Partida Rol por web

Lharondar se retiró del combate para elevar una plegaria a la diosa fortuna. El favor de Tymora lo envolvió y lo refrescó, curando sus heridas de combate.

La estatua giró su rostro, siguiendo la trayectoria de Rhegaer mientras alzaba su escudo para proteger a su compañero. La mujer de piedra volvió a alzar la espada y la descargó con una fuerza brutal sobre el escudo del guerrero. Rhegaer apretó los dientes mientras sentía como si los hombros se le fueran a salir de cuajo. Un dolor punzante a lo largo de todos los huesos persistió al golpe de aquella criatura, pero al menos había salido vivo de su acometida y había salvado a Lharondar.

Sharaden apareció detrás de un montón de escombros, empuñando una espada corta con ambas manos. Golpeó a la estatua guardiana con todas sus fuerzas, y su espada aguantó... pero no pareció haber hecho mella alguna en la dura piel de aquella criatura.

Phalandar hizo unos pases mágicos, y de improviso el suelo bajo la estatua se cubrió de un limo resbaladizo... pero no contó con que su conjuro tenía un efecto de área, alcanzando también a Sharaden. La pícara y la estatua resbalaron, manoteando en el aire. Pero ni la una ni la otra cayeron al suelo.

Viendo que tanto la estatua como Sharaden trastabillaron luego del conjuro de Phalandar, recuerdo mis arduos entrenamientos en el barro, y aprovechando que tengo a la estatua de espaldas, me deslizo por la grasa y le pego un mazazo.

Phalandar cae en la cuenta de su gravísimo error demasiado tarde, con los ojos desorbitados en una mueca incrédula, se lanza hacia la criatura bastón alzado buscando golpear lo más brutalmente que sus débiles brazos le permitiesen.

Ahhhhhhhh!!!!!

-Phalandar nooo!- saco mi arco corto y disparo para ver si logro hacer daño con este

Tras recobrar el equilibrio, obervo que la piel dela estátua sigue intacta. Mierda...
Vuelvo a inentar golpearla con la espada con toda la fuerza que dispongo.

Lharondar retomó el combate, blandiendo su maza contra la estatua valerosamente.

Con gesto inexpresivo, la estatua agarró la mano del clérigo para detener su golpe, y a contuación ensartó al sacerdote con su espada, metiéndole un palmo de acero en las tripas. Lharondar escupió sangre, y sintió cómo se mareaba.

Alarmado por la grave herida de su compañero, Rhegaer disparó una saeta con rapidez. Pero para su desconsuelo, la punta de la flecha se hizo pedazos contra la piel pétrea de aquella peligrosa estatua guardiana.

Phalandar no tuvo mucho más suerte. Su bastón surcó el aire sin acertar a la guerrera pétrea que los estaba acosando.

Sharaden sí que volvió a acertar, pero no consiguió ningún efecto visible en la dura piel de la criatura.

Las cosas se ponían difíciles para los Escudos de Setesper...

Viendo la herida de Lharonda me alarmo. ¡¡Lharondar!! Paso mi mirada rápidamente por mis compañeros y me muerdo mi labio inferior, empuñando de nuevo la espada. Empiezo a pensar si sería mejor retirarnos, y más con Lharondar herido. Les llamo No parece que nada le haga efecto...mierda...

-Fuego!, hay q usar fuego los filos no le hacen nada- Vuelvo a colocar mi escudo al frente para proteger a Lharondar y con el otro brazo trato de ayudar para retroceder-Lharondar sal de ahi!- si no sale de ahi lo va a matar

doy un paso de 5' para alejarme de la estatua sin que esta tenga la oportunidad de tomarme desprevenido, retrocedo hasta que la trampilla quede entre la estatua y yo y le imploro a Tymora que me dé un poco más de energía para seguir combatiendo...
con lo último que me queda de aliento grito
TODOS DETRÁS MIO!

Estupefacto por la más que tensa situación y la profunda herida de Lharondar, Phalandar no es capaz de inflingir el más mínimo daño a la criatura de piedra.

Cita:

Phalandar mira rápidamente la fuente del grito y mira a Lharondar curándose con lso ojos desorbitados.
Retrasa su posición pasando por la trampilla hasta quedar tras Lharondar.
Me temo que mi magia no va a poder ayudarnos de momento.

Haciendo caso a la orden imperativa de Lharondar, los Escudos de Setesper se batieron en retirada, refugiándose detrás del clérigo de Tymora.

En corazón se les detuvo en el pecho cuando la trampilla no aguantó el peso de Phalandar y se hundió, esparciendo astillas podridas en todas direcciones... ¡tenía la pierna izquierda atrapada allí dentro!

La estatua defensora avanzó pesadamente, guiada por la magia que la mantenía con vida. Alzó de nuevo la espada, incansablemente.

Sharaden gritó cuando la espada zumbó en el aire para golpear al mago... ¡que ya no estaba allí! ¡Rhegaer y Lharondar lo habían sacado de un tirón un sólo latido de corazón antes!

Estremeciéndose, la estatua volvió a alzar la espada, teñida de carmesí con la sangre de varios miembros de los Escudos. Lharondar se interponía entre ella y sus compañeros. Había hecho una suposición, y si se equivocaba, podían darse todos por muertos.

La estatua dio un paso más... ¡y la trampilla se hizo pedazos! Manoteando en el aire, la oscuridad se tragó a la guerrera de piedra. Pudieron escuchar un estruendo ensordecedor, mientras en su caída a lo largo de una escalera de piedra, la estatua iba golpeándose y destrozándose en su camino.

Los bramidos de la piedra resquebrajándose, cada vez más amortiguados, duraron lo que les pareció una eternidad.

Después, un silencio atronador. Y una calma total.

Empezaron a escuchar sus propias respiraciones entrecortadas. Volvieron a sentir sus cuerpos heridos y magullados. De pronto volvieron a sentir el frío, y fueron conscientes de que allí afuera seguía lloviendo.

Se permitieron el lujo de suspirar de alivio. Aquella cosa no daba muestras de que se estuviese moviendo de nuevo. Había estado realmente cerca.

Apoyado en el suelo de manos y rodillas, Phalandar alza su cabeza pesadamente y observa si hay algún herido, cuando se topa con Lharondar.
Grandioso, clérigo. Sonríe, exhausto.
No he estado especialmente hábil esta noche. Dice ladeando la cabeza.

Me tomo un momento para respirar un poco de aire, observo a Lharondar y al resto de grupo para constatar que todos siguen de pie. -Por los Dioses que lo vi muy cerca... Lharondar siéntate y descansa un poco acá- Digo esto señalándole algún mueble medio destruido en donde pudiera sentarse, me volteo para revisar la zona del combate y recojo los restos de mi espada rota. ya no será de mucha utilidad -Será mejor que todos descansemos un poco y esperemos que pase el diluvio-

Con la respiración agitada escucho a mis compañeros. Será mejor...dice en modo de aprovación la idea de Rhegaer. Me levanto y miro a Phalandar y veo que no está herido, así que me dirijo hacia Lharondar Uf...una idea genial digo ofreciéndole la mano por si le duele demasiado y quiere que le ayude a ir hasta el mueble medio destruído.

Agitado por la batalla, y aún con algo de adrenalina haciendo que mis manos vibren levemente por haberme cruzado en combate por primera vez con algo serio, caigo de bruces al piso y comienzo a reirme descontroladamente...
jajajaj gracias Tymora por habernos iluminado!
apoyo mi espalda en el piso por un segundo cuando recuerdo el brazo herido de Rhegaer. Me levanto aún riendo, se lo reviso apoyo mi mano sobre él y luego de un leve resplandor la herida se ve un poco mejor.
Quién diría que nos toparíamos con una estatua endemoniada?
Miro por el hueco un segundo y me tomo la barbilla...
mmmm esto resulta interesante.. si no estaría tan cansado diría de bajar a hechar un vistazo....
y miro cómplice a mis compañeros....

Siento un alivio en los hombros, los sobo cada uno con la mano opuesta -calma Lharondar, descansa un poco y recupera esas heridas, luego si quieren bajamos a ver que protegía con tanta furia esa piedra endemoniada, además creo que deberíamos revisar bien acá arriba no tengamos alguna otra sorpresa - en este momento viene a mi cabeza la preocupación de ser casi inútil al grupo -de paso me gustaría ver donde quedo la espada de la estatua, creo que la voy a necesitar-

Bajemos pues por la trampilla, al menos para cubrirnos y descansar esta noche.
Se acerca a la trampilla y escudriña por ella antes de comenzar a bajar.

Mira al mago como baja por la trampilla, sorprendida. ¿Está cuerdo? Ahí abajo debe estar la estátua, ¿acaso tienes pensado bajar solo? Lharondar aún está herido...

Me vuelvo hacia joven pìcara, agachado y apoyado de una rodilla sobre el pedregoso suelo.
La estatua debe haberse partido en cientos de pedazos!!. Seguidamente vuelve a mirar el interior, intentando divisar algo.