Partida Rol por web

Los Monjes de la Nada

9 - Cuando la oscuridad acecha

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10/03/2008, 10:23
Brúnil Sondrent

-El Capitán ya no puede tardar demasiado, creo que sería más prudente esperarle aquí. Además con ello daríamos tiempo a los dos dos avanzados a descartar cualquier posible sorpresa desagradable.

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10/03/2008, 10:31
Illianna Sondrent

-Si... además, quiero saber qué dice Onemar... si es que ha podido averiguar algo. Teniendo en cuenta sus visiones, quizá al realizar la Ceremonia haya visto alguna cosa...

Respondo a mi hermano mirando a los jinetes que se acercan, y a los que se alejan, alternativamente.

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10/03/2008, 14:01
Melegat Ansey

Mélegat asiente a Ayron cuando éste decide dejar el grupo para acompañar a Deron en una improvisada avanzadilla.

Aún con la rodilla hincada en el suelo, el hombretón hunde su martillo de guerra ante él, apoyándose en el mango con una mano mientras con la otra intentaba impedir que la lluvia dificultase su visibilidad, apartando también multitud de pelos empapados que parecían tener obsesión por taparle la cara.

Mirando hacia atrás el minero aguarda impaciente la llegada de De Valin, esperando conocer las órdenes del siguiente paso a dar.

Esto me huele muy mal...seguro que ese ejército está escondido...¡¿por qué demonios tarda tanto el maldito capitán?!.

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10/03/2008, 20:42
Nhadia Demialt

La muchacha aparta la mirada del camino, busca algún sitio donde atar su yegua. Tras atarla al tronco de un árbol decide investigar el lugar, escucha como dicen que ya no están los ejércitos de los que habían hablado.

¿Dónde se habrán metido? Si dice que tantos había… No han podido esconderse así como así deberán estar en algún lado.

Sin hacerles caso, y mucho menos expresar su opinión se dirige hacia la cabaña, le parece un buen sitio para refugiarse de la lluvia, y también le causa cierta curiosidad saber que habrá ahí dentro…

Cuando está apunto de entrar se gira para ver como marchan el soldado y el otro al que milagrosamente curo Illiana cuando apenas le quedaba aliento… Tras eso, empuja con fuerza la puerta hasta atrás, intentando ver desde fuera el interior, sin llegar a entrar… La precaución en muchas ocasiones le servía para salvar su vida.

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11/03/2008, 09:40
Director

La cabaña se encuentra en bastante mal estado y supone poco más que un simple refugio para pasar la noche. En su interior hay un camastro de paja con una sábana desordenada tirada por encima, una pequeña chimenea, algunos alimentos, una pila de leña y algo de ropa seca de baja calidad.

Por el aspecto que presenta alguien ha debido utilizarla muy recientemente. Sobre la sábana hay manchas de sangre y una botella de licor vacía descansa en el suelo. Debió ser éste el lugar en el que Deron se realizó el vendaje de urgencia.

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11/03/2008, 09:57
Director

El frío en la cima del Cerro del Águila era muy superior al que habían tenido que soportar durante toda la jornada. Empapados como estaban por la lluvia de todo un día de marcha y azotados con libertad por los vientos de la cumbre, comenzaron a tiritar al poco de marcharse los dos jinetes.

De repente la idea de encontrarse entre las paredes de madera del refugio parecía más que tentadora. Sin embargo si se movían de allí no verían cualquier posible señal que les hicieran desde las cercanías de Conira.

No deseaban permanecer allí durante mucho tiempo, así pues se alegraron doblemente cuando por el claro a sus espaldas aparecieron los cuatro rezagados: DeValin, Ónemar y los dos soldados.

En breves momentos llegaron hasta ellos y pudieron observar de cerca la expresión del sacerdote. Su rostro era una máscara cenicienta y recordaba a un espejo en el que se reflejaran la confusión y la preocupación cual pareja de enamorados que quisieran observarse a sí mismos. Cabalgaba con la mirada perdida, aunque sus ojos se movían nerviosos como si el cerebro hubiese renunciado a su potestad para controlarles. Resultaba evidente que aunque su cuerpo se encontraba allí, su mente vagaba a mucha distancia del mismo.

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11/03/2008, 10:04
Nhadia Demialt

Al abrir la puerta observa como todo está bastante tirado y tiene mal aspecto, pero bastaría para refugiarse un poco de la incesante lluvia hasta esperar nuevas órdenes de partir, se adentra en la cabaña tras ver como De Valín va alcanzando la posición del grupo.

Una vez dentro se le pasa por la cabeza encender la chimenea, pero sería una locura, pues así darían claro aviso a los enemigos de su posición, por eso se sienta sobre el camastro y se quita el gorro de la capa que estaba completamente mojado, mientras se peina con las manos un poco su rubio cabello pretendiendo evitar así que le caiga el agua fría por la cara...

Lástima de licor, un buen trago me vendría ahora muy bien. Aquí se haría ese soldado el vendeje que llevaba cuando vino hasta nosotros. Este refugio no creo que dure mucho tiempo…

Al escuchar los pasos de caballos se pone su capa de nuevo con la capucha y sale del refugio, observa la cara de Ónemar, parecía asustado, se acerca hasta ellos y se queda allí, dispuesta a escuchar lo sucedido, pero sin decir nada. Todos temblaban de frío, la humedad que tenía ya la ropa y la lluvia constante resultaba incluso insoportable...

Podría decirles si quieren algún caldo caliente, ya que en el refugio tengo los alimentos necesarios para ello, pero no... Por su grosería hasta que no diga que es lo siguiente que tenemos que hacer, no diré nada... ¡¡Seguro que me dice que les quiero envenenar!! Aunque... Mmmm... no sería tan mala idea terminar con ese maldito

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11/03/2008, 14:12
Melegat Ansey

El gigante pelirrojo escucha a sus espaldas los pasos de los caballos sobre el embarrado suelo, Ónemar, Devalin y los soldados han llegado.

Sin moverse de su posición, el hombretón se ladea mientras se dirige al capitán con su ronca voz, intentando ser escuchado a pesar del incesante ruido de la lluvia.

-¡Capitán! Ayron y el otro soldado acaban de partir para ver dónde se encuentra el ejército que vieron antes, ya que no se le ve por ninguna parte...

Es como si se lo hubiese tragado la tierra...

-¿Qué hacemos ahora?.

De Valin se había transformado en una figura orientativa para el minero, alguien a quien recurrir cuando no se sabía que había que hacer.

Su mirada alternaba entre los recién llegados y los que se fueron, intentando estar atento tanto a las nuevas del capitán como a posibles señas de los dos caballeros.

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11/03/2008, 16:53
Illianna Sondrent

-¡Ónemar!

La cara de expresión perdida, y los ojos inquietos y alejados de la realidad del recién llegado perturbaron a Illianna. Se acercó a él, a pie, y se quedó mirándole mientras esperaba que desmontara.

-¿Qué ha ocurrido, qué hace que parezcais así de desencajado, Sacerdote?

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12/03/2008, 08:05
Dammeryn

- Señor - informó Dammeryn en cuanto vio de cerca al capitán DeValin -. El ejército invasor no da señales. Deron y Ayron han descendido hacia el pueblo para ver si es seguro el paso, y por si hubiera algún rastro de las "formaciones" enemigas.

El soldado se movía impertérrito bajo la lluvia. Había visto la cara de alivio de los demás cuando se asomaron y no encontraron enemigos, pero él era un soldado. Siempre moría alguien. Quizá no fuera hoy, ni mañana, pero ese ejército no se había desvanecido en la nada y antes o después se encontrarían.

Dammeryn ya había dejado las chanzas y se había puesto a lo suyo, y sólo había lugar para la disciplina y la guerra.

- Debemos encontrar ese grupo de hombres enloquecidos, señor. Tanto si están por aquí escondido como si han tomado otro camino, son peligrosos. ¿Cuáles son las órdenes?
El soldado tenía su propia opinión, claro. Ir hacia el pueblo, si fuera seguro el camino, y asegurarlo. Pero no debían perder de vista la situación global. Debían ir donde más necesarios fueran...y para eso necesitaban información.

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13/03/2008, 17:53
Melton DeValin

El capitán escuchó las explicaciones de Mélegat y Dammeryn antes de echar un vistazo por sí mismo al terreno que se extendía a sus pies.

La calma húmeda y pesada parecía dominarlo todo ahogando cualquier sensación de peligro e inquietud. Mirando el valle desde esta posición elevada era como si el mero hecho de pensar en una emboscada fuese una locura. Conira reposaba en su lecho de hierba y los caminos embarrados continuaban acumulando agua entre sus verdes brazos. Una extraña sensación de serenidad gobernaba la zona.

No obstante DeValin era perro viejo y sabía que no podía fiarse de las apariencias. Sin embargo sabía que haría falta un ejército muy bien entrenado y de una enorme disciplina para conseguir permanecer oculto durante mucho tiempo a unos ojos atentos.

-Por el momento esperaremos aquí hasta tener una señal de los dos exploradores. No deben tardar. - su voz transmitía serenidad y aportaba seguridad al grupo, sus ojos en cambio gritaban preocupación.

¿Donde se habrán metido esos hombres?

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13/03/2008, 18:03
Ónemar

Ónemar alzó la mirada y la dirigió a la joven que había pronunciado su nombre. Sus pupilas, que habían estado muy dilatadas, poco a poco adquirieron su tamaño normal, aunque el color no volvió a su piel.

-Esos hombres... es como si... - por primera vez desde que el sacerdote se les uniera, Illianna le vio tartamudear. Un hombre cuya facilidad de palabra, cuyo discurso junto con su integridad, había sido su mayor virtud hasta ahora. - No sabría decirlo de otra forma... ¡esos hombres no tenían alma!

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16/03/2008, 17:26
Illianna Sondrent

Illianna hundió sus pupilas en los pozos de aguas turbias que eran ahora mismo los ojos de Ónemar. El Sacerdote temblaba mientras desgranaba con voz entrecortada lo que para él era la más terrible paradoja que una Fe como la suya podía concebir. Hombres, personas... y sin embargo, sin alma...

-...¿no tenían...alma...? ¿Quieres decir que...?

No terminó. Pero por su mente desfilaron vertiginosas imágenes y voces. Las de los Monjes, sus propias impresiones sobre ellos, el trovador recitando la Leyenda, el Heraldo dándoles a elegir...

-Ónemar... la Leyenda habla de Azethith, la Diosa Oscura... de muerte... y de manifestaciones engañosas de esa diosa. Las últimas palabras del Heraldo antes de partir nos advirtieron: "En unos instantes el Paso de Ilegard quedará abierto y ellos penetrarán en los valles... allí serán contenidos un tiempo, aunque con un alto coste de valiosas vidas. Todas las guerras arrastran muertes." Creo que cada vez está más claro contra lo que nos enfrentamos...

Se estremeció, y no del frío que azotaba su piel desde fuera, sino del que sentía fluir desde su alma.

-Los dioses están luchando, el Mal y el Bien, y su campo de batalla es nuestra tierra... los hombres sus ejércitos, sólo la voluntad y el coraje nos permitirán deshacer lo que ha empezado.

Después quedó en silencio, y pasó una mano temblorosa por su frente, queriendo recordar, o quizá lo contrario.

-Las ruinas... el Heraldo y la Leyenda dicen de que las ruinas herencia de antiguos tiempos hablarán con nosotros... habrá que buscarlas...

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20/03/2008, 17:52
Director

El sacerdote miró a la joven con serenidad, mientras analizaba las palabras que Illinna acababa de pronunciar. No obstante no tuvo tiempo de realizar replica alguna, pues el sonido de un caballo acercándose los puso en alerta y todos se volvieron hacia el camino para descubrir quien se aproximaba.

La incertidumbre pasó a convertirse en alivio en cuanto vieron que el jinete no era otro sino el caballero Ayron Derkbald que ya regresaba.

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20/03/2008, 17:54
Director

Ayron afrontó una subida más esperanzada de lo que había imaginado, las últimas noticias indicaban que el ejército se había marchado, al menos de momento. Conira estaba aún en pie y ellos podrían llegar hasta allí sin mayores contratiempos.

Dando gracias a su montura por su aguante y sus energía el caballero finalizó la última parte del ascenso y pudo ver de nuevo el refugio del Cerro del Águila. Allí se encontraban aún sus compañeros, incluidos ya el capitán DeValin y su gran amigo Ónemar.

Notas de juego

Te he vuelto a pasar a esta escena de forma temporal, pues los demás aún no llegaron a Rostros Vacíos.

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21/03/2008, 13:17
Ayron Derkbal

El ascenso incluso me pareció más sencillo que el descenso, tal vez porque me veía impulsado por la alegría...no conocía a nadie de Conira, pero haberla visto sana y salva me llenaba de gozo, sobretodo después de haber observado el mal que recorría aquellas tierras.

Guié a mi montura hasta el lugar donde aún se encontraban los demás, desmontando cuando llegué a su altura - El ejército parece haber marchado hacia los Montes Perdidos - indiqué sin dirigirme a nadie en particular, observando a cada uno de ellos - y Conira se encuentra a salvo...Deron ha ido hacia allí para avisar de nuestra llegada y que así no cunda el pánico.

Mi mirada se centra por fin en Ónemar, consiguiendo que mi rostro se ilumine con una sonrisa - Amigo mío - me acerqué hasta él - ¿qué te ha llevado a retrasarte? Por un momento me hiciste temer lo peor.

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22/03/2008, 08:20
Ónemar

Cuando Ayron consiguió acercarse hasta el sacerdote lo suficiente como para ver su expresión, su sonrisa se borró como si nunca hubiese existido.

El rostro del sacerdote era una máscara cenicienta y recordaba a un espejo en el que se reflejaran la confusión y la preocupación cual pareja de enamorados que quisieran observarse a sí mismos. Vagaba por el claro con la mirada perdida, aunque sus ojos se movían nerviosos como si el cerebro hubiese renunciado a su potestad para controlarles. Resultaba evidente que aunque su cuerpo se encontraba allí, su mente se hallaba a mucha distancia del mismo.

Al escuchar las palabras de su amigo, Ónemar alzó la mirada. Sus pupilas, que habían estado muy dilatadas, poco a poco adquirieron su tamaño normal, aunque el color no volvió a su piel.

-Esos hombres... es como si... - por primera vez desde que el caballero lo concía le vio tartamudear. Un hombre cuya facilidad de palabra, cuyo discurso junto con su integridad, había sido su mayor virtud, hasta ahora. - No sabría decirlo de otra forma... ¡esos hombres no tenían alma!

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24/03/2008, 13:26
Ayron Derkbal

Las palabras de Ónemar, aún recubiertas de un temor casi palpable, expresaban perfectamente lo que yo no había sido capaz de expresar al encontrarme con aquel extraño ejército y haber luchado con aquellos hombres que no parecían ni sentir el dolor de las graves heridas inflingidas, únicamente centrados en acabar con la vida del que consideraban su enemigo, guiados por alguna fuerza extraña.

Avancé para recorrer la poca distancia que me separaba de mi amigo, y poniéndole ambas manos sobre los hombros, le obligué a mirarme...a centrar su mirada en mí - Mírame Ónemar. Precisamente para eso hemos venido hasta aquí. Tú tenías razón y el mal envenena estas tierras.

Recordé, lo cual no me resultó difícil pues aquella imagen la tendría grabada en la mente hasta el día que muriera, a la criatura alada que había desmembrado a aquellas cáscaras vacías que en un tiempo fueron hombres - No debes hundirte porque te necesitamos. Ahora es cuando debes buscar las fuerzas en tu interior para luchar contra aquello que es capaz de pervertir e incluso arrancar el alma humana del lugar donde le corresponde...es necesario que nos guíes, pues aquí eres el único capaz de encontrarle una explicación a lo que está sucediendo.

Había bajado el tono de voz para que nadie se diera cuenta del estado de ánimo de Ónemar...no quería que se preocuparan por él, pues en el momento debido seguro que actuaba como debía. Tan solo era un momento de afectación por lo ocurrido.

Notas de juego

No he marcado a los demás porque el post de Ónemar me marcaba a mí solo, pero si es necesario marcarlos me lo dices.

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24/03/2008, 20:11
Melegat Ansey

Las nuevas de Ayron son bastante esperanzadoras para un grupo cuyo avance se había visto imposibilitado angustiosamente por la presencia de criaturas malévolas en los alrededores, por lo que Mélegat no duda en girarse desde su posición y dirigirse al capitán De Valin mientras el recién llegado intercambia palabras con su amigo Ónemar.

-¡Capitán, tenemos que aprovechar ahora que se han marchado y el descenso es seguro para entrar en Conira!.

Su voz denotaba el nerviosismo de un perro atado a un árbol que desea que le den via libre para abalanzarse sobre la comida. El pelo rojizo y totalmente empapado que le caía por la frente le daba un aspecto aún más desaliñado.

Ya estaba comenzando a hundirse en el barro junto al desnivel, por lo que se puso en pie apoyándose en su enorme martillo, con gran esfuerzo tras el largo rato agazapado.

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25/03/2008, 08:38
Melton DeValin

El Capitán mantenía su vigilancia del valle aún tras escuchar las palabras del caballero Ayron Derkbald. El ceño fruncido y el movimiento continuo de sus ojos mostraban que no terminaba de creerse aquel golpe de suerte. Había aprendido a esperar siempre lo peor de cualquier situación y se mantenía vivo gracias a ello.

-¡Preparaos! Vamos a descender - ordenó en respuesta al comentario del gigantesco minero -. Pero lo haremos en orden y con las debidas precauciones. Ayron vos conocéis ya el camino y el estado del terreno, marchad delante, Dammeryn os acompañará. El resto bien agrupados a veinte cuerpos de distancia.

Las instrucciones de DeValin interrumpieron una conversación que Ónemar y el caballero mantenían en un apartado del grupo.