Partida Rol por web

Cruzáis los riscos sin muchos problemas aprovechando la marea baja que os aleja del agua. Cuando dobláis la esquina os quedáis ambos perplejos ante lo que tenéis delante. Se trata de una pequeña embarcación que se encuentra encallada entre las rocas como si se hubiese estrellado contra la isla pero es como si hubiera venido en linea recta hacía la isla y de alguna forma hubiera esquivado la primera linea de rocas quedando varada en las rocas más altas.

Al acercaros más al vehículo descubrís lo ocurrido, el barco, que parece ser asiático por las letras que se ven en un lateral, quedo partido por la mitad de forma que solo una parte alcanzo esa parte de la isla mientras la otra ha desaparecido. Tal vez se encuentre hundida cerca de la isla.

Irina mira a Felix con cara de entusiasmo y casi sonriendo baja lo mas rapido que puede rumbo a los restos de la embarcacion...

Tuerzo el gesto ante la ilusión de Irina tras la aparición del casco del barco.

Salgo corriendo tras ella hasta estar a su paso.

—¿Qué te hace tan feliz? Teníamos un avión, ahora tenemos un barco... nos falta encontrar un coche. Aunque con la suerte que venimos trayendo no dudo cual será su estado —digo forzando una amarga sonrisa.

Me acerco al barco y lo examino detenidamente. Acto seguido me arrodillo sobre el suelo rascando una marca de color bermellón sobre el mismo.

—¡Joder! No subas aquí Irina —digo mientras doy un salto sobre el suelo.

—Si no fuera porque parece absurdo sugeriría que el que comandaba esa nave la estrello a propósito contra estas piedras —digo caminando con la mirada baja, rascándome el mentón.

Sólo un instante después me detengo y me agacho para confirmar algo.

—Irina, ¿qué te parecen estos rastros? Parece como si algo o alguien se dirigiera hacia la espesura. Me parece que si queremos encontrar algo... —dejo caer veladamente—, ¿qué opinas?

Por naturaleza, soy una mujer muy curiosa... vamos!! - Irina intenta iniciar la marcha pero no sabe muy bien hacia donde hay que ir...

Asiento y sonrío. Me sorprende la iniciativa de Irina y se lo hago saber con una sorpresiva sonrisa. Me coloco a su lado, sólo un paso delante suya.

—Adelante pues. Espero que no tengamos que decir eso de que la curiosidad mató al gato —acabo diciendo en tono cómico.

La senda se interna en la jungla por una pequeña oquedad en la que podéis pasar sin muchos problemas. Tras bordear la costa acabáis ante lo que parece ser un pequeño campamento improvisado.
Aquí encontráis dos baldes metálicos, una pala, un arpón, un par de cuchillos de 15 centímetros, restos podridos de pescado, un catalejo y cuatro harrapientas mantas aún húmedas que se están echando a perder.

Junto al campamento, no muy lejos de allí hay cuatro tumbas poco profundas.

Empiezo a hurgar entre los objetos cogiendo algunos: el catalejo, los cuchillos ofreciendo uno a Irina y, en definitiva todo.

—No parecen muy salubres pero al menos nos resguardarán del frío, ¿no crees? —digo refiriéndome a las mantas.

Acto seguido doy unos pasos hasta las tumbas.

—Joder, este sitio cada vez me da más... no se si llamarlo asco o miedo —digo mientras tuerzo el gesto mostrando desagrado.

Mientras nos aprovisionamos de todo lo que encontramos, agradezco con gesto amable a Felix por darme unos de los cuchillos. - Ahora estoy doblemente segura! - sonrie la joven al detective.

Dirigiendose en silencio a las tumbas, Irina agrega... - Realmente cree que aqui abajo hay 4 cuerpos?? Una sola persona se encargo de hacer todo esto?? mmmmmmmm...

Una brisa intenta romper la incomoda tranquilidad de la escena...

Tenemos una pala... que le parece si echamos un vistazo a ver quien esta (o estuvo) aqui?? Al menos aprovechemos que no está la hermana con nosotros que seguramente no sera el mejor aliado en esta idea.

Me rasco el mentón un instante antes de tomar una decisión.

—Cuatro mantas, cuatro tumbas... evidentemente si hay cuatro tumbas tiene que haber al menos un quinto para enterrar a los presentes. Quizá mi profesión esté haciendome reflexionar más de la cuenta sobre este hecho, Irina. Primero un barco se empotra, digamos a propósito, contra la isla y poco después aparecen las tumbas de cuatro personas. ¿Qué maldito secreto guarda esta oscura isla? —digo mientras continúo rascándome el mentón.

—¿Realmente crees que nos aportará algo saber quien o quieres están ahí abajo? Yo no tengo esa curiosidad pero tampoco tengo inconveniente en hacerlo si tu la tienes —digo mientras cojo la pala y la apoyo en el suelo cual bastón esperando una contestación.

Miro alrededor entretanto buscando algún indicio de la ruta que haya seguido el o los que enterraron a las cuatro personas.