Partida Rol por web

Patrick se sentó a su lado, después de conseguir agarrar el remo antes de que se hundiese y subir con él, y en cualquier otra ocasión, eso habría sido el origen de muchas ideas dando vueltas por la cabeza de Emiko. Pero con una serpiente gigante persiguiéndote, no había tiempo para más. Ambos empezaron a remar con todas sus fuerzas.

-¡¡¡Venga, Patrick. Venga!!!

Emiko parecía más decidida que Patrik, y como consecuencia de ello, el bote empezó a girar hacia el lado de estribor, desviándose del centro del lago hacia uno de los muros laterales. Desde luego, si chocaban contra ella, la serpiente no tardaría en alcanzarles, o quizás simplemente, acabaran todos el agua para ser devorados a continuación.

La serpiente se desplazaba y cada vez parecía que iba ganando más terreno, provocando ondulaciones en el agua que dificultaban aún más los esfuerzos de Emiko y Patrick.

Lex podía sentir como la barca se iba desplazando hacía la pared de roca de aquella cueva, tenía que hacer algo para impedir que perdieran el rumbo del todo. Desde el agua no podía hacer mucho más que ejercer de timón redireccionandolos hacía la dirección correcta pero, bien fuera por el exceso de peso o que sus piernas empezaban a entumecerse por la baja temperatura, su esfuerzo apenas se percibió. Tan solo relentizando casi de manera imperceptible.

- ¡Se está acercando! - Alzó la voz. - ¡Nos va a coger! - Siguió gritando.

Scott estaba fuera de sí. No podía entender de dónde había salido aquello, pero lo que tenía claro era que no quería quedar atrapado entre sus fauces. Y... Era enorme. Aunque sabiendo donde estaban, de quién habían escapado y con la imagen de aquellos seres voladores todavía en la retina, ya no le extrañaba nada.

- ¡Remad más rápido! - Volvió a gritar. - ¡Remad mejor! - Dijo con la vista fija en la enorme serpiente.

Por desgracia, los movimientos de Lex no ayudaron en nada a Emiko y a Scott. El bote siguió con su deriva e incluso disminuyó su velocidad, seguramente, debido al peso extra que les frenaba desde la parte posterior en donde ella se encontraba.

Y eso hizo que la serpiente se elevase sobre el bote, dispuesta para caer sobre ellos y devorarlos uno por uno.

Al elevarse en toda su majestuosidad, pudisteis comprobar que no había forma humana de huir de aquel animal. Era enorme, y sus fauces superaban con creces las dimensiones del pequeño e inestable bote en el que se encontraban.

Parecía... que era el final.

Me negaba a creer que aquel pudiese ser el final de la generación de Goonies. Si habíamos logrado sobrevivir a los bichos voladores y a la trampa que nos iba a espachurrar, estaba seguro de que podríamos superar el reto que nos planteaba la persecución de aquella serpiente marina.

-¡Aún podemoz hacer algo! -exclamé, mientras me agarraba a la barca, temiéndome lo peor-. ¡Patrick, Emiko, loz remoz! ¡Zegún ze vaya acercando la zerpiente, darle un buen remazo en toa la cara! ¡No podemoz rendirnoz todavía! ¡Zomoz loz Gooniez!

El intento por escapar fue un fiasco total, al final resultó que Emiko sabía remar mejor que yo o quizás mi estancia prologada en el agua me había entumecido demasiado, pero el resultado era desalentador, habíamos avanzado una mierda y aquella monstruosidad se preparaba para atacarnos, remar más rápido no era una opción, sólo nos quedaba intentar enfrentarnos a ella así que cogí el remo a modo de bate para intentar contrarrestar su ataque como había dicho Caleb-¡No os mováis mucho o volcaremos, Emiko prepárate!- exclamé pidiendo su ayuda.

La serpiente creaba ondas en el agua que no seguían ningún patrón, y una de ellas, elevó al bote, haciendoos sentir como si estuvierais en las atracciones de un parque de atracciones, para volver a soltaros abruptamente, varios metros más allá, en el centro del lago de nuevo y lejos del muro.

Sin quererlo, os había impulsado mucho más lejos de lo que vosotros habríais conseguido. 

De hecho, al mirar a vuestro alrededor visteis que el lago parecía terminar en una zona seca, por donde continuaba la cueva. El único problema era... que la serpiente estaba sobre vosotros y aquel punto estaba demasiado lejos.

Scott se vio perdido en ese preciso momento, pero entonces recordó algo. Portaba todavía trabada entre su cinturón y su pantalón la espada pirata de atrezzo que agarró en el museo. Había llegado la hora de usarla.

Scott desenfundó su arma con bastante control sobre sus atacados nervios. Ya armado esperó a que la bestia se acercara para tratar de goleparle con aquel mondadientes y su ataque fue realmente irrisorio. Más le hubiera válido la pena lanzarse al agua tratando de nadar hasta la orilla que plantar cara.

- ¡Ahhhh! - Comenzó a chillar aterrado. Por suerte su pantalón ya estaba mojado y no se notaría que acababa de orinarse encima. Aunque el olor a la larga podía desvelarlo. - ¡Vamos a morir!