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Los Celos de la Luna +18

Entrada al bosque de plata (Zona segura)

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09/03/2025, 21:49
Morien

2 de Diciembre
Bosque de plata / Alrededores de la zona segura


La mirada del lobo se suavizó con lo que le confesaba la chica. Deseaba ser libre... pero había acabado en una jaula mucho más pequeña que en la que estaba. Un destino cruel, sin duda alguna. ¿Sería el mismo caso para las demás doncellas además de su hermana? En aquella reunión sin duda había percibido algo extraño en aquellas que habían decidido tratar con diplomacia a Drakhan, pero no habría podido explicarlo más que como inocencia. Poco faltaría para que entendiera que, más allá de eso, también podría estar implicada la marca... o lo que sea que causara. Ante eso no pudo decirle nada, quedándose en un profundo silencio, pensando en lo que la chica le había contado. Pensó que lo irónico que era que un lobo pudiera parecerse a un humano... aunque fuese un poco.

Cuando llegó la pregunta sobre la mordida, la mirada de Morien seguía de alguna forma en algún otro lugar también, melancólica... molesta no solo con Drakhan. —La doncella queda marcada por el lobo para siempre. La "reclama". El celo solo afectará al lobo que la marque, pues su esencia queda impregnada en la doncella. Queda "unida" a él —contestó con un tono ronco, negando la cabeza—. Esa marca es una maldición... una maldición que acaba matándolas si se niegan a aceptar el pacto por demasiado tiempo —y allí estaba, yendo en contra de las órdenes de Castell... pero no le importaba. Miró a la joven fijamente a los ojos, con seriedad—. Eso es algo que yo me niego a aceptar. Debe haber una forma —dijo con el ceño fruncido, apartando la mirada con algo demasiado pesada en ella.

Ante la petición de Agathe, Morien decidió aceptar. No podía decir que le debiera algo a esa joven, pero sí debía algo a alguien que lo impulsó a ayudar a aquella doncella que aún parecía anhelar la libertad. Si hubiera hecho eso mismo en aquel entonces... ¿las cosas habrían sido diferentes? Esta vez se lo concedió. Con nervios, el licántropo se transformó; su armadura se ciñó a su nueva forma y este miró con expectación a la chica. Lo que encontró en Agathe lo aterró. Por un momento prefirió la expresión que había puesto la primera vez que lo había visto... pues aquella expresión no había estado bajo el control de la marca.

La respiración del licántropo se aceleró un poco, sus ojos se entrecerraron. Sentía el suave aroma de la doncella... pero incluso si eso podía atraer sus instintos, la voluntad del licántropo y la ansiedad que sentía no dejaron que pensase en algo más. Por eso fue que cuando vio que la chica se acercó a él y extendió una de sus manos para tocarlo, Morien dio un par de pasos atrás. No se atrevió a tomar su muñeca. —La marca... —gruñó, con su tono de voz humano. El hocico y el ceño del lobo estaba fruncido, enseñando levemente los dientes— Reacciona, Agathe —dijo, con un tono de voz más claro y firme, habiendo recordado el nombre de la chica—. Eso que sientes no nace de ti —apretó los puños—. No dejes que te controle. No si quieres escapar de esta aldea algún día.

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10/03/2025, 00:46
Agathe Luain

2 de Diciembre
Bosque de plata / Alrededores de la zona segura


Agathe notó algo de esa melancolía que parecía pesar en el ojiazul, mas no se atrevió a preguntar. Era una extraña y este no tenía por qué revelarle nada de lo que sentía, así que guardó un respetuoso silencio mientras este le respondía. Eso la hizo contener la respiración horrorizada. Ahora comprendía por qué ese hombre había sido exiliado - ¿Qué... le pasó con la chica que Drakhan marcó? - y, aunque podía intuir la respuesta, quería escucharla, aunque hubo algo más que llamó su atención -. ¿Qué es eso del celo y de afectar a los lobos? -. Realmente sabían poco o nada sobre toda la situación, después de todo. Ella conocía el celo en los animales, pero ¿era lo mismo para los licántropos? Lejos estaba de comprender que era algo que afectaba a las doncellas.

Se desanimó al escuchar que morirían si no eran marcadas por un lobo - Vaya crueldad la de la diosa. Primero, nos saca de casa y ahora esto... Esta es solo otra prisión - y su animosidad bajó a un estado parecido a como estaba cuando Morien se la encontró en aquel árbol. Claro que le sonrió con tristeza cuando mencionó que quería buscar otra manera - ¿Crees que la hay? -.

Entonces, Morien cambió de forma y Agathe entró en aquel extraño estado que la llevó a anhelar el toque de su cuerpo. Sin siquiera notarlo, se llevó la mano justo debajo de su esternón y apretó con fuerza, mas no era posible para el licántropo ver nada, pues su traje cubría toda el área, mas era el lugar de su marca. Como hechizada, llevada por ese anhelo de sentir esas enormes garras en su piel, algo que jamás en su vida había codiciado, dio un paso y otro y otro... incluso intentó acercarse cuando el lobo retrocedió. Cuando estaba a punto de alcanzarlo, suspiró sonoramente de nuevo y... escuchó su nombre. Eso la hizo sobresaltarse y, al ver su huesuda mano extendida hacia este, la retrajo con rapidez. Se giró para no mirarlo, pero sus piernas, débiles por lo que recién se había apoderado de ella, cedieron y la chica cayó de rodillas en el suelo, aún conservando rastros de ese manto nevado que la había cubierto.

La chica temblaba y se abrazó para luchar contra eso, mas no podía dejar de temblar - Mierda. ¿Qué me... está pasando? -. Sin poder evitarlo, su orgullo se fue al traste y comenzó a llorar confundida y asustada, mostrando aquello que había estado atormentándola desde la mañana del día anterior -. Esa no soy yo, pero... ¿por qué me pasa esto? Lo siento, padre. Lo siento, Eurin - y se quedó allí un rato, llorando sin atreverse a dejar que Morien viera su rostro destrozado, además de que temía el terminar haciendo algo como lo que hizo de nuevo porque... no sentía temor al verlo. Ahora estaba segura, era algo diferente. Es más, quería seguir en ello. Todo eso la aterraba... y repugnaba por partes iguales.

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10/03/2025, 18:27
Maeve Ó Riain

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


El sol apenas despuntaba entre las copas de los árboles cuando emprendí el camino hacia el claro. Mi corazón latía con una anticipación inusual, una mezcla de emoción y nerviosismo que me hacía sentir torpe, como si mis propios pies no me reconocieran. La tarde anterior aún ardía en mi memoria: las palabras que Aedan me confió, los secretos que susurró en el eco del bosque, y sobre todo, la forma en que su risa se mezcló con la mía, ligera y espontánea, como si desde siempre hubiéramos sabido reír juntos. Habíamos compartido mucho más que un simple momento; en cada mirada, en cada gesto, algo dentro de mí se había reacomodado, como si una verdad que no quería admitir se hiciera cada vez más evidente.

Llevaba puesto un atuendo en tonos grises azulados, era un vestido con una capa a tono, pero debajo de su falda, existía un pantalón grueso negro, guantes y unas botas altas. Mi cabello estaba al natural, sin peinados, más salvaje en ese sentido. 

Lo encontraría de nuevo hoy. Pero esta vez, él traería un caballo, uno que me enseñaría a montar. La excusa perfecta para prolongar nuestra cercanía, para robarnos más horas en aquel rincón del mundo que parecía existir solo para nosotros. Me pregunté si también lo esperaba con la misma impaciencia, si su mente viajaba a la misma velocidad que la mía, reviviendo el instante compartido junto al fuego, cuando el nobleza encendió algo que no supe nombrar.

El bosque me envolvió con su frescura, el aroma a tierra húmeda y resina llenó mis pulmones, y de pronto, comencé a buscarlo ya con las ganas de pasar tiempo con él.

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10/03/2025, 20:35
Aedan

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


Ayer había ido tras ella por curiosidad y por deber pues se me había encomendado la tarea de proteger a las doncellas, una tarea que no me hacía gracia alguna por supuesto y que, pese a habérselo dejado claro a Castell, este me instó a cumplirla.  Hoy agradezco haber cumplido con mi deber pues hoy busco a Maeve ya no por obligación, sino por completo disfrute.  En el encuentro que tuvimos el día de ayer fui capaz de hallar algo que no esperaba encontrar, me sentí tan cercano a ella como no me había sentido a otro ser, podría decir que de alguna manera la sentía como una parte más de mí y yo como una parte más de ella.  Era pronto para aquellos pensamientos, para aquellos sentimientos, pero estaban ahí y no iba a negarlos.

Antes de despedirnos me había pedido que le enseñase a cabalgar y mi fiel percherón era la montura perfecta para hacerlo pues lo que tenía en fuerza y porte, lo tenía también en docilidad.  Lo había llamado Umbra y lo había acompañado en paseos y en la caza y aunque lo montaba, muchas veces simplemente corría a su lado en forma híbrida.

Umbra llegó solo, era de gran tamaño, tanto que podría cargar a Aedan aún en su forma híbrida, sus crines largas no estaban peinadas, pero tampoco enredadas.  Pese a ser negro su pelo brillaba con reflejos rojizos producto del sol del atardecer, sostenidos de una de las alforjas pendían un arco y un carcaj con flechas, atada a la rienda un pequeño pergamino con un mensaje mensaje.

Decidí enviar a Umbra antes con esta nota para advertirte que hoy no usaré mi piel humana, no pretendo asustarte ni sobresaltarte por eso este aviso.

La vi desde lejos, lucía increíblemente hermosa, su cabello sin peinar le daba un aire salvaje que resultaba atractivo y sensual, debí detenerme a pensar un segundo si no estaba siendo influenciado por el Celo, pues no había sentido así antes.  No parecía ser el Celo, así que junté valor y decidí acercarme, aunque con cautela.

-Maeve, estoy aquí.- mi voz llegaba desde la arboleda, pretendía avisar de mi presencia para no asustarla -Me acercaré con despacio y con cuidado, temo que el Celo me esté afectando.  Si llega a ser así monta un Umbra y él te llevará de vuelta a la aldea, sólo tendrás que mantenerte en la silla, el conoce el camino- esperaba que no fuera eso, pues quería disfrutar de otro encuentro con Maeve

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10/03/2025, 22:32
Maeve Ó Riain

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


Me mantuve expectante hasta que ví al caballo, era precioso y enorme. No dudo en acercarme para que me reconozca, deslizando mi pequeña mano sobre sus clinas. Me encantan, solo que de pequeña me he llevado algún que otro susto y eso generó cierto temor hacia ellos. Uno que pensaba dejar atrás con las clases de Aedan.

Sorprendida cogí la carta tras sacarme un guante y la leí, me llamó la atención que decidiera estar en su forma lupina. Así que rápido comencé a buscarlo con la mirada, hasta que lo encontré gracias al tono de su voz. Cuando mencionó lo del celo, alcé una ceja pensativa ya que no sentí esto de ser una fuente de atracción andante. Había sido un día normal como cualquier otro.

— Hey, hola Aedan— saludé —. Creo que en vez de intimidarte yo con el celo, lo estás haciendo tu con tu enormidad. ¿Por qué esa elección? Es más aterrador si estás en esa forma, que yo con ese estado que crees.

Me reí por ello, es que me sentía muy bien y no creí estar emanando nada raro. Ni idea cuando despertaría, no era el único que estaba pendiente de eso. No había conversado con mis compañeras, así que se desatarlo alguna, no sabría.

De pie con las manos en la cintura, lo miré.

— Venga, baja ya.

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11/03/2025, 14:07
Aedan

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


De alguna manera aquel comentario le había dolido un poco  ¿Acaso tendría que esconderse siempre bajo el aspecto humano?  ¿Le temería siempre  en su forma natural?  No tenía respuestas para esas preguntas y decidió dejarlas a un lado.  Adoptando su forma humana salió de entre los árboles.

-No pretendía ser aterrador.  Lo siento si te asuste  ¿Por qué la elijo?- se encogió de hombros -Supongo que porque es lo que soy mitad hombre, mitad bestia y ninguna por completo.  Siento a esta piel y a la del lobo como disfraces, no sabría explicarlo muy bien.  Quizás no sea más que una cuestión de costumbre, debería pensar un poco más este tema.- Su rostro se volvió pensativo y aquel dolor que lo había asaltado se transformo ahora en duda y agradecimiento.  -Debo confesar que tus palabras me dañaron, pero ahora me doy cuenta que no fueron tus palabras exactamente sino lo que yo interprete de ellas.  Ahora, pensando un poco te estoy agradecido, pues tu pregunta me permitió explorarme y cuestionar cosas que hasta ahora no había cuestionado de mi propio ser sino que las había tomado como verdades indiscutibles- Sonrió relajado -Gracias Maeve has abierto una puerta verdaderamente interesante en mi.-

Acercándome lentamente fui comprendiendo que aquella atracción no era producto del Celo, sino de la cautividad su propio ser.  -Supongo que no es el Celo aquello que siento, en parte me tranquiliza.  Quizás no sea más que el influjo de tu nombre.  "Aquella que embriaga", "Aquella que reina" o según mi propia versión "Soberana embriagadora".  Que no debe confundirse con la reina de las ebrias- Reí ante esta última frase. -¿Qué has hecho ayer cuando regresamos?  Yo cómo ves dediqué parte del tiempo a indagar sobre el significado de tu nombre.-

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11/03/2025, 15:39
Maeve Ó Riain

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


Bajé la mirada por un instante, sintiendo una punzada de culpa en el pecho. No había querido herirlo, y sin embargo, lo había hecho. Aedan era fuerte, pero detrás de esa fortaleza había un alma que sentía profundamente, que se cuestionaba, que dudaba. Y yo… yo había sido la causa de esa duda.

Di un paso más hacia él, acortando la distancia entre nosotros, y con la yema de mis dedos le rocé la muñeca, en un gesto casi tímido, pero sincero.

Lo siento, Aedan… De verdad. No quise lastimarte, y menos con algo que es tan tuyo. Solo… cuando escuché la palabra "celo" y te vi así, transformado, fue un poco abrumador. No porque me asustaras tú, sino porque soy una pulga a tu lado —solté una risa suave, tratando de aliviar la tensión—. Verte en tu forma de lobo, con esa fuerza, con esa fiereza… no puedo evitar pensar en lo pequeña que soy en comparación. Sé que jamás me harías daño, pero mi instinto reaccionó antes que mi razón. Aún así, me gustaría darle caricias a ese pelaje.

Llevé la otra mano a su antebrazo y lo acaricié con suavidad, en un intento de compensar lo que mis palabras habían causado antes.

—Si sirve de algo, me alegra que mis preguntas hayan abierto algo dentro de ti. No quisiera jamás ser quien te haga dudar de quién eres, pero si puedo ayudarte a comprenderte mejor, entonces me quedo con eso. —Le dediqué una sonrisa dulce antes de continuar—. No hice demasiado después de que nos separamos… Preparé algunos ungüentos, me hice mis propios tés y, bueno… estuve sola. No fue una mala soledad, pero creo que la habría cambiado por una conversación contigo.

Fue entonces cuando sus palabras anteriores me alcanzaron con plena claridad. "Aquella que embriaga"… "Soberana embriagadora". Parpadeé, sorprendida.

¿Eso significa mi nombre? —pregunté, mirándolo con sorpresa, como si intentara encajar esas piezas en mi mente. Había vivido con él toda mi vida y jamás me había detenido a pensar en lo que significaba. Mucho menos había imaginado que alguien más lo haría por mí.

Apreté un poco mis dedos en su piel antes de soltarlo con delicadeza, dándole el espacio para decidir si aceptaba mi disculpa o si aún había algo más que debía decir. Lo único que deseaba en ese momento era que entendiera cuánto me importaba, cuánto me dolía haberlo lastimado, y que, si él me dejaba, aprendería a ver su naturaleza con los mismos ojos con los que lo veía a él.

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11/03/2025, 16:00
Aedan

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


El roce de su piel resultó electrizante, placentero y a la vez paralizante, todos mis sentidos se habían concentrado en no dejar escapar uno sólo de sus roces, podía sentirlos, escucharlos, olfatearlos y casi que hasta degustarlos, mi corazón latió con la misma fuerza y fiereza que lo haría en la batalla.

-Maeve.  No tienes nada por que disculparte.  Soy sincero cuando digo que agradezco tus palabras pues abrieron esa puerta que me permitirá conocerme mejor y escuchando tu explicación entiendo tu temor.  Aunque no eres una pequeña en lo más mínimo Maeve.  Te estás enfrentando a todo esto con entereza, has dejado la seguridad de tu hogar, a todos tus conocidos y afectos para estar aquí.  Eso no lo hace alguien pequeño Maeve.-

Me alegré ante sus palabras, resultaba reconfortante saber que a ella le hubiese gustado pasar tiempo conmigo pues yo también la había extrañado e incluso había soñado con ella.

-Es lo que pude investigar al menos.  Mujer de hidromiel también fue uno de los significados, pero la verdad creo que quién me lo dijo lo estaba inventando.  ¿Tus propios Tes?  Me gustaría me invitases a alguno.  ¿Las demás mujeres te siguen haciendo a un lado?  Creo que ya me están cayendo mal, si son incapaces de verte no deben ver con buenos ojos.-  Me separé de ella y me acerqué a Umbra.  -Ven, comencemos con las lecciones.  Lo primero y más importante es entender cómo está hecha la silla de montar.  Esto que está aquí es el estribo, será uno de tus sostenes al cabalgar y será muy importante a la hora de montar ya que te servirá para impulsarte hacia el lomo de Umbra.  Esto que está aquí es el arcion, como ves tiene esta hebilla que te permitirá ajustar su largo para haciendo que el estribo quede más alto o más bajo-  Ajusté la hebilla para que el estribo descendiera y luego volví a dejarla donde estaba ya que Maeve tenía más o menos mi altura en forma humana.  -Este es el fuste- mi mano sujeto la forma cilíndrica que se encontraba delante de la silla, justo al comienzo de esta. -También sirve para darte soporte a la hora de montar y para que puedas sostenerte en caso de que lo necesites durante la cabalgata- 

Continué explicándole a mi Soberana cómo subir a Umbra para luego mostrarle cómo lo hacía yo y pedirle que lo repitiera, una vez estuvo montada delante de mí le cedi las riendas y le dije que le diera un suave golpecito a Umbra en los flacos con sus talones para que avanzase.  -Si quieres que vaya más rápido suelta la rienda, si quieres que disminuya la velocidad tira de ella, si quieres que gire  tira para el lado que corresponda.  Es terco, pero obedecerá-  Rodé su cintura con mis manos y me acerqué un poco más a ella.  -Vamos Maeve, esta vez te toca a tí llevarnos de paseo-  No pude evitar inspirar para degustar su aroma, definitivamente hacía honor a su nombre.

Notas de juego

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11/03/2025, 19:58
Maeve Ó Riain

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


Sentí un escalofrío recorrerme cuando sus manos me rozaron al ayudarme a montar. ¿Por qué me afectaba así? Aedan siempre había sido muy cortés, pero ahora… ahora su proximidad era una corriente que me desestabilizaba, que me envolvía y dejaba mi mente en blanco por instantes peligrosamente largos.

— No las vi... — respondí y agregué —. Traje, justo para que probemos.

Asentí distraída mientras él señalaba cada parte de la silla. Estribos, arción, fuste. Me obligué a retener esos nombres, a entenderlos, a ignorar la calidez de su cuerpo a mi espalda y la manera en que su voz grave se filtraba en mis pensamientos, arrastrándome hacia un lugar que no me atrevía a explorar.

Y entonces llegó el momento de montar de verdad. Aedan lo hizo con la facilidad de alguien que había nacido sobre un caballo, mientras que yo… bueno, yo era un desastre. Me tomó dos intentos y un poco de ayuda de su parte antes de finalmente estar sobre Umbra.

Tan cerca.

La respiración se me entrecortó cuando sentí su pecho rozar mi espalda. Sus manos fuertes rodearon mi cintura, y su aliento acarició mi oído al susurrarme que me tocaba llevarnos de paseo.

No pienses en eso, no pienses en eso, no pienses en eso.

Solté una exhalación nerviosa y me forcé a enfocarme en Umbra. Siguiendo sus instrucciones, di un leve toque con los talones en sus flancos, y el animal comenzó a moverse con un trote pausado. La sensación fue extraña, como si el suelo se hubiese vuelto incierto bajo mis pies, pero no tardé en acostumbrarme. Apreté un poco las riendas, controlando la dirección. Sabía exactamente a dónde quería llevarlo. Al mismo lugar donde compartimos la última vez.

—Vamos, Umbra —susurré, inclinándome apenas hacia adelante—, ¿lo estoy haciendo bien?

El bosque nos envolvía con su sombra y su aroma húmedo a tierra y hojas, más aún cuando el sol ya se había retirado. Poco a poco, la sensación de incomodidad en el caballo fue dejando paso a algo más… a una confianza temblorosa, pero real.

Y sin embargo, por más que intentara concentrarme en la cabalgata, no podía ignorar el hecho de que cada movimiento mío hacía que rozara más a Aedan. Y que él, con cada respiro, parecía estar más cerca.

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11/03/2025, 21:49
Aedan

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


Algo se removió en mi interior, mi mandíbula se apretó y mis dientes crujieron, estaba nervioso.  El viento y la cercanía con Maeve provocaba que su aroma me invadiera de forma embriagadora.  Intenté respirar profundo para calmarme pero sólo provocó que más de su dulzor entrase en mí.  El galope no colaboraba, el movimiento hacía que nuestros cuerpos se rozasen de una forma que aceleraba mi corazón y ruborizaba mis mejillas.

Una parte mía morder sus hombros, su cuello, acariciar y saborear su piel.  Frotarme contra ella para que nuestros aromas se unieran en uno solo.  Tenía que resistir, intuía hacia donde nos dirigíamos y no faltaba mucho.  Entonces llegó su pregunta y con ella la inclinación de su cuerpo que no hizo otra cosa que presionar sobre el mío.

-Maeve- mi voz fue un susurro cargado de mil emociones.  Yo... apenas si lograba guardar la compostura.  Fue entonces cuando una estridente alarma sonó en mi interior.  Si esto estaba sucediendo sin que el Celo estuviese presente, definitivamente debería alejarme cuando este llegara, pues de lo contrario estaba seguro que cedería a mis impulsos. -¿Qué embrujo has invocado sobre mí Maeve?- Fue un pensamiento que se escapó en otro susurro no era una acusación, sino una expresión que intentaba dar sentido a todo lo que estaba pasando en mi interior.  Ni siquiera había tenido la intención de preguntárselo, porque siquiera tenía ganas de resistirme, pero aún así lo había hecho.

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11/03/2025, 22:13
Maeve Ó Riain

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


El calor subió por mi cuello como una marea incontenible. Cada roce, cada choque sutil de nuestros cuerpos con el movimiento del galope, me hacía más consciente de la cercanía de Aedan. Sentía su respiración tras de mí, la firmeza de su pecho, el roce de nuestras piernas al compás del galope. Todo se volvía insoportablemente evidente.

No podía permitirlo. Necesitaba centrarme en otra cosa, cualquier cosa. Apoyé más los talones contra los flancos de Umbra, pidiéndole que acelerara. Más rápido. El viento azotó mi rostro, despeinándome, refrescándome, y me aferré a esa sensación como un ancla. Me enfoqué en la carrera, en el bosque difuminándose a nuestro alrededor, en el leve traqueteo de la silla de montar. Pero no en él. No en su calor envolviéndome.

Cuando finalmente llegamos, tiré de las riendas con más fuerza de la necesaria, deteniendo a Umbra casi de golpe. Apenas si esperé a que se detuviera antes de bajar, sintiendo un leve temblor en las piernas al tocar tierra firme. Necesitaba espacio, aire, cualquier cosa que me devolviera el control sobre mi propio cuerpo.

Respiré hondo y me giré para mirarlo. Mi voz salió más acalorada de lo que pretendía.

Si alguien ha hecho un embrujo aquí, definitivamente no fui yo.

Intenté sonreír, restarle importancia. Había algo en su mirada, en el silencio que se había instalado entre nosotros, que me hizo morder mi labio inferior.

Tal vez soy yo la que ha caído en el tuyo —murmuré, desviando la vista hacia los árboles, sintiendo que, por más que intentara huir de ello, algo dentro de mí ya había cambiado.

No es la marca, Maeve... No lo es.

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12/03/2025, 07:58
Morien

2 de Diciembre
Bosque de plata / Alrededores de la zona segur
a


La respuesta a la pregunta de Agathe sería cruel. Sin embargo, Morien no creía que fuese justo ocultarle nada. Si Castell se sentía lo suficientemente iracundo, Morien estaba dispuesto a enfrentarlo. Después de la farsa que había sido la reunión, no estaba dispuesto a seguir las órdenes del lobo. No aquellas con las que él no estuviera de acuerdo. —La doncella se quitó la vida —respondió el lobo con un tono de voz ronco, sin mirarla a la cara—. El celo funciona como puedes creer. Es como funciona en los animales —admitir eso no lo hacía parecer menos bestia, pero no podía negar la realidad—. Las doncellas entran en época de celo, y su aroma nos llama. Sin embargo, si una doncella es mordida por un lobo, su aroma solo afectará a ese lobo, y el aroma del lobo hará que los demás de la manada no quieran acercarse a ella —esa era la forma más sencilla en que se le ocurría explicárselo.

Él también estaba de acuerdo. No entendía cómo de algo divino podía surgir un pacto así. —Lo siento —se disculpó. ¿Por qué? No lo sabía bien. Simplemente le nació. Sin embargo, lo siguiente lo dijo con una seguridad que tal vez podía ser injusta... una mentira por la total falta de certeza de lo que diría. Pero si algo era cierto es que Morien deseaba creer en lo más profundo de él en ellas—. Elijo creer que sí.

Lo que había pasado era peligroso. No por lo que Morien podría haber hecho, sino porque la doncella no había sido capaz de entender sus propios impulsos y se había dejado llevar por ello. La forma en que se quebró frente a Morien hizo que, incluso en esa forma de bestia, en la mirada del licántropo pudiera verse algo de pena y tristeza. El primer impulso de muchos pudo haber sido el de acercarse a la doncella, pero no el de Morien. Él la dejó llorar, escuchando aquellas personas que nombraba, retrocediéndose y, a pesar de lo doloroso que era, destransformándose al lado del árbol. Trató de contener los gruñidos y solo se sentó al lado del tronco, agradeciendo incluso lo frío de la nieve, con pequeñas gotitas heladas en la frente. Así, acompañó en silencio a la joven, con la mirada seria y lejana en lo profundo del bosque. Dejó a la chica llorar lo que necesitase, tan quieto como cuando Agathe no lo había detectado en los arbustos, y solo habló cuando sintió que la chica se calmó un poco. —No es tu culpa —dijo con una voz amable, pero que también contenía algo más... lo mismo que contenía ese puño apretado sobre su rodilla— ni de ninguna de ustedes. Esa maldita marca... no es su culpa. Hay cosas que Minerva sabe —su mirada se enserió más— que desconozco. Incluso a nosotros nos ocultan cosas. Pero hay tiempo —la nieve se removió cuando comenzó a ponerse de pie—. Te ayudaré. Y a cualquiera que quiera salir de aquí —dijo mirándola. No pude salvarla a ella, pero espero que esto pueda expiar un poco de mi pecado.

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12/03/2025, 13:53
Agathe Luain

2 de Diciembre
Bosque de plata / Alrededores de la zona segur
a


Una parte de sí intuía la respuesta sobre la doncella que Drakahn había marcado a la fuerza. Sin embargo, eso no evitó que igualmente sintiera un peso en el pecho. Realmente, esa marca era una sentencia de muerte de la cual no había escapatoria. Aunque lo peor estaría por venir cuando Morien le habló del celo, pues empezó a atar cabos. No necesitaba tener experiencia en ello para saber que lo que le estaba pasando era culpa de eso. Su corazón estuvo a punto de salirse de su pecho en ese momento.

La esperanza que le daba parecía una que él también necesitaba, así que Agathe le sonrió con tristeza. Era una lástima, pues él tampoco lo sabía - Habrá que buscar una manera -. Dicen que a veces hay que aferrarse a las cosas como esa para sobrevivir. En eso, tal vez estarían juntos.

Luego vino toda la situación en la cual Agathe se perdió a sí misma en un momento. Al menos ahora sabía que era culpa de un "celo" que nunca había experimentado. Ella le huía al contacto físico, le causaba temor por el tipo de vida que había tenido. Además, había visto la brutalidad de los hombres de su aldea de muchas maneras, sobre todo en la piel de su hermana. Ella misma había escapado por suerte de situaciones así también, así que no podía aceptar eso tan fácilmente como las otras chicas. No, ella había jurado dedicarse a su padre y a su hermano... la sola idea de compartir intimidad con un hombre la hacía estremecer. Y ahora no era con un hombre, sino con un lobo enorme. A pesar de que su mente hacía que la idea le causara escalofríos, aquella nueva naturaleza le incitaba a codiciar este hecho. Estaba harta. Por eso lloró hasta que no tuvo más lágrimas. Sus piernas ya estaban mojadas por estar tanto tiempo arrodillada en la nieve y fue cuando las palabras de Morien llegaban a ella. Había olvidado por un momento que estaba ahí, demasiado enfocada en su dolor.

Se giró hacia él, pero tras sentir un impulso parecido al que había tenido antes, tuvo que retirar la mirada - Aunque le preguntamos muchas cosas al llegar, esa vieja solo nos ignoró... después de ella misma ofrecerse a responder - y dijo eso último como si escupiera.

"Hay tiempo". Esa frase logró que Agathe se sobrepusiera a aquello que surgía de ella por un momento y se giró hacia el licántropo de nuevo con una vaga esperanza brillando en sus iris grises. Unas preguntas que ella consideraba natural salieron de sus labios - ¿Cómo? ¿Eso no hará que tengas que irte también? -. ¿Un lobo de verdad estaba dispuesto a abandonar su aldea? Después de todo, parecían vivir allí toda su vida. 

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12/03/2025, 19:22
Aedan

5 de diciembre - Tarde/noche
Bosque de Plata


Le devolví la sonrisa -Pues nosotros no somos aptos para las artes arcanas mi Lady.  Además las brujas suelen ser señoritas hermosas como la que tengo delante de mí en estos momentos.-  Intenté bromear para disminuir la tensión que se había generado.  -Creo que conozco este lugar y esta vez vine preparado.  Ven- 

Tomé las riendas de Umbra y caminé hacia el mismo sitio donde habíamos descansado ayer.   De una de las alforjas saqué una gruesa manta de gran tamaño que extendí en el suelo despejado de nieve.  Su grosor haría que estar sentados o recostados en el suelo resultase cómodo además de proteger sus cuerpos del frío.

-Hay otra igual para taparnos.  Si estás de acuerdo me gustaría que nos quedásemos hasta entrada la noche, la vista del cielo, las estrellas y las constelaciones hermosa-

Estaba funcionando, tomar algo de distancia y cambiar de tema me había permitido tranquilizarme, pero no quería evitar el tema, no quería estar rehuyendo de ella, de su contacto, al menos no sin antes saber que le pasaba.

-Maeve, hay comida y bebida en las alforjas, toma lo que quieras y ven por favor.  Necesito hablar contigo-

Cuando ella llegó decidí arriesgarme y hablar -Maeve yo... Se que puede sonar extraño o apresurado pero me estoy enamorando de ti.  Tenía miedo que fuese el Celo porque la atracción y conexión que siento contigo es fuerte.  Me disculpo si te incomodan mis palabras y entenderé perfectamente si prefieres que ya no nos veamos o que nos distanciamos un tiempo.- Estaba nervioso, sabía que podía salir herido y lo prefería antes que callar lo que verdaderamente estaba ocurriendo en mi interior. -No pretendo que te unas a mi en el Celo ni nada por el estilo, no pienses mal.  Sólo quiero ser sincero contigo y saber qué piensas de lo que te he dicho.- 

Todo estaba dicho, mi corazón y sentimientos habían sido expuestos a ella y me sentía bien por haberlo hecho.