Partida Rol por web

Con un gesto de alivio tras ver como Daenerys me quita la mordaza, tomo unas bocanadas profundas de aire fresco. Poco a poco la sequedad de mi boca producida por la mordaza empieza a desaparecer. Tenía una oportunidad, y debía de aprovecharla, así que tenía que ser convincente a primera instancia, sin desvelar demasiada información, para así conseguir que me liberaran. Mientras veo un poco la escena. Veo como la sacerdotisa cambia su armadura. Quedaba claro que era una ave de rapiña. Finalmente, me decido a hablar, despacio y midiendo mis palabras: Por lo que os he oido en vuestra conversación, creo que yo voy buscando lo mismo que vosotros. Mi nombre es Avam Krolim, Hechicero guerrero al servicio de la suma sacerdotisa de Aelyn. Os importa terminar de desatarme?

Veo el inútil esfuerzo de Lucius por acabar con la vida de Drizzt, hasta que cansado lo deposita nuevamente en el suelo...

Lucius, déjalo, madre le protege, algo tiene que hacer antes de morir, intentaremos cargar con él.

Acto seguido escucho la respuesta de Avam.

Creo que aún hay mas cosas que debes contar, como por ejemplo, que hacías preso de Hodrum, y quien es la suma sacerdotisa de la que hablas, además de cuales son tus funciones para con ella.

Tras ello me inclino y le susurro a la oreja a Drizzt.

Joven e impetuoso guerrero, por alguna razón que no logro entender, madre te deja vivir, tan sólo te daré un aviso, escoge bien tus amistades y procura no inmiscuirte en mi camino, pues como amiga puedo ser grande y generosa, pero como enemiga, sufrirás tormentos de los que ni siquiera te llegas a imaginar, y créeme se de lo que hablo, además, ese mago "amigo" tuyo, ya has visto como te trata, piensa en ello chiquillo, y descansa...

No es que esté en una posición de exigir nada, pero si te lo cuento antes de que me desates, qué te impedirá dejarme como estoy ahora? Desatadme primero si no os importa, y luego responderé gustoso a todas vuestras preguntas, y a demás os ayudaré a encontrar a Hodrum, ya que tiene algo que es de mi pertenencia. Digo en tono de voz sincero a sabiendas de que no puedo exigir nada.

Nada me lo impide al igual que nada me impide el matarte, habrás observado la escena acaecida aquí, todo es debido a ti, así que, habla o calla, tu decides, pero depende de lo que hagas, recibirás mas o menos..., y que es eso tan importante que tiene Hodrum?

Vuelvo a mostrar nuevamente mi encantadora sonrisa, para nada amenazadora.

Lucius deposita el cuerpo atendiendo a la indicación de Danerys.

Ahora se puso exigente el otro, será que a él si se le puede totear al cabeza contra la pared?, ya me cansé de este sitio, bajo tierra, algo cerrado, y ahora nos va a tocar ir por ese tunel, me empiezo a sentir incómodo y créanme que soy nada paciente, haber Avam contesta maldita sea.

Lucius realmente parece incómodo en el lugar.

Daenerys, por lo que hé visto hasta ahora, tu eres una de las guerreras espirituales de nuestra diosa Aelyn. Tu sabes de sobra que suma sacerdotisa solo hay una. A qué viene esa pregunta? Aparte, necesitareis de mis habilidades en lenguas arcanas para leer ese libro que estais buscando.

Sin perder la compostura el guerrero eleva nuevamente su espadón y sin preocuparse de el posible contraataque, descarga su furia sin cuidarse de protegerse, sin embargo en su furia el espadón golpe contra una de las rocas a su lado....

ya estamos con evasivas a mis preguntas, es que no escarmentamos, giro la cabeza de un lado a otro en gesto de negación, algo en mi interior se remueve al volver a pensar en Zenram...

Luicius, quédate con ellos, y prosigue con el interrogatorio si así lo deseas, voy a buscar a Zenram y Rasguz, creo que algo no va bien...

Parto rápidamente por el pasillo por el que desaparecieron mis "compañeros"

Bien, Lucius, sería mucho pedir que hicieras tu el trabajo de quitarme las cadenas? pregunto con una sonrisa en la boca una vez que la sacerdotisa se ha marchado.

A buen ritmo, y dejando atrás a Lucius y Avam, avanzas por el pasillo, el cual es cada vez más irregular, donde montones de piedras, de tamaño considerable, minan el suelo por el que avanzas, obligándote a caminar de forma zigzagueante para evitar los continuos obstáculos. Tras un buen puñado de minutos, y con el sudor perlando tu frente a causa del asfixiante ambiente, alcanzas un intersección, donde te detienes, ya que debes decidir la dirección a tomar...

... error que aprovecha el orco para, dando un paso lateral, apuñalarte en el costado... El pequeño arma logra hallar un pequeño resquicio en tu armadura, y con suma facilidad, logra clavarse en tu carne, lo que te produce un punzante dolor durante el leve instante que tardas en reaccionar, moviendo tu enorme espada para que el orco, y su daga, se se retiren, a la espera de una nueva oportunidad....

al llegar a la intersección intento buscar huellas, que me indiquen el camino...

Atenta, te inclinas sobre el arenoso suelo, en busca de huellas, y no tardas en hallarlas, ya que la intersección está plagada de ellas, pero tu instantánea sonrisa de victoria desaparece rápidamente al darte cuenta de que estas van en todas direcciones, como si una decena de orcos hubiese estado dando vueltas por el lugar. Algo enojada, intentas descifrar el verdadero sentido de estas, pero solo descubres que las huellas van en ambas direcciones, lo que no te aclara la dirección a seguir....

Con la duda en la mente, y cuando ya estás casi decidida a hacerlo al azar, tu afinado oído percibe un claro sonido que llama tu atención, y que proviene del corredor de la izquierda. Alguien lucha, pues el ruido del acero contra el acero es claro....

Zenram, embrazo mi escudo y con la espada larga desenvainada presta a entrar en combate, corro en dirección al sonido.

El guerrero tensa sus músculos en un acto reflejo al sentir el punzante dolor de la daga al atravesar su carne, el cansancio de las batallas recientes así como la sangre perdida, comienzan a nublar su mente, esta consciente que muy pronto caerá desmayado, su cerebro deja de tener control de sus acciones, su cuerpo entra en ese estado de alerta que solo la proximidad de la muerte puede proveer, con un veloz movimiento de su muñeca convierte el ataque fallido en una nueva arremetida, sus poderosos brazos se inflaman cuan anchos son y en una tremenda descarga de adrenalina logra balancear el espadón sin mayor preparación justo en el cuello de la criatura, quien, asustada, es testigo de como su cabeza es separada de su cuerpo, e cual en una postrera orden, cubre con sus brazos el lugar en que se encontrara un segundo antes su cabeza, por lo que nuevamente bañado en sangre el guerrero se inca para tomar aire

Una vez que ha retomado el aliento observa el pasillo atento a cualquier movimiento, pero al ver que sus compañeros no aparecen aún, se apresura a revisar a conciencia las pertenencias del mago.

Agotado, y bañado por un gran cantidad de sangre, dejas caer tu brzao, apoyando la punto del espadon en el suelo y aprovechando el apoyo hinchas tu pulmones, relajando tus músculos y recuperando la calma.... Es en ese momento, justo cuando la adrenalina deja de gobernar tu cuerpo, sientes como el cansancio surge a la superficie, de repente, en grandes oleadas y acompañado del dolor de las heridas que abundan en tu cuerpo y te ves obligado a apoyarte en la fría pared para recuperarte....

Pero tan solo tomas un breve descanso de unos minutos, y tras ellos, rebuscas en tu interior las pocas energías que aun te quedan para, haciendo uso de ellas, acercarte a los cadáveres, los cuales registras a conciencia, buscando un premio a tu duro y peligroso esfuerzo....

Durante largos minutos, y varias curvas en el irregular túnel, los sonidos de la lucha se apagan del todo, aunque persistes en tu carrera. Tensa, y con el espada firmemente sujeta, continuas avanzando hasta que al girar en un curva.......

Frente a ti, a escasos 10 pies, se abre una pequeña caverna de no más de 15 o 20 pies de ancho por otros 25 o 30 de largo. En ella, e iluminada gracias a la luz de tu antorcha, divisas a Zenram, rodeado de cadaveres. Rasguz, casi partido por la mitad, yace cerca de un orco, abatido a flechzos, y a poca distancia observa el enorme orco de casi dos metros, al cual lefalta la pierna derecha y un trozo de cadera. Tras él, el escuchimizado jefecillo de este, yace sin cabeza y rodeado por un inmenso charco de sangre. Ante tal parnorama de sangre, sonries levemente y fijas tu mirada en el guerreo. Su rostro muestra cansancio y su cuerpo está bañado en sangre, de sus victimas y suya, pues varias heridas, algunas más graves que otras, inundan sus sudoroso cuerpo. El guerrero parece haberte oido, y fija su mirada en tí....

Tras recoger aquello que crees interesante y útil, te vuelves hacia la entrada a la pequeña caverna, pues crees haber escuchado algún ruido, y tras unos segundos, tus sospechas se confirman, pues ves aparecer, a la carrera, a Daenerys empuñando su espada y escudo...