Partida Rol por web

Allí estábamos en la fragoneta cuando nos viene el soponcio. Al menos a mí, porque vaya tela. Me veía ahora mismo lía a pistolazos de cruzcampo como si no hubiera un mañana.

- !Ohtia Crihto, mengueh! - allí estaban con los sobres hijos de puta. Asín toda alborotada que estaba yo. ¿Pero estaban hablando con ellos? Si, eso parecía- La vín ¿Ehtan de cháchara loh ioputah? ¿Casemoh Crihto, casemo? - pregunto, porque estábamos una poquita lejos y lo mismo el chorro no llegaba, aunque las armas de fuego si.

El pequeño ser miró a Brandon, que cuando intentó mover la mano para hacer el gesto de pedir, vió que le acababan de paralizar también. Las cosas les examinaban con infinita curiosidad. Como si quisieran saber que tenían de diferente aquellos dos humanos. Parecían clones. Quizá no comprendían que eran los gemelos, por que no tenían de eso.

-¿Comida? Aquí hay comida...

Sacó del uniforme de un soldado muerto una ración tipo MRE, en su envoltorio de plástico verde.

-Pero no queréis comida. ¿Es un engaño?, ¿Que son gitanos?

Sacaron una especie de púa de metal, larga, como una aguja, y uno de ellos se acercó a Kevin. Como si no tuviera ninguna puta prisa.

Estaban demasiado lejos para rociarles, y si se acercaban posiblemente también les paralizarían. Así que a su entender tenían dos opciones: dispararles con armas normales, o tirarles algo de lejos. Un globo de agua lleno de cruzcampo, quizá. Miró a su mujer.

-Hay que salváles -susurró- ¿Pués llenar un globo detrás de la fragoneta sin que te vean? Me paece que solo vamo a tené una oportunidá.

-Pa comeh y pa fumah, paio mengue... Mi hehmano eh que no sabe, pohque eh un poco marica... Que zemoh gitanoh, que loh paioh no noh quieren, no noh dan de comeh, ni na, noh tienen apartaoh. No noh dan casah, ni medicoh, ni ehcuelah... ¿Y con ezo ande va?- le preguntó, tratando de no mostrar lo acojonado que estaba por no poder moverse. Se cago en los mengues, en su puta madre y en todos sus menguecitos churumbeles.

Qué mal rollo daba eso de estar tieso.

-Gitano éh lo máh mehón der mundo entero, illo. Loh que máh arte, máh duende y máh de tó. Pero semo probe que los payo noh tratan mu mal porque noh odian y disen que robamo y que semo unoh flojo y eso éh mentira que mirmano y yo noh levantamo pronto to loh día. ¿Tú tiene tabaco del espasio? Dame argo, payo... Ten piedá de loh niño que semo inosente y bueno y no hasemo mal a nandie. Que semo mu bueno y mu nesesitao que no tenemo náaa, payooo...

Asentí un par de veces a mi Cristo, y me escabullí lo más sigilosa que pude detrás de la fragoneta. Era gitana, a mi to estos trapicheos de sigilo se me daban mu bien. Allí me dispuse a llegar un puto globo de agua de Cruzcampo, y después me asomé por la fragoneta pa lanzarles a los mengues de los huevos globazo pa cagarse.

- !Mardisión Hitana! - bramé, mientras lanzaba el globo de los chinos.

Me quedo mirando la escena. No sabía si partirme de risa o acojonarme al ver a los putos gemelos en esa circunstancia con los mengues, así que opté por algo intermedio, quedarme sonriendo con la boca abierta pero sin hacer ruido.

Iba a salvar a los putos enanos, porque joder, sabía de lo que eran capaces aquellos a quienes se estaban enfrentando, pero por alguna razón no se movían, de manera que no había de qué preocuparse, los pequeños no iban a ser víctima de innumerables navajazos o ser desnucados por ser tirados escaleras abajo.

Sin embargo me resultó curioso que los gemelos no se movieran - ¿Qué lepasa a soh josdeputa? Ya deberían tar dando poculo y tan ahí quietesico, como dibiría sel - algo no me cuadraba, para colmo los mengues sacaron su propia navaja, o lo que coño fuera, e iban a pinchar a los gemelos, a darles de su propia medicina, y era la mar de curioso el ser testigo de la situación. Pero no tenía ya sentido seguir observándolos, la Choni ya iba ella con tó su chocho a reventarles un globo de cruzcampo en la cara.

El minialien iba a posar la púa metálica en la frente de Brandon cuando le cayó en toda la espalda un globo de agua de taño considerable, lleno de cruzcampo. La sustancia salpicó también a su acompañante, que salió corriendo sin proferir ni un "ay". Tampoco podía, pues no se comunicaba verbalmente.

El gemelo recuperó la facultad de movimiento, justo cuando el alien que se desintegraba por momentos le caía encima. Era una escena francamente asquerosa, y asustaba.

Escucharon decenas de patas rasgar el asfalto. Habían matado a dos grises, y ahora los chupacabras acudirían a vengarlos. Tenían que salir de allí. No podían defenderse indefinidamente, no allí, en tierra extraña, lejos de las tres mil. Ya tenían lo que habían venido a buscar.

Ahora solo había que sacarlo a toda hostia.

Palmeó la espalda de su primo.

-Ve con los niño y conduce el camión der ejército. Yo llevo la fragoneta de las arma. ¡Amo hente, a meneá er culo!

Joputa el mengue y sus poderes mágicos. El Brando estaba todo revenío con eso de estar paralizado, era como que cuando estas soñando que te persiguen y no te puedes mover. Una sensación rabiosa y enervante. Se sintió frustrado como nunca. Más que cuando tenía que ir al cole. Peor que eso. Peor que esas veces que de pequeño lo obligaban a acompañar a algún primo a vender fruta con la flagoneta. Y eso que el Brandon pensaba que no podía haber nada más odioso que vender fruta. Pasarse horas y horas muriendo de asco escuchando la megafonía atronadora: "cuatro melone sinco leuro, cuatro melone sinco leuro, señora, ha llegao el camión de loh melone, el melón de La Mancha, el melón manchego, el melón piel de sapo, durse durse como el caramelo, cuatro melone sinco leuro señora!". Horas así, en vez de andar pinchando ruedas, apedreando perros o robando en el chino.

Pues la sensación de quedarse paralizado era peor que eso.

Entonces vio por el rabillo del ojo a la tita Choni haciendo como cuando las vacaburras esas que lanzan martillo en las olimpiadas, y zasca! un globazo de meneno cayendo sobre el joputa del mengue. Se sintió liberado de inmediato, que casi se cae del cambio. Recuperó el equilibrio y tuvo un mierda momento de debilidad fraternal que lo primero que hizo fue mirar que el Kevin estuviera bien. Que casi lo atraviesan con un pincho los joputas.

-¡Joputa! -le gritó al que se iba corriendo-. ¡Como te coha te raho! ¡A mirmano tú no lo toca joputa!

Intentó arriesgar un tiro de cruzcampo contra el cabronazo aquel, que para algo tenía la acuamáste.

Solo podía mover los ojos, impotente, viendo como aquel mengue dirigía la púa a la frente de su gemelísimo. La rabia le pudo, hervía por dentro, a los Heredia no se les amenazaba. La sangre no se tocaba, eso era pa liarse a pedrás, a tiros y a navajazos con cualquiera... Y sin embargo no podía hacer nada. Así que miraba con rabia a aquellos bichos, odiándolos y deseando con todas sus fuerzas reventarlos.

La salvadora fue la tita, algo inesperado, cualquiera hubiera dicho que de ser otro, los hubiera animado a pincharnos... Pero la tita tenía pensamiento gitano y, claro, nuestra sangre no se tocaba. Les tiró un globazo y mojó a uno de pleno, mientras el otro se fue echando leches. El Kevin recobró la movilidad y sacó de inmediato la navaja.

-¡¡Te pillo y te rajo!! ¡¡Ioputa!! ¡Cómo vea a otro como tú, oh rajo! ¡Maricah de miehdah! ¡¡Illo, si tieneh huevoh vuelveh, que te vah a comeh to lo gohdo!!- grito sujetándose el paquete y amenazando con la navaja al mengue que huía. Estaba con la cara roja de toda la ira contenida.

!Su puta mare!

- !Tuh mueltoh pisaoh! - a los mengues en general. Un globo había dao de lleno a un mengue, y había salpicao al otro. Amenaza neutralizá, pero venía otra y peor.

El chacho había hecho la distribución él solo, y el Caye se quedaba con los nenes. Feten. Los quería y los habia salvao, pero que se fueran a tomar por culo un rato.

- Enga, pa la flagoneta, mi Critho...- porque yo sin mi mario no iba a ningun lao. Y  pa la flagoneta.
 

VUSOTRO, JUSDEPUTA, ARREANDO - les grito a los gemelos mientras me meto en el camión del ejército.

Nunca había arrancado un puto vehículo, pero lo había visto mil veces en películas y al Chacho con la flagoneta, así que no debía ser tan difícil.

A esto que miro por el retrovisor, a ver si se subían de una vez los putos críos. Cuento hasta cinco: 1... 2... 3... 4... y si no se han subido aún, que les follen, que van a venir más mengues y esta vez me van a intentar meter la sonda por el culo a mí también.

-Eh, eh eeeh ¡tesquiyá joputa! -dijo el Brandon cuando el Cayetano se sentó de piloto- ¡Pero si tú ere medio tonto qué va a condusí ehto ni que mierda en tomate!

Se puso peleón a agarrar el volante.

-¡Trae pacá que tú no sabe joputa!

Y no sabía de verdad, el Cayetano estaba conduciendo de puta pena.

-Amo a ve, chacho ¿te quié quitá? ¿Pero tústá viendo como lo lleva que parese una yaya emporrá? ¿Quién cojone te cree ca traío el camión ehte condusiendo hahta aquí sin fallo? Joputa ere que no sabe más que dá por culo, chacho!

-Ezo, ezo, illo. No tieh ni puta idea... A tu edah y sin sabéh condisir...- negó el Kevin. Como siguiera conduciendo así, es que le daría tanta vergüenza que preferiría que se lo comiera un mengue. Algo que pasaría si no salían de allí cagando leches.

Lo que le pasaba al Cayetano que estaba pensando en la Vanessa y en ese pedazo de culo que había echao ahora, si era eso, normal. Pero había cosas más importantes que pensar en culos ahora, los mengues paios habían insultado al clan Heredia y eso se pagaba con sangre... O con la mierda que tuvieran esos bichos dentro.

Cristo se montó en la fragoneta y detrás de él, el Chacho y su mujer. El Chacho que la miraba de reojo, por que así sentada con el cinturón puesto tenía unas tetas que no era ni normal. Pero pronto tuvo que mirar de frente. Los chupacabras saltaban contra el cristal y el techo de la furgo, aún cuando se movía. Algunos cayeron y les pasaron por encima. Otros intentaban agarrarse, aunque fuera al retrovisor. Aceleraron y salieron de allí, sin esperar a nadie.

Cayetano atropelló a un gris y dos chupacabras conduciendo con su NASAMS cargaico de misiles. La gasolina que habían pillado no daba para muchas florituras, pero sería suficiente para volver al barrio, que era el objetivo. Y hacia allí fueron, dejando atrás a la marabunta en persecución.

Habían agitado el avispero, y ahora comenzaban a verse ovnis en el cielo, reventando bloques de pisos por doquier. Queriendo dejar Sevilla más rasa que el desierto de Tabernas. Una fuerza que aniquilaba metódicamente todo lo que se encontraba a su paso, y que a no mucho tardar llegaría al polígono sur.

Se apearon en el barrio con el corazón en la boca, pero los gitanos estaban preparaos. Fue llegar y comenzaron a abrir la furgo y repartir el material. Como hormiguitas laboriosas, salieron a la calle para armarse con cosas tochas. Los patriarcas tenían walkies para que los diferentes clanes se fueran a coordinar. Los mistral se colocaron en balcones y tejados, el NASAMS en la cuadra donde hasta hace no mucho estaba el burro Perico, que mataron a pedradas unos niños que, ya podéis adivinar quienes fueron.

El caso es que se aprestaron para la batalla, pues buena falta iba a hacer. Se congregaron. Llegaron los camiones llenos de cruzcampo, con las pistolas a presión, un camión cisterna de los bomberos lleno hasta las trancas, incluso un blindado de esos de la policía con cañón de agua, lleno de cruzcampo. Todo eso llegaba con los primos que habían llamado. Los primos de la provincia y limítrofes, todos familia, todos puteados por la situación de los mengues, que se sufría por igual. Pero alguien dijo "premo, que en zabiya tienen arma pa lushá los mengues, amo a ayuá" y se dejaron caer como un puto torrente. Hasta la Chon Gorda llegó desde Murcia, con su hermano pisándole a tope a la fragoneta por la autovía.

Los gitanos sumaron un ejército de ochenta mil, incluyendo a los residentes en el poligono, primos lejanos y muyahidines de excepción que habían llegado para "la yihá". Muchos traían sus propias armas, o siguiendo los consejos se habían hecho con su arsenal de pistolas de agua, aspersores varios y cruzcampo por palés.

Eran las tres de la tarde y hacía un calor que no era ni normal, cuando los primeros OVNIS sobrevolaron las Tres Mil, como haciendo un reconocimiento. El Chacho y su primo Cayetano aguardaban con el coche de los misiles a que comenzara lo gordo, por que no había que destapar las cartas al principio de la partida. Mientras, en el techo de su propio bloque, la Choni, ayudada por su maromo, se aprestaba a manejar una batería de misiles mistral. Los niños aguardaban a pie de calle, se habían subido en la tanqueta lanzadora de agua, tras casi darse de hostias con un primo de Dos Hermanas para manejar ellos el puto cacharro.

El sonido de miles de pasos y garras acercándose, de las naves industriales cercanas al puerto saltando por los aires. El enemigo se acercaba. El enemigo estaba allí. Pero los gitanos también estaban allí, preparados para darle al mengue la batalla de su puta vida.

-¡Eso, mariconaso! ¡Veste dasquí cagando misto joputa! -le gritó al Richal, el primo que les quería quitar la tanqueta-. ¡Y como vuerva te rajamo!

Se encendió un piti negando con la cabeza, decepcionao.

-La hente pierdel rehpeto, chacho. No se pué uno descuidá ni una miaja, hay que demostrá lo que se vale tol rato.

Estaban de pie sobre la tanqueta. No era poca cosa quedarse con semejante cacharro pa hacer la guerra. Algunos adultos se pusieron un poco quejosos porque decían que los niños tenían que estar guardaos, no conduciendo algo así. Era el tipo de gente que te dice que no fumes ni bebas. La cosa es que daban envidia cosa mala y más de uno se veía indefenso llevando una pistola de agua. Todos querían las cosas gordas. Se acercó un chacho con pinta de chulo con toda la cara de querer reivindicar su sitio. Un tontolaba que no sabía quiénes eran los gemeliers. No era ni de Sevilla. Lo que quería decir que era una mierda pinchá en un palo por Sevilla tiene un coló especiá y eh máh grande que to lah cosa.

-¡Tú! ¡Arreando! Ehte carro éh nuejtro asín que vete a tomal por culo, que no tentera con la caraja que tiene! ¡Aire! ¡Chus! ¡Chus!

Miró al Kevin.

-Tol día iguá, chacho, qué mancha giliposha...
 

A ver qué pensaba el Richal, que los que se habían agenciao casi to aquello arriesgando su vida habían sido ellos. Aunque hasta ahora era el Brandon el que más había arriesgado, que aún tenía aquello en la garganta liao. Que a veces supuraba y comenzaba a oler a putisima mierda, pero oye, el alcohol y el tabaco seguro lo desinfectaban.

-Ezo miehda, a veh si rehpetamoh- negó el Kevin, mientras se encendía un cigarro, a la vez que su hermano. -Ehtoh que vienen loh ultimoh y ze pienzan que eh to pa elloh... Illo, que coraje...

Se sentó sobre la tanqueta, mientras oía como aquello bichos se acercaban. El Brandon discutía con otro porque venía a tocar los cojones para subirse al trasto, pero el trasto era de los gemeliers. Mientras Kevin reflexionaba sobre lo bien que estaría que su clan fuera tan grande como tos los gitanos que había allí reunidos, que nadie le tosiera siendo patriarca, que el mismo presidente español le tuviera un respeto y le mandara regalicos sabiendo lo que le convenía. Respiró el aire profundamente, olía al tabaco que se fumaba, a cruzcampo calentorra, a pis y a goma quemada por todo lo que estaban destruyendo los jodíos mengues.

-Brandon... Ehto hará hihtoria hahta entre lo paios... En los coles hablarán de nosotroh, ya lo veráh...- dijo con aire soñador y dio otra calada profunda a su cigarro. -No ehtoh ioputas- señaló a los que había por abajo rodeando el vehículo y tratando de subir. -Sino los Heredia, nuehtro clan, chaicho...