Partida Rol por web

Caí al agua de forma estrepitosa, estaba helada y el golpe seco me dejó sin aire, pero ahora ya era tarde y solo podía dejarme llevar, solo esperaba encontrarme a Lex viva al final del camino...

- ¡Esto es un no parar! - Exclamó Scott. 

Lo cierto era que no salían de una y se metían en otra. O eran completamente idiotas o su torpeza se convertiría en leyenda, si es que alguno de ellos lograba salir de ahí para contar todas las tropelías que el destino tenía preparadas para ellos. Lo más insólito era que, salvo en el desafortunado caso de Anne y el profesor, que habían desaparecido y no sabían muy bien si seguían vivos o no, la suerte les había acompañado hasta ese momento. ¿Habría cambiado ahora?

- ¿Estáis bien? - Preguntó Scott colocándose al borde de aquel pozo. - ¡Lex, Patrick! ¿Podéis escucharme? 

Lanzarse sin más podía ser todo un suicidio. ¿Y si simplemente era un pozo sin salida? Morirían ahogados cuando se cansasen de tratar de mantenerse a flote. Si les podían escuchar, igual podían idear algo para sacarlos de allí. No sabía muy bien el que, pero todo era ponerse a pensar. Por otra parte... Scott se puso en pie. ¿Había otra salida que no fuera aquel pozo? Miró a su alrededor examinando la cavenra donde se encontraban.

Tras mirar a tu alrededor, te diste cuenta de que no había nada más. Aunque en un principio, la oscuridad no te había permitido darte cuenta, ahora, al prestar más atención, veías claro que aquel agujero era la única salida. Todo lo demás era pura roca.

Así que todo lo que tenía era un salto de fé.

- Chicos... - DIjo entonces Scott. - Me temo que no hay otra salida. - Afirmó. - El camino por el que hemos venido está sellado y no podemos seguir avanzando salvo por éste túnel. - Suspiró. - Entiendo que... - Se rascó la cabeza. Tenía muchas dudas. - ...que si el tesoro está al final de éstas cuevas y no hemos visto otra posible salida... - Se encongió de hombros. - Este túnel tiene que llevar a algún sitio. No creo que acabe en un pozo. Nadie prepararía trampas y pondría un puente colgante para llegar a una caverna sin salida. - Miró hacia la inmensa oscuridad del túnel. - Tenemos que probar... - Volvió a suspirar. Pese a que estaba bastante de sus palabras, seguía sin gustarle la idea de lanzarse hacia lo desconocido. - Allá voy... - Y sin dejar tiempo a más réplica, se lanzó a través del túnel.

No me va a pasar nada. No me va a pasar nada -repetía Emiko una vez tras otra, mientras se aproximaba al agujero -. No tenía que haber entrado en el museo.

Y con aquel pensamiento, cerró los ojos y se dejó caer por el agujero, mientra su voz se perdía en la distancia.

-¡AAaaaaaaaaaaah!

Aquello era como en la película Indiana Jones y la Última Cruzada, cuando Indy tenía que cruzar un puente inexistente confiando sólo en su fe para salvarse. O peor aún, era como los juegos de Assassin Creed, donde los asesinos se lanzaban sobre montones de paja sin hacerse un rasguño y quedaban ilesos por estar convencidos de que no sufrirían daño alguno.

-¡Vamoz, Zarah, que zolo quedaz tú! -dije, tomando de la mano a la última Goonie que quedaba por saltar-. ¡Lo haremoz juntoz! ¡Jerónimo!

Y gritando el nombre de aquel memorable jefe indio, me lancé sin miedo a aquella oscuridad total por la que ya habían desaparecido cuatro de mis compañeros.

Willy podía darnos un respiro, aunque sólo fuera uno pequeñito, pero estaba claro que el pirata estaba empeñado en hacer sufrir a todo aquel que se atreviera a meterse en la cueva y, sobre todo, que se atreviera a enfrentarse a todas las trampas que había puesto en el camino. Porque nada más conseguir atravesar la zona del techo descendente, que ahora reposaba contra el suelo, nos encontrábamos de lleno ante otro problema.

Vi asombrada cómo Lex desaparecía por el agujero sin apenas darnos tiempo a reaccionar y cómo su primo, en un vano intento de rescatarla, también se perdía de nuestra vista. Ahogué un grito de pura desesperación al escuchar a Scott decir que aquel era la única vía de escape que nos quedaba. Lo vi saltar a él detrás de nuestros dos compañeros, vi saltar a Emiko y yo me quedé un tanto paralizada, pensando en todas las cosas que podían estar moviéndose en el agua que se percibía en el fondo, sin atreverme a dar el paso que me faltaba para seguirlos.

Sentí una mano cogiéndome y pude ver al bueno de Caleb que me animaba a saltar con él. Le dediqué una sonrisa y un gesto de asentimiento con la cabeza y, más confiada al estar al lado de alguien, lo seguí en aquel salto que no sabíamos qué nos depararía. Cerré los ojos esperando el momento de sentir el frío del agua en mi cuerpo.

—¡Jerónimo! —grité yo también imitando a Caleb para infundirme ánimos en aquel salto.
 

Uno tras otro fuisteis lanzándoos, yendo a caer a un río subterráneo que rápidamente os empujó hacia abajo, al más puro estilo parque acuático, sin poder evitarlo.

Sentíais las gotas de agua salpicando vuestro rostro y por un momento, ni siquiera pensasteis a dónde iríais a parar al final.

Finalmente, uno tras otro fuisteis cayendo a un lago, un hermoso lugar en donde resonaban vuestros cuerpos al caer en el agua, así como vuestros gritos.

No tardasteis en daros cuenta de que además, la profundidad era considerable, y que no había ninguna zona que pareciese ser menos profunda. Toda la cueva estaba cerrada y había solo un camino a seguir, pero sin duda, no iba a ser nada fácil si tenían que nadar todo el rato.

Claro que... había una barca. No muy lejos de allí, en una pequeña ensenada, estaba como esperándoos a que llegarais... o a que alguien lo hiciera.

En circunstancias normales Lex se habría maravillado por la belleza de la gruta, cueva o lo que fuera el lugar en el que había terminado. El descenso por aquella especie de tobogán había sido largo e intenso, cuando abruptamente llego a su fin cayo libre unos cuantos metros hasta sumergirse en las profundas y oscuras aguas de aquel lago subterráneo.

Al emerger de agua, tomo una gran bocanada de aire y busco a su alrededor “tierra” firme. Se aparto del lugar donde había caído, estudiando la zona mientras se mantenía a flote optimizando esfuerzos. Una voz conocida, o más bien un agudo grito, llamo su atención hacía el hueco en la piedra por el que había salido. Lentamente sus amigos fueron saliendo disparados uno a uno.

-¿¡estáis todos bien!? - pregunto emocionada al verlo dando un par de brazadas hasta ellos - ¿¡no os parece que ha sido una pasada!? ¡como la huida de nuestros padres! - no sabía porque estaba tan emocionada, sería por haber sobrevivido y no haber terminado incrustada en unos afilados pinchos o algo peor – aunque me temo que no hay barco...solo eso – dijo señalando a la barca que había en la ensenada no muy lejos de allí

No sabía si alguno no sabía nadar y mucho menos si cabrían todos en la barca, para Patrick y ella que se pasaban bastante tiempo en la piscina del instituto o en la playa no sería un problema el nadar pero para los demás podría ser un problema a largo plazo.

- ¡Woow! - Alzó la voz el chico nada más salir de aquel tobogán acuático y nadar hasta la superficie. - ¡Ha sido una pasada! No todo tiene porqué ser tan malo todo...

La adrenalina había invadido todos los poros de su piel. Una explendida sonrisa lucía en su rostro y por un momento había olvidado la terrible situación en la que se encontraban. Pero entonces recordó a Anne y al profesor. Hasta que no los encontrasen sanos y salvos no estaría tranquilo.

- Ha sido divertido, la verdad. - Le respondió a Lex. - Pero no tenemos que olvidarnos de Anne y Armitage... - Resopló. - Tenemos que encontrar a Anne...

Dicho eso, Scott nadó hasta donde se encontraba aquel bote. Era pequeño, pero si de apretaban un poco igual cabían todos en su interior. Al llegar junto a éste lo examinó. Era importante saber si tenía remos y no estaba agujereado.

-¡Ha zido alucinante! -exclamé, asombrado, cuando terminé de bajar por aquel tobogán acuático-. Azí debió zer cómo ze zintieron nueztroz padrez hace treinta añoz...

Veo que Scott decide echar a nadar en dirección al bote y decido seguirle para examinar el bote. Era extraño que hubiera una barca en buen estado en aquel lugar, por lo que era de suponer que tenía que ser reciente. Con un poco de suerte, dispondría de uno o dos remos, o nos tocaría a nosotros remar con las manos.

Sentí cómo la mano de Caleb abandonaba la mía nada más caímos al agua y fuimos arrastrados por una corriente que acabó siendo un tobogán como los de los parques de atracciones. Era una sensación divertida en medio de tantas trampas y tantos momentos tensos que nos vendría muy bien a todos para relajarnos un poco, aunque era consciente que no podíamos olvidarnos de que Willy era un pirata y que, como tal, nos seguiría poniendo las cosas muy difíciles.

No todo el descenso por aquel improvisado tobogán fue agradable ya que, en más ocasiones de las que me hubiera gustado, comencé a girar sobre mi misma dándome de vez en cuando algún golpe, incluso hubo un tramo que descendí con la cabeza por delante, pero aún así, durante esos minutos, me lo pasé genial y cuando caí al agua junto al resto de chicos, incluso estaban Lex y Patrick, una gran sonrisa apareció en mi cara.

—¡Genial! —exclamé luciendo aún la sonrisa. Sonrisa que desapareció de golpe cuando Scott me trajo de nuevo a la realidad, había que encontrar a Anne y al profesor.

Fue en ese momento que me dediqué a observar la cueva a mi alrededor. Era una pasada sin lugar a dudas y la pena era no poder recorrerla con tiempo, pero había que buscar una salida y, sobre todo, había que encontrar a los desaparecidos que se habían ido volando.

—¿Estás bien? —pregunté a Emiko, ya que por las exclamaciones del resto se veía que estaban perfectamente, o todo lo perfectamente que se podía estar en esa situación, antes de dirigirme nadando hacia la barca que Lex había señalado.

Empapada, cansada y algo angustiada por tener que nadar, Emiko se movió hasta alcanzar la barca. El tobogán había estado bien, pero seguían estando allí encerrados... y eso no le gustaba nada. Nunca había tenido claustrofobia, pero al ver roca por todas partes, empezó a entender lo que era.

¿Estás bien? 

Emiko miró a Sarah sin dejar de nadar.

-No... me gusta... estar encerrada aquí. Quiero salir. Espero que podamos usar la barca -le dijo.

Finalmente, llegó hasta ella y subió no sin esfuerzo. Caleb, Lex y Scott estaban ya en él.

-¿Tiene agujeros? ¿Está bien? -les preguntó, mientras ayudaba a Sarah a subir.

- Estoy bien... - Le dijo a Sarah con una sonrisa. - Gracias por preguntar. ¿Tú estás bien?

Lo mejor de todo era que el agua se lo llevaba todo. Ahora por fin podría dejar atrás el estigma de las manos con olor a orín. Aunque sus amigos habían sido muy discretos con aquel tema, era evidente que olía a meado. Pero ya no, el agua había sido su mejor aliada.

- No se si tiene agujeros, Emiko. Parece que no. - Respondió a la hija de Data. - Lo que si tiene son dos remos. - Le dijo acercándole uno y quedándose con el otro con la intención de ponerse a remar. - ¡Venga, todos arriba! ¡Zarpamos! - Y soltó una risotada.

Apareció uno de esos bichos alados medio pájaro medio...monstruo.

Si no llega a ser porque salimos de allí, nos habría cazado infraganti en su nido. Suspiré aliviada durante un segundo pero...nos vio. Chachis la mar!!

Y solo había un hueco para cobijarnos. Lo peor era que tenía que saltar. Era eso o morir a picotazos y desgarros. Ninguna opción me parecía buenas, así que, cerré los ojos y me lancé al agujero con la esperanza de que el profesor me recogiera. Me sentía como un elefante volador a punto de estrellarse contra el suelo...

La caída por aquel túnel de agua fue tremenda, al principio asustado por saber que habría al otro lado, por cómo estaría Lex, pero la adrenalina comenzó a correr por mis venas y casi parecía estar en una mezcla de parque acuático con el pasaje del terror.

A los pocos segundos caí en un lago subterráneo y por fin vi allí a Lex sana y salva manteniéndose a flote con facilidad nuestros veranos en la piscina servían para mucho más que hacer solo el ganso-¡Lex! ¡Joder que susto, creía que te había pasado algo grave!-nadé hacia ella tan rápido como pude y el miedo dió paso a la excitación-¡Si, lo he recordado de cuando nos lo contaron, ha sido una pasada!-dije dando una risotada y los pocos segundos cayeron más cuerpos al lago, eran el resto del grupo-Ehhh ¿estáis todos bien?-pregunté sonriente-Ha sido una pasada!-había visto la pequeña barca así que fuimos nadando todos hacia ella.

-Lex y yo podemos seguir en el agua con que nos cojamos de uno de los lados será suficiente, los demás si queréis subíos, que estaréis más cómodos-estaba claro que no todos tenían la misma práctica que nosotros y era mejor que ellos estuviesen a bordo de la pequeña barca.