Partida Rol por web

Con paso tranquilo abandonas el interior de la posada, en silencio y dejando atrás el gran jaleo del comedor.

Ya fuera, puedes ver como muchos, si no la mayoria de puestos del mercado están vacios de clientes, y tan solo algunos dueños y esclcavos andan cerca, desmontando y guardando la mercancia en grandes y pequeños carros.

Ahora que la plaza está vacia de gente, la puedes observar mucho mejor, dandote cuenta de que es totalmente circular y de pequeñas dimensiones. Varias calles principales, excatamente 5, desembocan en ella, además de otras tantas, más estrechas y seguramente menos transitadas. Pensativo, te diriges hacia el centro de la plaza, sin pensar en dirigir tus pasos a ningun lugar en concreto, pero logrando alejarte de la posada y el ruido que la rodea.

Una vez allí, te detienes, ya que no sabes hacia donde ir....

Me acerco a aluno de los pocos que hay en el lugar.

Buenas, perdón, pero necesito una indicación, ha visto pasar uste a un grupo de humanos y drows por aquí???

El humano que interrumpes, enfaenado en recoger las ultimas de su pertenencias del mercado, te mira algo molesto, pero finalmente, y mientras te da la espalda dice...

Si uno de ellos iba enlatado en una enorme armadura, se han dirigido a la puerta este del pueblo. A parte de ese y sus compañeros, no he visto a nadie más.

Tras sus palabras, continua con sus quehaceres, ignorandote por completo...

me dirijo entonces en la dirección que me dijo el hombre sin contestar algo...

Tras la información recibida del mercader, te encaminas hacia una de las calles, la cual discurre en dirección este. Durante unos minutos caminas en esa dirección, tomando varias calles más, todas ellas silenciosas y desiertas, pues al parecer todo el mundo anda ocupado en comer...

Tras unos minutos, no muchos, divisas una pequeña empaldiza de madera, quizás de unos 3 metros de altura, que deduces, rodea al pequeño pueblo. Decidido, y deduciendo que esa es la salida este, encaminais tus pasos hacia allí. Cuando la alcanzas veis unas grandes puertas de madera, abiertas y custodiadas por varios grandes orcos, que te ignoran por completo, enzarazados en alguna clase de juego donde hacen uso de dados. Igonorandolos también, abandonas el pueblo...

Por fin, alcanzas la plaza del pueblo, y una vez allí, no tardas en detener a alguno de sus habitantes para preguntarle acerca de un templo...El pueblerino, un orco, por supuesto, no duda en indicarte una de las calles situadas al norte de la plaza, asi que sin detenerte, te encaminas hacia ella..

La calle es ancha, y la visión de un pequeño templo, totalmente negro, al fondo, no te deja lugar a dudas, estas en el camino adecuado. A ambos lados te flanquean decenas de casas, la mayoria de ellas pequeñas y de madera, y tan solo dos o tres pueblerinos caminan por ella. Viendo el camino libre, obligas a los caballos a caminar algo más rápido mientras observas el templo, al fondo.

Este es pequeño y oscuro, y cuanto más te acercas mas extraño te resulta, pues es de un tamaño bastante reducido, incluso para un pueblo pequeño. Fijándote bien, dirias que no es más grande que dos de esas pequeñas casas que forman la calle por la que caminas.

Tras unos cinco o seis minutos avanzando lograis lacanzar el templo, y al detenerte ante el confirmas tus sospechas. Es muy pequeño. El edificio, bajo y pequeño, está construido con piedra totalmente negra, como todos los templos de Aelyn, e incluso las ventanas tienen el cristal del mismo color. La puerta, tambien negra, pero con ribetes plateados al igual que la cerradura, está cerrada...

Cuando llego al templo bajo del caballo y lo ato en algún sitio que queden disimulado, bajo a Drizzt y me acerco a las puertas de este, cojo algún llamador si lo hay y si no con mi mano golpeo la puerta... pon..pon..pon, mientras digo, ¿hay alguien? Necesito entrar, después espero a que la puerta se abra.

Tras atar los caballos cerca de la puerta, golpeas la madera, esperando que alguien te abra...

Un tenso silencio sigue a la llamada propinada por tus manos, pero al final, cuando ya parecia que no habia nadie, logras escuchar unos pasos que se acercan. A continuación, alguien, al otro lado de la puerta, remueve algunas cadenas y hace uso de una llave, seguramente abriendo la puerta...

La puerta, al fin se abre, y tras ella ves aparecer a un mujer humana, alta y de fuerte constitución con un gran tatuaje en el pecho y a la vista. El pelo largo y cobrizo, y su amenaznate mirada le confieren un rostro serio con un toque de sensualidad.

Buenos dias. - te saluda la que supones una sacerdotisa. - Vaya, parece que tu amigo está algo... algo jodido. - agrega, fijando la mirada en Drizzt. - Bien, dime, ¿en que puedo ayudarte? - finaliza, aunque está claro, por su expresión, que ya sabe lo que le vas a pedir.

La miro y digo con voz tranquila, buenas sacerdotisa y señora, creo que es obvio que es lo que busco, después señalo a Drizzt y digo, necesita de vuestra ayuda... necesita que lo curies.

Ahhh!! - exclama, con una picara sonrisa, la sacerdotisa, mientras se aparta de la puerta para que puedas pasar. - Adelante, si es nuestros servicio lo que buscas, no tendrás problemas en conseguirlo. - agrega, maliciosamente.

Decidido atraviesas la puerta y te adentras en el templo...

Nada más entrar, tus ojos divisan, gracias a las lámparas que iluminan el lugar, lo que suponen la sala central del templo, un gran espacio donde una gran escultura de Aelyn preside al fondo, sobre un pedestal de plata. Al frente, y encarados hacia la gran diosas, calculas que habrán alrededor de una decena de bancos, todos de madera, donde los fieles deben sentarse a orar. En los laterales de la sala, pequeña para ser el centro de oración, puedes ver varias puertas, dos a izquierda y dos a derecha, pero los cuatro permanecen cerradas.

Sin detenerte, avanzas varios pasos, caminando por el pasillo central que forman los bancos, y con la mirada fija en el maginifca escultura de Aelyn. A tu espalda, la sacerdotisa te sigue en silencio, pero no estas solos, pues una voz, a tu derecha, te hace volver la vista. Otra sacerdotisa te acompaña en el templo, aunque esta está sentada en el primero de los bancos.

Ahh, buenas tardes, joven Asterot. - te saluda la nueva sacerdotisa, mientras se pone en pie y se acerca, sonriente. - Parece que tu amigo está algo... pachucho, y supogo que buscas nuestros servicios, ¿o me equivoco? - agrega, al parecer divertida.

No habrá problema, siempre y cuando pagues bien, ya sabes, este templo cuesta mucho de mantener, y eso que es pequeño. - continua, tras unos segundos en silencio, volviendo a clavar sus mirada en tí, y logrando que te sientas algo amedrentado ante tal situación. Su mirada es profunda y muy poderosa, y cuando la miras a los ojos no te ves capaz de soportar su mirada, asi que desvias levemente tú rostro. - Serán 350 piezas de oro, Asterot, y Drizzt se sentirá en forma en muy poco tiempo.

Irina, puedes continuar con lo tuyo, yo me quedaré... aqui... a encargarme de nuestro amigo. - Vuelve a hablar la joven humana, pero esta vez dirigiendose a su compañera, la cual asiente y se encamina hacia una de las puertas que hay en la pared oeste. - Que me dices, joven mago, ¿tienes el oro?

Me quedo sorprendido cuando esta me llama por mi nombre pero antes de poder preguntarle se va y me quedo solo con la humana, me piden mucho oro para curarlo, pienso mientras instintivamente me llevo la mano a mi saco.

Lo siento pero no puedo pagar mas de cien monedas y mas por algo tan simple como curarlo pues en realidad no está muerto, y sigo diciendo en tono sarcástico y un tanto burlón, tan solo algo incapacitado, me quedo pensativo y termino preguntado, ¿pero igual hay algo que las sirvientas de mi señora quieran encomendarme para sufragar dicho pago?

Después la observo haber que me contesta.

La sacerdotisa te mira durante unos instantes, interesada y pensativa tras tu ofrecimiento.

¿Sufragar el pago con otra cosa que no sea oro?.... mmm, si, es interesante, pero quizás no estés a la altura de lo que pueda pedirte. - comenta, mientras toma asiento en uno de los bancos, y te hace gesto para que te sientes tú también. - Hay una cosa que quizás pudieras hacer por mi, pero antes deberia saber hasta que punto podria confiar en tí. - finaliza con una leve sonrisa, a la espera de tus palabras.

En tono ofendido digo ¿alguna vez he defraudado yo o alguien de mi familia a una sacerdotisa de nuestra señora? Después hago una pausa intentando pensar en algún insensato perteneciente a mi familia que hubiera podido ofender a alguna sacerdotisa y caigo en la cuenta de que precisamente mi padre, "castigó" a una hereje que después se descubrió que era sacerdotisa y que estaba trabajando como infiltrada de un grupo clandestino, corg... carraspeo, el caso es que ya deberías saber que hago lo que sea por el bien de nuestra causa, digo intentando cambiar de tema para que no sea recordado ese mal entendido y para sonsacar como es que alguien a quien no he visto en la vida me conoce.

La miro a los ojos y digo, y bien ¿hay algo que pueda hacer por el bien de nuestra causa?

Jaja!! Hay, joven Asterot, tus palabras no son las que esperaba oir, pues no creo equivocarme si afirmo que lo único que tu persigues es tu bienestar y nada más. - te responde, burlona. - Y supongo que este de aquí debe de ser MUY útil para ti, ya que lo traes ante mi dispuesto a lo que sea por recuperarlo. ¿Un buen aliado, quizás? ¿o deberia decir una estupenda marioneta? - agrega, al parecer intuyendo parte de tus pensamientos acerca del guerrero.

Bueno, seguro que es lo segundo, la verdad es que sois una raza malevola y oscura, pero además pareceis teneis una habilidad especial para la manipulación, tú y la tal Daenerys, especialmente. - comenta, en tono desenfadado, sin dejarte interrumpirla, aunque su voz y rostro parecen endurecerse e irritarse al pronunciar el nombre de la drow. - Sea como sea, te ayudaré a recuperar a tu "amigo" ...a cambio de un favor. Quiero saber donde se esconde una persona, un enemigo para nuestra diosa. - continua, ahora totalmente seria, y asegurándose de que entiendes cada una de sus palabras. - Esa persona, conocida como el Encapuchado, se esconde aqui, en Astraf. Pero lo más importante es que Lucius puede conducirte hasta él. - finaliza, dando gran enfasis en sus últimas palabras.

Hablemos pues, digo con un susurro al oído de la sacerdotisa mientras me levanto de donde estoy e indicando a la humana que me acompañe pues no me fío de oídos indiscretos.

Lo siento hermano, pero este no es sitio para discutir ciertas cosas luego te contaré, digo antes de partir al oído de Drizzt.

Cuando nos hemos alejado lo suficiente de Drizzt y de cualquier oído indiscreto que pueda escucharnos hablo a la sacerdotisa, estoy de acuerdo en que necesitas ayuda, digo con suspicacia, pero dime ¿no tiene nombre ese encapuchado... digamos un nombre mas común? ¿Sabes acaso a que raza pertenece? ¿Cual es su oficio? Y después con voz envenenada digo, o ¿quizás vives en la ignorancia con respecto a tu enemigo? Hago una pequeña pausa y prosigo diciendo, recuerda señora sacerdotisa que el conocimiento es poder y mas cuando este conocimiento es usado sobre un enemigo así que si no te importa necesitaré cierta información para ayudarte.

Después miro a Drizzt y digo, mi amigo es muy útil a la hora de luchar y con voz sarcástica añado, aunque aún no tiene todo el potencial y ha tenido muy mala suerte.

Para mi será un placer comprometernos a ayudarte siempre y cuando me des la información que te pido y sea reinstaurada la vitalidad de mi hermano de armas.