Partida Rol por web

Tras golpear la puerta, suavemente, esperas unos instantes, y cuando ya crees que no hay nadie escuchas unos pasos que se acercan a la puerta. Sonriente, esperas pacientemente a que esta se abra...

Cuando la puerta se abre ves aparecer, al otro lado, a un hombre alto y fuerte, pero de mirada cansada.

Ah!, hola Zenram. ¿Que tal estás? - te saluda el hombre, a la vez que te sonrie, mientras se echa a un lado, simbolo inequivoco para invitarte a pasar.

Que tal, Herrero, vengo a visitarte por lo que ya sabes, estoy impaciente por lo que hayan logrado crear tus aun poderosos brazos y tu inigualable habilidad, claro una espada como la que te pedí seria el orgullo de todo herrero.

Doy un par de ligeras palmadas en su espalda tratando de animarle.

Umm un herrero sin ganas es una mala señal para lo encargado…

Entro en el lugar esperando ver una gran forja o algo por el estilo y...

aguanto la mirada de la humana...

otra vez lo mismo..., Madre, te gusta jugar conmigo...

mira, no sé que te he hecho, o que he dejado de hacer, sufro un poco de amnesia temporal , así que si no te sabe mal el refrescarme la memoria, y sino con pasar a ponerme en comunión con mi Diosa me doy por satisfecha, que al fin y al cabo es a lo que venía...

suspiro un poco contrariada por todos los contratiempos recibidos...

y sino te importa, me gustaría que me dijeses lo que me tengas que decir en privado, lejos de oidos que no están al caso...

digo refiriéndome a Lucius...

Así pues Lucius, nos vemos en la posada a la hora de comer...

tras lo cual si me permite el paso la humana entro en el templo...

No puedo prohibirte la entrada, eso lo sé, por lo que puedes pasr, en cuanto a lo de tu amnesia temporal... mejor callaté, no estoy dispuest a volver a escucharte!! - reponde la sacerdotisa, haciendose a un lado para dejarte pasar. - Y tú, ¿quieras pasar? - agrega, dirigiendose a Lucius con una sonrisa.

entro al templo y miro con desprecio a la humana...

mira estoy harta de que se supone, que sé lo que tengo que hacer, pues bien, por Aelyn que no es así, y si me lo quieres contar me lo cuentas y sino déjame en paz...

le digo completamente enfadada y con los nervios casi perdidos...

Respondo también con una sonrrisa a la humana.

Por supuesto, no me negaré a tan amable invitación, además de seguro me vendrá bien algo de oración, no quiero ir por allí sin estár en franca paz con La Diosa.

pasando al lado de Daenerys sin poner atención a sus reclamos sigo sin apartar al mirada de nuestra anfitriona, pero entonces me detengo.

Y disculpa espero no sea una indiscreción, pero, como te llamas?.

Cuando entras en la casa te encuentras en un pequeño comedor, dotado con poco mobiliario, una mesa y varias sillas, un pequeño armario, una chimenea y una mullida alfombra que cubre el suelo. Dos puerta, una al norte y otra al este terminan de llenar la sencilla sala.
Skrai entra tras de ti, cerrando la puerta a su espalda.

La verdad es que si Zenram, has ido un trabajo arduo y difícil pero a valido la pena. - responde, indicándote una de las tres sillas para que te sientes. - Estoy orgulloso de mi obra y dispuesto a entregártela... siempre y cuando traigas lo que te pedí. - agrega, sacando una botella de vino y dos copas del pequeño armario. -¿Ya lo tienes? - Con tranquilidad y esperando una respuesta, llena las copas y te entrega una.

Tomo la copa haciendo una pequeña inclinación con la cabeza a modo de agradecimiento, después desparramándome por completo en la silla como hombre que se siente en confianza respondo…

Mmm, pues solo para estar seguro, que es exactamente lo que me habías pedido… acto seguido y para evitar contestar la segura pregunta me llevo la copa a los labios.

mmm, si tu intención con esas palabras es cambiar el precio, no será posible. - te responde, con la mirad fija en ti, claramente en busca de tus intenciones. - Yo te entregaré el arma fabricada a cambio de de lo que te pedí en su día, ni más ni menos. - continua, con voz firme. - Tráeme el medallón de Hodrum y la espada será tuya. - agrega, para callar durante unos instantes, en los que aprovecha para beber de su copa. - Me dijiste que esta noche seria mio, a lo más tardar mañana, así que hasta entonces tienes tiempo.

Claro, el medallón, desde luego que será tuyo, simplemente le perdí la pista, pero si me pones nuevamente en el camino correcto, es muy probable que hoy mismo o a mas tardar mañana temprano este en tus manos.

Realmente intrigado por el tipo de arma que puedo esperar el asunto de conseguir un medallon cuyo paradero desconosco es un asunto menor en mi mente.

Decididos atravesais la puerta y os adentrais en el templo...

Nada más entrar, vuestros ojos divisan, gracias a las lamparas que iluminan el lugar, lo que suponen la sala central del templo, un gran espacio donde una gran escultura de Aelyn preside al fondo, sobre un pedestal de plata. Al frente, y encarados hacia la gran diosas, calculais que habrán alrededor de una decena de bancos, todos de madera, donde los fieles deben sentarse a orar. En los laterales de la sala, pequeña para ser el centro de oración, podeis ver varias puertas, dos a izquierda y dos a derecha, pero los cuatro permanecen cerradas.

Sin deteneros, avanzais varios pasos, caminando por el pasillo central que forman los bancos, y con la mirada fija en el maginifca escultura de Aelyn. A vuestra espalda, la sacerdotisa os sigue en silencio, pero no estais solos, pues una voz, a vuestra derecha, os hace volver la vista. Otra sacerdotisa os acompaña en el templo, aunque esta está sentada en el primero de los bancos.

Ya veo que no piensas dejarnos en paz... - afirma la voz, con tono irritado y molesto, de la humana de pelo grisaceo-azulado que se sienta en el banco. - Cada le pido a Aelyn que nos abandones, pero parece que mis plegarias aun no han sido escuchadas. - agrega, volviendo la vista hacia la escultura de gran tamaña mientras murmura unas palabras que no llegan a vuestros oidos.

Supongo que vienes en bsca de paz y meditación, espero, asi que hazlo vete. - continua, tras unos segundos en silencio, volviendo a clavar sus mirada en vosotros, y logrando que os sintais algo amedrentados ante tal situación. Su mirada es profunda y muy poderosa, y cuando la mirais a los ojos no os veis capaces de soportar su mirada, asi que desviais levemente vuestro rostro. - Si vuelves a importunarnos con tus acusaciones, si se te ocurre volver a insultarnos, no seré tan benévola como la última vez. - finaliza, con un tono amenazante, y quizás algo esperanzador, como si esperase que le dieseis la oportunidad de demostrar sus palabras...

Irina, puedes continuar con lo tuyo, yo me quedaré... aqui... un poco más. - Vuelve a hablar la joven humana, pero esta vez dirigiendose a su compañera, la cual asiente y se encamina hacia una de las puertas que hay en la pared oeste.

De acuerdo Ariana, llamame si me necesitas para algo. - responde Irina, mientras camina hacia una de las puertas, no sin antes dirigir una intensa mirada de odio a Daenerys.

Fuiste tú quien me dijo como lo hariais, Zenram, asi que no esperes que pueda ayudarte yo. - te responde Skrai, algo extrañado ante tu afirmación. - Si no recuerdo mal, y no lo hago, tú y tus amigos tenias un plan para esta noche donde lograriais haceros con dicho objeto, asi que supongo que si estas aqui, ahora, es por que teneis algun tipo de problema y no lograrás lo que te pedí, ¿o me equivoco? - afirma, todo y su pregunta final, mientras te mira, mostrando un rostro esperanzador, como si esperara que le dijeses que se equivoca.

dirijo la mirada hacia la nueva recién llegada y tomo asiento en uno de los bancos próximos a la escultura de Aelyn...

Lucius, no te conviene interrumpirme durante la meditación, así que si te aburres, pues te vas...

Madre que está pasando, es que no te cansas nunca de jugar con nosotros?, que he de hacer para ser dichosa de tu amor incondicional?,

El único problema que tenemos es que ya no quiero hacerlo acompañado de nadie, yo lo lograre solo, sin embargo hubo un problema y tengo que replantearme el plan, siempre es bueno el escucharlo de alguien más para ver posibles complicaciones, pero puedes estar seguro que obtendré el medallón o moriré en el intento…

Tranquilamente bebo otro sorbo de mi vaso de vino, seguro que lograre conseguir el susodicho medallón este donde este y sin ayuda de nadie, aunque siempre están aquellos idiotas…

Me alegra oir esas palabas, Zenram. La verdad es que confio en tener ese medallón en mi poder, pues como te dije es algo muy importante para mi. - te responde, satisfecho ante tu rotunda afirmación. - Pero dime, ¿como lo vas a hacer tu solo? No creo que puedas deshacerte de sus guardas si vas en solitario, por muy buen luchador que seas... ¿Tienes algun plan en mente? - te pregunta, al parecer interesado.

Maldita sea este herrero es o muy tonto o demasiado inteligente para mí, no he logrado sacarle la mínima información, tendré que ser más directo.

Claro, claro, lo único que quiero que me digas y sin dar tantos rodeos es donde está ahora el mentado medallón, que entre las borracheras lo he olvidado, simplemente dime donde lo puedo obtener y vendré a dejártelo después de que el trabajo este hecho.

No puedo evitar que mi impaciencia se vea reflejada en mi rostro, nuevamente estoy perdiendo la paciencia, aunque aun me controlo.

Espero que ahora si me diga algo útil, vaya si no fuese por que los buenos herreros no se dan en macetas, ahora mismo ya le hubiese matado…