Partida Rol por web

Sonreí feliz ante el sonoro y cariñoso beso de Lex en mi mejilla por lo que nos enfrentamos al puente con confianza y bien ánimo, pero Caleb la cagó pero bien.

Todo sucedió demasiado rápido, el grito de Caleb despertó a toda una horda de aquellas bestias aladas como la que habíamos conocido en el museo, lo que provocó el horror y la prisa entre los presentes, todos comenzaron a correr por el puente, Anne fue la peor parada pues una de aquellas bestias la agarró llevándosela del puente a saber dónde-¡Anne!- exclamé impotente viendo como se la llevaban entre gritos, teníamos que ir a por ella y salvarla, no podíamos dejarla allí..pero no fue lo único malo.

Emiko casi cae pero mi querida prima que había tirado de mí hasta el momento consiguió salvarla, aunque para ello tuvo que soltarme y aunque mantuve un buen ritmo al principio, tropecé y caí sobre la escala-¡Me cago en la puta!-gruñí tras el impacto, solo esperaba que una de aquellas alimañas no me llevase como habían hecho con Anne...

Patrick resbaló pero consiguió continuar, aunque perdió un tiempo precioso, aprovechado por una de las bestias para golpearlo y agarrarlo, aunque no bien del todo, de la chaqueta. Patrick empezó a revolverse mientras la criatura aleteaba y graznaba, al tiempo que comenzaba a elevarse en el aire.

El profesor era el último. Había esperado a que Patrick cruzara para hacerlo él, pero cuando vio que aquella bestia lo agarraba, entró de lleno en la refriega, lanzándose para rescatar al muchacho.

Por desgracia, sus habilidades físicas no eran demasiado buenas, y en su afán por llegar hasta él, resbaló y se quedó parcialmente colgando de las cuerdas del puente.

No cayó, pero una bestia se dirigió hacia él para agarrarle. 

No pudo hacer nada para evitarlo. La criatura lo agarró y lo elevó por los aires, al igual que había hecho antes con Anne.

-¡AAAAAAHHH! ¡CORRED INSENSATOOOOOS!*

A falta de que cruzaran Patrick y el profesor yo había sido la última y, por lo tanto, era la que más cerca estaba aún del puente. Así que, cuando escuché las voces de Armitage y vi cómo los bicharracos se lo llevaban y a punto estaban de llevarse también al primo de Lex, no me lo pensé dos veces. Hasta ese momento siempre había sido yo la que había tenido ayuda por parte del resto, ahora me tocaba a mí devolverles los favores.

Eché a correr de nuevo por el puente, esquivando los monstruos alados hasta que llegué justo debajo de Patrick y, con un pequeño salto, lo agarré por los pies antes de que aquel infernal pajarraco se lo llevara a su nido.

—Tú te quedas aquí —dije con convicción  mientras tiraba de él hacia abajo.

Sarah fue no rápida sino lo siguiente. Se echó a correr por el puente y llegó hasta donde se encontraba Patrick, que estaba peleándose con aquel maldito bicho para que no se lo llevara.

—Tú te quedas aquí 

Cuando llegó, lo agarró de los pies y tiró hacia abajo, tan fuerte, que ambos os caísteis al suelo de tablones, Patrick encima de Sarah, mientras la criatura se marchaba graznando y volando.

Patrick estaba a salvo.

Después os pusisteis de pie y corristeis a poneros a salvo junto a los demás. Habíais conseguido cruzar todos... menos Anne y el profesor. ¿Qué sería de ellos?

Los goonies nunca dicen muerto, pero no sabían qué habría sido de Anne y el profesor. Podían estar vivos, pero desde allí, nada podían hacer ellos, así que les tocaba seguir adelante.

No habíais dado ni dos pasos cuando un ruido extraño os obligó a giraros. El puente sonó como la madera al romperse... y eso fue precisamente lo que sucedió. Una tabla cayó, y a esa le siguió una docena, hasta que finalmente, todo el puente se partió en dos, acabando con toda posibilidad de usarlo para regresar.

Menos mal que no había sucedido cuando estabais vosotros corriendo por él.

Habíamos perdido a Anne, habíamos perdido al profesor y no teníamos forma de saber dónde se encontraban, si estaban vivos o, por el contrario, habían terminado siendo "comida para bicho alado". Para colmo, el puente de madera acababa de desmoronarse a nuestras espaldas, lo que implicaba que no tendríamos oportunidad de retroceder sobre nuestros pasos.

-Miradlo por el lado bueno, chicoz -le dije a mis compañeros, intentando buscarle el punto optimista a la situación-. Zi loz hombrez de Willy ze deciden finalmente a zeguirnoz por la cueva, van a tener que darze media vuelta. Ahora zigamoz adelante. Puede que máz allá encontremoz loz nidoz de ezoz bichoz aladoz y podamoz rezcatar a Anne y al profezor.

Me ajusté entonces bien la gorra y decidí comenzar a buscar un sendero por el que pudiéramos continuar avanzando a través de aquella peligrosa e inmensa cueva.

- ¡Tenemos que rescatar a Anne y al profesor! - Exclamó Scott. - ¡Joder Caleb, no podrías haber mantenido la boca callada! ¡Ha sido por tu culpa! - Le recriminó el joven Devereaux.

Justo al terminar de lanzar sus acusaciones contra su amigo, se arrepintió. Crear mal rollo entre ellos y acusarle los unos a los otros no serviría de nada. Su actitud era fruto de la impotencia de ver lo que acababa de suceder. Al fin y al cabo solo eran niños. No estaban preparados para algo así. A punto estuvo de pedirle perdón a Caleb, pero finalmente no lo hizo. Su orgullo de machito se lo impedía.

Scott se acercó al acantilado, agazapado y tratando de pasar desapercibido ante los ojos de aquellas bestias voladoras. Su intención no era otra que la de descubrir si Anne y el profesor se encontraban atrapados en algún nido de aquellos seres, ya fuera en las paredes, techo o fondo de aquella enorme cueva. Ahora la más importante era saber a dónde se habían llevado a su futura novia y al señor Armitage.