Partida Rol por web

Madsul asintió a las palabras de Nathifa. Era mejor que Amuir se adelantase y comprobase si había peligro.

- Debemos ser cautos, numerosos peligros pueden esperarnos. Quizá deberíamos revisar los pasillos laterales, el cobarde enemigo podría estar tendiéndonos una trampa.

Madsul contemplaba el pasillo con la mirada fija en el fondo. Aquel pasillo tenía muchas salidas laterales y por cualquiera de ellas (o por todas) podían emerger numerosos enemigos, cual hienas del desierto, prestos a rodearles y darse un banquete con su cadáveres. O tal vez eso no...

El nómada sintió un escalofrío al escuchar aquella voz en su interior. Fuera lo que fuese lo que deseaba, estaban cerca de conseguirlo. Deseaba resistirse a sus designios, pero sospechaba que no sería capaz. ¿O tal vez sí? ¿Abandonaría el ser su cuerpo si se negaba darle lo que pedía?

Amuir se frotó los ojos y suspiró profundamente. Shem había revelado al rufián el objetivo de su misión, la recuperación del cáliz, mientras lo interrogaba por otros menesteres. Estaba claro que el sacerdote era bueno en su trabajo, el que fuese, pero para ser discreto no. Estaba desenvainando la espada para acallar al maleante cuando el resto del grupo comenzó a hacerle preguntas. Tuvo que guardar el arma, por el momento.

Se levantó para mirar hacia el pasillo con ojo crítico y caminó por la pared derecha, deteniéndose a comprobar trampas o posibles incautos escondos tras las puertas.

La virgen, qué tiradas más malas xD

—¿Bueno, y si pudiera estar tendiéndonos una trampa lo suyo no sería no darles tiempo a hacerlo?—Jotnar se encogió de hombros—. Yo iría directo al asunto. El turismo podemos dejarlo para después.

No obstante, esperó a que Amuir buscara posibles trampas. En esa filosofía siempre estaba de acuerdo.

El guardia le metió una patada en la espinilla a Shem cuando este la volvió a emprender con su juanete.

—¡Déjame en paz, calvo de los cojones! —dijo con vehemencia.

Mientras Shem-su-namun y el guardia hacían sus cosas, Amuir revisaba el pasillo que tenían delante con más rapidez que cuidado. Había dos pasillos que se dirigían al norte y al sur; las paredes y el suelo estaban sucias y llenas de grietas por las que brotaban malas hierbas. El del norte doblaba otra vez hacia el oeste, mientras que la del sur se ensanchaba en una sala cuadrada en la que se veían, tirados por el suelo, los marcos de metal oxidado de unos catres.

Un poco más allá vio un par de puertas dobles de madera claveteada por donde debían haber huido todos. Una de las hojas estaba entreabierta, y ambos lados de la entrada se hallaban sendas estatuas metálicas que representaban serpientes a punto de atacar.

Amuir no detecta trampas ni enemigos escondidos.

Amuir: 29/29 (Isla de Filos)
Shem-su-namun: 23/27 (Armadura de mago 3 horas y 35 minutos)
Kéfera: 27/32
Madsul: 17/20, no letal 1 (Armadura de mago 35 minutos)
Nathifa: 22/22, no letal 4
Jotnar: 55/55

Madsul se encogió de hombros una vez más.

- Atemos entonces al cobarde prisionero, y vayamos al encuentro de nuestro destino.

Ciertamente, no tenía sentido pasar más tiempo allí, como decía el tal Jotnar.

Amuir hizo un gesto hacia Jotnar para que se acercara.

-El pasillo es seguro. Te agradecería que fueses delante, si has sobrevivido al asunto del barril, creo que podrás con cualquier cosa. Yo iré justo detrás de ti. Kéfera puede encargarse de la protección de la retaguardia.

¿Vamos por donde las estatuas de serpientes o exploramos las demás habitaciones?

Ante la patada en la espinilla del tipo, Shem simplemente balanceó el bastón para que golpeara en pleno rostro del tipo, mientras le dedicaba una cara de pocos amigos. No era ningún campeón de la justicia como su compañero Xandajar, pero no podía evitar sentir asco hacia ese tipo de parásitos que vivían al margen de la sociedad quebrantando la ley de forma continua y causando daños a otros.

Sin más, siguió a sus compañeros manteniendo cierta distancia, tal y como habían convenido.

Algunos de los otros parecían ya listos a comenzar valientemente la exploración, aceptando los peligros y las incógnitas que aquellas puertas, y sus guardianes escultóricos representaban, dispuestos a aceptar ser heridos y quizás muertos por una causa mayor. Nathifa, por su parte, pensaba que si se tenía que sacrificar a alguna gente por una causa mayor, esa gente no necesariamente tenían que ser ellos mismos.

-Sé que debemos explorar ese pasillo para continuar nuestra misión, pero después de tener que pelear con objetos animados por accidente en la forja, me preocupa bastante lo que los immaskari haya podido hacer a propósito con sus contrucciones. No dudo de la valía de Jotnar, o de su resistencia, pero quizás sería mejor que quien fuese en cabeza fuese alguien más... digamos...-prescindible- informado de las trampas y peligros que hay que evitar y donde están.

Miró al guardian que la Mano Serpentina que Amuir había atado en la reja.

-Quizás, ya que hasta ahora a aceptado contestar a nuestras preguntas, también aceptará seguir haciéndonos de guía. Si esas puertas tienen trampas protegiéndolas, imagino que sabrá desactivarlas cuando las abra y pase por ellas delante de nosotros.

—¡Buena idea! —saltó el guardia, muy solícito.

- Que una cuerda este firmemente atada a tu pierna derecha, dijo Kefera mientras hacia un nudo. - Asi si activas una trampa, adrede no escaparás de ella, dijo con tono firme mientras apretaba el lazo en la pierna del guardia.

- Adelante, experto

Viendo lo que tramaban con aquel parásito Shem negó con la cabeza, más aún cuando el tipo asintió entusiasmado.

-Creo que es una idea pésima compañeros. Ya habéis visto su entusiasmo. Este hombre es traicionero y sin ningún tipo de escrúpulo. Aprovechará cualquier ocasión, cualquiera, para ponernos en aprietos. Sigamos con el plan original y dejémosle aqui bien atado. -añadió sin creer que la idea pudiera tener tan buena acogida.

Madsul asintió a las palabras del venerable Shem, pues compartía su visión de las cosas. Aquel cobarde enemigo se había rendido sin apenas presentar batalla. Sería aceptable mantenerlo prisionero, y que un consejo de sabios decidiese su castigo. Pero el nómada sospechaba que en las ciudades todo se regía por reglas distintas. En todo caso, atarlo como a un perro y llevarlo por delante le parecía indigno, y, además, lleno de peligros.

- El venerable Shem habla con palabras sabias. Dejemos a este hombre atado, y sigamos adelante. Los dioses nos sonríen y nuestra fuerza es superior a la de nuestros enemigos.

-Muy rápido ha aceptado. Mejor lo dejamos aquí, que se lo coman las arañas y las culebras.

Dicho aquello, se asomó por el primer pasillo. Tras discutir qué camino tomar y en qué posición hacerlo, el hermano de Osiris se adelantó por el corredor más cercano a donde se encontraban. Más tarde explorarían el camino de las serpientes.

Avanzó en cabeza muy despacio, poniendo especial cuidado en dónde ponía los pies y buscando posibles orificios sospechosos de disparar virotes envenenados o losas flojas que pudieran hundirse bajo su peso.

Vamos por el primer pasillo que conduce al norte.

Nathifa asintió y dejó que la gente del grupo más ducha en combate se adelantaran para seguirlo más de cerca, mientras ella los seguiría a mayor distancia junto a Madsul.

Jotnar se encogió de hombros, asintió a lo dicho por Amiur y dejó que fuera delante husmeando el pasillo. Él lo seguiría a una distancia prudencial para no fastidiarle sus tácticas sigilosas. 

Dejasteis al rufián atado al rastrillo¹ y tomasteis el primer pasillo a la izquierda. Doblaba sobre sí mismo, y desembocó en una estancia cuadrada. En el centro del muro occidental había una estatua metálica elevada sobre una base del mismo material. Representaba un hombre corpulento que blandía un bastón de mago y un látigo enrollado. En la base había una inscripción en un idioma que desconocíais. A ambos lados de la estatua, en perfecta simetría, se erizaban una suerte de estacas metálicas.

1: que alguien se descuente una cuerda de su inventario.

Amuir no detecta trampas ni enemigos escondidos.

Amuir: 29/29 (Isla de Filos)
Shem-su-namun: 23/27 (Armadura de mago 3 horas y 32 minutos)
Kéfera: 27/32
Madsul: 17/20, no letal 1 (Armadura de mago 32 minutos)
Nathifa: 22/22, no letal 4
Jotnar: 55/55

—¡Es ahí! ¡Justo detrás de la estatua! Tenemos que encontrar la manera de acceder al otro lado —exclamó, excitada, la voz de tu cabeza. Pareció cavilar cuando vio la inscripción en la base —Hum. Está escrito en Roushoum, el idioma de los immaskari. Dice: "Las puertas de fuego se abrieron y la criatura salió. Descubrimos que no podíamos controlarlo, y parecía estar a punto de matarnos a todos. Por lo tanto, lo sellamos detrás de la puerta de la muerte. Solo el amado de la Mujer Escarlata puede abrirlo." ¿Quién diablos es esa Mujer Escarlata?

Nathifa examinó la estatua intentando no tocarla. Por las estacas métálicas a los lados, suponía que estaba ahí como algo más que simple decoración. Pero si guardaba algún secreto que no hubiese sido robado hacía tiempo, puede que fuera porque estaba bien guardado, y por mucho que quisiese descubrirlo, no quería pagar el precio.

Titubeó un momento y luego, con un gesto y un pequeño encantamiento, se concentró en las auras mágicas presentes. Sabía que los immaskari había puesto trampas para los lanzadores de conjuros divinos y no sabía como de seguro era usar ese tipo de magia aquí, pero su magia, los pocos trucos que podía hacer, poco tenía que ver con el favor de ningún dios. Esperaba que siendo magos como eran, los immaskari no habrían puesto trampas que pudiesen dañar a ellos mismos por descuido.