Partida Rol por web

Los hijos de Ak

Prólogo - La carta

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04/04/2018, 22:16
Director
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Estimado Pájaro Amargo,

el motivo de mi carta es para preguntarte por tu estado de salud. También para comunicarte que el doctor privado de mi familia, el señor Elvesham, por fin ha dispuesto una cita en su clínica, como te conté, en un par de meses. Tendrás que venir a Massachussets más adelante y poder tratarte como es debido. Tranquilo, será un encuentro privado. Sin embargo, ahora me encuentro en Cuiabá, en la región de Mato Grosso, en Brasil. Necesito que vengas y hablemos más detalladamente de tu cita clínica.

Con gratitud,
tu estimado amigo Marvin.

Marvin Sorocco era ayudante en la universidad de Estudios amerindios de Sao Paulo. Tu padre y él fueron colegas en el ejército, hasta el punto haber sido tu tutor durante un tiempo cuando éste falleció. Ese lapso de tiempo fue suficiente como para saber que la única persona en el mundo en quien podías confiar era él. Además, pese a tu historial delicto, cuando se enteró de tu enfermedad de tuberculosis intentó ayudarte hasta el día de hoy mediante sus médicos privados. Te llamaba "Pájaro Amargo" para evitar tu detención, por lo que, a efectos prácticos, Marvin no era sino el confidente de un fugitivo.

Notas de juego

Esta escena es sólo un prólogo individual. En la siguiente ya estarás con tus compañeros.

Marvin Sorocco te reclama en Cuiabá (Mato Grosso), Brasil. Te dejo aquí el mapa para que sepas más o menos dónde está. Si decides acudir a su llamada, haz un post donde expliques cómo lo haces (dónde estas ahora mismo, transportes, equipajes, cómo gestionas el tema de tus armas (u otros objetos comprometidos), etc. (Lo más detallado posible).

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04/04/2018, 22:20
Director
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Estimado señor Mahoney,

el motivo de mi carta es para preguntarle acerca de su disponibilidad para apoyar otra de nuestras exploraciones en Brasil. La universidad de Sao Paulo quedó muy satisfecha de sus servicios de guía no hace mucho tiempo, y recientemente ha habido unos descubrimientos en la selva del Mato Grosso, en Brasil, que requieren de idas y venidas por el terreno. Espero que pueda visitarme en esta región, en la ciudad de Cuiabá, lo antes posible, para hablar de los pormenores de esta nueva expedición en la que contaríamos con usted como parte del equipo de exploración (si le interesa, claro).

Con gratitud y confianza,
Marvin Sorocco.

Recibiste con sorpresa otra carta de la Universidad de Sao Paulo, pero esta vez con remitente de uno de los profesores de estudios amerindios, Marvin Sorocco. Meses atrás habías firmado un contrato para hacer de explorador-arqueólogo en un pequeño proyecto en Centroamerica, y ahora esa universidad requería de tus servicios de nuevo. Nuevo destino, si aceptabas, era Cuiabá, en el centro de Brasil.

Notas de juego

Esta escena es sólo un prólogo individual. En la siguiente ya estarás con tus compañeros.

Marvin Sorocco te reclama en Cuiabá (Mato Grosso), Brasil. Te dejo aquí el mapa para que sepas más o menos dónde está. Si decides acudir a su llamada, haz un post donde expliques cómo lo haces (dónde estas ahora mismo, transportes, equipajes, cómo gestionas el tema de tus armas (u otros objetos comprometidos), etc. (Lo más detallado posible).

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04/04/2018, 22:21
Director
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Querido amigo,

el motivo de mi carta no es sino para darte una buena noticia. Se ha descubierto algo nuevo en Brasil... bueno, ¿dónde están mis modales? ¿Tu familia y tus perros siguen bien? Espero que así sea. Dicho lo cual, volvamos a lo que nos ocupa. Tengo una nueva aventura para tí, esta vez en Sudamérica: Brasil, Mato Grosso, selva... ¿No suena estupendo? Sin embargo, y aunque me sabe mal pedírtelo directamente, creo que la confianza de estos años me da potestad para ello: Necesitamos financiación para una exploración hacia unas ruinas encontradas no muy lejos de la región de la que te hablo. Por supuesto, estaríamos encantado de contar con tu presencia. Te espero en Cuiabá para más detalles, ¡el mundo es nuestro!

Tu estimado amigo,
Marvin

Marvin Sorocco era así: excéntrico, alocado, experto en estudios amerindios y un complemento a tu hobby de arqueología perfecto. Lo conociste en una convención de arqueología hace unos años, y desde entonces érais buenos amigos. Era ayudante (profesor adjunto, como solía decirse él), en la Universidad de Sao Paulo y habías financiado ya algunas de sus expediciones. Ahora, sin embargo requería de tu presencia en otro lugar del mundo como una nueva aventura; ni más ni menos que en Cuiabá (Brasil).

Notas de juego

Esta escena es sólo un prólogo individual. En la siguiente ya estarás con tus compañeros.

Marvin Sorocco te reclama en Cuiabá (Mato Grosso), Brasil. Te dejo aquí el mapa para que sepas más o menos dónde está. Si decides acudir a su llamada, haz un post donde expliques cómo lo haces (dónde estas ahora mismo, transportes, equipajes, cómo gestionas el tema de tus armas (u otros objetos comprometidos), etc. (Lo más detallado posible).

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05/04/2018, 12:37
Sir Edward Evans-Pritchard
Sólo para el director

-Señor Evans, ha llegado una carta para usted -dijo Ombongo dirigiéndose a mí para instantes después entregarme un sobre hecho de pergamino con un sello lacrado. 

-Vaya, vaya, si es de Marvin -dije entonces para mí mismo mientras mi criado salía de la estancia de mi lujosa mansión cerca de la cordillera de los Andes, al sur de la misma. -¿Qué nuevas historias me traes, amigo? -pregunté de forma retórica mientras mis manos abrían la misiva en la cual habían escrito mi nombre. 

A medida que mis ojos iban dejando atrás las líneas de fina tinta, todo mi ser iba entrando en un estado sublime de regocijo y nerviosismo a partes iguales. ¡Un nuevo viaje! ¡Una nueva aventura! Mi cuerpo entero empezó a temblar con fuerza debido a la perspectiva de nuevos hallazgos y descubrimientos. 

Por supuesto, empecé los preparativos lo más rápido que pude. Necesitaría comida, agua, mantas, brújula, mapa, bastón, pluma, tinta, papel, gorro de expedición, unos cuantos metros de cuerda, algo de dinero, mi equipo de arqueología (cincel pequeño, quitapolvo etc) y  mis gafas de repuesto. 

El viaje en avión no era demasiado largo, pues ya me encontraba en américa, pero de ninguna manera estaba dispuesto a poner en tan peligro mi vida. Contrataría un chófer que me llevara hasta Brasil. Como todo buen richachón, el dinero para mí no tenía ningún valor. Y así lo hice, con apremio, días más tarde, un coche negro aguardaba en la puerta de la mansión completamente cargado a la espera de que yo me montase. 

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05/04/2018, 21:23
Martin Lecián
Sólo para el director

Ah, el bueno de Marvin. Una de las pocas personas que merecen la pena en este asqueroso mundo. A todos los demás los mataría si se pusieran en mi camino, pero Marvin... Marvin es distinto. No solo cuando vivía papá, allá en Europa, sino incluso en la distancia, a través del océano, siempre se ha preocupado por mí. Me pregunto qué era lo que tanto los unía, a mi padre -un pobre campesino moravo- y a ese hombre tan ilustrado. Marvin se preocupa tanto por mí que incluso gasta su dinero en tratar una enfermedad que es incurable.

Vine a América escapando de la justicia y a hacerme rico, pero también, por qué negarlo, esperando encontrar a Marvin. En los seis meses que llevo en Brasil, comido por los mosquitos y disfrutando de mi anonimato y de los descuidos de la gente local, no se me había ocurrido por dónde empezar a buscarlo. Y, mira tú por dónde, es él el que me encuentra a mí.

En fin, Marvin me llama, así que iré. Por él, sí. Además, he oído que hay varias empresas de Estados Unidos y Europa haciendo negocio en el Mato Grosso... me encantará probar la resistencia de sus cajas fuertes. Y así, de paso, aprovecho para desaparecer una temporada de Río. No estoy seguro de que el poli que se me apareció en medio del golpe en la aseguradora haya muerto, y podría identificarme...

Cuento con que tengo dinero suficiente para comprar un billete de avión de Río a Cuiabá, el golpe a la aseguradora fue verdaderamente jugoso. Aunque es absolutamente imposible que la policía checoslovaca haya contactado con la brasileña, para reservar el billete utilizo uno de los pasaporte falsos que me hizo el inglés borracho que conocí en una timba de dados en Río. Elijo el pasaporte de polaco. Al fin y al cabo, esta gente no sería capaz de distinguir un checo de un polaco ni con la bandera dibujada en la frente. Los demás pasaportes los escondo en el doble fondo de la maleta, aunque dudo de que me vayan a servir de algo en ese lugar alejado de la civilización.

Jamás me separo de mi pistola. Si alguien quiere cachearme antes de subir al avión, tendré que ir en tren o en barco (y, como se pongan pesados, habrá una viuda más en Río). La pistola va cargada debajo de mi chaqueta. La munición en el falso fondo de la maleta. La maleta la relleno con un par de camisas y alguna muda y un traje claro. La carta de Marvin también va en mi bolsillo.


En el vuelo, trato de no hablar con nadie. En general, no hablo mucho con la gente, salvo por la noche, en las tabernas. Ahí es donde me suelto: hago amigos (de los que desconfío), amantes (a las que desprecio) y abro bien la oreja para aprender dónde puede darse el siguiente golpe. Pero, ¿ponerme a hablar con la gente empiringotada del avión? Mejor le pego un par de tragos a mi botella para intentar dormir durante el vuelo. Aunque la verdad es que no se puede. El avión hace mucho ruido y se mueve continuamente. Me parece admirable el equilibrio de la azafata. De la treintena de pasajeros, he visto vomitar a varios. El viaje se me hace eterno. Cuando hacemos escala en Belo Horizonte yo pienso que ya hemos llegado, y no es ni la cuarta parte del viaje, solo la primera de varias escalas. ¡Dios mío, no esperaba que el viaje durara casi 20 horas!

Al aterrizar en Cuiabá estoy aterido, hambriento y muy muy malhumorado. Compruebo con una rápida mirada si soy la única persona (personal de vuelo incluido) que ha hecho todo el trayecto desde Río, o si hay algún otro loco que se haya metido esta paliza.

Notas de juego

No estaba seguro de si solo tenía que proponer cómo planeo mi viaje o si debía narrarlo yo mismo. Si es solo una propuesta, termina donde he puesto la línea. Si se esperaba la narración completa, va debajo de la línea.

¡Saludos!

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05/04/2018, 23:01
Director
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El viaje en avión no fue demasiado largo. Primera clase, equipaje completo y el estómago lleno, a miles de metros de altura en pleno vuelo ¿Qué más se podía pedir? Una aventura sin duda. Y ésto era lo que pensaste cuando llegaste al aeropuerto de Cuiabá. Estaba en el norte de la pequeña ciudad, y de momento no eran sino unas leves pistas de tierra con un edificio que hacía las veces de puesto de control. Mientras aterrizabas miraste por las ventanillas y pensaste por un momento que habías venido al lugar más recóndito del mundo. Sin embargo, el verdor del paisaje era extremadamente embriagador.

Fue entonces cuando, tras haberse detenido el avión una vez tocara pista, bajaste del mismo y te dirigiste (sin saber muy bien hacia dónde), al edificio de control. Seguramente habría algún tipo de taxi esperando en la entrada para el trasiego de pasajeros (o quizás algún tipo de aseos, cosa que necesitabas con urgencia...). Nada más entrar en el edificio, un cartel con unas grafías fue alzado en medio del lugar (una especie de sala de espera con bancos muy rudimentarios como asientos), sujetado por unos brazos. Su dueño, un tipo rubio con bigote y ropas de exploración, aguantaba el letrero con clara instrucción:

Pájaro Amargo, Sir Evans-Pritchard, Sr. Mahooney.
Marvin Sorocco.

 

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05/04/2018, 23:05
Director
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El viaje en avión fue demasiado largo. Más de veinte horas en el avión, varias escalas interminables, y unos cuantos clientes vitoreando a propósito una mala disposicion y quejas que sólo tenían cabida en la mala educación. A punto estuviste de encararte con alguno de ellos, pero no era momento de buscar problemas; sería mejor ver cómo estaba Marvin, "el tío Marvin" (como le gustaba que algunos le llamaran). Y ésto era lo que pensabas cuando llegaste al aeropuerto de Cuiabá. Estaba en el norte de la pequeña ciudad, y de momento no eran sino unas leves pistas de tierra con un edificio que hacía las veces de puesto de control. Mientras aterrizabas miraste por las ventanillas y pensaste por un momento que habías venido al lugar más recóndito del mundo. Sin embargo, el verdor del paisaje era extremadamente embriagador.

Fue entonces cuando, tras haberse detenido el avión una vez tocara pista, bajaste del mismo y te dirigiste (sin saber muy bien hacia dónde), al edificio de control. Seguramente habría algún tipo de taxi esperando en la entrada para el trasiego de pasajeros (o quizás algún tipo de aseos, cosa que necesitabas con urgencia...). Nada más entrar en el edificio, un cartel con unas grafías fue alzado en medio del lugar (una especie de sala de espera con bancos muy rudimentarios como asientos), sujetado por unos brazos. Su dueño, un tipo rubio con bigote y ropas de exploración, aguantaba el letrero con clara instrucción:

Pájaro Amargo, Sir Evans-Pritchard, Sr. Mahooney.
Marvin Sorocco.

Notas de juego

Muy chula tu narración. Está toda genial.

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06/04/2018, 02:57
Connor Mahoney
Sólo para el director

Siempre que podía, Connor intentaba volver algunas temporadas a lo largo del año a su Irlanda natal, pero hacía bastante tiempo que se había instalado en Boston. Los estadounidenses parecían más motivados a organizar exploraciones a lugares exóticos, por investigaciones históricas, arqueológicas o por simple originalidad a la hora de organizar su ocio. Fuera cual fuera el motivo, siempre iban a necesitar que alguien se encargara de su seguridad, y Connor era el hombre indicado.

Cuando recibió la carta no le sorprendió leer el remitente, ya había trabajado con ellos en un proyecto en centroamérica. Sonrió satisfecho al deducir que sus servicios habían sido apreciados lo suficiente como para encargarle un nuevo trabajo. Podría decir que estaba cimentando las bases de un nuevo cliente habitual, cosa que solía escasear en su profesión. Solicitaban su presencia en una ciudad del interior de Brasil, cercana al Mato Grosso. No debía ser timorato con clientes de aquel tipo, así que no dudó un instante y se puso a preparar su equipaje: Ropa cómoda para manejarse en marcha por la selva, un traje mínimamente decente por si había que personarse ante alguna autoridad o acudir a algún acto protocolario, un escueto neceser, una manta y una brújula. Y por supuesto, su equipaje profesional: Rifle para las distancias largas, pistola para las intermedias y su machete para las cortas. La seguridad no se consigue de cualquier forma

Acudió con su equipaje al aeropuerto de Boston, donde empezaba a tener buenos amigos debido a su frecuente actividad. El tipo de amigos que a cambio de un par de billetes hacían la vista gorda con su equipaje profesional. Normalmente decorarlo con etiquetas del tipo "Frágil" "Material confidencial" o "Riesgo tóxico" acompañado de una cara de pocos amigos al personal de seguridad era suficiente. Pero si todo aquello fallaba, siempre podía avisar a alguno de sus "amigos" para que le agilizara los tramites o resolviera algún malentendido.

Aterrizó sin mayores complicaciones en la capital del país, ya que parecía la opción más cómoda para acercarse hasta el lugar donde había sido citado. Ahora tendría que hacer un par de jornadas en coche hasta llegar a Cuiabá. Seguían impresionándole las dimensiones de aquellos países, en comparación con su lluviosa isla, al otro lado del océano. Por suerte su cuerpo estaba acostumbrado ya a aquel tipo de travesías y consiguió llegar a la ciudad sin pagar demasiado peaje en cuanto a agotamiento físico. Estaba listo para el encuentro con el tal profesor Sorocco, al que ya tenía curiosidad por conocer.

Notas de juego

Perdón por el retraso dire, no pensaba que el arranque de la partida fuera tan inminente, me habías pillado un poco liado pero ya estoy.

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06/04/2018, 06:35
Martin Lecián
Sólo para el director

Me hago a un lado, desconfiado. Entre ataque y ataque de tos, voy a esperar a ver quiénes son esas otras dos personas reclamadas por el tío Marvin. También desconfío del rubio del bigote. En fin, entiendo que este hangar de mala muerte no es exactamente Central Station para pasar desapercibido, pero intento asegurarme de que no es una trampa antes de presentarme.

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06/04/2018, 19:16
Sir Edward Evans-Pritchard
Sólo para el director

El viaje en avión fue corto, pero intenso y amargo. Desde luego hubiera preferido viajar en otro medio de transporte, pero dado que no era posible en aquel caso me aventuré a ello. Cuando llegué a mi destino las piernas me temblaban. Habíamos atravesado algunas turbulencias y había rezado tanto que tenía la mente cansada y la lengua seca. Bajé del pájaro de acero a la par que me colocaba bien las gafas. El aeropuerto o la terminal a la  que habíamos arribado era poco menos que insulsa. Todo transmitía una sensación rudimentaria, pobre... Muy lejos de las las comodidades a las que un tipo como yo estaba acostumbrado. 

Los nervios y la fatiga se me olvidaron momentáneamente, siendo reemplazados por una sonrisa, al ver mi nombre escrito en un letrero. Sin más dilación me dirigí hacia el hombre que lo sostenía. 

-Soy Sir Edward Evans-Pritchard-dije con cierto ademán de prepotencia, -creía que el mismo Marvin vendría a recogerme. 

Que menos. 

Al fin y al cabo, había pagado yo mismo aquella expedición.

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06/04/2018, 20:46
Director
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El viaje en avión fue demasiado largo. Decenas horas en el avión, varias escalas interminables, y unos cuantos clientes vitoreando a propósito una mala disposicion contra las azafatas y quejas que sólo tenían cabida en la mala educación. Pensando en si todo tu equipaje estaría viajando bien, llegaste al aeropuerto de Cuiabá*. Estaba en el norte de la pequeña ciudad, y de momento no eran sino unas leves pistas de tierra con un edificio que hacía las veces de puesto de control. Mientras aterrizabas miraste por las ventanillas y pensaste por un momento que habías venido al lugar más recóndito del mundo. Sin embargo, el verdor del paisaje era extremadamente embriagador.

Fue entonces cuando, tras haberse detenido el avión una vez tocara pista, bajaste del mismo y te dirigiste (sin saber muy bien hacia dónde), al edificio de control. Seguramente habría algún tipo de taxi esperando en la entrada para el trasiego de pasajeros (o quizás algún tipo de aseos, cosa que necesitabas con urgencia...). Nada más entrar en el edificio, un cartel con unas grafías fue alzado en medio del lugar (una especie de sala de espera con bancos muy rudimentarios como asientos), sujetado por unos brazos. Su dueño, un tipo rubio con bigote y ropas de exploración, aguantaba el letrero con clara instrucción:

Pájaro Amargo, Sir Evans-Pritchard, Sr. Mahooney.
Marvin Sorocco.

 

Notas de juego

Voy a obviar el último párrafo de tu intervención, porque por cuestión de guión llegaréis directamente a Cuiabá. Sí, ha sido un poco rápido, y esque tus compañeros comenzaron desde el minuto 1. :)

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06/04/2018, 21:09
Director
Cargando pj

Notas de juego

Escena cerrada, pasamos a la Primera.