Partida Rol por web

Rebecca miró con atención al director del museo, no le gustó del todo su cara y expresión, le pareció un maloso de películas de espías. Las impresiones engañan, se dijo. Aunque a veces las primeras son las que valen.

-¡Hola, señor Kingston! Soy Becca Bonny. No tan impresionante si te han contado la historia mil veces, ¡pero sí! no deja de ser superemocionante. -Ella sí tenía preguntas- ¿Todo esto son los objetos auténticos? ¿El tesoro también? ¿No teme que lo puedan robar? No hay mucha vigilancia.-No le iba a confesar que ella misma había pensado en echarle mano a esas joyas- ¿Y no estarían mejor los huesos de Willy enterrados en un cementerio para piratas? ¿Hay cementerio de piratas? Espere -Cogió sus cartas del interior de la mochila- Coja una carta, sin timidez, venga. 

La sonrisa animada brillaba en sus ojos.-Quizá desvelemos algo del profesor Armitage, tiene que concentrarse en él. Aunque lo mismo está por ahí dándose una juerga, tiene cara de pillín. Jajaja.

El director escuchó la pregunta de aquel joven que se había abierto paso entre todos, y sonrió. Al menos, siente curiosidad, y eso siempre estaba bien.

-Bueno, jovencito. En primer lugar, ¿cuál es tu nombre? -le preguntó. Cuando se lo hubo dicho, se puso algo más serio.

-Pues señor Walsh, el barco original es evidente que no está aquí. Necesitaba una restauración de primera mano, algo que nosotros no podíamos hacer. Así que las familias llegaron al acuerdo de cederlo al Smthsonian. Allí esperamos que una vez acaben de dejarlo casi como nuevo, sea mostrado a gente que como vosotros, está tan interesado en la historia y todo lo que tiene que ver con piratas.

El doctor  Kingston se acercó a la maqueta del barco. 

El "Inferno" es un barco magnífico. Sin duda, el orgullo de cualquier pirata y casi con toda seguridad, lo que más apreciaba nuestro Willy "El Tuerto".

Después, se giró de nuevo hacia todos.

-Bien. ¿Alguna pregunta más? Ah, sí -dijo, al preguntarle Rebecca -. Su nombre es...

Rebecca parecía una de aquellas jóvenes que cada vez que veía algo que tenía que ver con piratas, daba rienda suelta a su imaginación.

-Por supuesto que son auténticos. Solo tenemos algunas pocas réplicas, como por ejemplo en el caso del barco, y si alguna de nuestras piezas tuviese que ser restaurada. ¿Qué si temo que lo roben? No, no demasiado. Verá, el sistema de seguridad es bastante bueno y además, estos objetos son interesantes sobre todo por su valor para los Muelles de Goon. Aunque tienen sin duda importancia histórica, Willy "El tuerto" no será nunca para la mayoría de la gente como otros piratas de gran renombre.

La joven parecía, además de estar emocionada, tener buenas ideas. Su pregunta era del todo adecuada.

-Bueno, hay algunas personas que opinan justamente eso, que debería estar en un cementerio, aunque no de piratas, porque no existe tal cosa, sino uno común. Pero ¿qué mejor homenaje que disfrutar de su presencia aquí, directamente? Tenga en cuenta, señorita Deveraux, que era después de todo, un criminal. Para nosotros es sinónimo de aventuras, tesoros ocultos y luchas encarnizadas, pero en su tiempo, me temo que no habría tanto romanticismo a su alrededor. La vida de un pirata era dura, cruel... y mucho me temo que bastante corta.

Cuando le pidió que cogiera una carta, el Dr. dudó, sonrió, miró a su alrededor y finalmente, escogió una carta.

-Bien, bien. Pudiera ser, desde luego -comentó, tras darle la carta que había elegido a Rebecca.

Le hice una seña a papá para que me dejase en el suelo y una vez estuve abajo, me acerqué corriendo a ese hombre que había llegado y tiré de su pantalón para llamar su atención.

-¿Y los piratas mataban niñas también? -pregunté, preocupada porque le pudiera ocurrir algo al Sr. Pebbles.

Después de todo, los piratas eran gente muy malvada, así que sentía curiosidad. Los demás no parecían estar preocupados para nada.

Kingston sintió un pequeño tirón y miró hacia abajo, encontrándose a la pequeña Hailee llamando su atención.

-Ah, hola pequeña. Pues... no, no les hacían nada, porque no había niños a bordo de un barco pirata. No se permitían ni mujeres ni niños. Solo luchaban contra aquellos que se les enfrentaban. Pero si atacaban un barco y allí había algunos, sin duda no les importaba, con tal de conseguir lo que querían. Así que... siempre era mejor no encontrarse con ninguno.

Había tenido la tentación de asustar a la pequeña, pero era mejor no llegar a aquello. Quizás la pobre niña se quedase llorando el resto del día.

No pude articular palabra... me encontraba ensimismado mirando las diferentes vitrinas... ni siquiera fui consciente de las preguntas que me hacían o de las conversaciones que tenían mis amigos...

No obstante... tenía esa extraña capacidad de oir sin ser consciente y luego “recuperar” esa información, procesarla y continuar una conversación (que podía haber ocurrido hace veinte minutos) como si nada aunque no viniera ya a cuenta. Eso dejaba muchas veces en sumo desconcierto a mis amigos... pero así era yo...

Si... Becca, ahora nos hacemos una foto... tengo un tlipode pog aquí en algún sitio... espela...

Comencé a mirar en los bolsillos, debía de tener un pequeño tripode que aguantara la canon que mi padre siempre portaba, ¿donde estará? Pensé mientras resonaba el eterno tintineo que me acompañaba siempre.

¡¡Que buena idea, Billy!!

Exclamé, sin mirar al joven Walsh que no tenía pinta de saber de que le estaba hablando...

Mmmm... hola, señor Kingstom... uau... una exposición genial... hemos sacado algunas fotos, espego que no le impogte... si me deja el númelo del señog Agmitage puedo localizaglo con su señal gps...

Kingston se volvió entonces hacia Paul.

-Gracias, jovencito. Me alegra que le esté gustando. Todo lo que hay aquí es el fruto de los sueños de muchos, como por ejemplo, los de vuestros padres -le dijo, aunque cuando le pidió el número de teléfono, torció el gesto -. Me temo que no puedo hacer eso. Verá, el número del profesor es privado y no podría entregárselo a nadie sin su permiso expreso. Lo comprende, ¿verdad?

El profesor parecía genuinamente preocupado por Armitage.

-Lo cierto es que sospecho lo peor. El profesor ha ido siempre un paso por delante de los demás en su búsqueda incansable de nuevos tesoros, y bien podía haber ido demasiado lejos en esta ocasión. Pero dejemos esos pensamientos tan oscuros y centrémonos en la visita, porque aún nos quedan unas cuantas cosas interesantes por ver. Si me seguís por aquí...

El profesor continuó avanzando por los pasillos, hasta llegar a una estancia en cuya puerta se detuvo.

-Nuestra idea es convertir los Muelles de Goon en el marco principal de las exposiciones sobre piratería en toda esta zona, así que intentaremos retenerla y completarla con otros museos. Aquí tenemos una sala en la cual hemos logrado recuperar y disponer algunos elementos relacionados con la vida de los piratas.

Mientras, seguíais andando por el museo, atravesando más vitrinas y maquetas. Entrasteis en una sala en la cual había diferentes "artilugios" piratas, que no necesariamente eran de Willy, pero que sí que reflejaban su estilo de vida.

Presté mis oídos a lo que relataba el Dr. Kingston con interés. Había tenido que contener la risa por los comentarios de Rebecca y por la osadía de hacer su numerito del tarot con el propietario del museo. Lo cierto es que todo lo referente al profesor me sonaba extraño a la par que sospechoso. ¿Qué o quién le habría conducido a desaparecer misteriosamente sin que nadie supiera nada de su paradero? Tal vez por esa razón, y porque a veces me podía la curiosidad, me acerqué unos pasos al anfitrión. Solo me hubiese faltado una libretilla para tomar apuntes al más puro estilo detective de ficción.

—Disculpe, Dr. Kingston. ¿Han avisado a las autoridades para que investiguen qué ocurre? ¡Puede que alguien atacara al profesor Armitage de camino al pueblo y ese sea el motivo de su no comparecencia hoy! —exclamé. ¿Y si una banda de maleantes se había cruzado con él?

Pero pese a que quisiera seguir con mis pesquisas, mis ojos recorrieron toda la estancia que se abría paso ante nosotros, fascinado por la cantidad de elementos relacionados con la piratería. Por puro instinto me planté delante del timón. "El timón de un barco pirata auténtico..." —no podía desaprovechar una oportunidad como aquella y sentirme como el capitán de un viejo navío. Así que con ese carácter fantasioso e imaginativo que me caracterizaba, y que mi padre se había encargado de transmitirme desde el día uno, llamé la atención de los presentes.

—¡Arghhh, marineros! Subid al barco de "Billy el Tuerto" u os tiraré por la borda —les advertí, poniendo una voz más grave—. Becca Bonny, todo a estribor. Se acerca un buque mercante y vamos a saquearlo.

Brand le echó una mirada de reproche a su sobrino. Aquella clase de ideas eran las mismas que hace años les habían causado tantos problemas, aunque al final acabase bien. No obstante, no dijo nada.

El Dr. Kingston se dio cuenta, pero respondió ignorando todo lo que no fuese atender a aquel joven tan lleno de vitalidad y curiosidad.

-Claro que les hemos avisado. Lo cierto es que el profesor simplemente desapareció. Estaba aquí y un momento más tarde... plufff, ya no estaba. Seguramente se acordaría de algo y se marcharía a toda velocidad. Él solía hacer ese tipo de cosas.

Escuchaba las palabras del director del museo sin darles más importancia. Seguramente se habría olvidado de algo y decidió salir con urgencia a resolverlo... tampoco es tanto misterio.

Cada vez veíamos más objetos relacionados con los piratas y, supuestamente, Willy el Tuerto. Mi primo se colocó ante la rueda del timón como si del propio Willy se tratase y no pude evitar sonora carcajada al ver su intento de poner voz de pirata... un gallo de preadolescente fue lo que salió de su garganta.

Becca no se quedó satisfecha con las explicaciones del director del museo, pero es que ella tendía a desconfiar en general. Se encogió de hombros- Bueno -dijo, reflexionando sobre la información recibida. No le convencía mucho eso de mantener un cadáver ahí. "No se qué clase de homenaje es este..."- A mí no me gustaría que me pusieran de atracción para turistas una vez muerta. Claro que...tampoco me iba a enterar. ¡Uy! El Sacerdote girado. Secretos, superstición, ¡Misterios! justamente. Algo pasa con el profesor Armitage, no es solo una desaparición, ¿cree en brujas, señor Kinstong? ¿Y el profesor?

Pero ya se movían hacia otra estancia donde más artilugios y objetos saltaban a la vista-Este es buen sitio para el tlípode, y una foto Paul. -Y ahí estaba ya Billy gritando al timón. Rebecca se echó a reír, de buen humor. sin mofa. Le dio por correr y subirse a la mesa de la izquierda.

-¡A estribor, a estribor, malditos! Señor Pebbles, mueva ese culo feo. Hailee, deje de llorar y prepárate para el abordaje. ¡Vamos, gusanos blandengues! Gordi, prepara el cañon. ¡Y vosotros, los adultos, asaltad el buque ese, vamos! Papá, Monique, esto va en serio, vengaaaa!! ¡Hacedme una foto!

Estaba tan entusiasmada que dio un paso en falso y se cayó por el lateral de la mesa, dándose un buen culazo. Se revolvió rápidamente, acusando el ridículo, pero riéndose para disimular-¡Hay mucho oleaje, jajajaja!

Cada objeto, cada vitrina, cada sala o pasillo, todo era maravilloso y fantástico. No podía estar más encantado de la vida. Después de hacernos algunas fotos, fuimos avanzando hasta ver una réplica del barco de Willy el Tuerto. Era una pasada. En ese momento apareció un hombre, un profesor según dijo, y nos haría de guía. Al parecer, el otro profesor, el del cartel, había desaparecido misteriosamente. Eso me hizo acordarme del legendario cazatesoros Chester Copperpot, el cual había desaparecido tratando de encontrar el tesoro de Willy. Al llegar a una gran sala donde había hasta un timón, nos desplegamos por ella como si fuéramos la tripulación de un barco pirata. Rebecca se puso al mando, con Billy al lado. Yo, sin que nadie se percatara, me puse un sombrero de ala ancha de uno de los maniquís de pirata y cogí una espada. Ahora sí que parecía un pirata.

-"Mirad chicos. Soy Bernie Barbanegra, el terror de los muelles de Goon."

Kingstone sonrió ante la pregunta de Rebecca, pero su mirada fue algo más extraña de lo esperado, como si en realidad, sí que creyera en las brujas. Además, rápidamente, pareció cambiar de tema.

-Todos los objetos que ven aquí tienen que ver con la vida de los piratas, pero solo uno de ellos... pertenece a nuestro buen amigo Willy.

El doctor se acercó a una de las paredes y señaló el cuadro que había colgado.

-Se trata de un cuadro que no está firmado, pero que sospechamos pudo haber sido pintado por el mismísimo Willy "El Tuerto". Lo hemos llamado, "El faro junto al mar", y vosotros sois los primeros en verlo. Dentro de la cámara secreta que descubrió el señor Walsh -dijo el doctor, mirando a Mikey -, había, además de tesoros de incalculable valor y el cuerpo del propio Willy, dos cuadros. Éste que estáis viendo ahora, y otro más sobre su barco, el "Inferno", que actualmente guardamos en el sótano hasta que podamos restaurarlo. Todos estamos muy emocionados con ellos, porque pensar que a lo mejor, un pirata como Willy pudo haberlos pintado, sería una auténtica revolución para el concepto que tenemos sobre los piratas.

Eso sí me gusta... pensé al ver el cuadro que, según el Dr. Kingston, podría haber sido pintado por el propio Willy el Tuerto.

- Fijaros en el trazo y en como usa la pintura pare recrear la espuma del mar... si de verdad lo ha pintado Willy el Tuerto, hubiera hecho más fortuna como artista que como pirata...

No pasé por alto el comentario en pasado al referirse al profesor Armitage. "¿Solía hacer ese tipo de cosas? ¿No será suele? ¿Por qué hablar como si ya no estuviera aquí?" —pensé en volver a insistir en el tema, aunque viendo la mirada que me había echado mi tío instantes atrás a lo mejor era más conveniente guardar silencio al menos hasta que saliéramos del museo. Tras haber estado haciendo "el pirata" un rato frente al timón y creernos por unos momentos los dueños de un galeón, poco tardé en quedarme boquiabierto al observar más detenidamente la pieza de arte que se había reservado el Dr. Kingston para este punto de la exposición.

—Qué chulo... —murmuré—. Willy no solo era un gran pirata cuya fama le precedía. ¡Encima sabía pintar mejor que muchos pintores de esos que salen en los libros de historia que hacían figuras muy raras y ganaban millonadas! —clamé admirando el cuadro. Me hubiese gustado apreciar la otra obra; lástima que no estuviese disponible de cara al público. Pero, antes de nada, quería preguntar un par de cosas—. Señor Kingston, ¿podemos echar un vistazo al cuadro del "Inferno"? Y... ¿Sabe si ese faro existió de verdad? Quizá Willy enterró otro tesoro por allí y esto era como una pista a seguir...

Como no podía ser de otro modo, no me ofendí cuando el señor Kingston me negó los datos que le pedía sobre el profesor Armitage. ¿Cómo hacerlo? Sentí cierta desilusión, pues encontrar la ubicación del profesor daría pie a iniciar su búsqueda... pero no por ello me iba a quedar de brazos cruzados. Había otros métodos...

Si, tenía dieciseis años, y la protección de datos de carácter personal no significaban mucho para mi...

Iba a enfrascarme en la búsqueda por otro medios de la posición de Armitage cuando el señor Kingston nos dio pie a una nueva sala con nuevas maravillas... y lo que estaba haciendo... bueno... quedó en segundo plano, dejó de tener interés para centrarme (temporalmente) en lo nuevo.

Era mi pasión, la creación artística, y contemplar esa maravilla de marina pintada por Willy... ¿cómo alguien tan rudo podía hacer trazados tan delicados?

Uau... ¿habéis visto? Que pasada...

Una entuada... a oto.. ¿tesogo? Uau.... si, eso es... tiene sentido... bien visto Billy... ¿vamos?

La visión del cuadro desvió vuestra atención por un momento. Parecía increíble que Willy, uno de los piratas más crueles que ha existido, fuese capaz de crear una obra como aquella y la luz del faro parecía completamente real, como si os estuviese llamando.

Pero había algo más, al menos para algunos de vosotros.

Lentamente, te acercas al cuadro, como si quisieras tocarlo. Cuando estás a escasos centímetros de él, la silueta de una persona parece caminar por su interior, delante de la luz, primero hacia un lado, y después hacia otro. Sí, estabas completamente seguro. No lo habías soñado.

¡¡Había alguien en el cuadro!!

Lentamente, te acercas al cuadro, como si quisieras tocarlo. Cuando estás a escasos centímetros de él, la silueta de una persona parece caminar por su interior, delante de la luz, primero hacia un lado, y después hacia otro. Sí, estabas completamente seguro. No lo habías soñado.

¡¡Había alguien en el cuadro!!

Lentamente, te acercas al cuadro, como si quisieras tocarlo. Cuando estás a escasos centímetros de él, la silueta de una persona parece caminar por su interior, delante de la luz, primero hacia un lado, y después hacia otro. Sí, estabas completamente seguro. No lo habías soñado.

¡¡Había alguien en el cuadro!!