Partida Rol por web

El tiempo parecía desarrollarse de un modo mucho más lento dentro de la cueva, o esa es la sensación que tenía. Estábamos tan inquietos, tan concentrados en no equivocarnos al saltar que ni siquiera sabía cuánto tiempo llevábamos intentándolo. Con la frente perlada de sudor, fruto de la tensión del momento, me preparé para saltar al ver que Rebecca y Hailee avanzaban dos baldosas más. Cerca de ellas, Paul había caído a plomo tras superar el recorrido. Solo esperaba que el desplome fuera por el esfuerzo y no por algo peor...

—No puedo fallar... —me dije cogiendo impulso e intentando hacer dos saltos.

Billy saltó con agilidad a la N y sin esperar, a la G, marchando detrás de las chicas. Eso permitió a Gordí pasar de la S a la A, con tan mala suerte que la punta de su pie pisó donde no debía.

¡Pluf! ¡Pluf! ¡Pluf!

Afortunadamente para él, se dio cuenta a tiempo y logró esquivarlo, agachando su voluminoso cuerpo y aplastándolo contra el suelo, y reanudando el camino hacia la N.

Alex se dio cuenta de que por fin la S se había quedado libre y saltó hacia la baldosa... notando como pisaba de más.

¡Pluf! ¡Pluf! ¡Pluf!

El profesor se dio cuenta, pero estaba demasiado lejos para poder ayudarle. Sin embargo, al menos sí que le advirtió para que se agachara.

-¡¡¡Chico, cuidado!!!

-¡¡¡¡Pauulllll!! -gritó la muchacha al observar a su amigo caído. Ojalá solo sean dardos de esos que te dejan inconsciente...Ay, Dios, se quedó helada, paralizada, pensando en lo peor. 

-¡No,no,no,no,noooo! -Sintió la mano pequeña de Hailee apretar la suya, eso le dio fuerzas para un nuevo y último salto, sin detenerse, quería llegar cuanto antes hasta Paul.

-¡Ya voy! ¡Salta, Hailee!

Con el corazón contrito y a la desesperada, se lanzó hacia la E para alcanzar el otro lado de la sala.

Había saltado hasta la G y por casi me dan los dardos. Levantar del suelo mi escultural cuerpo no era fácil. Apenas unas horas antes, me había llenado el estómago de hamburguesas y eso pasaba factura. Aún así, aquí estaba, preparado para seguir saltando y llegar al otro lado. El sudor se me metía en los ojos, cosa que me escocía bastante. Miré a Paul, que había caído exhausto al otro lado, pero lo había conseguido. ¿Lo haríamos también nosotros?

"Venga, ya nos queda poco..." —pensé volviendo la vista atrás un momento solo para comprobar que todos de un modo u otro emprendíamos el camino y había posibilidades reales de que llegáramos al otro lado de la cueva ilesos. Al ver que Rebecca se preparaba para saltar con Hailee, suspiré antes de tomar impulso en el pequeño espacio del que disponía en la baldosa y me dispuse a ejecutar un salto similar a los anteriores que había realizado para estar cuanto antes fuera de esta trampa mortal.

Rebecca siguió saltando de baldosa en baldosa, de la R a la E, y cuando pisó, se volvió y tiró de Haylee. Pero lo hizo tan deprisa que en lugar de conseguir que la pequeña se elevara, lo que hizo fue arrastrarla, pisando tres baldosas de golpe. Al mismo tiempo que la pequeña caía, Billy saltaba a la R y Gordi a la G.

Alex estaba agachándose para esquivar sus dardos cuando la pequeña Hailee ocasionó que una nube de más dardos saliesen de todas partes, disparados hacia vosotros. 

- Mierda... - digo al darme cuenta de que por culpa de mi tobillo he aterrizado donde no debía e intento esquivar los dardos que vuelan hacia mí...

Finalmente, uno de los dardos impactó en la pierna de Alex, que sintió un pinchazo intenso que no tardó en empezar a causarle nauseas y algo de mareo. Estaba al principio del camino y ya tenía problemas.

Afortunadamente, Rebecca y Hailee sí que esquivaron los suyos y terminaron por llegar al otro lado, en donde se encontraba, tumbado y  medio inconsciente, quizás muriéndose, Paul. Billy saltó al mismo tiempo a la E y unos segundos más tarde, se unía a ellas.

Gordi por su parte, pasaba de la G a la R.

En el otro lado, el profesor miraba preocupado a Alex. No podía pasar hasta que él no lo hiciera, y parecía como que lo tenía muy complicado, así que decidió arriesgarse. 

-¡Maldita sea! ¡No soy Indiana Jones!

El profesor saltó directamente a la primera letra que tenía enfrente y de ahí pasó a la A, arrastrando con él a Alex, en donde lo dejó, saltando y deteniéndose en la N, resoplando por el esfuerzo y también por el alivio.

-Venga, chico. Ahora tienes que seguir saltando. ¡Animo!

Poco a poco me iba acercando al final de la sala. Solo un salto más y estaría a salvo junto a los demás. Estaba preocupado por Paul, que seguía tumbado en el suelo y no se movía. Miré atrás y vi que Alex y el profesor tenían muchos problemas para continuar. Una andanada de dardos volaron en derredor, lo que hizo que instintivamente me agachara. Al levantarme y ver que ninguno me había impactado, salí pitando de allí, dando un gran salto hacia la última de las letras. Después descansaría un buen rato, tenía el corazón a tres mil revoluciones por minuto y estaba fatigado.

-"Vamos Alex, tú puedes."

Venga Alex... tu puedes... me decía a mí mismo para animarme antes de intentar saltar a la siguiente letra.

- Ahora... - 

Poco a poco todos fuisteis consiguiendo llegar al final de aquella maldita trampa. Gordi pasó a la E, pisando en la letra de al lado y oyendo sin dudarlo, el sonido de los dardos cortando el aire. Rápidamente, se agachó para evitarlos y a continuación, dio el último paso que lo llevaba al otro lado.

El profesor pasó a la G y Alex a la N. Eran los últimos que quedaban. Al pasar a la G, el propio profesor tuvo que agacharse para evitar otros dardos, pero ya estaban prevenidos y ahora parecía todo más sencillo que antes. A Billy le quedaban la G, la R y la E, tres saltos, y al profesor, uno menos.

-¡Paul, Paul, Paul!!

Becca se agachó juntó al chico, olvidándose un momento de su hermana y de lo que sucedía más atrás. Estaba preocupadísima, super asustada, muy nerviosa. Giró al chico para verle la cara,  zarandeó su cuerpo y comprobó si respiraba acercando su mejilla a su nariz y su oído al pecho. 

No escuchó el zumbido de los dardos más atrás, ni los gritos de sus amigos ni lo que decía el profesor. Su atención estaba centrada en el "manitas" del grupito. Notó la presencia de alguien al lado, era Billy. Le apretó la mano y le miró a los ojos con la cara desencajada.

¿Esto es estar muerto? Que extraño... no hay ni luces... ni veo a Obi Wan... solo... solo vacío... si, eso, vacío... una ausencia de... de todo...

Pero... ¿no debería de haber algo más?

No se... 

Tal vez... tal vez aun no he completado el viaje... ¿estoy en el purgatorio entonces? 

¿Y qué son esas voces? 

Parecen mis amigos... los Goonies... 

¿Esa es Rebecca? Si... eso parece... Rebecca me llama... ojalá pudiera darle un abrazo... es tan... es tan... sofisticada...

¿Y esos? Si... parecen Gordi y Alex... y también el profesor...

¿Y si pruebo lo de Kill Bill?... mueve el dedo del pie derecho... mueve el dedo del pie derecho... no, mierda, no funciona...

Seguiré donde quiera que esté... digo yo que algo pasará... o alguien vendrá a por mi...

En cuanto aterricé en un suelo que no activaba dardos al pisarlo, bien podría haberme dejado caer y descansar; pero todo lo contrario a eso, no me permití relajar el cuerpo ni por un instante al llegar al otro lado, ahogando un suspiro de alivio tras realizar el último salto. Apreté la mano de Rebecca con suavidad a la vez que esgrimía una sonrisa conciliadora y que pretendía transmitir seguridad hacia ella. Estaba tan acostumbrado a verla siempre como la voz cantante, bromista e irreverente del grupo que observarla ahora tan nerviosa y tensa podría descolocar, aunque sin duda era un síntoma indicativo de que nos preocupábamos unos por otros.

—Todo saldrá bien. Juntos lo conseguiremos —murmuré en un tono alentador antes de aproximarme a Paul—. Eh, ¿cómo estás? Despierta, amigo... Vamos, Paul. ¡Despierta! —le di un par de palmadas no muy fuertes —tampoco es que yo me caracterizara precisamente por ser alguien con mucha fuerza— en la mejilla a ver si reaccionaba al estímulo del dolor. Por fortuna solo parecía estar inconsciente o aturdido.

Terminé esquivando dardos y saltando al suelo donde estaban mis amigos. ¡Lo había conseguido! Estaba eufórico por ello. Enseguida me percaté de nuevo en Paul, que no se movía. Me acerqué a él y empecé a menearle.

-"Vamos Paul, no te nos mueras."

Solo quedaba Alex y el profesor por llegar hasta nosotros.

Alex y el profesor terminaron de llegar y nada más hacerlo, este se agachó a examinar a Paul. Le levantó los párpados, le comprobó su respiración y el pulso, y finalmente, le extrajo el dardo que llevaba clavado y lo examinó. Se llevó un poco del líquido que tenía en la punta a la lengua y luego lo escupió.

-Tranquilos, no es mortal. Es curare, pero está tan diluido después de tanto tiempo, que solo producirá sueño. Estarán bien. Todos estaréis bien.

Después, sacó una petaca y fue uno por uno dándole un poco de su contenido a Paul y también a Alex, que parecía algo desmayado. Cuando terminó de dárselo, él mismo bebió un sorbo antes de volver a guardarla.

Poco a poco, los efectos fueron desapareciendo y Paul recuperó la consciencia.

-¿Cómo estás, chico? ¿Se t van pasando los efectos?