Partida Rol por web

Sacó el brazo por la ventanilla mientras conducía, pa que le diera bien el aire. De vez en cuando quitaba la otra mano del volante pa soltarle una tollina al Brandon, que decía que conducía él. Ya quisiera conducir él, pero el hermano pequeño, por unos minutos, pero lo era, así que le tocaba apechugar. Eso y que yo había sido más rápido para pillar el volante.

Subió la música del coche a to trapo y se puso a cantar. -'Ame meneno que quieoooo moriiiii 'ame menenooooo...

El Brandon se puso a decirle más que tontás. -Que je van a follá, chaicho... 'Amo a mirá en una de la casa y verá que encontramo algo en lo frigo y lo mimo hata tabaco del bueno y to, malboro.

Lo de ver platillos batalleando en el cielo era la hostia de curioso. El Brandon de Dios nunca había visto muchas películas, y menos de ovnis. Alguna sí, pero el cine no era lo suyo. Su película estaba en la calle con el Kevin y sus sicarios. Veía alguna de tiros, de droga o alguna porno a escondidas. Pero poco más.

-Los osnis sestán follando a los payo, chacho... Peaso mielda tó, chacho -dijo al ver cómo se estaba quedando la ciudad con esa extraña guerra. Era curioso que no se diera cuenta de que cada vez más la ciudad "normal" se parecía a las 3000. Pero de las 3000 nunca diría mielda.

El camino se le hizo largo y el horripilante calor sevillano era incluso peor que la destrucción de la civilización. Ni con el aire acondicionado y escuchando musiquita guays a todo trapo, musiquita DE VELDAD, se estaba cómodo.

-Mapetese argo frejquito... no jé, un pochicle o un flá congelao. Que se muera un payo ahora por un flá -en ese momento enfilaron por una zona pija, el puto Simón Verde de payos ricos de mielda. A lo mejor en la nevera de alguna de esas casas habría algo güeno.

-Aro, algo pa comé y un refrejco. Oche una cosa, la Melissa me dijo ayel si tú va a í a la fiehta -le dijo.
 

¡Ay pero que mentiroso eran los payos! Esto está peor que el premo Gabrié cuando le pegaron la paliza esos Latin King de mierda. Claro que luego atropellamos a uno de ellos con el coche. Varias veces. Y a tomar por culo. Mucha policía por tos laos. Eso era malo. La policía nunca traía nada bueno, ahí con sus leyes de payos sin cojones. Mi Cristo está en prisión por su culpa. Dicen que traficaba mandanga. ¡Mardisión Hitana!

- ¡Ay premo! Pos si questa ehto jodio…- viendo finalmente el panorama de la gasolinera- Su habélo dicho en er barrio y hubíramoh japao por ahí…- pescozón. Pero con cariñó. Entre gitanos nos queremos de una forma muy visceral. - ¿Ara que papa? ¿Le rubamoh a arguien la gasofa o qué? Aunque hay una montoná de pulisía…¿Pa cuanto da la gasulina que quea?

Solo faltaba que nos quedáramos tiraos entre payos locos. Miré un poco la de hostias que se estaban dando con los platillos esos.

- La vihen, es como en la pilicula...Vargame...

-¿Melissa? ¿Fiehta? ¡Po agárrame ehta!- se llevó la mano a la entrepierna enseñando paquete a su hermano, o bueno, donde debería de estar el paquete que allí no había na de na. Que temiera el mundo cuando sus huevecillos comenzaran a producir testosterona pa tanta tontería condensá.

-¡Fiehta la de tu culo y éhta! -dijo agarrándose el paquete, a la vez que su hermano. Era una puta mierda tener simbiosis. Se revolvió en el asiento to espitoso y le calzó un sopapo en la nuca al Kevin.

-¡Aparca ya hijoputa!

-Joputa- se quejó ante el sopapo del hermano y soltó el volante pa intentar darle otro a ciegas, acabando por darle en el brazo sin fuerza ninguna. -¡Ia, que ia apa'co!- acabo parando el coche allí donde mejor me parece, algún sitio donde podamos pillar una tele pal yayo, comida y tabaco. Lo último indispensable, que en cuanto volviéramos la Choni nos iba a medir el lomo con la zapatilla.

El patriarca tuvo una idea.

-Tira pa ese residencial que se ve pallá. Y buscamos algún coshe aparcao y le quitamo la gasolena.

-Amos pallá con la brocha.

Dicho ésto, se saltó la mediana, salió de la carretera y recorrió olivar palante. Carreteras, pa qué. Que mariconada. Comenzaron a circular por allí en busca de víctimas. Y no fue muy díficil comenzar a ver coches, aunque la mayoría iban con diésel. A los españoles de hoy les gustaban los diésel.

-Abrí bien los ojoh y mirar a vé si véi arguno que sea de gasolina.

Había dos posibles objetivos de gran interés:

1. El centro comercial Altos de Simón Verde, lleno de tiendas de buenas marcas donde robar cosas pijas. Cosas sin usar y nuevecicas de trinca.
2. Un casoplón posmoderno de unas ultramegaricos con una tapia exterior, que parecía abandonado.

Y aparte de eso, había casas pijas para aburrir. Pero de algunas se veían coches en la puerta todavía.

-Ei, chaicho, 'amo aí- le señaló el centro comercial. -Habrá tele güena pal yayo y tabaco. 'Amo ahí, por cosa de rico- acabó dando un volantazo y para el centro comercial, él conducía y no había discusión.

-Yo digo de il al mercao ese, a cogé cosa nueva. Que a lo mejón lah casa tién perro.

Entonces el Kevin dijo lo mismo y se tiró pallá. Se encendió un piti y le tendió otro al Kevin.

Palmeo el hombro del papa. Que buen ojo tenía, y que cojones bien puesto. El Boliche se mete por to el olivar y menudo traqueteo aquello. Ni los coches de choque en la feria. Pim, pam, acosándo las payas, moñeandolas si miraban a nuestros niños. Roneando con los gitanos buenos. Que época. Y luego me casé y na. Aunque los años con mi Cristo no tienen despercidio.

- Ay cuánta casa shula...- no pierdo detalle de aquello. A ver si teníamos suerte y dábamos con algún coche de gasolina. Estos payos modernos. Tanto diesel, tanto diesel...

SSsshh caaaalla - los ladridos del perro me estaban empezando a dar dolor de cabeza, aunque la verdad estaba empezando a quedarme embobao mirando a los cacharros voladores e ignorar a Perico.

Er haleo que montan sóh bisharraco Chache, jasen casi tanto ruio como la Yeni cuando la estáh dando candela ejejejejej que secucha por tor barrio jejejeje.

A eso que nos paran los militares y saco la cabeza por la ventanilla - ¿Sirculen? ¿Sirculen paonde sosiooo? Si nuetra familia etá en diresión pallín - le contesto señalando con el brazo justo en la dirección que están bloqueando. A esto que meto la cabeza en el coche y le pregunto al Chache - ¿Qué jasemu premo? ¿Hay que da mucha werta pa llegá sin pasán por aquí?

Vuelvo a sacar la cabeza y vuelvo a decirle al militar, en un intento de convencerle - OIE PAYO, que éto é entre los mengue y los payo, a los gitanos dejarnus en paz que no hemo hesho ná. Venimo en son de pá ejejejeje - levanto el dedo intentando imitar a E.T., un poco de humor inoportuno made in er Caye.

Detuvieron el buga y bajaron de él. Con todo el apocalipsis y demás, habían cerrado el lugar a cal y canto. Tenía unas persianas metálicas y detrás había unas cristaleras cerradas, con puertas automáticas ahora apagadas. En los cuatro entradas del centro comercial era exactamente lo mismo. Ninguna era apta para alunizar con el coche, o bien por que tenía escaleras o bien por que había pibotes. Los payos ricos eran listos.

Una señal indicaba "Edificio vigilado por prosegur". Abrieron el maletero y el primo, como buen familiar suyo que era, llevaba siempre una caja de herramientas en el coche con un cortafríos y, cágate, una radial de la marca bosch, de las que funciona con batería de litio y no hace falta enchufarla.

Recorrieron gran parte de la urbanización hasta dar con la tecla. Un BMW 520i que estaba inocentemente aparcado en el jardín delantero de una de aquellas casas. Una casa grande, de dos plantas, con tapia delantera y trasera, piscina por detrás y jardincillo. Una puta casaza. Panzada de pijos que había en Sevilla, no era ni normal.

Le pilló un cigui al Brandon y se lo encendió con su mechero que parecía un mini soplete. Anda que no estaba contento con su mechero y lo bien que ardían las barbies de la prima Estela con él, que iban todas con peinado al fuego de ese. Al abrir el maletero, cogió la radial y se acercó a la persiana metálica, aquello estaba chupao.

-Brandon, muevete una poquita que tiéh los huevo como un camió, na sabe hasé. Amó a arrobar algo pal yayo, enga, chaicho, pal yayo, pal yayo- apremió a su hermano que parecía apollardao, tocándose los huevos a dos manos.

-Gueno -resumió- Vamo a prosedé con sihilo y cautela. Vamos a cohé la dos lata de anticonhelante que tengo en el coshe y llenálas. Pero mase farta que alguien me ayúe a shupá de la manguera por que yo tengo munsho ahma y seguro que me ahogo enseguía. Y hacélo to en silensio que a lo mejón siguen dentro la casa.

El Brandon salió del coche con una extraña mezcla de soltura profesional y movimientos de niño, dejando a su hermano jugar con las herramientas.

-Ten cuidao no me vaya a radiá la picha, chacho, a vé si va saltá un trosito de capullo y te salte un ojo. Y endemá te melle la sierra.

Miró al Kevin haciendo el anormal con las herramientas. El Kevin Jesú era como más dao a los suterfugios y el colarse en sitios. El Brandon era más peleón y habilidoso con la chirla. Lo que al Brandon de Dió le gustaba era el atraco, ver a los tenderos cagarse de miedo al ponerles la navaja en la cara. Pero no por eso iba a dejarle hacer todo porque el Kevin lo iba a hacer mal por ser un mielda.

-No tieni puta idea, illo. Trae pacá, cojone.

Intentó apartarlo a empujones.