pequeña puertecilla en el techo, solo a un metro de sus cabezas. Esa era la entrada al ducto que les serviría para llegar al puente sin usar los ascensores. El teniente abre la puertecilla y te dice:

- Las damas primero, Sargento. Por el peso que cargas te ayudaré a subir.

Sí, que al revés sería un poco incómodo.. Digo volviéndole a mirar la falta riéndome. Luego con su ayuda, trato de subirme y meterme en el agujero para luego tenderle la mano a él para ayudarle a subir.

Mcleud te pide que te pares justo debajo de la compuerta. Después él se para frente a ti y pone sus manos en tu cintura. Por un momento te parece ver que al oficial las mejillas se le sonrojan, pero luego llama tu atención y te dice:

- A la cuenta de tres. brincas.

Cuando me agarra de la cintura me quedo mirándole a los ojos.. No te puedes mi imaginar las ganas que tengo de..  pero sus palabras me sacan de mis pensamientos..

Eh, si, Comprendido.. - digo esperando a que comience la cuenta.

McLeud también se te queda mirando a los ojos y se acerca un poco más. Entonces, casi susurrando, cuanta:

- Uno... dos... tres...

Quizás no salgamos de esta.. Susurro ignorando que está contando para luego pasar mis brazos por sus hombros y besarle sin ni siquiera pensármelo.

No digamos que el teniente presentó alguna clase de resistencia. A penas Eve pasó sus brazos por sus hombros, él le rodeó la cintura y la atrajo hacia sí.
Respondió a su beso, pues él también había quedado frustrado aquella noche, y una vez que se separaron sus labios, él preguntó:

- ¿Y esto? ¿Es para que muera feliz o una aliciente para que intente sobrevivir?

Me gustaría que fuera para lo segundo.. trata de que no te hieran, que no soy nada buena poniendo vendas.. Digo medio de broma, aunque en mis ojos aparece más bien una súplica. Tras separarme un poco de él vuelvo a hablar: Anda ayúdame a subir, siempre podemos seguir con esto, si te apetece, una vez salgamos de aquí..

Ian vuelve a poner sus manos a cada lado de las caderas de Eve y le dice con una sonrisa pícara:

- Ahora solo brinca, pequeña... y sn trucos, mira que no respondo de mí.

Respondo a su sonrisa y no sin antes ponerme como un tomate le respondo:

Es que ahora que por fin he conseguido estar entre tus brazos me cuesta mucho tener que alejarme de ellos.

Mis palabras han dejado su tono de broma que suelen tener habitualmente, para hablarle totalmente en serio.

McLeud te acaricia la mejilla y, soltando un suspiro, te dice:

- Ya habrá tiempo para ponernos románticos, ahora tenemos que trabajar.

Después devuelva la mano a tu cintura y te indica que saltes.

Está bien.. - digo asintiendo. Ala de una, de dos, de tres y pego un salgo para agarrarme a lo bordes del agujero e introducirme por él.