Partida Rol por web

El Cangrejo se detuvo de repente quedándose quieto y erguido. Su mirada se posó en la inmensidad, reconociendo de nuevo la diferencia entre lo que su corazón anhelaba y su deber requería. El sudor empezaba a dar señales en su kimono interior a la vez que algunas gotas de sangre negra aparecían de vez en cuando a través de las mangas de manos y piernas.

Su respiración estaba acelerada y hacía un tenue eco al rebotar en su máscara blanca. Se giró entonces en redondo mirando alos ojos a la Ronin. -"Tienes razón Shiroi-san, de nada sirve buscar sombras en la oscuridad, si nada queda de aquello que debemos proteger. Seguiremos juntos". Concluyó Oni Negro dejando atrás de su espalda una mirada seria hacia algún lugar que desconocían sus sentidos, pero no su corazón.

Agarró con firmeza su nemuranai y esperó que Doji Shizue les guiase hacia el centro de las líneas enemigas.

Sin más dilación Doji Shizue os guía por Otosan Uchi hacia una entrada a los sistemas de alcantarillado. Siguiendo una laberíntica ruta tras unos minutos comenzáis a oir los gritos de la batalla.

Llega un momento que Shizue se detiene y os deja pasar hasta aquí os puedo guiar, siguiendo recto saldréis a la batalla que se está desatando fuera

Continuáis en la dirección indicada y salís del sistema de alcantarillado a una desembocadura de un río hacia el mar, estáis a la espalda del enemigo que rodea por completo la parte de la muralla interior de Otosan Uchi defendida por el Clan Cangrejo que veis que, a pesar de utilizar todos los recursos posibles del terreno de una forma magistral, está perdiendo fuerza.

Al principio no sabéis donde dirigiros hasta que Hidenaga ve como donde cayeron los dragones que eran antes Fu-Leng y Togashi, vuelven a levantarse como no muertos; por lo que intuis que allí se encuentra el general del ejército de no-muertos y si no al menos hay dos dragones no-muertos a los que abatir.

Os dirigís hacia allí...

Estáis solos entre tantos muertos, demasiado solos. El cangrejo está defendiendo la última muralla antes de que el ejército enemigo penetre por completo en la ciudad imperial, pero están lejos de vuestra posición. Hidenaga analiza la situación y os dirige entre las fuerzas enemigas evitando en la medida de lo posible enfrentamientos que os ralenticen en vuestro avance a lo que el considera que debe ser vuestro objetivo, entre tanta muerte es inevitable que tengáis que cercenar algún brazo, cabeza o pierna de cualquier zombie que se cruza por vuestro camino. Dando un rodeo por el exterior de las fuerzas no muertas, el antiguo Akodo ayudado por cada uno de vosotros lidera la marcha hasta llegar a los profanados cuerpos de los antiguos Kami Togashi y Fu-Leng que se arrastran como serpientes entre el macabro ejército, y entre ambos dragones la figura de Doji Hoturi con una sonrisa maliciosa mira a todo su alrededor viendo de cerca la victoria y posando por último la mirada en vosotros. Con un gesto desenvaina su katana y os señala, alrededor vuestra se van abriendo las tropas de no muertos quedando sólo un espacio entre vosotros y él. Sólo se interpone entre él y vosotros los dos kami "resucitados" que posan su hueca mirada en vosotros y abren sus fauces con la intención de acabar con vosotros de una forma rápida y brutal.

Guiados por Hidenaga, atravesaron las líneas enemigas, siempre a un paso de verse trabados, siempre bailando en el filo de la espada, hasta que guiados por las Fortunas, llegaron hasta el lugar en el que los cuerpos de los dos kami caídos escoltaban como montañas caminando al comandante de aquella pesadilla.

El falso Hoturi, al parecer seguro de sí mismo, hizo que sus tropas se abrieran tan pronto como se percató del menguado grupo de Truenos que se acercaba a él. Sin embargo, en lugar de enfrentarlos directamente, envió hacia ellos a los dos colosos revividos. Y Shiroi, con su espada lista para desenvainar, se encontró frente a una elección terrible.

Su mano era firme. Su espada no albergaba ninguna duda. Si lograba alcanzar a Hoturi, enviaría su cabeza a volar antes de que la criatura fuese capaz siquiera de darse cuenta de lo que sucedía. Pero para ello, necesitaba ser capaz de llegar hasta él… y era muy consciente de que no sobreviviría a los ataques de eso dragones. Ni, posiblemente, ninguno de sus compañeros.

De pronto, una idea cruzó su mente. Realmente… aquella aberración con el rostro de su hermano había iniciado su ataque antes de que ellos llegaran a la ciudad… Por tanto, no podía saber de la liberación de su auténtico hermano. Tal vez aún pensara que ella creía que estaba frente a su auténtico hermano. Y si fuera así… tal vez picara el anzuelo de mantener su fachada de Doji Hoturi.

O, tal vez, la magia oscura que controlaba pudiera haberle informado de lo sucedido, pero de un modo u otro, no perdía nada en intentarlo. No empeoraría su situación.

-¡Hoturi-dono! –Gritó a pleno pulmón, con la mano sobre la empuñadura de su espada. Sobre el ejército de no muertos que los rodeaba formando un extraño estadio de batalla, la voz de Shiroi alzó con orgullosa pureza. –Con esta blasfemia deshonráis al Clan de la Grulla y a todo Rokugán. ¡Enfrentadme en duelo, si os queda algún rastro de honor!

Mientras avanzaban, aguardó a la respuesta del monstruo con el rostro de su hermano. Si aceptaba, lucharía, pero si no… su espada tendría que buscar otro objetivo.

Por su parte el León mantuvo una pose defensiva, para proteger a Shiroi en caso de que esos bastardos muertos vivientes quisieran atacar a la grulla, Esperando poder vivir lo suficiente al menos para ver un nuevo día, y el resurgir del imperio esmeralda

Los dragones se detienen un momento y el general de los muertos responde a Shiroi frente a su reto puta desgraciada dice mientras escupe al suelo será un placer ver como te comen mis mascotas y luego levantarte a mi servicio putrefacta que es como debes estar. Acaba antes con los "dioses resucitados" y después veré si acepto tu propuesta. 

En cuanto termina de hablar los dragones continúan su ataque.

El camino que les mostró Shizue les llevó detrás de las líneas enemigas, peo lo que se encontró allí Oni Negro colmó su corazón de furia. El Cangrejo estaba peleando hasta el último hombre y poco a poco estaba perdiendo terreno por el cansancio y la inmensa masa de enemigos que les rodeaban. Hida Kisada dirigía a los restos de su ejército con gran habilidad, pero eso no bastaba para derrotar a un enemigo eterno.

Sus puños se cerraron y sus colmillos se apretaron mientras contemplaba la sangre derramada y el precio pagado por una oportunidad que parecía, su única salvación. Sin embargo, el enemigo logró levantar a los dragones poniéndolos a su favor. Mientras tanto, Hidenaga analizaba con gran destreza el ir y venir de la batalla e divisó un paso franco hasta el impostor Hoturi, dejando todas las cartas sobre la mesa.

Tras abrirse paso a través de la marabunta de muertos vivientes, los Tuenos o aquellos que quedaban con vida se plantaron ante los Dragones resucitados y el mismísimo Hoturi. Todos se quedaron inmóviles ante la magnitud se sus enemigos, pero fue Shiroi la que pareció doblegar la situación gracias a su férrea voluntad y aulló un desafío al Mao Tsukai. Éste, como era de esperar para una escoria de su calaña la desestimó y ordenó a sus monstruos que atacasen a los Truenos.

-“Nuestra única oportunidad es que la hoja de Shiroi-san destroce a Hoturi…” Comentó el Cangrejo a la vez que se quitaba la máscara que cubría su rostro. –“No sé cuánto tiempo aguataré frente a ellos, pero trataré de que sea el necesario para darte una oportunidad a ti y al Imperio. Corred tras de mi estela y dejad que ambos vean que yo soy su verdadera amenaza cuando despierte el poder de mi Nemuranai. Fu Leng no habrá olvidado el calor de su fuego y me atacará si puede. Aprovechad para dispersaros y salir del alcance de sus ataques. Trataré de utilizar su envergadura en su contra”. La mirada del Cangrejo esta vez sin máscara mostraba la determinación de aquellos que ponían en juego su propia vida. –“Que Hida nos proteja”.

Dicho esto Oni Negro despertó el poder de su Nemuranai y se lanzó a toda velocidad hacia un punto intermedio entre las figuras de los dos dragones gritando con todo el aire que tenía en sus pulmones. –“¡¿ME RECUERDAS, ESCORIA!? ¡TE DERROTÉ EN EL PASADO Y VOLVERÉ A HACERLO! ¡POR HIDA-KAMISAMA Y EL IMPERIO!” (1)

La joven escorpion hace lo mismo que el cangrejo y el leon intentando dar tiempo a su maestra para que ejecute al dragón

Avanzáis todos en dirección a Hoturi pero atentos a los dragones. 

El dragón que era Fu-Leng dirige su ataque hacia Kyoshiro, este es más rápido y se antepone atacándole dos veces y acertando uno; sin embargo no parece hacerle demasiado daño teniendo en cuenta la envergadura del dragón. Por su parte, el dragón ataca a Kyoshiro con sus poderosas mandíbulas dejando al samurai malherido.

Shiroi por su parte carga y consigue avanzar 18 metros hacia Hoturi, pero este aún queda a algunos metros de distancia.