Partida Rol por web

"Un camino solo lleva a donde otros han estado"

Eso decía siempre tu madre quien te animaba a ser una aventurera. Los medianos, curiosos y traviesos eran también bastante autóctonos, amantes del hogar, su madre al igual que Ruby, era una aventurera, reprimida por el matrimonio y los hijos tuvo que hacerse a la vida sedentaria que todo halfing amaba. Pero Ruby no había sentido esas ligaduras, y tan pronto  como la ocasión se presentó, su madre fué la primera que le animó a abrir las alas.

Hacía ya cinco días que habías dejado la carretera, desde el primer día estabas perdida en aquellos bosques que escalaban por las montañas, no había habido ni un indicio de civilización pero estabas contenta (aburrida eso sí) pues tu habilidad para pasar inadvertida, tu olla y tu saco de patatas te podían mantener con vida casi indefinidamente.

Ahora habías llegado a la orilla de un río, de hierba pajiza y altos cañaverales. Protegido a ambos lados por largas y blancas filas de abedules cuyas hojas cambiaban su color al soplo suave del viento. Por el rabillo del ojo captaste un movimiento en el agua, por precaución te apartaste despacio pero disimulada.

Algo se detuvo en unas cañas cercanas impactando sin cuidado bajo el agua, y entonces sí te pusiste en guardia. Una cabeza anfibia surgió del agua, era tan solo un poco más grande que la tuya. Parpadeó exageradamente y no se demoró en entablar conversación... no debía venir mucha gente por el río

Nuo te apures. Truank-ila. No miedo. - Hablaba un común bastante básico pero fluído - ¿Buen vino?

Cuando te digan no tengas miedo, ¡sal corriendo!, retumbaban las palabras de su padre en su cabeza. Ruby, que no solía hacerles caso por definición se acercó al ser. ¿Tienes buen vino?, preguntó curiosa. En su bota apenas quedaban unas gotas y las reservaba para acompañarlas de su primera gran cacería. Lo miró fijamente, como si con diminutos ojos quisiera adivinar las intenciones de aquel extraño ser. Parece buen tipo, pensó sin dudarlo, podría hervir unas patatas y pegarnos un manjar. ¿Tienes hambre?, le preguntó mientras dejaba la saca en el suelo.

El hombre-rana sale un poco más del agua, pero no llega a salir del río, el agua ahora le cubre por la cintura. Lleva una gran clava de tamaño pequeño por arma, los clavos están oxidados. Aunque su cabeza sea mayor que la tuya, su tamaño es un palmo menor que tú. Su piel es viscosa y verrugosa.

¿Vuino?  Nuo. BuenVino. ¿Te llamas Buenvino?

Hambrue, yuo nuo, río-comida - Realmente el batracio lucía una hermosa y verde papada, costaba un poco entenderle, pero no tenía problema en paladear varias veces para repetir. No-Vino, tú, buenvino.

Tú-no-Buenvino. ¿Poorqué tú viene a río?

Ruby lo mira confusa. ¿Podría ser una buena presa?, se pregunta mientras tantea la ballesta. La clava en manos del gran ser verde le quita las ganas de cazar y prefiere entablar conversación. Estoy de paso. Llevo días viviendo mi gran aventura, ¿ve usted?. Ruby se sienta al lado de sus pertenencias y saca una patata del saco. ¿Le importa que vaya pelando?. Mire, continúa hablando mientras con una daga empieza a pelar la patata, yo no soy Buenvino, soy Dale, hija de Fastolth Dale, y nieta de Billy "Piesgrandes" Dale, pero no se preocupe que no le voy a molestar. Está claro que esa clava tiene mi nombre si no me lo camelo, piensa con avidez.

El batracio vuelve a parpadear asíncrono, al despegar los labios un hilo de moco cuelga entre ambos para licuarse cuando el anfibio cierra la boca antes de tantear cada palabra - Pues muás allá de este rrío, está el buosque oscuro.

Más allá del río se ve una arboleda de abedules como la que hay a tu lado. -Suolo conozco Buenvino, vive más allá de buosque oscuro. Él puequeño como tú. Él gran viajero y mejor cocinero.

Él siempre cruza por aquí, río arriba puente. Él siempre prisas

Subiendo el río, el bosque trepa por la loma de una montaña cuya cima no se ve por las altas copas de los árboles, debe ser una montaña no muy alta. Río abajo solo bosque. Cruzar el río no está tan claro. El fango y el lodo no lo harán tarea fácil, pero no es algo heroicamente imposible. Llevas algunas patatas bien peladas, y la rana, más cómoda, se ha sentado a un metro de tí observando la destreza con que mueves la daga alrededor de la patata. - Yo-nuo fruta. Yo pez y bicho Mmmm más bueno. Mueven en tripa

Ruby para inmediatamente de pelar. Con cuidado, gira a su derecha lentamente, sin dejar de escuchar, y deja la daga y la patata sobre el petate. ¿Y quién habita en el bosque oscuro?, pregunta la pequeña con curiosidad. Sus ojos parece que se vayan a salir de las órbitas de la emoción. ¡Mi primera aventura!, grita para sus adentros. Hagamos una cosa, le dice al batracio con voz cantarina, voy a conseguirle una buena cena, y me sigue hablando. Cuentemelo todo de ese paraíso de abedules, continúa bajando cada vez más la voz. 

De un brinco se pone en pie y recoge sus pertenencias, amontonandolas y dejando las papas dentro de uno de los cazos. Y es que siempre se queda al fondo, se queja viendo que la ballesta está al fondo de todo del montón. No se preocupe, es para la cena, explica Ruby al batracio mientras saca el arma. Apártese, por favor, le dice mientras saca el cinturón para virotes que le hizo su santa madre antes de irse, cuando vuelvas y hayas crecido, lo sabré por el cinturón, recuerda con cariño.

Aún tuemprano para cena, desuayuno estuá bien

En el buosque oscuro toda clase de cruacturas, mueigas y bruixas. Elfos y hadas. Lobos y trols. Cuidado en el bosque Scuro cuando se pone el sol, más allá del buosque oscuro: Pueblo de simples.

Con la ballesta cargada las ancas de aquella rana humanoide se te hacían más alcanzables... pero su piel parecía correosa y gruesa. El río estaba lleno de grandes peces (cd14) y por el rabillo del ojo no te habían pasado desapercibidos la media docena de conejos que se apartaban segundos antes de que llegaras por el camino (superv.cd15).

Un viento cálido sacude las hojas de los abedules y sopla desde el bosque oscuro al otro lado del río.

Sabrosa..., peinsa Ruby mirándose a la ranita. No, es mi amiga, asevera para si misma girando la cabeza negativamente. ¿Ya es por la mañana?, pregunta confundida mirando el cielo, Jeje, llevo tantas horas caminando que he perdido la noción del tiempo. Pues el desayuno será perfecto, continúa con un leve rujido de tripas. 

Apunto la ballesta hacia un pequeño grupo de peces, y descargo la ballesta

Tras unos cuantos intentos, 3 peces caen y Ruby se arremanga los pantalones para introducirse en el Riachuelo. Parece que finalmente tendremos un gran desayuno, le dice al batracio con una amplia sonrisa. Ahora los cocinare y ya veras lo deliciosos que estan, contiinua mostrandoselos con orgullo. 

Empieza a calentar una de las cacerolas y, sin dejar de mirar a su nueva amiga continua explicandole, todos mis hermanos estaban encantados con mi comida. Phyn, el pequeño, siempre me decia que el conejo al ajillo con patatas hecho por mi era su plato favorito. De repente su cara se endurece, aunque yo no quiero ser cocinera, soy aventurera, y como tal, voy a explorar Faerun y demostrar a todo el mundo que los halflings somos los mas valientes de todos. 

¿Te gusta poco hecho o muy hecho?, le pregunta inquisitiva. Tal vez deberia haberselos dado crudos, piensa tragando saliva y percatandose de que no tiene ni idea de como alimentar bien a la rana. Yo me lo hare bien hechito, como hacia mi madre.

Sirve uno de los peces en la cazuela y empieza a trocear las patatas para acompañarlo.

Apartas las brasas de la hoguera y colocas una parrilla, está algo sucia, pero es la firma de todo cocinero experimentado. Haces unos cortes al pescado para que se haga bien por dentro, entre tus herramientas de cocinera sacas un poco de pimentón y un par de tomates que se empiezan a quemar. La rana no pone muy buena cara.

Yuo siempre los cuomo del río. Nuo hecho. ¿Faerun? ¿Qüé es Faerun?

No obstante no parece reticente a probarlos cuando los ve dorados y el olor hace que sus fosas nasales se dilaten tanto que podría haber escondido el oro de Barbagris.

¡¡KROAGAR MURA Está buenisimo Jualfing Dale!! Por cierto, Yuo lluamo Alamuanda

Podrías haber sacado 6 raciones de lo cazado. Tu habilidad de cocinera ayuda a que no se desperdicie nada en la comida. Pero ese batracio se come la mitad con avaricia y sin masticar, escuchando cuanto puedas decirle acerca del mundo más allá del río.

Yuo río, yuo tengo duos ranas eh, uhm, mujer-ranas. Yuo guardo río.

Tu cuomida buena. ¿Tú qüerer casar? Mui muejor hijo Gric, buen cazador duel río

Con una sonrisa de oreja a oreja, Ruby mira sorprendida a su amigo, Encantada Alamuanda, me alegro de que te gusten mis guisos. Mira su plato y luego vuelve a mirar al batracio con restos de pescado en la boca, ¿sabes?, comete tambien el mio, no tengo tanta hambre, le dice ofreciendole su plato. Faerun es el mundo en que vivimos, le explica, todo lo que ves y veras es Faerun, un lugar lleno de sorpresas y tesoros increibles. Por su mente pasa una idea, ¿y si le ofrezco que se venga conmigo?, se pregunta.

Si vienes conmigo, te lo podria mostrar. Estariamos juntos todo el tiempo y yo cocinaria para ti... Siempre puedes dejar a tus esposas  y a tu hijo a cargo del rio, y volver como un ¡HEROE!, dice levantando ligeramente la voz de la emocion. De repente, se acuerda del ofrecimiento del batracio y se sonroja, ¿yo? ¿casarme?. 

Alamuanda sonríe - Si fuera joven iría sin duda, puero ahora el río duepende due mí. Evito qüe los trasgos se acerquen puor aquí y dejo el puaso seguro para la fuamilia Buenvino. Ese pueblo estaría yua perdido si no fuera por ellos. Suon medianos de buen cuorazón.

Tienen una puosada en Villasimpluona. Diles tú amiga de Alamuanda - Señala la dirección más allá del río y el bosque. - No ir a muontañas. Muontañas truasgos.

Siempre puasar puor río, tú avisar Alamuanda

Ruby lo mira pensativa. Era cierto, Alamuanda estaba siendo la protectora de aquél, pueblo de sus iguales, aunque lo deseara, tendría que continuar su camino sin su sabio amigo. Ya eres un heroe, amigo. Haces un gran trabajo. Mira fijamente las pocas patatas que le quedan en el plato. Toma un bocado lentamente. Continuaré mi camino, pues. Iré a encontrarme con sus amigos, los Buenvino.

Pesadamente, se empieza a herguir y recoge los cacharros para darles una lavada rápida en el río. Espero que hayas disfrutado. Ha sido un placer conocerte Alamuanda, le dice besándo una mejilla de esa correosa faz.

Alamuanda saca su escudo, cuando ya has recogido tus bártulos, prácticamente se sumerge en el agua y te invita a subir encima. Cuesta mantener el equilibrio, pero cruza el río contigo sobre él... debe ser un poco humillante pero lo hace de muy buen humor. - Buen viaje Dale, Villasimplona está a seis horas

La arboleda de álamos claros se acaba tan pronto como dejas de oír el río, y un bosque algo más oscuro de árboles resecos y gruesos comienza. Abundan las setas por doquier, de todas las formas, colores y olores. Es un poco incómodo estar aquí, pero es el camino señalado.

Como si cada mirada tuviera que captar el momento que estaba viviendo, Ruby avanza emocionada por el camino indicado por Alamuanda. Ojalá estuviera aquí conmigo, piensa apenada. Gira la cabeza negativamente unas cuantas veces. No es momento de esto, Srta. Dale, se dice aseverando su intención de llamarse aventurera. De repente, un pajarillo empieza a tararear y por un segundo se ve en las fiestas de su pueblo cantando el himno local. Sonríe feliz de tal recuerdo y hiergue la espalda. Como si desfilara, empieza a cantar:

Abre los ojos y acelera,

el sol y la mañana esperan,

leche con tostadas ya huelen.

En la mesa de la cocina aguardan.

Abre las cortinas y observa,

los árboles del valle se mecen,

carros y carretas ya marchan,

las chimeneas de los hornos se encienden.

Abre los oídos y escucha,

los cantos de las aves que afinan,

molinos que el trigo machacan.

¡Bienvenidos a la colina!

Al acabar, se tapa la boca con ambas manos en señal de vergüenza. No debería estar cantando ahora, podría atraer enemigos, piensa dándose cuenta de su gran error. Decide continuar su trayecto pendiente de las hiervas y setas que hay por el camino, a ver si reconoce alguna para sus guisos. 

Si por algo se caracterizaba ese bosque, no era ni por la calidez ni por sus claros bañados por el sol, pero hoy...Hoy estaba siendo diferente, las sombras se distinguían sobremanera y eso solo podía ser porque la oscuridad había menguado. Tigrito tuvo el presentimiento de que iba a ser un buen día.

Llevaba dos días sin pasar por casa y quería volver, pues necesitaba un buen baño y algo caliente que llevarse a la boca. Su frondoso pelaje, que habitualmente era como un sedoso y brillante terciopelo azabache, parecía hoy una alfombra vieja y desgastada por el uso de unos pies mohosos y fangosos de trolls o algo peor.

A medio camino se detuvo a recoger unas flores que fue metiendo en el cesto junto al resto de víveres que había recolectado en su corto viaje. Cuando acabó de llenar el cesto agachó cabizbajo su mirada y se sentó en un tronco hueco que había cortado algún estúpido enano. Allí sentado, lo único que podía hacer era lamentarse por lo solo que estaba. No tenía amigos ni familia, y su mujer, a la que encantaban las flores, ya no volvería a estar con él nunca más. Los sollozos que primero eran débiles, empezaron a resonar por entre los árboles. ¿Tan difícil era encontrar a alguien? ¿Tan desagradable y horrible era como para que nadie quisiera pasar un rato con él? Con una simple charla o la mera compañía sería el ser más feliz del mundo.

Siguió con sus sollozos algo más calmado, pues le pareció escuchar una voz de fondo canturreando. Si había alguien por ahí, no podía causarle mala impresión, así pues, se secó las lágrimas que habían vertido sus rojos ojos y se sonó la nariz, haciendo una especie de trompeteo, con un pañuelo amarillo que guardó de nuevo bajo el repliegue de su piel. Intentó ocultar su semblante de tristeza y mostró su mejor sonrisa dejando entrever sus adorables y puntiagudos colmillitos.

Y seguiré por el este, para alcanzar el claro, y ahí hacer una parada para comer. Grrrr, resonaban sus tripas. Sí y más vale que lo haga rápido. Y podré intentar dejarme guiar por la colina del fondo para alcanzar el final de este bosque; y me llevará definitivamente a la gran familia Buenvino. Pensaba mientras el bello sol la cubría a medias entre los árboles.

Andaba alegre. Erguida. Orgullosa y algo aburrida de tener un viaje tan seguro. En un instante, no sé ni como..., pensaba mientras sentía un montón de pelo extraño pegado a su boca. Se despegó en seguida con un rápido salto hacia atrás.

Pfff, repetía para quitarse los últimos pelos enganchados en su lengua. ¿Quién... pfff.... es... usted...pffff? ¿Porque no vigila... pffff... por dónde va, caballero?, le dijo mirándole de forma severa.

El orondo peludín hacía repiquetear sus rechonchos dedos de una mano contra los de la otra. Estaba emocionado por encontrar a alguien con quien hablar por el camino y que en primera instancia parecía ser una persona cariñosa, pues nada más verlo le había lamido. Ese era un gesto obvio de cariño para Tigrito. Y encima parecía tímida, intentando disculpar su pronta reacción de cariño con un tropiezo ¡qué monada de criatura!

Buenas tardes señorita - dijo inclinando su cabeza - Siento mucho mi torpeza, estaba aquí enmedio y... - se levantó de inmediato quedando su cabeza casi a la misma altura que la copa de uno de los árboles más cercanos. Sonrió a la muchacha y le explicó qué hacía allí - Ha sido un viaje largo el que he hecho y estaba tan cansado que no he podido hacer otra cosa que detenerme en este agradable claro a descansar. Se va haciendo tarde y debería regresar a casa antes de que anochezca, en estos bosques nunca se sabe que te puedes encontrar, ¿verdad pequeña? - se estiró sus largas y puntiagudas orejas desde la base a los extremos para peinarlas.

No sabía muy bien cómo decirle si quería acompañarlo a su casa. Por fin encontraba a alguien y ya se tenía que ir, toda una pena. De repente sus rojos ojos se iluminaron. Qué gran idea la que se le acababa de ocurrir - Mmm...no debería andar sola por estos parajes. ¿Le gustaría acompañarme en la cena? Tengo un hambre que me muero y no me gusta estar sólo - dijo agachando el rostro medio preocupado por el posible rechazo. De hecho, pensó en que nadie debería estar solo, la compañía siempre trae alegrías.

Uy, qué maleducado soy que ni me presento. Mi nombre es díficil de pronunciar, así que todo el mundo me llama Tigrito - Hizo una reverencia y extendió su suave y peludo brazo hacia la joven - ¿Qué la trae a usted por aquí?