Partida Rol por web

El Brandon se apartó rascándose el cuello. Ya le picaba por delante y por detrás. El puto Cristo de los huevos con su mano larga. Lo miró con ojos llenos de promesas negras mientras se frotaba apoyao en la pared.

...joputa... eta te la gualdo...

-¡Que yo na má quería ayudaaaa! ¡Que si el celvesa é veneno po nos mojamo ¿no?! Que yo quiero muncho al yayo y la tita. ¡Cabronee tós! ¡Nandie mentiende carajo ya! Y tú Kevin, era la peó maricona qayaquí. Maricona, peaso maricona, ere un mielda. Golosón, joputa, que ere un golosón.

Qué traición más gorda la del Kevin Jesú. Qué joputa.
 

Tuvo que reconocer que mojar a la tita había estao cojonudo, pero claro, con el tito aquí era tontería hacerlo delante de él. Pero al yayo, al patriarca no se le tocaba. El Brandon era un gitanillo del ahora y el ojo por ojo, mientras que el Kevin era de esperar a servir la venganza fría. Como los buenos, una pequeña mente calculadora que ahora no alcanzaba todo su esplendor, la niñez y darse al tabaco y el alcohol tampoco ayudaba. Que pensándolo, el Brandon iba a ir borracho a matar mengues, pero él no iba a ser menos.

-Caietanu, oie, eh, ehcusha- dijo yendo a buscar al cayetano y tirándole de la camiseta, hasta que le hiciera caso. -Oie, tú, premoh, tate- más tirones a su camiseta. -Premoh, cusha, premoh... Tú... Tú no tendráh una poquita de ierba d'esa güena, ¿eh? Pa tu premoh, pa mi cuehpo, pa to... Ame argo, premoh, tú sabeh... Que ji me muero matando mengueh, tú te creeh no habeh probao ni una mijita premoh- mentira cochina, el Brandon y él saqueaban adolescentes a punta de navaja y a veces encontraban premios. Sobre todo en esos con pintas de hippies, perro flautas rastafaris... Que parecían querer parecerse a los gitanos en formas de vestir y normas de aseo, pero andaban muy lejos de su nivel.

El Brandon perdió el interés por su propio dolor en cuando escuchó al Kevin rapiñeando jierba. Ahí que fue, que un par de meis seguro que hacían bien pal cuerpo. Se había quedado con las ganas cuando la barbacoa y el cabrón del Guapo se había echo el sordo.

-Ayyy Caietanooo. A ve si me trae una camizeta der Sevilla de la tallia 5, eh? Tú mentiende*.

Putos críos, no hay gente a la que dar por culo y vienen aquí.

Tarsu quieto mierdehilla - les echo pa un lao con la pierna como si fuesen un chucho pesao - cuando hurs sargan pilillus nelo buebo vis a hablal con el patriarca a pedil-le lo mihmo - y que sus riviente el lomo a bastonazo, pesaos.

¿Ande coño ta er Chacho? *PLAS PLAS PLAS PLAS* - vuelvo a aporrear la puerta.

No se rindió.

-Enga illo, dano aaargoo, enga, dano argo illo, dano argoo enga. ¿No tiene na? ¿Y el Chacho no tiene? Jeguro que tiene, anda, dano argo illo.
 

Asiento conforme cuando mi Cristo le pega la hostia al Brandon. Le está muy bien, por hijo puta. Cuando mi Cristo sea patriarca entonces se va a cagar la perra. Tos mas tiesos que el copón van a estar. El papa, con todos los respetos gitanos, se estaba ablandando. O tenía una debilidad muy mala por esos enanos hijos de puta. Mis sobrinos.

- Ea, si te pica, tarrascah - al Brandon- Bahtante que yo no te crujo, ioputa. Mira como mah puelto - me miro, empapada en cruzcampo caliente. La cruzcampo, yo no. No de momento, claro.

Morreo a mi Cristo.

- Grasia, mi rey hitano. Cuelpo pa pecá...- igual ahora si que estaba caliente.

Al igual que su hermano, no se rindió.

-Pero qué ise premoh, y si noh morimoh y no mata un mengue, eh... No tieh corasón, que somoh familia... Amo, dame algo, pa mi, pa mi cuelpo, pa to... Sangre de tu sangre, premoh... Yo lo haría poh ti y lo sabeh, ehto no se le hase a la familia premoh...

-Enga ya premooo, enga dano argo. Que tú tiene ya verá. Dano argo enga. ¿Tiene o no tiene?

Volviendo a poner la cara de mi avatar, la cual, por otro lado, era la que siempre solía tener, respondo dulcemente a los dos pequeños y adorables hijos de puta - POH TENGO DOH JOHTIONE CON TO LA MANO ABIERTA QUE SU VARRANCÁ JER PEHCUEZO COMO NO SUH VAYAI DUNA PUTA VÉ.

Me cagonelputo Chacho, aún li cojo la flagoneta y me voy yo solo - los gitanillos iban a conseguir que me animase a conducir aún sin estar seguro de cuál era el pedal del freno y cuál el del embrague.

-Pero Caietano premoh, que eh pa loh doloreh, ira como ehta el Brandon, con el pehcueso to recomío... Enga, pasate algo de ganya, pa su cuehpo, que l'hará bien... Íralo, que ehta pa morise, no sea malaje, premoh... Ehto a la familia no se le hase...

-Aro premo, el Kevin Jesú tie to la rasón der mundo. Que toy mu malo, que casi la endiño lotro día coño ya que no tentera, que no tiene piedá ni amó ni vergüensa cojone. Dame argo questoy mu malo, ira -dijo, levantándose un poco la venda para enseñar el ñaco, enrojecido, inflamado y que empezaba ponerse supurento-. Dame aaargo premo. Y pal Kevin tamién ¿tú hascushao que los gemelo comparten el doló? Al Kevin tamién lestá doliendo el pescueso comamín ¿veldá surmano?

Se puso a tirarle de la camiseta. Ese hijoputa tenía grifa sí o sí.

-Enga premo. De la talla 5 enga... güeno sino po de la talla 3, vale? Por pieda premo questoy mu malooo.

-Eeenga premo, pol favó te lo pido -dijo el Brandon poniendo ojitos de gato tienno y voz melosa. O to lo melosa que podía poné con la carrasquera del bocao del mengue. Se abrazó al Cayetano-. Ven Kevín Jesú, abrasemo al premo güeno a vé si sablanda, como güena familia que semo, vale?

Asintió a lo que decía su hermano, tocaba un poco de teatro. Cuando dijo que él también sentía el dolor, tiró más fuerte de la camiseta del Cayetano.

-Ay... ¡Ayyyyyyyyyyyy qué doloh mah grande! ¡Ay sufriendo poh mi hehmano! ¡AY PREMOH QUE EHTO DUELE UN HUEVO! Premooooooooh, ame argo pal doloh, que mi muero aquí mihmo- se abrazó al Cayetano, apretando fuerte como un puto mono, mientras los dedos de su hermano obraban magia.

- Sh! !Cayetano, pahmao! !Cuidao con loh abrasoh desoh doh dehgrasiao! - digo rápidamente, al advertir la muestra de afecto de esos hijoputas hacía el primo. Esos no daban abrazos mas que pa joder. Me habían robao el puto tabaco, con lo bien que me hubiera venío en el rescate de mi Cristo.- !La ohtia encahna, tusiho!

La Encarna se había quedao a gusto a echar esos dos bultos por el coño. La virgen. Menudos nueve meses que tuvieron que darle. Con razón ahora pasa de ellos como de la mierda.

Lo más que tenía eran los dos DNIs y pegotes de mierda en los bolsillos. Pero eh, lo que ahí tenía era puro tesoro, mi bienestar se encontraba dentro de mis bolsillos pegajosos como si los hubiera forrado por dentro con el ojete de un mengue estreñío. Mis putos DNIs no me los tocaba nadie, con el mero posar de una mosca al borde del bolsillo ya echaba la mano a ver qué coño era lo que me quería quitar las tarjetitas payas que me habilitaban a cobrar un par de pensiones por tocarme los cojones. Pero bueno, venga, no diré que el aviso de la potranca no ayudó.

ARA SÍN QUE SÍN, MECAGONDIÉEEEee CON LO NIÑO YA - en plan karateka, seguramente porque se me quedó a fuego en el subconsciente alguna escena de alguna peli de Bruce Lee o Chuck Norris... de hecho creo que hay una peli en la que salen los dos, quizá fue esa; bueno, la cosa es que voy a darles a los putos críos dos sopapos de tal envergadura que se escucha silbar al viento.

Un par de collejas pa ca uno, bien merecidas, por supuesto. Los chavales eran como los mercenarios de la antiguedad, esos que cuando no tenían enemigos se peleaban entre si y lo destrozaban todo. Había que mantenerlos ocupados con un enemigo, o te ibas por el váter cagando leches. Como los almogavares aquellos, pero en versión andaluza.

De la calle vino un chiflido de aviso y cesaron las gilipolleces, asomándose al balcón. Se retiraba un tanque pegando tiros, y un grupo de milicos, seis o así. Llevaban además dos heridos y no tenían más vehículo que el tanque. Quizá el resto de vehículos habían sido destruidos, o vete tu a saber.

Los enemigos no tenían tanques ni mierdas así. Pero eran ciento y la madre, y tenían cacharros de tecnología, pequeños pero muy matones. Cientos de chupacabras de aquellos, decenas de mastuerzos gigantescos de tres metros (primera vez que los veían) y detrás venía una tropa de pequeños seres grises con sus trajes ajustados y sus armas de mano, que cada vez que disparaban era la hostia por que reventaban las cosas o abrían boquetes como lavadoras.

-Amos al lío -dijo el patriarca.

Los chupacabras se diseminaban por doquier, aunque de momento cercaban a los soldados y trataban de abrumarles con la fuerza del número. Rodearles, zampárselos vivos.

Ni Chacho ni pollas, la puta que le parió, a ver dónde coño estaba.

Al asomarme para ver cómo estaba el asunto supuse que ya ni toysarás ni mierdas, del barrio no salíamos hoy con la de mierdecillas feos que habían por ahí corriendo, sumados a algún bicharranco to mostrenco.

Mierdehillas - le digo a los gemelos a los que había calentao los mofletes - irsu pa las ventanas y ayudal a los payos desde ahín rodiandoles de cruscampo, mientras vivan los milicos la atención di los mengues ta pa ellos. Pero no sus kedís en la calle, que los mengue eso pequeño y feo, de lus que hay un puñao, son mu rápido y peligroso.

Y sabiendo que ni furgoneta ni pollas, vuelvo la mirada al limpiador de agua a presión con el barril de 50 litros - Weno, po si no lo kie nadie, po pa mí - Peral, piojos, tamién podís ayudalme a subir esto palazotea - le digo a los gemelos. De todas formas, me ayuden o no (cagándome en ellos en voz alta si no lo hacen), tan rápido como puedo subo el cacharro junto al barril al ascensor y tiro para el último piso hasta llegar a la azotea.

Fue to mu rápido. No acabó de registrar al Cayetano cuando se llevó un cosqui de cuidao por culpa la puta tita Choni, y entonces sonó el agua, justo antes de tener la oportunidad de darle un rodillazo en las pelotas el premo, que lo dejara tirao en el suelo a buena altura pa machacarlo a patás entre los dos. El Brandon perdió la concentración y se tiró a la ventana a ver qué pasaba. Los mengues pasaban, tal cual.

No hubo oportunidad de hacerse una buena ele. Habría que esperar pa luego. Agarró la acuamáste y la llenó de veneno.

El yayo dio la alarma y el Kevin aún se frotaba la zona dolorida por aquella colleja mortal, que al final ni habían pillao ierba ni na. Así pasó, que el premoh Caietano se subió el barril de 50 litros él solo a la azotea, que se jodiera y cargara. El rencor era mu malo y en guerra más. Se asomó a la ventana, al lao del Brandon y le dio un codazo para hacerse sitio. No es que no hubiera sitio para los dos, es que había que dejar patente quién había llegado primero y quién se quedaba el sitio de la ventana. Antes de subir el premoh dice que tengamos cuidao.

Tiró un par de globos por la ventana, mientras se descojonaba él solo, con la consiguiente tos de fumador posterior.

-Ira lo que ise el ioputa, ehte... Que tengamoh cuidao con loh que paesen perroh, si fuimoh nojotroh loh que lo encontramoh y lo rajamoh...- dijo por lo bajo a su hermano  y de inmediato bombardeo a los milicos que estaban a tiro con bombas de agua con cruzcampo, pijándose de verlos cubiertos de meao.